Jonás 3:5-9
Jonás 3:5-9 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Y los ninivitas creyeron a Dios, proclamaron ayuno y, desde el mayor hasta el menor, se vistieron con ropa áspera en señal de arrepentimiento. Cuando el rey de Nínive se enteró del mensaje, se levantó de su trono, se quitó su manto real, se vistió con ropa áspera y se sentó sobre ceniza. Luego mandó que se pregonara en Nínive: «Por decreto del rey y de su corte: »Ninguna persona o animal, ni ovejas ni vacas, probará alimento alguno, ni tampoco pastará ni beberá agua. Personas y animales vestirán telas ásperas y clamarán a Dios con todas sus fuerzas. Ordena así mismo que cada uno se convierta de su mal camino y de sus hechos violentos. ¡Quién sabe! Tal vez Dios cambie de parecer y aplaque el ardor de su ira, y no perezcamos».
Jonás 3:5-9 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Entonces toda la gente de Nínive dejó de hacer lo malo y decidió obedecer solo a Dios. Y como querían demostrar que deseaban cambiar su manera de vivir, se pusieron ropa de tela áspera y ayunaron. Todos ellos, desde el más rico hasta el más pobre, no comieron nada ese día. Cuando el rey de Nínive supo esto, se levantó de su trono. Luego se quitó sus ropas finas, se puso ropas ásperas, y se sentó en el suelo. Todo esto lo hizo en señal de humildad ante Dios. De inmediato el rey envió un anuncio a toda la gente de Nínive: «Esta es una orden del rey y de sus ministros: Que nadie coma nada. Se prohíbe que la gente, las vacas y las ovejas coman o beban. Todo el mundo está obligado a ponerse ropas ásperas, y deberán cubrir los animales con mantas ásperas. »Además, les pedimos a todos ustedes que oren a Dios con todas sus fuerzas, que dejen de hacer lo malo, y que ya no se peleen ni maltraten a nadie. Si dejamos de hacer lo malo, tal vez a Dios se le pase el enojo, y no nos destruirá».
Jonás 3:5-9 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Todos los habitantes de Nínive creyeron a Dios y decretaron ayuno, y desde el mayor hasta el menor se vistieron de cilicio. Cuando la noticia llegó hasta el rey de Nínive, este se levantó de su trono, se despojó de sus vestidos, se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza; luego ordenó que, por mandato suyo y de sus altos personajes, se proclamara en Nínive este decreto: «Ningún hombre ni animal, ni tampoco ningún buey ni oveja, debe probar bocado ni alimento alguno, ni beber agua. Al contrario, hombres y animales por igual deberán cubrirse de cilicio y clamar a Dios con todas sus fuerzas. Apártese cada uno de su mal camino y de la violencia que hay en sus manos. ¿Quién sabe? Tal vez Dios se arrepienta y el ardor de su ira se calme, ¡y entonces no pereceremos!»
Jonás 3:5-9 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Los habitantes de la ciudad, grandes y pequeños, creyeron en Dios, proclamaron ayuno y se pusieron ropas ásperas en señal de dolor. Cuando la noticia llegó al rey de Nínive, también él se levantó de su trono, se quitó sus vestiduras reales, se puso ropas ásperas y se sentó en el suelo. Luego, el rey y sus ministros dieron a conocer por toda la ciudad el siguiente decreto: «Que nadie tome ningún alimento. Que tampoco se dé de comer ni de beber al ganado y a los rebaños. Al contrario, vístanse todos con ropas ásperas en señal de dolor, y clamen a Dios con todas sus fuerzas. Deje cada uno su mala conducta y la violencia que ha estado cometiendo hasta ahora; tal vez Dios cambie de parecer y se calme su ira, y así no moriremos.»
Jonás 3:5-9 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos. ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos?
Jonás 3:5-9 La Biblia de las Américas (LBLA)
Y los habitantes de Nínive creyeron en Dios, y proclamaron ayuno y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. Cuando llegó la noticia al rey de Nínive, se levantó de su trono, se despojó de su manto, se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por decreto del rey y de sus grandes, diciendo: Ni hombre ni bestia, ni buey ni oveja prueben cosa alguna; no pasten ni beban agua, sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios con fuerza, y vuélvase cada uno de su mal camino y de la violencia que hay en sus manos. ¡Quién sabe! Quizá Dios se vuelva, se arrepienta y aparte el ardor de su ira, y no perezcamos.
Jonás 3:5-9 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Entonces la gente de Nínive creyó el mensaje de Dios y desde el más importante hasta el menos importante declararon ayuno y se vistieron de tela áspera en señal de remordimiento. Cuando el rey de Nínive oyó lo que Jonás decía, bajó de su trono y se quitó sus vestiduras reales. Se vistió de tela áspera y se sentó sobre un montón de cenizas. Entonces el rey y sus nobles enviaron el siguiente decreto por toda la ciudad: «Nadie puede comer ni beber nada, ni siquiera los animales de las manadas o de los rebaños. Tanto el pueblo como los animales tienen que vestirse de luto y toda persona debe orar intensamente a Dios, apartarse de sus malos caminos y abandonar toda su violencia. ¡Quién sabe!, puede ser que todavía Dios cambie de parecer, contenga su ira feroz y no nos destruya».