S. Lucas 1:57-68
S. Lucas 1:57-68 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Cuando se le cumplió el tiempo, Elisabet dio a luz un hijo. Sus vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le había mostrado gran misericordia y compartieron su alegría. A los ocho días llevaron a circuncidar al niño. Como querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, su madre se opuso. —¡No! —dijo ella—. Tiene que llamarse Juan. —Pero si nadie en tu familia tiene ese nombre —le dijeron. Entonces le hicieron señas a su padre para saber qué nombre quería ponerle al niño. Él pidió una tablilla en la que escribió: «Su nombre es Juan». Y todos quedaron asombrados. Al instante abrió su boca y se desató su lengua, recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Todos los vecinos se llenaron de temor y por toda la región montañosa de Judea se comentaba lo sucedido. Quienes lo oían se preguntaban: «¿Qué llegará a ser este niño?». Porque el poder del Señor lo acompañaba. Entonces su padre Zacarías, lleno del Espíritu Santo, profetizó: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a redimir a su pueblo.
S. Lucas 1:57-68 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Cuando nació el hijo de Isabel, todos sus vecinos y familiares se alegraron mucho, pues vieron que Dios había sido muy bondadoso. A los ocho días, vinieron a circuncidar al niño. Los que estaban allí querían ponerle Zacarías, que era el nombre de su padre. Pero Isabel dijo: —¡No! Va a llamarse Juan. Ellos le dijeron: —Ningún familiar tuyo se llama así. Y por señas le preguntaron a Zacarías cómo quería llamar al niño. Zacarías pidió una tabla y escribió: «Juan». Todos quedaron sorprendidos. En ese mismo momento, Zacarías empezó a hablar de nuevo, y alabó a Dios. Todos los vecinos se quedaron impresionados, y en toda la región montañosa de Judea no se hablaba de otra cosa. Los que oían hablar del asunto se preguntaban: «¿Qué será de este niño cuando crezca?» Porque todos sabían que Dios estaba con él. Zacarías, lleno del Espíritu Santo, dio este mensaje: «¡Alabemos al Dios de Israel, porque ha venido a salvarnos!
S. Lucas 1:57-68 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Cuando se cumplió el tiempo, Elisabet dio a luz un hijo. Y cuando sus vecinos y parientes supieron que Dios le había mostrado su gran misericordia, se alegraron con ella. Al octavo día fueron para circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías. Pero su madre dijo: «No, va a llamarse Juan.» Le preguntaron: «¿Por qué? ¡No hay nadie en tu familia que se llame así!» Luego le preguntaron a su padre, por señas, qué nombre quería ponerle. Zacarías pidió una tablilla y escribió: «Su nombre es Juan.» Y todos se quedaron asombrados. En ese mismo instante, a Zacarías se le destrabó la lengua y comenzó a hablar y a bendecir a Dios. Todos sus vecinos se llenaron de temor, y todo esto se divulgó por todas las montañas de Judea. Todos los que oían esto se ponían a pensar, y se preguntaban: «¿Qué va a ser de este niño?» Y es que la mano del Señor estaba con él. Lleno del Espíritu Santo, Zacarías, su padre, profetizó: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a redimir a su pueblo.
S. Lucas 1:57-68 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Al cumplirse el tiempo en que Isabel debía dar a luz, tuvo un hijo. Sus vecinos y parientes fueron a felicitarla cuando supieron que el Señor había sido tan bueno con ella. A los ocho días, llevaron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías. Pero su madre dijo: —No. Tiene que llamarse Juan. Le contestaron: —No hay nadie en tu familia con ese nombre. Entonces preguntaron por señas al padre del niño, para saber qué nombre quería ponerle. El padre pidió una tabla para escribir, y escribió: “Su nombre es Juan.” Y todos se quedaron admirados. En aquel mismo momento Zacarías volvió a hablar, y comenzó a alabar a Dios. Todos los vecinos estaban asombrados, y en toda la región montañosa de Judea se contaba lo sucedido. Todos los que lo oían se preguntaban a sí mismos: «¿Qué llegará a ser este niño?» Porque ciertamente el Señor mostraba su poder en favor de él. Zacarías, el padre del niño, lleno del Espíritu Santo y hablando proféticamente, dijo: «¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a rescatar a su pueblo!
S. Lucas 1:57-68 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo. Y cuando oyeron los vecinos y los parientes que Dios había engrandecido para con ella su misericordia, se regocijaron con ella. Aconteció que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban con el nombre de su padre, Zacarías; pero respondiendo su madre, dijo: No; se llamará Juan. Le dijeron: ¿Por qué? No hay nadie en tu parentela que se llame con ese nombre. Entonces preguntaron por señas a su padre, cómo le quería llamar. Y pidiendo una tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron. Al momento fue abierta su boca y suelta su lengua, y habló bendiciendo a Dios. Y se llenaron de temor todos sus vecinos; y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas cosas. Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Quién, pues, será este niño? Y la mano del Señor estaba con él. Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo
S. Lucas 1:57-68 La Biblia de las Américas (LBLA)
Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo. Y sus vecinos y parientes oyeron que el Señor había demostrado su gran misericordia hacia ella; y se regocijaban con ella. Y al octavo día vinieron para circuncidar al niño, y lo iban a llamar Zacarías según el nombre de su padre. Pero la madre respondió, y dijo: No, sino que se llamará Juan. Y le dijeron: No hay nadie en tu familia que tenga ese nombre. Entonces preguntaban por señas al padre, cómo lo quería llamar. Y él pidió una tablilla y escribió lo siguiente: Su nombre es Juan. Y todos se maravillaron. Al instante le fue abierta su boca y suelta su lengua, y comenzó a hablar dando alabanza a Dios. Y vino temor sobre todos los que vivían a su alrededor; y todas estas cosas se comentaban en toda la región montañosa de Judea. Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Qué, pues, llegará a ser este niño? Porque la mano del Señor ciertamente estaba con él. Y su padre Zacarías fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó diciendo: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque nos ha visitado y ha efectuado redención para su pueblo
S. Lucas 1:57-68 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Cuando se cumplió el tiempo para que naciera el bebé, Elisabet dio a luz un hijo varón. Todos sus vecinos y parientes se alegraron al enterarse de que el Señor había sido tan misericordioso con ella. Cuando el bebé cumplió ocho días, todos se reunieron para la ceremonia de circuncisión. Querían ponerle por nombre Zacarías como su padre, pero Elisabet dijo: —¡No! ¡Su nombre es Juan! —¿Cómo? —exclamaron—. No hay nadie en tu familia con ese nombre. Entonces, le preguntaron por gestos al padre cómo quería que se llamara. Zacarías pidió con señas que le dieran una tablilla para escribir y, para sorpresa de todos, escribió: «Su nombre es Juan». Al instante Zacarías pudo hablar de nuevo y comenzó a alabar a Dios. Todo el vecindario se llenó de temor reverente, y la noticia de lo que había sucedido corrió por todas las colinas de Judea. Los que la oían meditaban sobre los acontecimientos y se preguntaban: «¿Qué llegará a ser este niño?». Pues la mano del Señor estaba sobre él de una manera especial. Entonces su padre, Zacarías, se llenó del Espíritu Santo y dio la siguiente profecía: «Alaben al Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo.