Job 24:13-24
Job 24:13-24 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
»Hay quienes se oponen a la luz; no viven conforme a ella ni reconocen sus caminos. Apenas amanece, se levanta el asesino y mata al pobre y al necesitado; apenas cae la noche, actúa como ladrón. Los ojos del adúltero están pendientes de la noche; se dice a sí mismo: “No habrá quien me vea”, y mantiene oculto el rostro. Por la noche, penetra el ladrón la casa ajena, pero se encierra durante el día; ¡de la luz no quiere saber nada! Para todos ellos, la mañana es oscuridad; prefieren el horror de las tinieblas. »Los malvados son como espuma sobre el agua; su parcela está bajo maldición; ya no van a trabajar a los viñedos. Y así como el calor y la sequía arrebatan la nieve derretida, así la muerte arrebata a los pecadores. Su propia madre se olvida de ellos; los gusanos se los comen. Nadie vuelve a recordarlos; son desgajados como árboles. Maltratan a la estéril, a la mujer sin hijos; jamás buscan el bien de la viuda. Pero Dios, con su poder, arrastra a los poderosos; cuando él se levanta, nadie tiene segura la vida. Dios los deja sentirse seguros, pero no les quita la vista de encima. Por algún tiempo son exaltados, pero luego dejan de existir; son humillados y recogidos como hierba, son cortados como espigas.
Job 24:13-24 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
»Los malvados y asesinos no andan a plena luz del día ni obedecen a Dios; apenas se pone el sol salen y matan a los pobres; ya entrada la noche, buscan a quién robar. Los que traicionan a sus esposas esperan a que llegue la noche, pues creen que en la oscuridad nadie los verá con la otra mujer. Los ladrones roban de noche; no salen durante el día. Aborrecen la luz, pero aman la oscuridad». «Los malvados son tan corruptos que nadie trabaja en sus viñedos; sus terrenos están malditos. Cuando les llega la muerte, la tierra se los traga y los gusanos se los comen. Desaparecen como la nieve que derrite el calor del verano; son como árboles caídos, a los que nadie toma en cuenta; ¡ni sus madres los recuerdan! »Los malvados no tratan bien ni a las viudas ni a las mujeres sin hijos. Pero cuando Dios se decida, con su poder los aplastará; pues cuando Dios entra en acción, nadie tiene segura la vida. Ahora los deja sentirse seguros, pero no deja de vigilarlos. Ahora son gente de importancia, pero un día Dios los humillará, y dejarán de existir. Los cortará como al trigo, los quemará como a la hierba.
Job 24:13-24 Reina Valera Contemporánea (RVC)
»Ellos son los que no amaron la luz, ni conocieron los caminos de Dios, ni jamás estuvieron en sus veredas. Amanece, y el malvado se levanta, y mata al pobre y al necesitado; anochece, y se convierte en vil ladrón. El adúltero espera la oscuridad de la noche, con la idea de que nadie lo verá; cubre su rostro para que nadie lo vea. Usa las tinieblas para perpetrar sus robos, en casas previamente señaladas en el día; no saben lo que es la luz. Para esos malvados, el día es la sombra de la muerte; si son descubiertos, pueden darse por muertos. »Huyen ligeros, como las corrientes de agua; todo lo que tienen está bajo maldición, y nadie querrá trabajar en sus viñas. Con la sequía y el calor se derrite la nieve, y con el sepulcro se esfuma el hombre pecador; su propia madre se olvida de ellos, que se convierten en el deleite de los gusanos. Nadie guarda de ellos ningún recuerdo, pues son arrancados como todo árbol seco. A las mujeres estériles afligieron, y a las viudas nunca las trataron bien. Pero la fuerza de Dios derriba a los poderosos; cuando Dios se presenta, nadie tiene segura la vida. Dios les infunde confianza y los deja vivir, pero no les quita los ojos de encima. Aunque fueron poderosos, su vida llega a su fin, pues la muerte los alcanza como a todos los demás. Su vida es segada, como si fueran espigas.
Job 24:13-24 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Hay algunos que odian la luz, y en todos sus caminos se apartan de ella. El asesino madruga para matar al pobre, y al anochecer se convierte en ladrón. El adúltero espera a que oscurezca, y se tapa bien la cara, pensando: «Así nadie me ve.» El ladrón se mete de noche en las casas. Todos ellos se encierran de día; son enemigos de la luz. La luz del día es para ellos densa oscuridad; prefieren los horrores de la noche. El malvado es arrastrado por el agua. Sus tierras quedan bajo maldición y nadie vuelve a trabajar en sus viñedos. Con el calor de la sequía, la nieve se derrite; y en el sepulcro, el pecador desaparece. Su propia madre se olvidará de él; los gusanos se lo comerán, y nadie volverá a acordarse de él. El malo caerá como un árbol cortado. Con las mujeres sin hijos y con las viudas fue siempre cruel; jamás las ayudó. Pero Dios, con su fuerza, derriba a los poderosos; cuando él actúa, nadie tiene segura la vida. Dios los deja vivir confiados, pero vigila cada uno de sus pasos. Por un momento se levanta el malo, pero pronto deja de existir. Se marchita como hierba arrancada, como espiga que se dobla.
