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Job 41:12-34

Job 41:12-34 Nueva Traducción Viviente (NTV)

»Quiero hacer hincapié en las extremidades del Leviatán, en su enorme fuerza y en su apariencia tan llena de gracia. ¿Quién puede quitarle la piel, y quién puede penetrar su doble capa de armadura? ¿Quién podría abrir sus mandíbulas a la fuerza? ¡Sus dientes dan terror! Las escamas en su lomo son como hileras de escudos fuertemente selladas. Están tan apretadas que el aire no puede pasar entre ellas. Cada escama está fuertemente pegada a la siguiente; están entrelazadas y nada puede traspasarlas. »Cuando estornuda, ¡lanza destellos de luz! Sus ojos son como el rojo del amanecer. De su boca saltan relámpagos; destellan llamas de fuego. Humo sale de sus narices como el vapor de una olla calentada al fuego hecho de juncos. Su aliento podría encender el carbón, porque de su boca salen llamaradas. »La tremenda fuerza del cuello del Leviatán infunde terror dondequiera que va. Su carne es dura y firme y no se puede traspasar. Su corazón es duro como la roca, duro como piedra de molino. Cuando se levanta, los poderosos tienen miedo; el terror se apodera de ellos. No hay espada que pueda detenerlo ni lanza, ni dardo, ni jabalina. El hierro no es más que paja para esa criatura, y el bronce, madera podrida. Las flechas no lo hacen huir; las piedras tiradas con honda son como trocitos de hierba. Los garrotes son como una brizna de hierba, y se ríe del silbido de las jabalinas. Su vientre está cubierto de escamas tan afiladas como el vidrio; escarba el suelo cuando se arrastra por el barro. »El Leviatán hace hervir el agua con su sacudimiento; agita las profundidades como una olla de ungüento. Deja en su estela agua reluciente que hace que el mar parezca blanco. En la tierra es sin igual; ninguna otra criatura es tan intrépida. De todas las criaturas, es la más orgullosa. Es el rey de las bestias».

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Job 41:12-34 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

»No puedo dejar de mencionar sus extremidades, su fuerza y su elegante apariencia. ¿Quién puede despojarlo de su coraza? ¿Quién puede acercarse a él y ponerle un freno? ¿Quién se atreve a abrir el abismo de sus fauces, coronadas de terribles colmillos? Tiene el lomo recubierto de hileras de escudos, todos ellos unidos en cerrado tejido; tan juntos están uno al otro que no dejan pasar ni el aire; tan prendidos están uno del otro, tan unidos entre sí, que no pueden separarse. Resopla y lanza deslumbrantes relámpagos; sus ojos se parecen a los rayos de la aurora. Ascuas de fuego brotan de su hocico; chispas de lumbre salen disparadas. Lanza humo por la nariz, como olla hirviendo sobre un fuego de juncos. Con su aliento enciende los carbones y lanza fuego por la boca. En su cuello radica su fuerza; ante él, todo el mundo pierde el ánimo. Los pliegues de su piel son un tejido apretado; firmes son e inconmovibles. Duro es su pecho, como una roca; sólido, cual piedra de molino. Cuando se yergue, los poderosos tiemblan; cuando se sacude, emprenden la huida. La espada, aunque lo alcance, no lo hiere; tampoco lo hieren los dardos ni las lanzas y las jabalinas. Al hierro lo trata como a paja y al bronce como a madera podrida. No lo hacen huir las flechas; ve como paja las piedras de las hondas. Al mazo lo considera paja; se burla del silbido de la jabalina. Sus costados son dentados tiestos que en el fango van dejando huellas de rastrillos. Hace hervir las profundidades como un caldero; agita los mares como un frasco de ungüento. Una estela brillante va dejando tras de sí, cual si fuera la blanca cabellera del abismo. Es un monstruo que a nada teme; nada hay en el mundo que se le parezca. Mira con desdén a todos los poderosos; ¡él es rey de todos los soberbios!».

