Nehemías 10:1-39
Nehemías 10:1-39 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
La siguiente es la lista de los que firmaron: Nehemías, hijo de Jacalías, que era el gobernador; Sedequías, Seraías, Azarías, Jeremías, Pasur, Amarías, Malquías, Jatús, Sebanías, Maluc, Jarín, Meremot, Abdías, Daniel, Guinetón, Baruc, Mesulán, Abías, Mijamín, Maazías, Bilgay y Semaías. Estos eran los sacerdotes. Los levitas: Jesúa, hijo de Azanías, Binuy, de los descendientes de Henadad, Cadmiel, y sus hermanos Sebanías, Hodías, Quelitá, Pelaías, Janán, Micaías, Rejob, Jasabías, Zacur, Serebías, Sebanías, Hodías, Baní y Beninu. Los jefes del pueblo: Parós, Pajat Moab, Elam, Zatú, Baní, Buní, Azgad, Bebay, Adonías, Bigvay, Adín, Ater, Ezequías, Azur, Hodías, Jasún, Bezay, Jarif, Anatot, Nebay, Magpías, Mesulán, Hezir, Mesezabel, Sadoc, Jadúa, Pelatías, Janán, Anaías, Oseas, Jananías, Jasub, Halojés, Piljá, Sobec, Rejún, Jasabná, Maseías, Ahías, Janán, Anán, Maluc, Jarín y Baná. «Todos los demás —sacerdotes, levitas, porteros, cantores, servidores del Templo, todos los que se habían separado de los pueblos vecinos para cumplir con la Ley de Dios, más sus mujeres, hijos e hijas, y todos los que tenían uso de razón— se unieron a sus parientes que ocupaban cargos importantes y se comprometieron, bajo juramento, a vivir conforme a la Ley que Dios les había dado por medio de su servidor Moisés, y a obedecer todos los mandamientos, ordenanzas y estatutos del SEÑOR, Soberano nuestro. »Además, todos nos comprometimos a no casar a nuestras hijas con los habitantes del país ni aceptar a sus hijas como esposas para nuestros hijos. »También prometimos que, si la gente del país venía en sábado, o en cualquier otro día de fiesta, a vender sus mercancías o grano, nosotros no les compraríamos nada. Prometimos asimismo que en el séptimo año no cultivaríamos la tierra y que perdonaríamos toda deuda. »Además, nos impusimos la obligación de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo de plata para los gastos del Templo de nuestro Dios: el pan consagrado, las ofrendas y el holocausto diarios, los sacrificios de los sábados, de la luna nueva y de las fiestas solemnes. También las ofrendas sagradas, los sacrificios para obtener el perdón por el pecado de Israel y todo el servicio del Templo de nuestro Dios. »En cuanto a la leña, echamos suertes entre nosotros los sacerdotes, los levitas y el pueblo en general, según nuestras familias, para determinar a quiénes les tocaría llevar, en los tiempos fijados cada año, la contribución de la leña para el Templo del SEÑOR nuestro Dios, para que ardiera en su altar, como está escrito en la Ley. »Además nos comprometimos a llevar cada año al Templo del SEÑOR las primicias del campo y de todo árbol frutal; también a presentar nuestros primogénitos y las primeras crías de nuestro ganado, tanto de las vacas como de las ovejas, ante los sacerdotes que sirven en el Templo de nuestro Dios, como está escrito en la Ley. »Estuvimos de acuerdo en llevar a los depósitos del Templo de nuestro Dios las primicias de nuestra molienda, de nuestras ofrendas, del fruto de los árboles, del vino nuevo y de nuestro aceite, para los sacerdotes que ministran en el Templo de nuestro Dios. Acordamos también dar la décima parte de nuestras cosechas a los levitas, pues son ellos quienes recolectan todo esto en los pueblos donde trabajamos. Un sacerdote de la familia de Aarón acompañará a los levitas cuando estos vayan a recolectar los diezmos. Los levitas, por su parte, llevarán el diezmo de los diezmos a los depósitos de la tesorería del Templo de nuestro Dios. Los israelitas y los levitas llevarán las ofrendas de trigo, de vino y de aceite a los depósitos donde se guardan los utensilios del santuario y donde permanecen los sacerdotes, los porteros y los cantores, cuando están de servicio. »Así nos comprometimos a no descuidar el Templo de nuestro Dios».
