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S. Mateo 14:1-13

S. Mateo 14:1-13 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

En aquel tiempo, Herodes Antipas era gobernador de Galilea. Y cuando supo lo que la gente decía acerca de Jesús, un día les dijo a sus asistentes: «En realidad, ese Jesús es Juan el Bautista, que ha vuelto a vivir. Por eso tiene poder para hacer milagros». Tiempo atrás, Juan el Bautista le había dicho a Herodes: «¡Lo que has hecho no está bien! Herodías es la esposa de tu hermano Filipo, y tú se la quitaste para casarte con ella». Entonces Herodes se enojó contra Juan, y ordenó que lo arrestaran, lo encadenaran y lo pusieran en la cárcel. Herodes quería matar a Juan. Pero no se atrevía a matarlo porque le tenía miedo a la gente, pues muchos creían que Juan era un profeta. Cuando Herodes celebró su cumpleaños, la hija de Herodías bailó delante de los invitados. A Herodes le gustó mucho el baile de la muchacha. Por eso prometió darle lo que ella le pidiera. Herodías escuchó eso, y convenció a su hija de que le pidiera a Herodes la cabeza de Juan el Bautista. Al oír esto, Herodes se puso muy triste, pues había prometido darle todo lo que ella le pidiera, y no podía romper una promesa hecha delante de sus invitados. Así que no tuvo más remedio, y ordenó a sus sirvientes que le dieran a la muchacha lo que pedía. Entonces los sirvientes fueron a la cárcel y le cortaron la cabeza a Juan, la pusieron en un plato, y se la llevaron a la muchacha. Ella se la entregó a su madre. Los discípulos de Juan pasaron a recoger el cuerpo de su maestro y lo enterraron. Después, fueron y le contaron a Jesús lo que había sucedido. Cuando Jesús oyó lo que le habían hecho a Juan el Bautista, subió a una barca y se fue a donde pudiera estar solo. Cuando la gente de los pueblos cercanos supo que Jesús se iba, lo siguió por tierra.

S. Mateo 14:1-13 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Cuando Herodes Antipas, el gobernante de Galilea, oyó hablar de Jesús, les dijo a sus consejeros: «¡Este debe ser Juan el Bautista que resucitó de los muertos! Por eso puede hacer semejantes milagros». Pues Herodes había arrestado y encarcelado a Juan como un favor para su esposa, Herodías (exesposa de Felipe, el hermano de Herodes). Juan venía diciendo a Herodes: «Es contra la ley de Dios que te cases con ella». Herodes quería matar a Juan pero temía que se produjera un disturbio, porque toda la gente creía que Juan era un profeta. Pero durante la fiesta de cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó una danza que a él le agradó mucho; entonces le prometió con un juramento que le daría cualquier cosa que ella quisiera. Presionada por su madre, la joven dijo: «Quiero en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista». Entonces el rey se arrepintió de lo que había dicho; pero debido al juramento que había hecho delante de sus invitados, dio las órdenes necesarias. Así fue que decapitaron a Juan en la prisión, trajeron su cabeza en una bandeja y se la dieron a la joven, quien se la llevó a su madre. Después, los discípulos de Juan llegaron a buscar su cuerpo y lo enterraron. Luego fueron a contarle a Jesús lo que había sucedido. En cuanto Jesús escuchó la noticia, salió en una barca a un lugar alejado para estar a solas; pero las multitudes oyeron hacia dónde se dirigía y lo siguieron a pie desde muchas ciudades.