S. Mateo 18:23-27
S. Mateo 18:23-27 Reina Valera Contemporánea (RVC)
»Por eso, el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Cuando comenzó a hacer cuentas, le llevaron a uno que le debía plata por millones. Como este no podía pagar, su señor ordenó que lo vendieran, junto con su mujer y sus hijos, y con todo lo que tenía, para que la deuda quedara pagada. Pero aquel siervo se postró ante él, y le suplicó: “Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.” El rey de aquel siervo se compadeció de él, lo dejó libre y le perdonó la deuda.
S. Mateo 18:23-27 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
»Por eso el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al comenzar a hacerlo, se presentó uno que le debía diez mil monedas de oro. Como él no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su esposa y a sus hijos y todo lo que tenía, para así saldar la deuda. El siervo se postró delante de él. “Tenga paciencia conmigo —rogó—, y se lo pagaré todo”. El señor se compadeció de su siervo, perdonó su deuda y lo dejó en libertad.
S. Mateo 18:23-27 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
»En el reino de Dios sucede algo parecido a lo que cierta vez sucedió en un país. El rey mandó llamar a sus empleados para que le informaran cómo andaban sus negocios y para que le pagaran todo lo que le debían. »Cuando comenzó a sacar cuentas, le llevaron un empleado que le debía sesenta millones de monedas de plata. Como el empleado no tenía dinero para pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa y sus hijos, y que vendieran también todo lo que tenía. Así, con el dinero de esa venta, la deuda quedaría pagada. »Pero el empleado se arrodilló delante del rey y le suplicó: “Señor, deme usted un poco más de tiempo y le pagaré todo lo que le debo.” »El rey sintió compasión de su empleado y le dijo: “Vete tranquilo; te perdono todo lo que me debes.”
S. Mateo 18:23-27 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
»Por esto, sucede con el reino de los cielos como con un rey que quiso hacer cuentas con sus funcionarios. Estaba comenzando a hacerlas cuando le presentaron a uno que le debía muchos millones. Como aquel funcionario no tenía con qué pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, para que quedara pagada la deuda. El funcionario se arrodilló delante del rey, y le rogó: “Tenga usted paciencia conmigo y se lo pagaré todo.” Y el rey tuvo compasión de él; así que le perdonó la deuda y lo puso en libertad.
S. Mateo 18:23-27 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A este, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.
S. Mateo 18:23-27 La Biblia de las Américas (LBLA)
Por eso, el reino de los cielos puede compararse a cierto rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Y al comenzar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. Pero no teniendo él con qué pagar, su señor ordenó que lo vendieran, junto con su mujer e hijos y todo cuanto poseía, y así pagara la deuda. Entonces el siervo cayó postrado ante él, diciendo: «Ten paciencia conmigo y todo te lo pagaré». Y el señor de aquel siervo tuvo compasión, y lo soltó y le perdonó la deuda.
S. Mateo 18:23-27 Nueva Traducción Viviente (NTV)
»Por lo tanto, el reino del cielo se puede comparar a un rey que decidió poner al día las cuentas con los siervos que le habían pedido prestado dinero. En el proceso, le trajeron a uno de sus deudores que le debía millones de monedas de plata. No podía pagar, así que su amo ordenó que lo vendieran —junto con su esposa, sus hijos y todo lo que poseía— para pagar la deuda. »El hombre cayó de rodillas ante su amo y le suplicó: “Por favor, tenme paciencia y te lo pagaré todo”. Entonces el amo sintió mucha lástima por él, y lo liberó y le perdonó la deuda.