Lamentaciones 4:1-6
Lamentaciones 4:1-6 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
¡Cómo ha perdido el oro su brillo! ¡Se ha empañado el oro fino! ¡Regadas por las esquinas de las calles se han quedado las joyas sagradas! A los valiosos hijos de Sión, que antes valían su peso en oro, hoy se les ve como vasijas de barro, como la obra de un alfarero. Hasta los chacales ofrecen el pecho y dan leche a sus cachorros, pero mi pueblo ya no tiene sentimientos; ¡es como los avestruces del desierto! Tanta es la sed que tienen los niños que la lengua se les pega al paladar. Piden pan los pequeñuelos, pero nadie se lo da. Quienes antes comían los más ricos manjares hoy desfallecen de hambre por las calles. Quienes antes se vestían de fina lana color púrpura hoy se revuelcan en medio de la basura. Más grande que los pecados de Sodoma es la iniquidad de mi pueblo; ¡fue derribada en un instante y nadie tendió la mano para ayudarla!
Lamentaciones 4:1-6 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
¡ P erdió el oro su brillo! ¡Quedó totalmente empañado! ¡Por las esquinas de las calles quedaron regadas las joyas del templo! ¡ O ro puro! Así se valoraba a los habitantes de Jerusalén, ¡pero ahora no valen más que simples ollas de barro! B ondadosas se muestran las lobas cuando alimentan a sus cachorros, pero las crueles madres israelitas abandonan a sus hijos. R eclaman pan nuestros niños, pero nadie les da nada. La lengua se les pega al paladar, y casi se mueren de sed. E n las calles se mueren de hambre los que antes comían manjares; entre la basura se revuelcan los que antes vestían con elegancia. C ayó Jerusalén, pues ha pecado más de lo que pecó Sodoma. ¡De pronto se vino abajo y nadie pudo ayudarla!
Lamentaciones 4:1-6 Reina Valera Contemporánea (RVC)
¡Cómo se ha empañado el oro! ¡El oro fino ha perdido su brillo! ¡Las piedras del santuario se hallan esparcidas por todas las calles y encrucijadas! Los hijos de Sión, más preciados y estimados que el oro puro, ¡ahora son vistos como vasijas de barro, como hechura de un alfarero! Aun los chacales cuidan de sus cachorros, pero mi amada ciudad es cruel como avestruz del desierto. Tanta sed tienen los niños de pecho que la lengua se les pega al paladar; los pequeñitos piden de comer, ¡y no hay quien los alimente! Tendidos por las calles yacen los que comían delicados platillos; los que antes se vestían de púrpura, hoy se aferran a los basureros. La maldad de Jerusalén fue mayor que el pecado de Sodoma; ¡en un instante quedó en ruinas, sin la intervención humana!
Lamentaciones 4:1-6 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
¡Cómo se ha empañado el oro! ¡Cómo perdió su brillo el oro fino! ¡Esparcidas por todas las esquinas están las piedras del santuario! Los habitantes de Sión, tan estimados, los que valían su peso en oro, ahora son tratados como ollas de barro hechas por un simple alfarero. Hasta las hembras de los chacales dan la teta y amamantan a sus cachorros, pero la capital de mi pueblo es cruel, cruel como un avestruz del desierto. Tienen tanta sed los niños de pecho que la lengua se les pega al paladar. Piden los niños pan, pero no hay nadie que se lo dé. Los que antes comían en abundancia, ahora mueren de hambre por las calles. Los que crecieron en medio de lujos, ahora viven en los muladares. La maldad de la capital de mi pueblo es mayor que el pecado de Sodoma, la cual fue destruida en un instante sin que nadie la atacara.
Lamentaciones 4:1-6 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
¡Cómo se ha ennegrecido el oro! ¡Cómo el buen oro ha perdido su brillo! Las piedras del santuario están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles. Los hijos de Sion, preciados y estimados más que el oro puro, ¡Cómo son tenidos por vasijas de barro, obra de manos de alfarero! Aun los chacales dan la teta, y amamantan a sus cachorros; La hija de mi pueblo es cruel como los avestruces en el desierto. La lengua del niño de pecho se pegó a su paladar por la sed; Los pequeñuelos pidieron pan, y no hubo quien se lo repartiese. Los que comían delicadamente fueron asolados en las calles; Los que se criaron entre púrpura se abrazaron a los estercoleros. Porque se aumentó la iniquidad de la hija de mi pueblo más que el pecado de Sodoma, Que fue destruida en un momento, sin que acamparan contra ella compañías.
Lamentaciones 4:1-6 La Biblia de las Américas (LBLA)
¡Cómo se ha ennegrecido el oro, cómo ha cambiado el oro puro! Esparcidas están las piedras sagradas por las esquinas de todas las calles. Los hijos preciados de Sión, que valían su peso en oro puro, ¡cómo son tenidos por vasijas de barro, obra de manos de alfarero! Aun los chacales dan las ubres, dan de mamar a sus crías; pero la hija de mi pueblo se ha vuelto cruel como los avestruces en el desierto. La lengua del niño de pecho se le pega al paladar por la sed; los pequeños piden pan, pero no hay quien lo reparta. Los que comían manjares andan desolados por las calles; los que se criaron entre púrpura abrazan estercoleros. La iniquidad de la hija de mi pueblo es mayor que el pecado de Sodoma, que fue derribada en un instante sin que manos actuaran contra ella.
Lamentaciones 4:1-6 Nueva Traducción Viviente (NTV)
¡Cómo perdió su brillo el oro! Hasta el oro más preciado se volvió opaco. ¡Las piedras preciosas sagradas yacen esparcidas en las calles! Miren cómo los preciosos hijos de Jerusalén, que valen su peso en oro puro, ahora son tratados como vasijas de barro hechas por un alfarero común y corriente. Hasta los chacales amamantan a sus cachorros, pero mi pueblo Israel no lo hace; ignoran los llantos de sus hijos, como los avestruces del desierto. La lengua reseca de sus pequeños se pega al paladar a causa de la sed. Los niños lloran por pan, pero nadie tiene para darles. Los que antes comían los manjares más ricos ahora mendigan en las calles por cualquier cosa que puedan obtener. Los que antes vestían ropa de la más alta calidad ahora hurgan en los basureros buscando qué comer. La culpa de mi pueblo es mayor que la de Sodoma, donde, en un instante, cayó el desastre total y nadie ofreció ayuda.