S. Mateo 2:3-12
S. Mateo 2:3-12 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará a mi pueblo Israel. Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
S. Mateo 2:3-12 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Cuando lo oyó, el rey Herodes se turbó y toda Jerusalén con él. Así que convocó a todos los jefes de los sacerdotes y maestros de la Ley de su pueblo para preguntarles dónde había de nacer el Cristo. —En Belén de Judea —le respondieron—, porque esto es lo que ha escrito el profeta: “Pero tú, Belén, en la tierra de Judá, de ninguna manera eres la menor entre las principales ciudades de Judá; porque de ti saldrá un príncipe que será el pastor de mi pueblo Israel”. Luego Herodes llamó en secreto a los sabios y se enteró por ellos del tiempo exacto en que había aparecido la estrella. Los envió a Belén y les dijo: —Vayan e infórmense bien de ese niño y tan pronto como lo encuentren, avísenme para que yo también vaya y lo adore. Después de oír al rey, siguieron su camino. Sucedió que la estrella que habían visto levantarse iba delante de ellos hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella, sintieron muchísima alegría. Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre, y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y presentaron como regalos: oro, incienso y mirra. Entonces, advertidos en sueños de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
S. Mateo 2:3-12 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
El rey Herodes y todos los habitantes de Jerusalén se pusieron muy nerviosos cuando oyeron hablar de esto. Entonces Herodes reunió a los sacerdotes principales y a los maestros de la Ley, y les preguntó: —¿Dónde tiene que nacer el Mesías? Ellos le dijeron: —En Belén de Judea, porque así lo anunció el profeta cuando escribió: «Tú, Belén, eres importante entre los pueblos de Judá. De ti nacerá un príncipe, que guiará a mi pueblo Israel.» Herodes mandó llamar en secreto a los sabios y averiguó cuándo había aparecido la estrella. Luego les dijo: «Vayan a Belén y averigüen todo lo que puedan acerca del niño. Cuando lo encuentren, avísenme. Yo también quiero ir a adorarlo.» Después de escuchar al rey, los sabios salieron hacia Belén. Delante de ellos iba la misma estrella que habían visto en su país. Finalmente, la estrella se detuvo sobre la casa donde estaba el niño. ¡Qué felices se pusieron los sabios al ver la estrella! Cuando entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y se arrodillaron para adorarlo. Abrieron los cofres que llevaban y le regalaron al niño oro, incienso y mirra. Dios les avisó a los sabios, en un sueño, que no volvieran al palacio de Herodes. Ellos, entonces, regresaron a su país por otro camino.
S. Mateo 2:3-12 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Cuando el rey Herodes oyó esto, se turbó, y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a todos los principales sacerdotes y a los escribas del pueblo, y les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: “Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guía que apacentará a mi pueblo Israel.”» Luego, Herodes llamó en secreto a los sabios para saber de ellos el tiempo preciso en que había aparecido la estrella. Los envió a Belén, y les dijo: «Vayan y averigüen con sumo cuidado acerca del niño, y cuando lo encuentren, avísenme, para que yo también vaya a adorarlo.» Después de escuchar al rey, los sabios se fueron. La estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella, se regocijaron mucho. Cuando entraron en la casa, vieron al niño con su madre María y, postrándose ante él, lo adoraron. Luego, abrieron sus tesoros y le ofrecieron oro, incienso y mirra. Pero como en sueños se les advirtió que no volvieran a donde estaba Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
S. Mateo 2:3-12 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
El rey Herodes se inquietó mucho al oír esto, y lo mismo les pasó a todos los habitantes de Jerusalén. Mandó el rey llamar a todos los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley, y les preguntó dónde había de nacer el Mesías. Ellos le dijeron: —En Belén de Judea; porque así lo escribió el profeta: “En cuanto a ti, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre las principales ciudades de esa tierra; porque de ti saldrá un gobernante que guiará a mi pueblo Israel.” Entonces Herodes llamó en secreto a los sabios, y se informó por ellos del tiempo exacto en que había aparecido la estrella. Luego los mandó a Belén, y les dijo: —Vayan allá, y averigüen todo lo que puedan acerca de ese niño; y cuando lo encuentren, avísenme, para que yo también vaya a rendirle homenaje. Con estas indicaciones del rey, los sabios se fueron. Y la estrella que habían visto salir iba delante de ellos, hasta que por fin se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Cuando los sabios vieron la estrella, se alegraron mucho. Luego entraron en la casa, y vieron al niño con María, su madre; y arrodillándose le rindieron homenaje. Abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra. Después, advertidos en sueños de que no debían volver a donde estaba Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
S. Mateo 2:3-12 La Biblia de las Américas (LBLA)
Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él. Entonces, reuniendo a todos los principales sacerdotes y escribas del pueblo, indagó de ellos dónde había de nacer el Cristo. Y ellos le dijeron: En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta: «Y Tú, BELéN, TIERRA DE JUDá, DE NINGúN MODO ERES LA MáS PEQUEÑA ENTRE LOS PRíNCIPES DE JUDá; PORQUE DE TI SALDRá UN GOBERNANTE QUE PASTOREARá A MI PUEBLO ISRAEL». Entonces Herodes llamó a los magos en secreto y se cercioró con ellos del tiempo en que había aparecido la estrella. Y enviándolos a Belén, dijo: Id y buscad con diligencia al Niño; y cuando le encontréis, avisadme para que yo también vaya y le adore. Y habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí, la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo sobre el lugar donde estaba el Niño. Cuando vieron la estrella, se regocijaron sobremanera con gran alegría. Y entrando en la casa, vieron al Niño con su madre María, y postrándose le adoraron; y abriendo sus tesoros le presentaron obsequios de oro, incienso y mirra. Y habiendo sido advertidos por Dios en sueños que no volvieran a Herodes, partieron para su tierra por otro camino.
S. Mateo 2:3-12 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Cuando el rey Herodes oyó eso, se perturbó profundamente igual que todos en Jerusalén. Mandó llamar a los principales sacerdotes y maestros de la ley religiosa y les preguntó: —¿Dónde se supone que nacerá el Mesías? —En Belén de Judea —le dijeron— porque eso es lo que escribió el profeta: “Y tú, oh Belén, en la tierra de Judá, no eres la menor entre las ciudades reinantes de Judá, porque de ti saldrá un gobernante que será el pastor de mi pueblo Israel”. Luego Herodes convocó a los sabios a una reunión privada y, por medio de ellos, se enteró del momento en el que había aparecido la estrella por primera vez. Entonces les dijo: «Vayan a Belén y busquen al niño con esmero. Cuando lo encuentren, vuelvan y díganme dónde está para que yo también vaya y lo adore». Después de esa reunión, los sabios siguieron su camino, y la estrella que habían visto en el oriente los guio hasta Belén. Iba delante de ellos y se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella, ¡se llenaron de alegría! Entraron en la casa y vieron al niño con su madre, María, y se inclinaron y lo adoraron. Luego abrieron sus cofres de tesoro y le dieron regalos de oro, incienso y mirra. Cuando llegó el momento de irse, volvieron a su tierra por otro camino, ya que Dios les advirtió en un sueño que no regresaran a Herodes.