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S. Lucas 5:27-39

S. Lucas 5:27-39 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Después de esto, Jesús salió y vio a un cobrador de impuestos llamado Leví, que estaba sentado donde se cobraban los impuestos. Le dijo: «Sígueme.» Leví se levantó y, dejándolo todo, lo siguió. Más tarde, Leví ofreció un gran banquete en su casa, en honor de Jesús. Sentados a la mesa con ellos estaban muchos cobradores de impuestos y otras personas. Pero los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos de Jesús, y les dijeron: «¿Por qué ustedes comen y beben con cobradores de impuestos y pecadores?» Jesús les respondió: «Los que están sanos no necesitan de un médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar al arrepentimiento a los justos, sino a los pecadores.» Entonces ellos le dijeron: «¿Por qué los discípulos de Juan y de los fariseos ayunan muchas veces, y hacen oraciones, mientras que los tuyos comen y beben?» Jesús les dijo: «¿Acaso ustedes pueden hacer que ayunen los invitados a una boda, mientras el novio está con ellos? Llegará el día en que el novio ya no estará con ellos. Entonces sí, ese día, ayunarán.» También les contó una parábola: «Nadie corta un retazo de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. Si lo hace, no solamente arruinará el vestido nuevo, sino que el remiendo no quedará bien en el vestido viejo. Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo hará que se revienten los odres; entonces el vino se derramará, y los odres se echarán a perder. El vino nuevo debe echarse en odres nuevos. Así, tanto el vino como los odres se conservan. Y nadie que haya bebido el vino añejo, quiere beber el nuevo, porque dice: “El vino añejo es mejor.”»

S. Lucas 5:27-39 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Después de esto salió Jesús y se fijó en un recaudador de impuestos llamado Leví, sentado a la mesa donde cobraba. «Sígueme» —dijo Jesús. Y Leví se levantó, lo dejó todo y lo siguió. Luego Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa, y había allí un grupo numeroso de recaudadores de impuestos y otras personas que estaban comiendo con ellos. Pero los fariseos y los maestros de la Ley que eran de la misma secta reclamaban a los discípulos de Jesús: —¿Por qué comen y beben ustedes con recaudadores de impuestos y pecadores? —No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos —contestó Jesús—. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan. Algunos dijeron a Jesús: —Los discípulos de Juan ayunan y oran con frecuencia, lo mismo que los discípulos de los fariseos, pero los tuyos se la pasan comiendo y bebiendo. Jesús replicó: —¿Acaso pueden obligar a los invitados del novio a que ayunen mientras él está con ellos? Llegará el día en que se les quitará el novio; en aquellos días sí ayunarán. Les contó esta parábola: —Nadie quita un retazo de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. De hacerlo así, habrá rasgado el vestido nuevo y el retazo nuevo no hará juego con el vestido viejo. Ni echa nadie vino nuevo en recipientes de cuero viejo. De hacerlo así, el vino nuevo hará reventar el cuero, se derramará el vino y los recipientes se arruinarán. Más bien, el vino nuevo debe echarse en recipientes de cuero nuevo. Y nadie que haya bebido vino añejo quiere el nuevo, porque dice: “El añejo es mejor”.

S. Lucas 5:27-39 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Después de esto, Jesús se fue de aquel lugar. En el camino vio a un hombre llamado Mateo, que estaba cobrando impuestos para el gobierno de Roma. Jesús le dijo: «Sígueme». Mateo se levantó, dejó todo lo que tenía, y lo siguió. Ese mismo día, Mateo ofreció en su casa una gran fiesta en honor de Jesús. Allí estaban comiendo muchos cobradores de impuestos y otras personas. Algunos fariseos y maestros de la Ley comenzaron a hablar contra los discípulos de Jesús, y les dijeron: —¿Por qué comen ustedes con los cobradores de impuestos y con toda esta gente mala? Jesús les respondió: —Los que necesitan del médico son los enfermos, no los que están sanos. Yo vine a invitar a los pecadores para que regresen a Dios, no a los que se creen buenos. Algunas personas le dijeron a Jesús: —Los discípulos de Juan el Bautista y los seguidores de los fariseos siempre dedican tiempo para ayunar y para orar. Tus discípulos, en cambio, nunca dejan de comer y de beber. Jesús les respondió: —Los invitados a una fiesta de bodas no ayunan mientras el novio está con ellos. Pero llegará el momento en que se lleven al novio, y entonces los invitados ayunarán. Jesús también les puso esta comparación: «Si un vestido viejo se rompe, nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar el viejo. Si lo hace, echa a perder el vestido nuevo. Además, el remiendo nuevo se verá feo en el vestido viejo. »Tampoco se echa vino nuevo en recipientes viejos porque, cuando el vino nuevo fermente, hará que reviente el cuero viejo. Entonces se perderá el vino nuevo, y los recipientes se destruirán. Por eso, hay que echar vino nuevo en recipientes de cuero nuevo. »Además, si una persona prueba el vino viejo, ya no quiere beber vino nuevo, porque habrá aprendido que el viejo es mejor.»

S. Lucas 5:27-39 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Después de esto, Jesús salió y se fijó en uno de los que cobraban impuestos para Roma. Se llamaba Leví, y estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos. Jesús le dijo: —Sígueme. Entonces Leví se levantó, y dejándolo todo siguió a Jesús. Más tarde, Leví hizo en su casa una gran fiesta en honor de Jesús; y muchos de los que cobraban impuestos para Roma, junto con otras personas, estaban sentados con ellos a la mesa. Pero los fariseos y los maestros de la ley del mismo partido comenzaron a criticar a los discípulos de Jesús. Les dijeron: —¿Por qué comen y beben ustedes con cobradores de impuestos y pecadores? Jesús les contestó: —Los que están buenos y sanos no necesitan médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se vuelvan a Dios. Le dijeron a Jesús: —Los seguidores de Juan y de los fariseos ayunan mucho y hacen muchas oraciones, pero tus discípulos siempre comen y beben. Jesús les contestó: —¿Acaso pueden ustedes hacer ayunar a los invitados a una boda, mientras el novio está con ellos? Pero llegará el momento en que se lleven al novio; cuando llegue ese día, entonces sí ayunarán. También les puso esta comparación: —Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. Si lo hace así, echa a perder el vestido nuevo; además, el pedazo nuevo no quedará bien con el vestido viejo. Ni tampoco se echa vino nuevo en cueros viejos, porque el vino nuevo hace que se revienten los cueros, y tanto el vino como los cueros se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en cueros nuevos. Y nadie que toma el vino añejo quiere después el nuevo, porque dice: “El añejo es más sabroso.”

S. Lucas 5:27-39 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y dejándolo todo, se levantó y le siguió. Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos. Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores? Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben? Él les dijo: ¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos? Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán. Les dijo también una parábola: Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; pues si lo hace, no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán. Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conservan. Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor.

S. Lucas 5:27-39 La Biblia de las Américas (LBLA)

Después de esto, Jesús salió y se fijó en un recaudador de impuestos llamado Leví, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: Sígueme. Y él, dejándolo todo, se levantó y le seguía. Y Leví le ofreció un gran banquete en su casa; y había un grupo grande de recaudadores de impuestos y de otros que estaban sentados a la mesa con ellos. Y los fariseos y sus escribas se quejaban a los discípulos de Jesús, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con los recaudadores de impuestos y con los pecadores? Respondiendo Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. Y ellos le dijeron: Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones; los de los fariseos también hacen lo mismo, pero los tuyos comen y beben. Entonces Jesús les dijo: ¿Acaso podéis hacer que los acompañantes del novio ayunen mientras el novio está con ellos? Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, entonces ayunarán en aquellos días. También les dijo una parábola: Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; porque entonces romperá el nuevo, y el pedazo del nuevo no armonizará con el viejo. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán, sino que el vino nuevo debe echarse en odres nuevos. Y nadie, después de beber vino añejo, desea vino nuevo, porque dice: «El añejo es mejor».

S. Lucas 5:27-39 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Tiempo después, al salir de la ciudad, Jesús vio a un cobrador de impuestos llamado Leví sentado en su cabina de cobrador. «Sígueme y sé mi discípulo», le dijo Jesús. Entonces Leví se levantó, dejó todo y lo siguió. Más tarde, Leví dio un banquete en su casa, con Jesús como invitado de honor. Muchos de los cobradores de impuestos, compañeros de Leví, y otros invitados comieron con ellos. Así que los fariseos y los maestros de la ley religiosa les reclamaron severamente a los discípulos de Jesús diciéndoles: «¿Por qué comen y beben con semejante escoria?». Jesús les contestó: «La gente sana no necesita médico, los enfermos sí. No he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores y necesitan arrepentirse». Cierto día, algunas personas le dijeron a Jesús: —Los discípulos de Juan el Bautista ayunan y oran con frecuencia, igual que los discípulos de los fariseos. ¿Por qué tus discípulos están siempre comiendo y bebiendo? Jesús contestó: —¿Acaso los invitados de una boda ayunan mientras festejan con el novio? Por supuesto que no; pero un día el novio será llevado, y entonces sí ayunarán. Luego Jesús les dio la siguiente ilustración: «Nadie quita un pedazo de tela de una prenda nueva y la usa para remendar una prenda vieja; pues la prenda nueva se arruinaría y el remiendo nuevo no haría juego con la prenda vieja. »Nadie pone vino nuevo en cueros viejos; pues el vino nuevo reventaría los cueros, el vino se derramaría, y los cueros quedarían arruinados. El vino nuevo debe guardarse en cueros nuevos. Ni nadie que prueba el vino añejo parece querer el vino nuevo. Pues dicen: “El añejo es mejor”».

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