S. Lucas 7:1-6,8-10
S. Lucas 7:1-6 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Cuando terminó de hablar al pueblo, Jesús entró en Capernaúm. Había allí un centurión cuyo siervo, a quien él estimaba mucho, estaba enfermo, a punto de morir. Como oyó hablar de Jesús, el centurión mandó a unos líderes religiosos de los judíos a pedirle que fuera a sanar a su siervo. Cuando llegaron ante Jesús, rogaron con insistencia: —Este hombre merece que le concedas lo que te pide: aprecia tanto a nuestra nación que nos ha construido una sinagoga. Así que Jesús fue con ellos. No estaba lejos de la casa cuando el centurión mandó unos amigos a decirle: —Señor, no te tomes tanta molestia, pues no merezco que entres bajo mi techo.
Lucas 7:8-10 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Porque yo mismo soy un hombre sujeto a órdenes superiores y, además, tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno “ve” y va; y al otro, “ven” y viene. Le digo a mi siervo “haz esto” y lo hace. Al oírlo, Jesús se asombró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, comentó: —Les digo que ni siquiera en Israel he encontrado una fe tan grande. Al regresar a casa, los enviados encontraron sano al siervo.
S. Lucas 7:1-6 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Cuando Jesús terminó de enseñar a la gente, se fue al pueblo de Cafarnaúm. Allí vivía un capitán del ejército romano, que tenía un sirviente a quien apreciaba mucho. Ese sirviente estaba muy enfermo y a punto de morir. Cuando el capitán oyó hablar de Jesús, mandó a unos jefes de los judíos para que lo buscaran y le dijeran: «Por favor, venga usted a mi casa y sane a mi sirviente.» Ellos fueron a ver a Jesús y le dieron el mensaje. Además, le rogaron: «Por favor, haz lo que te pide este capitán romano. Merece que lo ayudes, porque es un hombre bueno. A los judíos nos trata bien, ¡y hasta mandó construir una sinagoga para nosotros!» Jesús fue con ellos, y cuando estaban cerca de la casa, el capitán romano mandó a unos amigos para que le dijeran a Jesús: «Señor, no se moleste usted por mí, yo no merezco que entre en mi casa.
Lucas 7:8-10 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Yo estoy acostumbrado a dar órdenes y a obedecerlas. Cuando le digo a uno de mis soldados: “¡Ve!”, me obedece y va. Si le digo a otro: “¡Ven!”, me obedece y viene. Y si le digo a uno de mis sirvientes: “¡Haz esto!”, lo hace.» Al escuchar las palabras del capitán, Jesús se quedó admirado y les dijo a quienes lo seguían: «En todo Israel no he encontrado a nadie que confíe tanto en mí, como este capitán romano.» Cuando los mensajeros regresaron a la casa, encontraron al sirviente completamente sano.
S. Lucas 7:1-6 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Jesús terminó de hablar con el pueblo y entró en Cafarnaún. Allí había un centurión que tenía un siervo al que amaba mucho, el cual estaba a punto de morir. Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, envió a unos ancianos de los judíos para que le rogaran que fuera a sanar a su siervo. Ellos fueron a hablar con Jesús, y con mucha insistencia le rogaron: «Este hombre merece que le concedas lo que pide, pues ama a nuestra nación y nos ha construido una sinagoga.» Jesús se fue con ellos, y ya estaban cerca de la casa cuando el centurión envió a unos amigos suyos, para que le dijeran: «Señor, no te molestes. Yo no soy digno de que entres en mi casa.
San Lucas 7:8-10 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Yo mismo sé lo que es estar bajo autoridad, y lo que es tener soldados bajo mis órdenes. Si a uno le digo “Ve allá”, él va; y si a otro le digo “Ven acá”, él viene; y si a mi siervo le digo: “Haz esto”, lo hace.» Cuando Jesús oyó esto, se quedó admirado del centurión. Se volvió entonces a la gente que lo seguía, y dijo: «Quiero decirles que ni siquiera en Israel he hallado tanta fe.» Los que habían sido enviados regresaron entonces a la casa, y se encontraron con que el siervo ya estaba sano.
