S. Marcos 14:12-36
S. Marcos 14:12-36 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
El primer día de la fiesta de los Panes sin levadura, cuando se acostumbraba a sacrificar el cordero de la Pascua, los discípulos preguntaron a Jesús: —¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas la Pascua? Él envió a dos de sus discípulos con este encargo: «Vayan a la ciudad y les saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo, y allí donde entre díganle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿dónde está mi sala en la que voy a comer la Pascua con mis discípulos?”». Él les mostrará en la planta alta una sala amplia, amueblada y arreglada. Preparen allí nuestra cena. Los discípulos salieron, entraron en la ciudad y encontraron todo tal y como les había dicho Jesús. Así que prepararon la Pascua. Al anochecer, llegó Jesús con los doce. Mientras estaban sentados a la mesa comiendo, dijo: —Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a traicionar. Ellos se pusieron tristes y uno tras otro empezaron a preguntarle: —¿Acaso seré yo? —Es uno de los doce —contestó—, uno que moja el pan conmigo en el plato. El Hijo del hombre se irá, tal como está escrito de él, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Más le valdría a ese hombre no haber nacido. Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a ellos, diciéndoles: —Tomen; esto es mi cuerpo. Después tomó una copa, dio gracias, se la pasó a ellos y todos bebieron de ella. —Esto es mi sangre del pacto que es derramada por muchos —dijo—. Les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta aquel día en que beba el vino nuevo en el reino de Dios. Después de cantar los salmos, salieron al monte de los Olivos. —Todos ustedes me abandonarán —dijo Jesús—, porque está escrito: »“Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas”. Pero después de que yo resucite, iré delante de ustedes a Galilea. —Aunque todos te abandonen, yo no —declaró Pedro. —Te aseguro —le contestó Jesús— que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante por segunda vez, me negarás tres veces. —Aunque tenga que morir contigo —insistió Pedro con vehemencia—, jamás te negaré. Y los demás dijeron lo mismo. Fueron a un lugar llamado Getsemaní y Jesús dijo a sus discípulos: «Siéntense aquí mientras yo oro». Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, y comenzó a sentir temor y angustia. «Es tal la angustia que me invade que me siento morir —dijo—. Quédense aquí y manténganse despiertos». Yendo un poco más allá, se postró en tierra y empezó a orar que, de ser posible, no tuviera él que pasar por aquella hora. Decía: « Abba , Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».
S. Marcos 14:12-36 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
En el primer día de la fiesta de los panes sin levadura se sacrificaba el cordero de la Pascua. Ese día, los discípulos le preguntaron a Jesús: —¿Dónde quieres que preparemos la cena de la Pascua? Jesús les dijo a dos de ellos: —Vayan a Jerusalén; allí verán a un hombre que lleva un jarrón de agua. Síganlo hasta la casa donde entre, y díganle al dueño de la casa: “El Maestro quiere saber dónde está la sala en la que va a comer con sus discípulos en la noche de la Pascua.” Él les mostrará una sala grande y arreglada en el piso de arriba. Preparen allí todo. Los dos discípulos fueron a la ciudad y encontraron todo tal como Jesús les había dicho, y prepararon la cena de la Pascua. Al anochecer, Jesús y los doce discípulos fueron al salón. Mientras cenaban, Jesús dijo: —El que va a entregarme a mis enemigos, está aquí cenando conmigo. Los discípulos se pusieron muy tristes, y cada uno le dijo: —No estarás acusándome a mí, ¿verdad? Jesús respondió: —Es uno de ustedes, y ahora mismo está mojando su pan en el mismo plato que yo. La Biblia dice claramente que yo, el Hijo del hombre, tengo que morir. Sin embargo, al que me traiciona va a pasarle algo muy terrible. ¡Más le valdría no haber nacido! Mientras estaban comiendo, Jesús tomó un pan y dio gracias a Dios. Luego lo partió, lo dio a sus discípulos y les dijo: «Tomen, esto es mi cuerpo.» Después tomó una copa llena de vino y dio gracias a Dios. Luego la pasó a los discípulos, y todos bebieron de ella. Jesús les dijo: «Esto es mi sangre, y