Nehemías 10:1-39 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
1 (2) Yo mismo, Nehemías, firmé el documento de compromiso, pues era el gobernador, y también lo firmó Sedequías. La siguiente es la lista de todos los que firmaron el documento: De los sacerdotes firmaron: 2 (3) Seraías, Azarías, Jeremías, 3 (4) Pashur, Amarías, Malquías, 4 (5) Hatús, Sebanías, Maluc, 5 (6) Harim, Meremot, Abdías, 6 (7) Daniel, Guinetón, Baruc, 7 (8) Mesulam, Abías, Mijamín, 8 (9) Maazías, Bilgai, Semaías. 9-13 (10-14) Josué hijo de Azanías firmó, junto con quince hermanos descendientes de Henadad y Cadmiel: Binuy, Sebanías, Odías, Quelitá, Pelaías, Hanán, Micaías, Rehob, Hasabías, Zacur, Serebías, Sebanías, Hodías, Baní, Beninu. 14 (15) De los jefes del pueblo firmaron: Parós, Pahat-moab, Elam, Zatú, Baní, 15 (16) Binuy, Azgad, Bebai, 16 (17) Adonías, Bigvai, Adín, 17 (18) Ater, Ezequías, Azur, 18 (19) Odías, Hasum, Besai, 19 (20) Harif, Anatot, Nebai, 20 (21) Magpías, Mesulam, Hezir, 21 (22) Mesezabel, Sadoc, Jadúa, 22 (23) Pelatías, Hanán, Anaías, 23 (24) Oseas, Hananías, Hasub, 24 (25) Halohés, Pilhá, Sobec, 25 (26) Rehúm, Hasabná, Maaseías, 26 (27) Ahías, Hanán, Anán, 27 (28) Maluc, Harim, Baaná. 28-29 (29-30) Todos los demás ciudadanos, incluidos los sacerdotes, los ayudantes, los vigilantes de las entradas, los cantores y los servidores del templo prometieron obedecer todos los mandamientos de Dios. Todos estos se habían apartado de los extranjeros que vivían en esa región, para obedecer lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés. Lo mismo hicieron sus parientes y jefes, junto con sus esposas y sus hijos mayores de doce años. 30-39 (31-40) Todos nosotros nos comprometimos a cumplir con lo siguiente
Nehemías 10:1-39 Reina Valera Contemporánea (RVC)
El compromiso fue firmado por el gobernador Nehemías hijo de Jacalías, y por Sedequías, Seraías, Azarías, Jeremías, Pasjur, Amarías, Malquías, Jatús, Sebanías, Maluc, Jarín, Meremot, Abdías, Daniel, Ginetón, Baruc, Mesulán, Abías, Mijamín, Magasías, Bilgay y Semaías, que eran sacerdotes. Por los levitas firmaron Josué hijo de Azanías, Binúi de los hijos de Henadad, Cadmiel, y sus hermanos Sebanías, Hodías, Kelita, Pelaías, Janán, Micaía, Rejob, Jasabías, Zacur, Serebías, Sebanías, Hodías, Bani y Beninu. Por los hombres importantes del pueblo firmaron Paros, Pajat Moab, Elam, Zatu, Bani, Binuy, Azgad, Bebay, Adonías, Bigvay, Adín, Ater, Ezequías, Azur, Hodías, Jasún, Besay, Jarif, Anatot, Nebay, Magpías, Mesulán, Hezir, Mesezabel, Sadoc, Jadúa, Pelatías, Janán, Anaías, Oseas, Jananías, Jasub, Halojés, Piljá, Sobec, Rejún, Jasabná, Maseías, Ajías, Janán, Anán, Maluc, Jarín y Baná. El resto del pueblo, junto con los sacerdotes, levitas, porteros, cantores, los criados del templo, todos aquellos que se habían apartado de los pueblos extranjeros, y sus esposas, hijos e hijas, y todos los que podían entender y comprender, se reunieron con sus hermanos y con los jefes importantes del pueblo para jurar que se comprometían a obedecer la ley que Dios le había dado a su siervo Moisés, y que cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos del Señor nuestro Dios. Prometieron que sus hijas no se casarían con extranjeros, y que tampoco sus hijos se casarían con extranjeras. También se comprometieron a observar los días de reposo, y toda fiesta sagrada, y a que en esos días no comprarían ninguna mercancía ni comestibles que vendieran otros pueblos, y que el año séptimo dejarían descansar la tierra y condonarían todas las deudas. Por ley se impusieron la responsabilidad de entregar cuatro gramos de plata para el mantenimiento del templo de nuestro Dios, para el pan de la proposición y para las ofrendas continuas, los holocaustos continuos, los días de reposo, las lunas nuevas, las festividades, las cosas sagradas y los sacrificios para el perdón de los pecados del pueblo, y para todo el servicio de la casa de Dios. «Nosotros los sacerdotes, y los levitas y el pueblo en general, echamos suertes, según el origen de nuestras familias, para saber a quién le tocaría llevar al templo del Señor la ofrenda de leña necesaria para ser quemada en el altar, como está escrito en la ley. »También nos comprometimos a llevar al