S. Lucas 18:15-30
S. Lucas 18:15-30 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
También le llevaban niños pequeños a Jesús para que los tocara. Al ver esto, los discípulos reprendían a quienes los llevaban. Pero Jesús llamó a los niños y dijo: «Dejen que los niños vengan a mí; no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él». Cierto dirigente preguntó a Jesús: —Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? —¿Por qué me llamas bueno? —respondió Jesús—. Nadie es bueno sino solo Dios. Ya sabes los mandamientos: “No cometas adulterio, no mates, no robes, no presentes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre”. —Todo eso lo he cumplido desde que era joven —dijo el hombre. Al oír esto, Jesús añadió: —Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes y repártelo entre los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme. Cuando el hombre oyó esto, se entristeció mucho, pues era muy rico. Al verlo tan afligido, Jesús comentó: —¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios! En realidad, le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios. Los que lo oyeron preguntaron: —Entonces, ¿quién podrá salvarse? —Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios —aclaró Jesús. —Mira —le dijo Pedro—, nosotros hemos dejado todo lo que teníamos para seguirte. —Les aseguro —respondió Jesús— que todo el que por causa del reino de Dios haya dejado casa, esposa, hermanos, padres o hijos recibirá mucho más en este tiempo; y en la edad venidera, la vida eterna.
S. Lucas 18:15-30 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Algunas madres llevaron a sus niños pequeños para que Jesús pusiera su mano sobre sus cabezas y los bendijera. Pero los discípulos comenzaron a reprenderlas para que no los trajeran. Entonces Jesús llamó a los niños, y les dijo a sus discípulos: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que la persona que no confía en Dios como lo hace un niño, no podrá entrar en el reino de Dios.» Un líder de los judíos fue a ver a Jesús y le preguntó: —Tú, que eres un maestro bueno, dime, ¿qué cosa debo hacer para tener vida eterna? Jesús le contestó: —¿Por qué dices que soy bueno? Solo Dios es bueno. Tú conoces bien los mandamientos: No seas infiel en el matrimonio, no mates, no robes, no mientas para hacerle daño a otra persona, obedece y cuida a tu padre y a tu madre. El líder le dijo: —¡He obedecido todos esos mandamientos desde que era un niño! Jesús le respondió: —Solo te falta hacer una cosa: Vende todo lo que tienes, y dales ese dinero a los pobres. Así, Dios te dará un gran premio en el cielo. Luego ven y conviértete en uno de mis seguidores. Cuando el líder oyó esto, se puso muy triste, porque era muy rico. Jesús lo miró y dijo: —¡Qué difícil es que una persona rica entre en el reino de Dios! En realidad, es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para una persona rica entrar en el reino de Dios. La gente que estaba allí y que oyó a Jesús, preguntó: —Entonces, ¿quién podrá salvarse? Jesús les respondió: —Para la gente eso es imposible, pero todo es posible para Dios. Pedro le dijo: —Recuerda que nosotros dejamos todo lo que teníamos, y te hemos seguido. Jesús les respondió: —Les aseguro que si alguno ha dejado su casa, su esposa, sus hermanos, sus padres, o sus hijos, por ser obediente al reino de Dios, sin duda recibirá aquí mucho más de lo que dejó. Además, cuando muera, vivirá con Dios para siempre.
S. Lucas 18:15-30 Reina Valera Contemporánea (RVC)
La gente llevaba los niños a Jesús, para que él los tocara. Cuando los discípulos vieron esto, los reprendieron; pero Jesús los llamó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de los cielos es de los que son como ellos. De cierto les digo: el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.» Un hombre importante le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?» Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie que sea bueno, sino solo Dios. Conoces los mandamientos: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre.» Aquel le dijo: «Todo esto lo he cumplido desde mi juventud.» Al oír esto, Jesús le dijo: «Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dáselo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después de eso, ven y sígueme.» Cuando aquel hombre oyó esto, se puso muy triste, porque era muy rico. Y al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: «¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios! Le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.» Los que oyeron esto dijeron: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?» Y Jesús les respondió: «Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.» Pedro dijo entonces: «Nosotros hemos dejado nuestras posesiones, y te hemos seguido.» Y Jesús les dijo: «De cierto les digo, que cualquiera que haya dejado casa, padres, hermanos, mujer, o hijos, por el reino de Dios, recibirá mucho más en este tiempo, y en el tiempo venidero recibirá la vida eterna.»