con ella Dios hace un trato con todos ustedes. Esta sangre servirá para que muchos puedan ser salvos. Será la última vez que yo beba este vino con ustedes. Pero cuando estemos juntos otra vez en el reino de Dios, entonces beberemos del vino nuevo.» Después cantaron un himno y se fueron al Monte de los Olivos, y cuando llegaron, Jesús dijo a sus discípulos: —Todos ustedes van a perder su confianza en mí. Porque la Biblia dice: “Mataré a mi mejor amigo, y así mi pueblo se dispersará.” »Pero después de que Dios me devuelva la vida, iré a Galilea antes que ustedes. Entonces Pedro le dijo: —Aunque todos te abandonen, yo no te abandonaré. Jesús le respondió: —Pedro, no estés muy seguro de eso; antes de que el gallo cante dos veces, tú habrás dicho tres veces que no me conoces. Pero Pedro insistió: —Aunque tenga que morir, nunca diré que no te conozco. Los demás discípulos decían lo mismo. Jesús y sus discípulos fueron a un lugar llamado Getsemaní, y él les dijo: «Quédense aquí mientras yo voy a orar.» Jesús invitó a Pedro, a Santiago y a Juan, para que lo acompañaran. Empezó a sentirse muy, pero muy triste, y les dijo a los tres: «Estoy muy triste, y siento que me voy a morir; quédense aquí y no se duerman.» Jesús se alejó un poco de ellos, se arrodilló y oró a Dios: «¡Padre!, ¡papá!, si fuera posible, no me dejes sufrir. Para ti todo es posible. ¡Cómo deseo que me libres de este sufrimiento! Pero que no suceda lo que yo quiero, sino lo que quieras tú.»
S. Marcos 14:12-36 Reina Valera Contemporánea (RVC)
El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, que es cuando se sacrifica el cordero de la pascua, sus discípulos le preguntaron: «¿Dónde quieres que hagamos los preparativos para que comas la pascua?» Jesús envió a dos de sus discípulos. Les dijo: «Vayan a la ciudad, y les saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo, y díganle al dueño de la casa donde entre: “El Maestro pregunta: ‘¿Dónde está el aposento en el que comeré la pascua con mis discípulos?’” El dueño les mostrará entonces un gran aposento alto, ya dispuesto. Hagan allí los preparativos para nosotros.» Los discípulos partieron, y al entrar en la ciudad encontraron todo tal y como Jesús se lo había dicho, y prepararon la pascua. Al caer la noche, llegó Jesús con los doce. Ya sentados a la mesa, y mientras comían, Jesús dijo: «De cierto les digo que uno de ustedes me va a traicionar. Ahora está comiendo conmigo.» Ellos se pusieron muy tristes, y uno por uno comenzaron a preguntarle: «¿Seré yo?» Jesús les respondió: «Es uno de los doce, el que está mojando el pan en el plato conmigo. A decir verdad, el Hijo del Hombre sigue su camino, como está escrito acerca de él, ¡pero ay de aquel que lo traiciona! ¡Más le valdría no haber nacido!» Mientras comían, Jesús tomó el pan y lo bendijo; luego lo partió y se lo dio, al tiempo que decía: «Tomen, esto es mi cuerpo.» Después tomó la copa, y luego de dar gracias, se la dio, y todos bebieron de ella. Les dijo entonces: «Esto es mi sangre del pacto, que por muchos es derramada. De cierto les digo que no volveré a beber del fruto de la vid, hasta el día en que beba el vino nuevo en el reino de Dios.» Luego de cantar el himno, fueron al monte de los Olivos. Allí Jesús les dijo: «Todos ustedes se escandalizarán de mí. Está escrito: “Heriré al pastor, y las ovejas serán dispersadas.” Pero después de que yo haya resucitado, iré delante de ustedes a Galilea. » Entonces Pedro le dijo: «Aunque todos se escandalicen, yo no lo haré.» Jesús le dijo: «De cierto te digo que esta misma noche, antes de que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres veces.» Pero Pedro insistía: «Aun si tuviera que morir contigo, no te negaré.» Y todos decían lo mismo. Al llegar a un lugar llamado Getsemaní, Jesús les dijo a sus discípulos: «Siéntense aquí, mientras yo voy a orar.» Se llevó consigo a Pedro, Jacobo y Juan, y comenzó a entristecerse y angustiarse. Les dijo: «Siento en el alma una tristeza de muerte. Quédense aquí, y manténganse despiertos.» Se fue un poco más adelante y, postrándose en tierra, oró que, de ser posible, no tuviera que pasar por ese momento. Decía: «¡Abba, Padre! Para ti, todo es posible. ¡Aparta de mí esta copa! Pero que no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.»
