S. Lucas 20:39-47
S. Lucas 20:39-47 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Algunos de los maestros de la Ley respondieron: —¡Bien dicho, Maestro! Y ya no se atrevieron a hacerle más preguntas. Pero Jesús les preguntó: —¿Cómo es que dicen que el Cristo es descendiente de David? David mismo declara en el libro de los Salmos: »“Dijo el Señor a mi Señor: ‘Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por debajo de tus pies’ ”. David lo llama “Señor”. ¿Cómo puede entonces ser su descendiente? Mientras todo el pueblo lo escuchaba, Jesús dijo a sus discípulos: —Cuídense de los maestros de la Ley. Les gusta pasearse con ropas ostentosas y les encanta que los saluden en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes. Se apoderan de los bienes de las viudas y a la vez hacen largas plegarias para impresionar a los demás. Estos recibirán peor castigo.
S. Lucas 20:39-47 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Algunos maestros de la Ley que estaban allí dijeron: —¡Maestro, diste una buena respuesta! Después de esto, ya nadie se atrevía a hacerle más preguntas. Jesús preguntó a los que estaban allí: —¿Por qué dice la gente que el Mesías será un descendiente del rey David? Si en el libro de los Salmos el mismo David dice: “Dios le dijo a mi Señor el Mesías: ‘Siéntate a la derecha de mi trono, hasta que yo derrote a tus enemigos.’” »Si David llama Señor al Mesías, ¿cómo puede ser el Mesías descendiente de David? Delante de toda la gente, Jesús les dijo a sus discípulos: —¡Cuídense de los maestros de la Ley! A ellos les gusta vestir como gente importante, y que los saluden en el mercado con mucho respeto. Cuando van a una fiesta o a la sinagoga, les gusta ocupar los mejores puestos. Ellos les quitan a las viudas sus casas, y luego hacen oraciones muy largas para que todos piensen que son gente buena. Pero Dios los castigará más duro que a los demás.
S. Lucas 20:39-47 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Algunos de los escribas le respondieron: «Maestro, has dicho bien.» Y no se atrevieron a preguntarle nada más. Entonces él les dijo: «¿Cómo pueden decir que el Cristo es hijo de David? David mismo dice, en el libro de los Salmos: »“El Señor le dijo a mi señor: ‘Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.’” »Y si David lo llama Señor, ¿cómo entonces puede ser su hijo?» Como todo el pueblo lo estaba escuchando, Jesús les dijo a sus discípulos: «Cuídense de los escribas, porque les gusta pasearse con ropas largas, y que los saluden en las plazas, y sentarse en las primeras sillas de las sinagogas, y en los lugares más importantes de los banquetes. Se adueñan de los bienes de las viudas, y para disimular todo esto hacen largas oraciones. ¡Pero ellos recibirán una mayor condenación!»
S. Lucas 20:39-47 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Algunos maestros de la ley le dijeron entonces: —Bien dicho, Maestro. Y ya no se atrevieron a hacerle más preguntas. Jesús les preguntó: —¿Por qué dicen que el Mesías desciende de David? Pues David mismo, en el libro de los Salmos, dice: “El Señor dijo a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que yo haga de tus enemigos el estrado de tus pies.” ¿Cómo puede entonces el Mesías descender de David, si David mismo lo llama Señor? Toda la gente estaba escuchando, y Jesús dijo a sus discípulos: «Cuídense de los maestros de la ley, pues les gusta andar con ropas largas, y quieren que los saluden con todo respeto en las plazas. Buscan los asientos de honor en las sinagogas y los mejores lugares en las comidas; y les quitan sus casas a las viudas, y para disimularlo hacen largas oraciones. Ellos recibirán mayor castigo.»
S. Lucas 20:39-47 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Respondiéndole algunos de los escribas, dijeron: Maestro, bien has dicho. Y no osaron preguntarle nada más. Entonces él les dijo: ¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David? Pues el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. David, pues, le llama Señor; ¿cómo entonces es su hijo? Y oyéndole todo el pueblo, dijo a sus discípulos: Guardaos de los escribas, que gustan de andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas; que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones; estos recibirán mayor condenación.
S. Lucas 20:39-47 La Biblia de las Américas (LBLA)
Y algunos de los escribas respondieron, y dijeron: Maestro, bien has hablado. Porque ya no se atrevían a preguntarle nada. Entonces Él les dijo: ¿Cómo es que dicen que el Cristoes el hijo de David? Pues David mismo dice en el libro de los Salmos: EL SEÑOR DIJO A MI SEÑOR: «SIéNTATE A MI DIESTRA, HASTA QUE PONGA A TUS ENEMIGOS POR ESTRADO DE TUS PIES». David, por tanto, le llama «Señor». ¿Cómo, pues, es Él su hijo? Mientras todo el pueblo escuchaba, dijo a los discípulos: Cuidaos de los escribas, a quienes les gusta andar con vestiduras largas, y son amantes de los saludos respetuosos en las plazas, y de ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes; que devoran las casas de las viudas, y por las apariencias hacen largas oraciones; ellos recibirán mayor condenación.
S. Lucas 20:39-47 Nueva Traducción Viviente (NTV)
«¡Bien dicho, Maestro!», comentaron algunos de los maestros de la ley religiosa que estaban allí. Y después nadie se atrevió a hacerle más preguntas. Entonces Jesús les planteó una pregunta: «¿Cómo es que se dice que el Mesías es hijo de David? Pues David mismo escribió en el libro de los Salmos: “El SEÑOR le dijo a mi Señor: Siéntate en el lugar de honor a mi derecha, hasta que humille a tus enemigos y los ponga por debajo de tus pies”. Si David llamó al Mesías “Señor”, ¿cómo es posible que el Mesías sea su hijo?». Entonces, mientras la multitud escuchaba, se dirigió a sus discípulos y les dijo: «¡Cuídense de los maestros de la ley religiosa! Pues les gusta pavonearse en túnicas largas y sueltas y les encanta recibir saludos respetuosos cuando caminan por las plazas. ¡Y cómo les encanta ocupar los asientos de honor en las sinagogas y sentarse a la mesa principal en los banquetes! Sin embargo, estafan descaradamente a las viudas para apoderarse de sus propiedades y luego pretenden ser piadosos haciendo largas oraciones en público. Por eso, serán castigados con severidad».