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Job 41:12-34 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

12-13 (4-5) »No olvides que el cocodrilo tiene patas muy fuertes una piel impenetrable, y un cuerpo enorme que nadie puede dominar. 14 (6) No hay quien se atreva a abrirle el enorme hocico para ver sus filosos colmillos. 15-17 (7-9) Su cuerpo está cubierto con hileras de pequeños escudos, que ni el aire dejan pasar. 18 (10) Cuando el cocodrilo resopla, sus ojos brillan más que el rayo y que el sol del nuevo día; 19 (11) de su hocico salen chispas de lumbre y llamas de fuego; 20-21 (12-13) lanza humo por la nariz y fuego por la boca; ¡parece una olla puesta al fuego! ¡Un soplo suyo enciende la leña! 22 (14) Es tan fuerte su cuello que solo de verlo da miedo; 23 (15) la piel más blanda de su cuerpo es impenetrable; 24 (16) su pecho es firme como roca y duro como piedra de molino. 25 (17) Cuando el cocodrilo se sacude, hasta los más poderosos tiemblan y echan a correr. 26-29 (18-21) No hay arma capaz de herirlo, pues rompe el hierro como paja, y el bronce como madera podrida; las flechas no lo penetran, y las piedras de las hondas tan solo le hacen cosquillas; golpearlo con un martillo es como golpearlo con una pluma. 30 (22) Cuando se arrastra por el lodo, abre surcos como el arado; 31 (23) cuando se lanza al fondo del lago, el agua parece una olla hirviendo, 32 (24) y a su paso va dejando una estela blanca y brillante. 33 (25) El cocodrilo a nadie le teme, y no hay animal que se le parezca. 34 (26) Desprecia a los poderosos, pues es el rey de los monstruos».

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Job 41:12-34 Reina Valera Contemporánea (RVC)

»Aún me falta decir algo acerca de sus miembros, de su gran poder y de su elegante presencia. ¿Hay alguien capaz de hacerle frente? ¿Alguien que se arme de valor y le coloque un freno? ¿Quién podrá abrirle esas potentes quijadas, sin que se espante al ver sus filosos colmillos? Está orgullosamente revestido de duros escudos, cuyo cerrado tejido resguarda su cuerpo. Tan estrechamente unidos están unos con otros, que ni el viento más fino los puede atravesar. Cada escudo se entrelaza con el otro; están trabados entre sí, y no se pueden separar. Cuando esta bestia resopla, lanza fuego, y sus ojos brillan como la luz del amanecer. De su hocico brotan lenguas de fuego; ¡chispas de lumbre salen disparadas! Por su trompa lanza humo como chimenea, ¡despide vapor como una olla en el fuego! Con sus resoplidos prende fuego a los carbones, pues brama y lanza fuego por sus fauces. La fuerza de su cuerpo está en su cuello; cuando ataca, cunde el miedo como polvo. Su piel parece blanda, pero es dura; es tan firme y resistente como el hierro. Su corazón es duro como una roca, rígido como una piedra de molino. Aún los más valientes se le enfrentan temerosos, y llenos de miedo se rinden ante él. Si alguno le da alcance, con la espada no lo hiere, ni con lanza ni flechas, ni su escudo lo protege. El hierro es para él como la paja, y el bronce es como un tronco podrido. No le espantan las flechas que sobre él caen, y las piedras lanzadas con honda le son como paja. Para él, las armas son como hojas secas, y el silbido de la jabalina le resulta divertido. Su pecho está cubierto de agudas escamas, y al arrastrarse va abriendo surcos en el fango. Si se lanza al mar, este hierve, y brotan candentes burbujas de agua. Tras de sí va dejando una brillante estela, ¡cabellera de plata se torna la blanca espuma! Nada en la tierra se le puede comparar; es un monstruo que a nada le teme. A los poderosos los mira con desprecio; ¡es el rey de todos los soberbios!»

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Job 41:12-34 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

12 (4) No dejaré de mencionar sus patas y su fuerza sin igual. 13 (5) ¿Quién puede quitarle el cuero que lo cubre, o atravesar su doble coraza protectora? 14 (6) ¿Quién puede abrirle el hocico, con su cerco de terribles dientes? 15 (7) Sus lomos son hileras de escudos cerrados y duros como la piedra. 16 (8) Tan apretados están unos contra otros, que ni el aire puede pasar entre ellos. 17 (9) Tan unidos y trabados están, que nadie puede separarlos. 18 (10) Sus estornudos son como relámpagos; sus ojos brillan como el sol cuando amanece. 19 (11) De su hocico salen llamaradas y se escapan chispas de fuego. 20 (12) De sus narices sale humo, como de una caldera que hierve al fuego. 21 (13) Su aliento enciende las brasas, de su hocico salen llamas. 22 (14) Su cuello es tan fuerte que ante él todos se llenan de miedo. 23 (15) Aun la parte carnosa de su cuerpo es dura e impenetrable, como hierro fundido. 24 (16) Tiene el corazón duro como la roca, duro como piedra de moler. 25 (17) Cuando él se levanta, los dioses se espantan y huyen llenos de terror. 26 (18) Ni espada ni lanza ni flecha ni dardo sirven de nada para atacarlo. 27 (19) Para él, el hierro es como paja, y el bronce como madera podrida. 28 (20) Las flechas no lo hacen huir; lanzarle piedras es como lanzarle paja. 29 (21) Un golpe de mazo le es como un golpe de caña; se ríe al oír silbar las jabalinas. 30 (22) Cuando se arrastra, abre surcos en el barro, como si lo hiciera con afilados trillos. 31 (23) Hace hervir como una olla al mar profundo; como una caldera para mezclar ungüentos. 32 (24) Va dejando en el agua una estela blanca y brillante como melena de canas. 33 (25) No hay en la tierra nada que se le parezca; fue hecho para no sentir miedo jamás. 34 (26) Hace frente aun a los más arrogantes, y es el rey de todas las fieras.