S. Marcos 14:12-36 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
El primer día de la fiesta en que se comía el pan sin levadura, cuando se sacrificaba el cordero de Pascua, los discípulos de Jesús le preguntaron: —¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua? Entonces envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: —Vayan a la ciudad. Allí encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo, y donde entre, digan al dueño de la casa: “El Maestro pregunta: ¿Cuál es el cuarto donde voy a comer con mis discípulos la cena de Pascua?” Él les mostrará en el piso alto un cuarto grande, arreglado y ya listo para la cena. Prepárennos allí lo necesario. Los discípulos salieron y fueron a la ciudad. Lo encontraron todo como Jesús les había dicho, y prepararon la cena de Pascua. Al anochecer llegó Jesús con los doce discípulos. Mientras estaban a la mesa, comiendo, Jesús les dijo: —Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a traicionar. Ellos se pusieron tristes, y comenzaron a preguntarle uno por uno: —¿Acaso seré yo? Jesús les contestó: —Es uno de los doce, que está mojando el pan en el mismo plato que yo. El Hijo del hombre ha de recorrer el camino que dicen las Escrituras; pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Hubiera sido mejor para él no haber nacido. Mientras comían, Jesús tomó en sus manos el pan y, habiendo pronunciado la bendición, lo partió y se lo dio a ellos, diciendo: —Tomen, esto es mi cuerpo. Luego tomó en sus manos una copa y, habiendo dado gracias a Dios, se la pasó a ellos, y todos bebieron. Les dijo: —Esto es mi sangre, con la que se confirma la alianza, sangre que es derramada en favor de muchos. Les aseguro que no volveré a beber del producto de la vid, hasta el día en que beba el vino nuevo en el reino de Dios. Después de cantar los salmos, se fueron al Monte de los Olivos. Jesús les dijo: —Todos ustedes van a perder su fe en mí. Así lo dicen las Escrituras: “Mataré al pastor, y las ovejas se dispersarán.” Pero cuando yo resucite, los volveré a reunir en Galilea. Pedro le dijo: —Aunque todos pierdan su fe, yo no. Jesús le contestó: —Te aseguro que esta misma noche, antes que cante el gallo por segunda vez, me negarás tres veces. Pero él insistía: —Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y todos decían lo mismo. Luego fueron a un lugar llamado Getsemaní. Jesús dijo a sus discípulos: —Siéntense aquí, mientras yo voy a orar. Y se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, y comenzó a sentirse muy afligido y angustiado. Les dijo: —Siento en mi alma una tristeza de muerte. Quédense ustedes aquí, y permanezcan despiertos. En seguida Jesús se fue un poco más adelante, se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y pidió a Dios que, de ser posible, no le llegara ese momento. En su oración decía: «Abbá, Padre, para ti todo es posible: líbrame de este trago amargo; pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.»
S. Marcos 14:12-36 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la pascua? Y envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle, y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? Y él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad para nosotros allí. Fueron sus discípulos y entraron en la ciudad, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua. Y cuando llegó la noche, vino él con los doce. Y cuando se sentaron a la mesa, mientras comían, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar. Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo? Él, respondiendo, les dijo: Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato. A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios. Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos. Entonces Jesús les dijo: Todos os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas serán dispersadas. Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea. Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se escandalicen, yo no. Y le dijo Jesús: De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces. Mas él con mayor insistencia decía: Si me fuere necesario morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo. Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.
