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S. Mateo 19:13-30

S. Mateo 19:13-30 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Llevaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orara por ellos, pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban. Jesús dijo: «Dejen que los niños vengan a mí; no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos». Después de poner las manos sobre ellos, se fue de allí. Sucedió que un joven se acercó a Jesús y le preguntó: —Maestro, ¿qué es lo bueno que debo hacer para obtener la vida eterna? —¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno? —respondió Jesús—. Solamente hay uno que es bueno. Si quieres entrar en la vida, obedece los mandamientos. —¿Cuáles? —preguntó el joven. Contestó Jesús: —“No mates, no cometas adulterio, no robes, no presentes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre” y “ama a tu prójimo como a ti mismo”. —Todos esos los he cumplido —dijo el joven—. ¿Qué más me falta? Jesús respondió: —Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme. Cuando el joven oyó esto, se fue triste porque tenía muchas riquezas. —Les aseguro —comentó Jesús a sus discípulos— que es difícil para un rico entrar en el reino de los cielos. De hecho, le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios. Al oír esto, los discípulos quedaron asombrados y decían: —En ese caso, ¿quién podrá salvarse? —Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, mas para Dios todo es posible. —¡Mira, nosotros lo hemos dejado todo por seguirte! —le dijo Pedro—. ¿Y qué ganamos con eso? —Les aseguro —respondió Jesús— que en la renovación de todas las cosas, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, ustedes que me han seguido se sentarán también en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo el que por mi causa haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o terrenos recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Pero muchos de los primeros serán últimos y los últimos serán primeros.

S. Mateo 19:13-30 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Algunas madres llevaron a sus niños para que Jesús pusiera sus manos sobre ellos y orara. Pero los discípulos las regañaron. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan; porque el reino de Dios es de los que son como ellos.» Jesús puso su mano sobre la cabeza de cada uno de los niños, y luego se fue de aquel lugar. Un joven vino a ver a Jesús y le preguntó: —Maestro, ¿qué cosa buena debo hacer para tener vida eterna? Jesús le contestó: —¿Por qué me preguntas qué cosa es buena? Solo Dios es bueno. Si quieres vivir de verdad, obedece los mandamientos. El joven preguntó: —¿Cuáles mandamientos? Jesús le dijo: —No mates; no seas infiel en tu matrimonio; no robes; no mientas para hacerle daño a otra persona; obedece y cuida a tu padre y a tu madre; ama a los demás tanto como te amas a ti mismo. Entonces el joven dijo: —Todos esos mandamientos los he obedecido. ¿Qué más puedo hacer? Jesús le dijo: —Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes y repártelo entre los pobres. Así, Dios te dará un gran premio en el cielo. Luego ven y conviértete en uno de mis seguidores. Cuando el joven oyó eso, se fue muy triste, porque era muy rico. Jesús entonces les dijo a sus discípulos: —Les aseguro que es muy difícil que una persona rica entre en el reino de Dios. En realidad, es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para una persona rica entrar en el reino de Dios. Los discípulos se sorprendieron mucho al oír lo que Jesús dijo, y comentaban entre ellos: —Entonces, ¿quién podrá salvarse? Jesús los miró y les dijo: —Para la gente, lograr eso es imposible; pero para Dios todo es posible. Pedro le contestó: —Recuerda que nosotros hemos dejado todo lo que teníamos, y te hemos seguido. ¿Qué premio vamos a recibir? Jesús les respondió: —Les aseguro que todos ustedes reinarán conmigo cuando yo, el Hijo del hombre, me siente en el trono de mi reino poderoso. Entonces Dios cambiará todas las cosas y las hará nuevas. Cada uno de ustedes gobernará a una de las doce tribus de Israel. Y todos los que, por seguirme, hayan dejado a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos o a sus hermanas, a su padre o a su madre, su casa o un terreno, recibirán cien veces más de lo que dejaron, y tendrán además vida eterna. Pero muchas personas que ahora son importantes, serán las menos importantes, y muchos que ahora no son importantes, serán los más importantes.

S. Mateo 19:13-30 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Entonces le llevaron unos niños, para que pusiera las manos sobre ellos y orara, pero los discípulos los reprendieron. Entonces Jesús dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de los cielos es de los que son como ellos.» Y luego de poner las manos sobre ellos, se fue de allí. De pronto vino uno y le dijo: «Maestro, ¿qué de bueno debo hacer para obtener la vida eterna?» Él le dijo: «¿Por qué me preguntas acerca de lo “bueno”? Uno solo es bueno. Pero si quieres entrar en la vida, practica los mandamientos.» Aquel preguntó: «¿Cuáles?» Y Jesús respondió: «No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre. Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» El joven le dijo: «Todo esto lo he cumplido desde mi juventud. ¿Qué más me falta?» Jesús le dijo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Después de eso, ven y sígueme.» Cuando el joven oyó estas palabras, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «De cierto les digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Una vez más les digo, que es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja, a que un rico entre en el reino de Dios.» Cuando sus discípulos oyeron esto, se quedaron muy sorprendidos y dijeron: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?» Jesús los miró y les dijo: «Para los hombres, esto es imposible; pero para Dios todo es posible.» Entonces Pedro le dijo: «Nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido. ¿Qué ganaremos con eso?» Jesús les dijo: «De cierto les digo que cuando todo sea hecho nuevo y el Hijo del Hombre ocupe el trono de su gloria, también ustedes, los que me han seguido, ocuparán doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Cualquiera que, por causa de mi nombre, haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, mujer, hijos, o tierras, recibirá cien veces más, y también heredará la vida eterna. Muchos de los que ahora son los primeros, serán los últimos; y los que ahora son los últimos serán los primeros.

S. Mateo 19:13-30 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Llevaron unos niños a Jesús, para que pusiera sobre ellos las manos y orara por ellos; pero los discípulos comenzaron a reprender a quienes los llevaban. Entonces Jesús dijo: —Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos., Puso las manos sobre los niños, y se fue de aquel lugar. Un joven fue a ver a Jesús, y le preguntó: —Maestro, ¿qué cosa buena debo hacer para tener vida eterna? Jesús le contestó: —¿Por qué me preguntas acerca de lo que es bueno? Bueno solamente hay uno. Pero si quieres entrar en la vida, obedece los mandamientos. —¿Cuáles? —preguntó el joven. Y Jesús le dijo: —“No mates, no cometas adulterio, no robes, no digas mentiras en perjuicio de nadie, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo.” —Todo eso ya lo he cumplido —dijo el joven—. ¿Qué más me falta? Jesús le contestó: —Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riqueza en el cielo. Luego ven y sígueme. Cuando el joven oyó esto, se fue triste, porque era muy rico. Jesús dijo entonces a sus discípulos: —Les aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Les repito que es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el reino de Dios. Al oírlo, sus discípulos se asombraron más aún, y decían: —Entonces, ¿quién podrá salvarse? Jesús los miró y les contestó: —Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible. Pedro le dijo entonces: —Nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos seguido. ¿Qué vamos a recibir? Jesús les respondió: —Les aseguro que cuando llegue el tiempo en que todo sea renovado, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, ustedes que me han seguido se sentarán también en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todos los que por causa mía hayan dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o terrenos, recibirán cien veces más, y también recibirán la vida eterna. Pero muchos que ahora son los primeros, serán los últimos; y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros.

S. Mateo 19:13-30 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron. Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos. Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí. Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible. Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros.

S. Mateo 19:13-30 La Biblia de las Américas (LBLA)

Entonces le trajeron algunos niños para que pusiera las manos sobre ellos y orara; y los discípulos los reprendieron. Pero Jesús dijo: Dejad a los niños, y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como estoses el reino de los cielos. Y después de poner las manos sobre ellos, se fue de allí. Y he aquí se le acercó uno y dijo: Maestro, ¿qué bien haré para obtener la vida eterna? Y Él le dijo: ¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Solo Uno es bueno; pero si deseas entrar en la vida, guarda los mandamientos. Él le dijo*: ¿Cuáles? Y Jesús respondió: NO MATARáS; NO COMETERáS ADULTERIO; NO HURTARáS; NO DARáS FALSO TESTIMONIO; HONRA A tu PADRE Y A tu MADRE; y AMARáS A TU PRóJIMO COMO A TI MISMO. El joven le dijo*: Todo esto lo he guardado; ¿qué me falta todavía? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme. Pero al oír el joven estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes. Y Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo que es difícil que un rico entre en el reino de los cielos. Y otra vez os digo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios. Al oír esto, los discípulos estaban llenos de asombro, y decían: Entonces, ¿quién podrá salvarse? Pero Jesús, mirándolos, les dijo: Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible. Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué, pues, recibiremos? Y Jesús les dijo: En verdad os digo que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, os sentaréis también sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos o tierras por mi nombre, recibirá cienveces más, y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros.

S. Mateo 19:13-30 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Cierto día, algunos padres llevaron a sus niños a Jesús para que pusiera sus manos sobre ellos y orara por ellos. Pero los discípulos regañaron a los padres por molestar a Jesús. Pero Jesús les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí. ¡No los detengan! Pues el reino del cielo pertenece a los que son como estos niños». Entonces les puso las manos sobre la cabeza y los bendijo antes de irse. Alguien se acercó a Jesús con la siguiente pregunta: —Maestro, ¿qué buena acción tengo que hacer para tener la vida eterna? —¿Por qué me preguntas a mí sobre lo que es bueno? —respondió Jesús—. Solo hay Uno que es bueno; pero para contestar a tu pregunta, si deseas recibir la vida eterna, cumple los mandamientos. —¿Cuáles? —preguntó el hombre. Y Jesús le contestó: —“No cometas asesinato; no cometas adulterio; no robes; no des falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre; ama a tu prójimo como a ti mismo”. —He obedecido todos esos mandamientos —respondió el joven—. ¿Qué más debo hacer? Jesús le dijo: —Si deseas ser perfecto, anda, vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme. Cuando el joven escuchó lo que Jesús le dijo, se fue triste porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «Les digo la verdad, es muy difícil que una persona rica entre en el reino del cielo. Lo repito: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios». Los discípulos quedaron atónitos. —Entonces, ¿quién podrá ser salvo? —preguntaron. Jesús los miró y les dijo: —Humanamente hablando es imposible, pero para Dios todo es posible. Entonces Pedro le dijo: —Nosotros hemos dejado todo para seguirte. ¿Qué recibiremos a cambio? Jesús contestó: —Les aseguro que cuando el mundo se renueve y el Hijo del Hombre se siente sobre su trono glorioso, ustedes que han sido mis seguidores también se sentarán en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo el que haya dejado casas o hermanos o hermanas o padre o madre o hijos o bienes por mi causa recibirá cien veces más a cambio y heredará la vida eterna. Pero muchos que ahora son los más importantes en ese día serán los menos importantes, y aquellos que ahora parecen menos importantes en ese día serán los más importantes.