S. Lucas 7:1-6 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Cuando Jesús terminó de hablar a la gente, se fue a Cafarnaúm. Vivía allí un capitán romano que tenía un criado al que estimaba mucho, el cual estaba enfermo y a punto de morir. Cuando el capitán oyó hablar de Jesús, mandó a unos ancianos de los judíos a rogarle que fuera a sanar a su criado. Ellos se presentaron a Jesús y le rogaron mucho, diciendo: —Este capitán merece que lo ayudes, porque ama a nuestra nación y él mismo hizo construir nuestra sinagoga. Jesús fue con ellos, pero cuando ya estaban cerca de la casa, el capitán mandó unos amigos a decirle: «Señor, no te molestes, porque yo no merezco que entres en mi casa
San Lucas 7:8-10 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Porque yo mismo estoy bajo órdenes superiores, y a la vez tengo soldados bajo mi mando. Cuando le digo a uno de ellos que vaya, va; cuando le digo a otro que venga, viene; y cuando mando a mi criado que haga algo, lo hace.» Jesús se quedó admirado al oír esto, y mirando a la gente que lo seguía dijo: —Les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe como en este hombre. Al regresar a la casa, los enviados encontraron que el criado ya estaba sano.
S. Lucas 7:1-6 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Después que hubo terminado todas sus palabras al pueblo que le oía, entró en Capernaum. Y el siervo de un centurión, a quien este quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir. Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo. Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto; porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga. Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión envió a él unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo
S. Lucas 7:8-10 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y al regresar a casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo.
S. Lucas 7:1-6 La Biblia de las Américas (LBLA)
Cuando Jesús terminó todas sus palabras al pueblo que le oía, se fue a Capernaúm. Y el siervo de cierto centurión, a quien este apreciaba mucho, estaba enfermo y a punto de morir. Al oír hablar de Jesús, el centurión envió a Él unos ancianos de los judíos, pidiéndole que viniera y salvara a su siervo. Cuando ellos llegaron a Jesús, le rogaron con insistencia, diciendo: El centurión es digno de que le concedas esto; porque él ama a nuestro pueblo y fue él quien nos edificó la sinagoga. Jesús iba con ellos, pero cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión envió a unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes más, porque no soy digno de que entres bajo mi techo
Lucas 7:8-10 La Biblia de las Américas (LBLA)
Pues yo también soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a este: «Ve», y va; y a otro: «Ven», y viene; y a mi siervo: «Haz esto», y lo hace. Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la multitud que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado una fe tan grande. Y cuando los que habían sido enviados regresaron a la casa, encontraron sano al siervo.
S. Lucas 7:1-6 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Cuando Jesús terminó de decir todo eso a la gente, regresó a Capernaúm. En ese tiempo, un apreciado esclavo de un oficial romano estaba enfermo y a punto de morir. Cuando el oficial oyó hablar de Jesús, envió a unos respetados ancianos judíos a pedirle que fuera a sanar a su esclavo. De todo corazón, le suplicaron a Jesús que ayudara al hombre. Le dijeron: «Si alguien merece tu ayuda, es él; pues ama al pueblo judío y hasta construyó una sinagoga para nosotros». Entonces Jesús fue con ellos; pero, justo antes de que llegaran a la casa, el oficial envió a unos amigos a decir: «Señor, no te molestes en venir a mi casa, porque no soy digno de tanto honor.
Lucas 7:8-10 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Lo sé porque estoy bajo la autoridad de mis oficiales superiores y tengo autoridad sobre mis soldados. Solo tengo que decir: “Vayan”, y ellos van, o “vengan”, y ellos vienen. Y si les digo a mis esclavos: “Hagan esto”, lo hacen». Al oírlo, Jesús quedó asombrado. Se dirigió a la multitud que lo seguía y dijo: «Les digo, ¡no he visto una fe como esta en todo Israel!». Cuando los amigos del oficial regresaron a la casa, encontraron al esclavo completamente sano.