templo, cada año, los primeros frutos de nuestras cosechas y de nuestros árboles frutales, así como nuestros primogénitos y las primeras crías de nuestro ganado, es decir, nuestras vacas y ovejas, y presentarlas ante los sacerdotes que sirven en el templo de Dios. »De igual manera, nos comprometimos a llevar a los almacenes del templo la primera harina, el primer vino y el primer aceite, para los sacerdotes; y entregar a los levitas la décima parte de nuestras cosechas y del fruto de nuestro trabajo en todas nuestras ciudades. Al momento de hacer la entrega a los levitas, un sacerdote descendiente de Aarón debería estar presente, y los levitas a su vez llevarían a los almacenes del templo la décima parte de esa décima parte recibida. Como es obligación de todos los israelitas y los levitas llevar a los almacenes del templo las ofrendas de grano, vino y aceite, porque allí están los utensilios sagrados que usan los sacerdotes, los porteros y los cantores, nos comprometimos a no abandonar el templo de nuestro Dios.»
Nehemías 10:1-39 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
1 (2) Las siguientes personas firmamos el documento: Yo, Nehemías hijo de Hacalías, que era el gobernador; Sedequías, 2 (3) Seraías, Azarías, Jeremías, 3 (4) Pashur, Amarías, Malquías, 4 (5) Hatús, Sebanías, Maluc, 5 (6) Harim, Meremot, Abdías, 6 (7) Daniel, Guinetón, Baruc, 7 (8) Mesulam, Abías, Mijamín, 8 (9) Maazías, Bilgai y Semaías. Estos eran sacerdotes. 9 (10) Los levitas: Josué, hijo de Azanías, Binuy, descendiente de Henadad, y Cadmiel; 10 (11) y sus hermanos, Sebanías, Hodías, Quelitá, Pelaías, Hanán, 11 (12) Micaías, Rehob, Hasabías, 12 (13) Zacur, Serebías, Sebanías, 13 (14) Hodías, Baní y Beninu. 14 (15) Los jefes de la nación: Parós, Pahat-moab, Elam, Zatú, Baní, 15 (16) Binuy, Azgad, Bebai, 16 (17) Adonías, Bigvai, Adín, 17 (18) Ater, Ezequías, Azur, 18 (19) Hodías, Hasum, Besai, 19 (20) Harif, Anatot, Nebai, 20 (21) Magpías, Mesulam, Hezir, 21 (22) Mesezabel, Sadoc, Jadúa, 22 (23) Pelatías, Hanán, Anaías, 23 (24) Oseas, Hananías, Hasub, 24 (25) Halohés, Pilhá, Sobec, 25 (26) Rehúm, Hasabná, Maaseías, 26 (27) Ahías, Hanán, Anán, 27 (28) Maluc, Harim y Baaná. 28 (29) En cuanto a los demás ciudadanos, es decir, los sacerdotes, levitas, porteros, cantores, sirvientes del templo, y todos los que se habían separado de la gente de la región para cumplir con la ley de Dios, junto con sus mujeres y todos sus hijos e hijas con uso de razón, 29 (30) se unieron a sus parientes y a sus jefes, y juraron conducirse según la ley que Dios había dado por medio de su siervo Moisés, y cumplir fielmente todos los mandamientos y decretos y leyes de nuestro Señor. 30 (31) Por lo tanto, no daríamos en casamiento nuestras hijas a las gentes del país, ni aceptaríamos que sus hijas se casaran con nuestros hijos. 31 (32) Y cuando la gente del país viniera en sábado a vender sus productos y toda clase de granos, no les compraríamos nada, ni en sábado ni en cualquier otro día festivo; así mismo, en el séptimo año renunciaríamos a las cosechas y perdonaríamos las deudas. 32 (33) También decidimos imponernos la obligación de contribuir cada año con cuatro gramos de plata para cubrir los gastos del servicio del templo de nuestro Dios: 33 (34) para el pan de la Presencia, las ofrendas diarias de cereales, los holocaustos diarios, los sacrificios de los sábados y de luna nueva, y de las otras fiestas religiosas; y para las ofrendas en general, los sacrificios para obtener el perdón por los pecados de Israel, y para todo el culto en el templo de nuestro Dios. 34 (35) Además, los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, según nuestras familias, echamos suertes para llevar cada año al templo de nuestro Dios la provisión de leña en el tiempo señalado, para quemarla en el altar del Señor nuestro Dios, como está escrito en la ley. 35 (36) También acordamos llevar cada año al templo del Señor los primeros frutos de nuestros campos y de todos los árboles frutales, 36 (37) y llevar también al templo de nuestro Dios a nuestros primeros hijos y las primeras crías de nuestras vacas y de nuestras ovejas, como está escrito en la ley, ante los sacerdotes que sirven en el templo. 