S. Lucas 18:15-30 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
También le llevaban niñitos a Jesús, para que los tocara; pero cuando los discípulos lo vieron, comenzaron a reprender a quienes los llevaban. Entonces Jesús los llamó y dijo: —Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. Les aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Uno de los jefes le preguntó a Jesús: —Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le contestó: —¿Por qué me llamas bueno? Bueno solamente hay uno: Dios. Ya sabes los mandamientos: “No cometas adulterio, no mates, no robes, no digas mentiras en perjuicio de nadie, y honra a tu padre y a tu madre.” El hombre le dijo: —Todo eso lo he cumplido desde joven. Al oír esto, Jesús le contestó: —Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riqueza en el cielo. Luego ven y sígueme. Pero cuando el hombre oyó esto, se puso muy triste, porque era muy rico. Al verlo así, Jesús dijo: —¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios! Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el reino de Dios. Los que lo oyeron preguntaron: —¿Y quién podrá salvarse? Jesús les contestó: —Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. Pedro le dijo: —Señor, nosotros hemos dejado todas nuestras cosas y te hemos seguido. Él les respondió: —Les aseguro que cualquiera que por causa del reino de Dios haya dejado casa, o esposa, o hermanos, o padres, o hijos, recibirá mucho más en la vida presente, y en la vida venidera recibirá la vida eterna.
S. Lucas 18:15-30 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Traían a él los niños para que los tocase; lo cual viendo los discípulos, les reprendieron. Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo Dios. Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre. Él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico. Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Y los que oyeron esto dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Él les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido. Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.
S. Lucas 18:15-30 La Biblia de las Américas (LBLA)
Y le traían aun a los niños muy pequeños para que los tocara, pero al ver esto los discípulos, los reprendían. Mas Jesús, llamándolos a su lado, dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque de los que son como estoses el reino de Dios. En verdad os digo: el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y cierto hombre prominente le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le respondió: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo uno, Dios. Tú sabes los mandamientos: «NO COMETAS ADULTERIO, NO MATES, NO HURTES, NO DES FALSO TESTIMONIO, HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE». Y él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. Cuando Jesús oyó esto, le dijo: Te falta todavía una cosa; vende todo lo que tienes y reparte entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme. Pero al oír esto, se puso muy triste, pues era sumamente rico. Mirándolo Jesús, dijo: ¡Qué difícil es que entren en el reino de Dios los que tienen riquezas! Porque es más fácil que un camello pasepor el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios. Los que oyeron esto, dijeron: ¿Y quién podrá salvarse? Y Él respondió: Lo imposible para los hombres, es posible para Dios. Y Pedro dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Entonces Él les dijo: En verdad os digo: no hay nadie que haya dejado casa, o mujer, o hermanos, o padres o hijos por la causa del reino de Dios, que no reciba muchas veces más en este tiempo, y en el siglo venidero, la vida eterna.
S. Lucas 18:15-30 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Cierto día, algunos padres llevaron a sus hijitos a Jesús para que él los tocara y los bendijera; pero cuando los discípulos vieron esto, regañaron a los padres por molestarlo. Entonces Jesús llamó a los niños y dijo a los discípulos: «Dejen que los niños vengan a mí. ¡No los detengan! Pues el reino de Dios pertenece a los que son como estos niños. Les digo la verdad, el que no reciba el reino de Dios como un niño nunca entrará en él». Cierta vez, un líder religioso le hizo a Jesús la siguiente pregunta: —Maestro bueno, ¿qué debería hacer para heredar la vida eterna? —¿Por qué me llamas bueno? —le preguntó Jesús—. Solo Dios es verdaderamente bueno; pero para contestar a tu pregunta, tú conoces los mandamientos: “No cometas adulterio; no cometas asesinato; no robes; no des falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre”. El hombre respondió: —He obedecido todos esos mandamientos desde que era joven. Cuando Jesús oyó su respuesta, le dijo: —Hay una cosa que todavía no has hecho. Vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme. Cuando el hombre oyó esto, se puso triste porque era muy rico. Jesús lo vio y dijo: «¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios! De hecho, ¡es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios!». Los que lo oyeron, dijeron: «Entonces, ¿quién podrá ser salvo?». Él contestó: «Lo que es imposible para los seres humanos es posible para Dios». Pedro dijo: —Nosotros hemos dejado nuestros hogares para seguirte. —Así es —respondió Jesús—, y les aseguro que todo el que haya dejado casa o esposa o hermanos o padres o hijos por causa del reino de Dios recibirá mucho más en esta vida y tendrá la vida eterna en el mundo que vendrá.