Job 24:13-24 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Ellos son los que, rebeldes a la luz, Nunca conocieron sus caminos, Ni estuvieron en sus veredas. A la luz se levanta el matador; mata al pobre y al necesitado, Y de noche es como ladrón. El ojo del adúltero está aguardando la noche, Diciendo: No me verá nadie; Y esconde su rostro. En las tinieblas minan las casas Que de día para sí señalaron; No conocen la luz. Porque la mañana es para todos ellos como sombra de muerte; Si son conocidos, terrores de sombra de muerte los toman. Huyen ligeros como corriente de aguas; Su porción es maldita en la tierra; No andarán por el camino de las viñas. La sequía y el calor arrebatan las aguas de la nieve; Así también el Seol a los pecadores. Los olvidará el seno materno; de ellos sentirán los gusanos dulzura; Nunca más habrá de ellos memoria, Y como un árbol los impíos serán quebrantados. A la mujer estéril, que no concebía, afligió, Y a la viuda nunca hizo bien. Pero a los fuertes adelantó con su poder; Una vez que se levante, ninguno está seguro de la vida. Él les da seguridad y confianza; Sus ojos están sobre los caminos de ellos. Fueron exaltados un poco, mas desaparecen, Y son abatidos como todos los demás; Serán encerrados, y cortados como cabezas de espigas.
Job 24:13-24 La Biblia de las Américas (LBLA)
Otros han estado con los que se rebelan contra la luz; no quieren conocer sus caminos, ni morar en sus sendas. Al amanecer se levanta el asesino; mata al pobre y al necesitado, y de noche es como un ladrón. El ojo del adúltero espera el anochecer, diciendo: «Ningún ojo me verá», y disfraza su rostro. En la oscuridad minan las casas, y de día se encierran; no conocen la luz. Porque para él la mañana es como densa oscuridad, pues está acostumbrado a los terrores de la densa oscuridad. Sobre la superficie de las aguas son insignificantes; maldita es su porción sobre la tierra, nadie se vuelve hacia las viñas. La sequía y el calor consumen las aguas de la nieve, y el Seol a los que han pecado. La madre lo olvidará; el gusano lo saboreará hasta que nadie se acuerde de él, y la iniquidad será quebrantada como un árbol. Maltrata a la mujer estéril, y no hace ningún bien a la viuda. Pero Él arrastra a los poderosos con su poder; cuando se levanta, nadie está seguro de la vida. Les provee seguridad y son sostenidos, y los ojos de Él están en sus caminos. Son exaltados por poco tiempo, después desaparecen; además son humillados y como todo, recogidos; como las cabezas de las espigas son cortados.
Job 24:13-24 Nueva Traducción Viviente (NTV)
»La gente malvada se rebela contra la luz; se niega a reconocer los caminos de la luz y a permanecer en sus sendas. El asesino se levanta de madrugada para matar al pobre y al necesitado; por la noche es un ladrón. El adúltero espera el anochecer porque piensa: “Nadie me verá”; esconde su cara para que nadie lo reconozca. Los ladrones entran a las casas de noche y duermen durante el día; no están familiarizados con la luz. La noche oscura es su mañana; hacen alianza con los terrores de la oscuridad. »No obstante, ellos desaparecen como espuma en el río. Todo lo que poseen está maldito y tienen miedo de entrar en sus propios viñedos. La tumba consume a los pecadores tal como la sequía y el calor consumen la nieve. Sus propias madres se olvidan de ellos. Los gusanos los encontrarán dulces al paladar. Nadie se acordará de ellos. Los malvados son quebrantados como un árbol en medio de la tormenta. Engañan a la mujer que no tiene hijo que la defienda y se niegan a ayudar a la viuda necesitada. »Dios, en su poder, arrastra a los ricos. Puede ser que lleguen lejos, pero no tienen asegurada la vida. Quizá se les permita vivir seguros, pero Dios siempre los vigila. Aunque ahora son importantes, en un momento habrán desaparecido como todos los demás, cortados como las espigas del grano.