37 (38) También acordamos llevar a los almacenes del templo de nuestro Dios, como contribución para los sacerdotes, nuestra primera harina y los primeros frutos de todo árbol, y nuestro primer vino y nuestro primer aceite, y llevar a los levitas la décima parte de nuestras cosechas, ya que son ellos los que recogen la décima parte en todas nuestras fincas. 38 (39) Y cuando los levitas vayan a recoger la décima parte, los acompañará un sacerdote descendiente de Aarón. Luego los levitas deberán llevar a los almacenes del templo de nuestro Dios la décima parte de la décima parte que ellos recojan, 39 (40) pues los israelitas y los levitas llevan las contribuciones de trigo, vino y aceite a los almacenes donde están los utensilios sagrados y los sacerdotes en servicio, los porteros y los cantores. Y prometimos no abandonar el templo de nuestro Dios.
Nehemías 10:1-39 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Los que firmaron fueron: Nehemías el gobernador, hijo de Hacalías, y Sedequías, Seraías, Azarías, Jeremías, Pasur, Amarías, Malquías, Hatús, Sebanías, Maluc, Harim, Meremot, Obadías, Daniel, Ginetón, Baruc, Mesulam, Abías, Mijamín, Maazías, Bilgai y Semaías; estos eran sacerdotes. Y los levitas: Jesúa hijo de Azanías, Binúi de los hijos de Henadad, Cadmiel, y sus hermanos Sebanías, Hodías, Kelita, Pelaías, Hanán, Micaía, Rehob, Hasabías, Zacur, Serebías, Sebanías, Hodías, Bani y Beninu. Los cabezas del pueblo: Paros, Pahat-moab, Elam, Zatu, Bani, Buni, Azgad, Bebai, Adonías, Bigvai, Adín, Ater, Ezequías, Azur, Hodías, Hasum, Bezai, Harif, Anatot, Nebai, Magpías, Mesulam, Hezir, Mesezabeel, Sadoc, Jadúa, Pelatías, Hanán, Anaías, Oseas, Hananías, Hasub, Halohes, Pilha, Sobec, Rehum, Hasabna, Maasías, Ahías, Hanán, Anán, Maluc, Harim y Baana. Y el resto del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros y cantores, los sirvientes del templo, y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios, con sus mujeres, sus hijos e hijas, todo el que tenía comprensión y discernimiento, se reunieron con sus hermanos y sus principales, para protestar y jurar que andarían en la ley de Dios, que fue dada por Moisés siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos de Jehová nuestro Señor. Y que no daríamos nuestras hijas a los pueblos de la tierra, ni tomaríamos sus hijas para nuestros hijos. Asimismo, que si los pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día de reposo, nada tomaríamos de ellos en ese día ni en otro día santificado; y que el año séptimo dejaríamos descansar la tierra, y remitiríamos toda deuda. Nos impusimos además por ley, el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo para la obra de la casa de nuestro Dios; para el pan de la proposición y para la ofrenda continua, para el holocausto continuo, los días de reposo, las nuevas lunas, las festividades, y para las cosas santificadas y los sacrificios de expiación por el pecado de Israel, y para todo el servicio de la casa de nuestro Dios. Echamos también suertes los sacerdotes, los levitas y el pueblo, acerca de la ofrenda de la leña, para traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas de nuestros padres, en los tiempos determinados cada año, para quemar sobre el altar de Jehová nuestro Dios, como está escrito en la ley. Y que cada año traeríamos a la casa de Jehová las primicias de nuestra tierra, y las primicias del fruto de todo árbol. Asimismo los primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados, como está escrito en la ley; y que traeríamos los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios; que traeríamos también las primicias de nuestras masas, y nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, y del vino y del aceite, para los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra para los levitas; y que los levitas recibirían las décimas de nuestras labores en todas las ciudades; y que estaría el sacerdote hijo de Aarón con los levitas, cuando los levitas recibiesen el diezmo; y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro. Porque a las cámaras del tesoro han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del santuario, y los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores; y no abandonaremos la casa de nuestro Dios.
Nehemías 10:1-39 La Biblia de las Américas (LBLA)
En el documento sellado estaban los nombres de Nehemías el gobernador, hijo de Hacalías, y Sedequías, Seraías, Azarías, Jeremías, Pasur, Amarías, Malquías, Hatús, Sebanías, Maluc, Harim, Meremot, Obadías, Daniel, Ginetón, Baruc, Mesulam, Abías, Mijamín, Maazías, Bilgaí y Semaías. Estos eran los sacerdotes. Y los levitas: Jesúa, hijo de Azanías, Binúi, de los hijos de Henadad, Cadmiel; también sus hermanos Sebanías, Hodías, Kelita, Pelaías, Hanán, Micaía, Rehob, Hasabías, Zacur, Serebías, Sebanías, Hodías, Bani y Beninu. Los jefes del pueblo: Paros, Pahat-moab, Elam, Zatu, Bani, Buni, Azgad, Bebai, Adonías, Bigvai, Adín, Ater, Ezequías, Azur, Hodías, Hasum, Bezai, Harif, Anatot, Nebai, Magpías, Mesulam, Hezir, Mesezabeel, Sadoc, Jadúa, Pelatías, Hanán, Anaías, Oseas, Hananías, Hasub, Halohes, Pilha, Sobec, Rehum, Hasabna, Maasías, Ahías, Hanán, Anán, Maluc, Harim y Baana. Y el resto del pueblo, los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los sirvientes del templo, y todos los que se han apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios, sus mujeres, sus hijos y sus hijas, todos los que tienen conocimiento y entendimiento, se adhieren a sus parientes, sus nobles, y toman sobre sí un voto y un juramento de andar en la ley de Dios que fue dada por medio de Moisés, siervo de Dios, y de guardar y cumplir todos los mandamientos de DIOS nuestro Señor, y sus ordenanzas y sus estatutos; y que no daremos nuestras hijas a los pueblos de la tierra ni tomaremos sus hijas para nuestros hijos. En cuanto a los pueblos de la tierra que traigan mercancías o cualquier clase de grano para vender en el día de reposo, no compraremos de ellos en día de reposo ni en día santo; y renunciaremos a las cosechas del año séptimo y a la exigencia de toda deuda. También nos imponemos la obligación de contribuir con un tercio de un siclo al año para el servicio de la casa de nuestro Dios: para el pan de la proposición y la ofrenda continua de cereal; para el holocausto continuo, los días de reposo, las lunas nuevas y las fiestas señaladas; para las cosas sagradas, para las ofrendas por el pecado para hacer expiación por Israel y para toda la obra de la casa de nuestro Dios. Asimismo echamos suertes para la provisión de madera entre los sacerdotes, los levitas y el pueblo para que la traigan a la casa de nuestro Dios, conforme a nuestras casas paternas, en los tiempos fijados cada año, para quemar sobre el altar del SEÑOR nuestro Dios, como está escrito en la ley; y para traer cada año los primeros frutos de nuestra tierra y los primeros frutos de todo árbol a la casa del SEÑOR, y traer a la casa de nuestro Dios los primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados como está escrito en la ley; los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas son para los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios. También traeremos las primicias de nuestra harina y nuestras ofrendas del fruto de todo árbol, del mosto y del aceite para los sacerdotes a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestro suelo a los levitas, porque los levitas son los que reciben los diezmos en todas las ciudades donde trabajamos. Y un sacerdote, hijo de Aarón, estará con los levitas cuando los levitas reciban los diezmos, y los levitas llevarán la décima parte de los diezmos a la casa de nuestro Dios, a las cámaras del almacén; pues los hijos de Israel y los hijos de Leví llevan la contribución del cereal, del mosto y del aceite a las cámaras; allí están los utensilios del santuario, los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores. Así no descuidaremos la casa de nuestro Dios.
Nehemías 10:1-39 Nueva Traducción Viviente (NTV)
La siguiente es una lista de las personas que ratificaron el documento sellado. El gobernador: Nehemías, hijo de Hacalías, y también Sedequías. Los siguientes sacerdotes: Seraías, Azarías, Jeremías, Pasur, Amarías, Malquías, Hatús, Sebanías, Maluc, Harim, Meremot, Obadías, Daniel, Ginetón, Baruc, Mesulam, Abías, Mijamín, Maazías, Bilgaí y Semaías. Estos eran los sacerdotes. Los siguientes levitas: Jesúa, hijo de Azanías, Binúi, de la familia de Henadad, Cadmiel, y los demás levitas: Sebanías, Hodías, Kelita, Pelaías, Hanán, Micaía, Rehob, Hasabías, Zacur, Serebías, Sebanías, Hodías, Bani y Beninu. Los siguientes jefes del pueblo: Paros, Pahat-moab, Elam, Zatu, Bani, Buni, Azgad, Bebai, Adonías, Bigvai, Adín, Ater, Ezequías, Azur, Hodías, Hasum, Bezai, Harif, Anatot, Nebai, Magpías, Mesulam, Hezir, Mesezabeel, Sadoc, Jadúa, Pelatías, Hanán, Anaías, Oseas, Hananías, Hasub, Halohes, Pilha, Sobec, Rehum, Hasabna, Maaseías, Ahías, Hanán, Anán, Maluc, Harim y Baana. Luego el resto del pueblo —los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los sirvientes del templo y todos los que se habían separado de la gente pagana de esa tierra para obedecer la ley de Dios, junto con sus mujeres, hijos, hijas y todos los que tenían edad suficiente para entender— se unió a sus jefes y se comprometió mediante juramento. Juraron que caería una maldición sobre ellos mismos si dejaban de obedecer la ley de Dios dada por medio de su siervo Moisés. Prometieron solemnemente seguir al pie de la letra todos los mandatos, las ordenanzas y los decretos del SEÑOR, nuestro Señor: «Nos comprometemos a no permitir que nuestras hijas se casen con los habitantes paganos de la tierra ni a permitir que nuestros hijos se casen con sus hijas. »También prometemos no comprar mercadería ni grano que la gente de esta tierra traiga para vender en el día de descanso o en cualquier otro día sagrado. Cada séptimo año dejaremos que nuestras tierras descansen y perdonaremos toda deuda. »Además, nos comprometemos a obedecer el mandato de pagar el impuesto anual del templo de cuatro gramos de plata para los gastos del templo de nuestro Dios. Este monto servirá para el pan de la Presencia; las ofrendas regulares de grano y las ofrendas quemadas; las ofrendas de los días de descanso, las celebraciones de luna nueva y los festivales anuales; las ofrendas sagradas y las ofrendas para hacer expiación por el pecado de Israel. Servirá para proporcionar todo lo necesario para el trabajo del templo de nuestro Dios. »Hicimos sorteos sagrados para determinar cuándo —en tiempos regulares cada año— las familias de los sacerdotes, los levitas y la gente común deberán llevar leña al templo de Dios para ser quemada en el altar del SEÑOR nuestro Dios, como está escrito en la ley. »Nos comprometemos a llevar cada año al templo del SEÑOR la primera parte de toda cosecha, sea producto de la tierra o de nuestros árboles frutales. Aceptamos entregar a Dios nuestros primeros hijos varones y las primeras crías de todo nuestro ganado y de nuestros rebaños, como lo establece la ley. Los presentaremos a los sacerdotes que ejercen el ministerio en el templo de nuestro Dios. Almacenaremos los productos agrícolas en los depósitos del templo de nuestro Dios. Llevaremos lo mejor de nuestra harina y otras ofrendas de grano, lo mejor de nuestra fruta, lo mejor de nuestro vino nuevo y de nuestro aceite de oliva. Además, prometemos llevar a los levitas una décima parte de todo lo que nuestra tierra produzca, porque son los levitas quienes recogen los diezmos en todas nuestras poblaciones rurales. »Un sacerdote —descendiente de Aarón— estará con los levitas cuando reciban esos diezmos. Una décima parte de todos los diezmos que se reúnan será entregada por los levitas al templo de nuestro Dios para ser colocada en los depósitos. El pueblo y los levitas tienen que trasladar estas ofrendas de grano, de vino nuevo y de aceite de oliva a los depósitos y colocarlas en recipientes sagrados cerca de los sacerdotes de turno, los porteros y los cantores. »Todos nos comprometemos a no descuidar el templo de nuestro Dios».