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Job 41:12-34 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

No guardaré silencio sobre sus miembros, Ni sobre sus fuerzas y la gracia de su disposición. ¿Quién descubrirá la delantera de su vestidura? ¿Quién se acercará a él con su freno doble? ¿Quién abrirá las puertas de su rostro? Las hileras de sus dientes espantan. La gloria de su vestido son escudos fuertes, Cerrados entre sí estrechamente. El uno se junta con el otro, Que viento no entra entre ellos. Pegado está el uno con el otro; Están trabados entre sí, que no se pueden apartar. Con sus estornudos enciende lumbre, Y sus ojos son como los párpados del alba. De su boca salen hachones de fuego; Centellas de fuego proceden. De sus narices sale humo, Como de una olla o caldero que hierve. Su aliento enciende los carbones, Y de su boca sale llama. En su cerviz está la fuerza, Y delante de él se esparce el desaliento. Las partes más flojas de su carne están endurecidas; Están en él firmes, y no se mueven. Su corazón es firme como una piedra, Y fuerte como la muela de abajo. De su grandeza tienen temor los fuertes, Y a causa de su desfallecimiento hacen por purificarse. Cuando alguno lo alcanzare, Ni espada, ni lanza, ni dardo, ni coselete durará. Estima como paja el hierro, Y el bronce como leño podrido. Saeta no le hace huir; Las piedras de honda le son como paja. Tiene toda arma por hojarasca, Y del blandir de la jabalina se burla. Por debajo tiene agudas conchas; Imprime su agudez en el suelo. Hace hervir como una olla el mar profundo, Y lo vuelve como una olla de ungüento. En pos de sí hace resplandecer la senda, Que parece que el abismo es cano. No hay sobre la tierra quien se le parezca; Animal hecho exento de temor. Menosprecia toda cosa alta; Es rey sobre todos los soberbios.

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Job 41:12-34 La Biblia de las Américas (LBLA)

¶No dejaré de hablar de sus miembros, ni de su gran poder, ni de su agraciada figura. ¿Quién lo desnudará de su armadura exterior? ¿Quién penetrará su doble malla? ¿Quién abrirá las puertas de sus fauces? Alrededor de sus dientes hay terror. Sus fuertes escamas son su orgullo, cerradas como con apretado sello. La una está tan cerca de la otra que el aire no puede penetrar entre ellas. Unidas están una a la otra; se traban entre sí y no pueden separarse. Sus estornudos dan destellos de luz, y sus ojos son como los párpados del alba. De su boca salen antorchas, chispas de fuego saltan. De sus narices sale humo, como de una olla que hierve sobre juncos encendidos. Su aliento enciende carbones, y una llama sale de su boca. En su cuello reside el poder, y salta el desaliento delante de él. Unidos están los pliegues de su carne, firmes están en él e inamovibles. Su corazón es duro como piedra, duro como piedra de molino. Cuando él se levanta, los poderosos tiemblan; a causa del estruendo quedan confundidos. La espada que lo alcance no puede prevalecer, ni la lanza, el dardo, o la jabalina. Estima el hierro como paja, el bronce como madera carcomida. No lo hace huir la flecha; en hojarasca se convierten para él las piedras de la honda. Como hojarasca son estimadas las mazas; se ríe del blandir de la jabalina. Por debajo tiene como tiestos puntiagudos; se extiende como trillo sobre el lodo. Hace hervir las profundidades como olla; hace el mar como redoma de ungüento. Detrás de sí hace brillar una estela; se diría que el abismo es canoso. Nada en la tierra es semejante a él, que fue hecho sin temor. Desafía a todo ser altivo; él es rey sobre todos los hijos de orgullo.

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