S. Marcos 14:12-36 La Biblia de las Américas (LBLA)
El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando se sacrificaba el cordero de la Pascua, sus discípulos le dijeron*: ¿Dónde quieres que vayamos y hagamos los preparativos para que comas la Pascua? Y envió* a dos de sus discípulos, y les dijo*: Id a la ciudad, y allí os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle; y donde él entre, decid al dueño de la casa: «El Maestro dice: “¿Dónde está mi habitación en la que pueda comer la Pascua con mis discípulos?” ». Y él os mostrará un gran aposento alto, amueblado y preparado; haced los preparativos para nosotros allí. Salieron, pues, los discípulos y llegaron a la ciudad, y encontraron todo tal como Él les había dicho; y prepararon la Pascua. Al atardecer llegó* Él con los doce. Y estando sentados a la mesa comiendo, Jesús dijo: En verdad os digo que uno de vosotros me entregará; el que come conmigo. Ellos comenzaron a entristecerse y a decirle uno por uno: ¿Acaso soy yo? Y Él les dijo: Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato. Porque el Hijo del Hombre se va tal y como está escrito de Él; pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Mejor le fuera a ese hombre no haber nacido. Y mientras comían, tomó pan, y habiéndolo bendecido lo partió, se lo dio a ellos, y dijo: Tomad, esto es mi cuerpo. Y tomando una copa, después de dar gracias, se la dio a ellos, y todos bebieron de ella. Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevopacto, que es derramada por muchos. En verdad os digo: Ya no beberé más del fruto de la vid hasta aquel día cuando lo beba nuevo en el reino de Dios. Después de cantar un himno, salieron para el monte de los Olivos. Y Jesús les dijo*: Todos vosotros os apartaréis, porque escrito está: «HERIRé AL PASTOR, Y LAS OVEJAS SE DISPERSARáN». Pero después de que yo haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea. Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se aparten, yo, sin embargo, no lo haré. Y Jesús le dijo*: En verdad te digo que tú, hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Pero Pedro con insistencia repetía: Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y todos decían también lo mismo. Y llegaron* a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo* a sus discípulos: Sentaos aquí hasta que yo haya orado. Y tomó* consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a afligirse y a angustiarse mucho. Y les dijo*: Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte; quedaos aquí y velad. Adelantándose un poco, se postró en tierra y oraba que si fuera posible, pasara de Él aquella hora. Y decía: ¡Abba, Padre! Para ti todas las cosas son posibles; aparta de mí esta copa, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que tú quieras.
S. Marcos 14:12-36 Nueva Traducción Viviente (NTV)
El primer día del Festival de los Panes sin Levadura, cuando se sacrifica el cordero de la Pascua, los discípulos de Jesús le preguntaron: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?». Así que Jesús envió a dos de ellos a Jerusalén con las siguientes instrucciones: «Al entrar en la ciudad, se encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo. En la casa donde él entre, díganle al dueño: “El Maestro pregunta: ‘¿Dónde está el cuarto de huéspedes para que pueda comer la cena de Pascua con mis discípulos?’”. Él los llevará a un cuarto grande en el piso de arriba, que ya está listo. Allí deben preparar nuestra cena». Entonces los dos discípulos entraron en la ciudad y encontraron todo como Jesús les había dicho y allí prepararon la cena de Pascua. Por la noche, Jesús llegó con los Doce. Mientras estaban a la mesa, comiendo, Jesús dijo: «Les digo la verdad, uno de ustedes que está aquí comiendo conmigo me traicionará». Ellos, muy afligidos, le preguntaron uno por uno: «¿Seré yo?». Él contestó: «Es uno de ustedes doce que come de este plato conmigo. Pues el Hijo del Hombre tiene que morir, tal como lo declararon las Escrituras hace mucho tiempo. Pero qué aflicción le espera a aquel que lo traiciona. ¡Para ese hombre sería mucho mejor no haber nacido!». Mientras comían, Jesús tomó un poco de pan y lo bendijo. Luego lo partió en trozos, lo dio a sus discípulos y dijo: «Tómenlo, porque esto es mi cuerpo». Y tomó en sus manos una copa de vino y dio gracias a Dios por ella. Se la dio a ellos, y todos bebieron de la copa. Y les dijo: «Esto es mi sangre, la cual confirma el pacto entre Dios y su pueblo. Es derramada como sacrificio por muchos. Les digo la verdad, no volveré a beber vino hasta el día en que lo beba nuevo en el reino de Dios». Luego cantaron un himno y salieron al monte de los Olivos. En el camino, Jesús les dijo: «Todos ustedes me abandonarán, porque las Escrituras dicen: “Dios golpeará al Pastor, y las ovejas se dispersarán”. Sin embargo, después de ser levantado de los muertos, iré delante de ustedes a Galilea y allí los veré». Pedro le dijo: —Aunque todos te abandonen, yo jamás lo haré. Jesús respondió: —Te digo la verdad, Pedro: esta misma noche, antes de que cante el gallo dos veces, negarás tres veces que me conoces. —¡No! —exclamó Pedro enfáticamente—. Aunque tenga que morir contigo, ¡jamás te negaré! Y los demás juraron lo mismo. Fueron al huerto de olivos llamado Getsemaní, y Jesús dijo: «Siéntense aquí mientras yo voy a orar». Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan y comenzó a afligirse y angustiarse profundamente. Les dijo: «Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo». Se adelantó un poco más y cayó en tierra. Pidió en oración que, si fuera posible, pasara de él la horrible hora que le esperaba. «Abba, Padre —clamó—, todo es posible para ti. Te pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía».