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Job 19:1-25

Job 19:1-25 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

A esto Job respondió: «¿Hasta cuándo van a estar atormentándome y aplastándome con sus palabras? Diez veces me hacen reproches; descaradamente me atacan. Aun si fuera verdad que me he desviado, mis errores son asunto mío. Si en verdad ustedes quieren exaltarse sobre mí, y valerse de mi humillación para atacarme, sepan que es Dios quien me ha hecho daño, quien me ha atrapado en su red. »Aunque grito: “¡Violencia!”, no hallo respuesta; aunque pido ayuda, no se me hace justicia. Dios me ha cerrado el camino y no puedo pasar; ha cubierto de oscuridad mis senderos. Me ha despojado de toda honra; de la cabeza me ha quitado la corona. Por todos lados me destroza, como a un árbol; me aniquila y arranca de raíz mi esperanza. Su enojo se ha encendido contra mí; me cuenta entre sus enemigos. Sus tropas avanzan en tropel; levantan una rampa para asediarme; acampan alrededor de mi tienda de campaña. »Hizo que mis hermanos me abandonaran; hasta mis amigos se han alejado de mí. Mis parientes y conocidos se distanciaron; me echaron al olvido. Mis huéspedes y mis criadas me ven como a un extraño, me miran como a un desconocido. Llamo a mi criado y no me responde, aunque yo mismo se lo ruego. A mi esposa le da asco mi aliento; a mis hermanos les resulto repugnante. Hasta los niños me desprecian; en cuanto me ven, se burlan de mí. A todos mis amigos les resulto abominable; mis seres queridos se han vuelto contra mí. La piel y la carne se me pegan a los huesos; ¡a duras penas he salvado el pellejo! »¡Compadézcanse de mí, amigos míos; compadézcanse, que la mano de Dios me ha golpeado! ¿Por qué me acosan como Dios? ¿No les basta con desollarme vivo? »¡Ah, si fueran grabadas mis palabras, si quedaran escritas en un libro! ¡Si para siempre quedaran grabadas con cincel de hierro y plomo, esculpidas en la roca! Yo sé que mi Redentor vive y que al final se levantará sobre el polvo.

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Job 19:1-25 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Job respondió: «Tanta palabrería de ustedes me atormenta y me lastima; ¿Cuándo van a dejarme en paz? Una y otra vez me insultan sin compasión. ¡Debería darles vergüenza! Aun cuando yo haya pecado, eso no les afecta. Lo que ustedes realmente quieren es sentirse mejores que yo; se aprovechan de verme humillado para lanzarme sus ataques. Pero voy a decirles algo: es Dios quien me hizo daño, ¡es Dios quien me tendió una trampa! »A gritos pido ayuda, pero nadie me responde, ni conoce la justicia. Dios no me deja pasar, me tiene cerrado el camino. Me quitó mis riquezas; me dejó como a un árbol destrozado y sin raíces. »Tan grande es su enojo contra mí que me considera su enemigo; me ataca como un ejército, ¡me tiene completamente rodeado! »Dios ha hecho que me abandonen mis amigos y mis hermanos; también ha hecho que me olviden mis parientes y conocidos. Los que antes comían en mi mesa, hoy me ven como a un extraño; ¡aun las jóvenes que me servían ahora dicen que no me conocen! Pido que mis esclavos me sirvan, y ni con ruegos me atienden. Tengo tan mal aliento que nadie en la casa me aguanta. Todos mis amigos y seres queridos se han puesto en mi contra; ¡hasta los niños se burlan de mí! La piel se me pega a los huesos; ¡estoy a un paso de la muerte! »Amigos míos, ¡tengan lástima de mí! Dios se ha vuelto mi enemigo, no hagan ustedes lo mismo. »¡Cómo quisiera que mis palabras quedaran grabadas para siempre en una placa de hierro! Yo sé que mi Dios vive, sé que triunfará sobre la muerte, y me declarará inocente.

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Job 19:1-25 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Entonces Job les respondió: «¿Cuándo van a dejar de amargarme la vida y de herirme con sus palabras? ¡Ya es mucho lo que me han ofendido! ¿No les da vergüenza ofenderme tanto? Aun admitiendo que haya errado, las consecuencias son asunto mío. Pero ustedes se creen mejores que yo, y me echan en cara mi vergüenza. Bien saben ustedes que Dios me ha derribado, y que me tiene atrapado en su red. Sufro de violencia, y él no me escucha; le pido ayuda, y no me hace justicia. Me ha cerrado el paso, me impide avanzar; mi camino está envuelto en las tinieblas. Me ha despojado de mis riquezas; ¡me ha arrebatado mi corona! Por todos lados me acosa. Estoy acabado. ¡Soy como un árbol frondoso, arrancado de raíz! Dios ha descargado su enojo contra mí, y me cuenta como uno de sus enemigos. Reclutó contra mí a ejércitos de calamidades, y los hizo acampar alrededor de mi casa. »Hasta a mis hermanos los ha alejado de mí; mis amigos me ven y se alejan, como de un extraño. Mis parientes se mantienen a distancia; mis conocidos me tienen olvidado. Los visitantes me ven como a un extraño; las criadas de mi casa me desconocen. Llamo a mis criados, y no me hacen caso, aun cuando personalmente se lo suplico. Mi propia esposa no soporta mi aliento, cuando me acerco y le pregunto por nuestros hijos. Los jóvenes imberbes me miran con desdén, y en cuanto me levanto hablan mal de mí. Sufro el desprecio de mis propios amigos; mis seres queridos me han vuelto la espalda. Tengo la piel y la carne pegadas a los huesos, y los dientes se me caen de las encías. »¡Amigos míos, por favor, apiádense de mí, que sobre mí ha caído la mano de Dios! Ustedes me persiguen como el mismo Dios, ¿y todavía no se hartan de devorarme? ¡Cómo quisiera que mis palabras se escribieran, y que en un libro quedaran registradas! ¡Cómo quisiera que se grabaran con cincel, y para siempre quedaran esculpidas en piedra! Yo sé que mi Redentor vive, y que al final se levantará del polvo.

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Job 19:1-25 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

¿Hasta cuándo van a atormentarme y herirme con sus palabras? Una y otra vez me insultan; ¿no se avergüenzan de tratarme así? Aun cuando yo fuera culpable, mi culpa solo a mí me afectaría. Ustedes se creen mejores que yo, y me echan en cara mi desgracia. Pues sepan bien que Dios me ha derribado, que es él quien me ha hecho caer en la trampa. Yo grito: «¡Me matan!», y nadie responde; pido ayuda, y nadie me hace justicia. Dios me ha cerrado el camino para que yo no pase; ha envuelto mis caminos en oscuridad. Me ha despojado de mis riquezas; me ha quitado mi corona. Me ha dejado en la más completa ruina; ¡ha dejado sin raíces mi esperanza! Descargó su ira contra mí y me trató como a un enemigo. Todas sus tropas se lanzaron contra mí; acamparon alrededor de mi casa y prepararon el ataque. Dios ha hecho que mis hermanos y amigos se alejen de mí y me traten como a un extraño. Mis parientes y amigos me han abandonado; los que vivían en mi casa me han olvidado. Mis criadas me tienen por un extraño; ya no me reconocen. Si llamo a un criado, no contesta, por más que se lo ruegue. Si me acerco a mi esposa, me rechaza; a mis propios hijos les repugno. Aun los niños me desprecian; apenas me levanto, hablan mal de mí. Mis más íntimos amigos me aborrecen; los que más estimo se han vuelto contra mí. La piel se me pega a los huesos, y a duras penas logro seguir con vida. Tengan compasión de mí, ustedes mis amigos, porque Dios ha dejado caer su mano sobre mí. ¿Por qué me persiguen ustedes como Dios? ¿No me han mordido ya bastante? ¡Ojalá alguien escribiera mis palabras y las dejara grabadas en metal! ¡Ojalá alguien con un cincel de hierro las grabara en plomo o en piedra para siempre! Yo sé que mi defensor vive, y que él será mi abogado aquí en la tierra.

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Job 19:1-25 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Respondió entonces Job, y dijo: ¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma, Y me moleréis con palabras? Ya me habéis vituperado diez veces; ¿No os avergonzáis de injuriarme? Aun siendo verdad que yo haya errado, Sobre mí recaería mi error. Pero si vosotros os engrandecéis contra mí, Y contra mí alegáis mi oprobio, Sabed ahora que Dios me ha derribado, Y me ha envuelto en su red. He aquí, yo clamaré agravio, y no seré oído; Daré voces, y no habrá juicio. Cercó de vallado mi camino, y no pasaré; Y sobre mis veredas puso tinieblas. Me ha despojado de mi gloria, Y quitado la corona de mi cabeza. Me arruinó por todos lados, y perezco; Y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado. Hizo arder contra mí su furor, Y me contó para sí entre sus enemigos. Vinieron sus ejércitos a una, y se atrincheraron en mí, Y acamparon en derredor de mi tienda. Hizo alejar de mí a mis hermanos, Y mis conocidos como extraños se apartaron de mí. Mis parientes se detuvieron, Y mis conocidos se olvidaron de mí. Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; Forastero fui yo a sus ojos. Llamé a mi siervo, y no respondió; De mi propia boca le suplicaba. Mi aliento vino a ser extraño a mi mujer, Aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba. Aun los muchachos me menospreciaron; Al levantarme, hablaban contra mí. Todos mis íntimos amigos me aborrecieron, Y los que yo amaba se volvieron contra mí. Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos, Y he escapado con solo la piel de mis dientes. ¡Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí! Porque la mano de Dios me ha tocado. ¿Por qué me perseguís como Dios, Y ni aun de mi carne os saciáis? ¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribiesen en un libro; Que con cincel de hierro y con plomo Fuesen esculpidas en piedra para siempre! Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo

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Job 19:1-25 La Biblia de las Américas (LBLA)

Entonces respondió Job y dijo: ¿Hasta cuándo me angustiaréis y me aplastaréis con palabras? Estas diez veces me habéis insultado, ¿no os da vergüenza perjudicarme? Aunque en verdad yo haya errado, mi error queda conmigo. Si en verdad os jactáis contra mí, y comprobáis mi oprobio, sabed ahora que Dios me ha agraviado y me ha envuelto en su red. ¶He aquí, yo grito: «¡Violencia!», pero no obtengo respuesta; clamo pidiendo ayuda, pero no hay justicia. Él ha amurallado mi camino y no puedo pasar, y ha puesto tinieblas en mis sendas. Me ha despojado de mi honor y quitado la corona de mi cabeza. Me destruye por todos lados, y perezco, y como a un árbol ha arrancado mi esperanza. También ha encendido su ira contra mí y me ha considerado su enemigo. Se concentran a una sus ejércitos, preparan su camino de asalto contra mí, y alrededor de mi tienda acampan. ¶Él ha alejado de mí a mis hermanos, y mis conocidos están apartados completamente de mí. Mis parientes me fallaron y mis íntimos amigos me han olvidado. Los moradores de mi casa y mis criadas me tienen por extraño, extranjero soy a sus ojos. Llamo a mi siervo, y no responde, con mi propia boca tengo que rogarle. Mi aliento es odioso a mi mujer, y soy repugnante a mis propios hermanos. Hasta los niños me desprecian, me levanto, y hablan contra mí. Todos mis compañeros me aborrecen, y los que amo se han vuelto contra mí. Mis huesos se pegan a mi piel y a mi carne, y solo he escapado con la piel de mis dientes. Tened piedad, tened piedad de mí, vosotros mis amigos, porque la mano de Dios me ha herido. ¿Por qué me perseguís como Dios lo hace, y no os saciáis ya de mi carne? ¶¡Oh, si mis palabras se escribieran, si se grabaran en un libro! ¡Si con cincel de hierro y con plomo fueran esculpidas en piedra para siempre! Yo sé que mi Redentor vive, y al final se levantará sobre el polvo.

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Job 19:1-25 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Entonces Job volvió a hablar: «¿Hasta cuándo me torturarán? ¿Hasta cuándo intentarán aplastarme con sus palabras? Ya me han insultado diez veces. Deberían avergonzarse de tratarme tan mal. Aunque yo hubiera pecado, eso es asunto mío y no de ustedes. Creen que son mejores que yo al usar mi humillación como prueba de mi pecado; pero es Dios quien me hizo daño cuando me atrapó en su red. »Yo clamo: “¡Socorro!” pero nadie me responde; protesto, pero no hay justicia. Dios ha cerrado mi camino para que no pueda moverme; hundió mi senda en oscuridad. Me ha despojado del honor y ha quitado la corona de mi cabeza. Por todos lados me ha destruido, y estoy acabado. Arrancó de raíz mi esperanza como un árbol caído. Su furia arde contra mí; me considera un enemigo. Sus tropas avanzan y construyen caminos para atacarme; acampan alrededor de mi carpa. »Mis familiares se mantienen lejos, y mis amigos se han puesto en mi contra. Mi familia se ha ido y mis amigos íntimos se olvidaron de mí. Mis sirvientes y mis criadas me consideran un extraño; para ellos soy como un extranjero. Cuando llamo a mi sirviente, no viene, ¡tengo que rogarle! Mi aliento le da asco a mi esposa; mi propia familia me rechaza. Hasta los niños me menosprecian; cuando me levanto para hablar, me vuelven la espalda. Mis amigos íntimos me detestan; los que yo amaba se han puesto en mi contra. Quedé reducido a piel y huesos y he escapado de la muerte por un pelo. »Tengan misericordia de mí, amigos míos, tengan misericordia; porque la mano de Dios me ha golpeado. ¿Me perseguirán ustedes también como lo hace Dios? ¿No me han despellejado ya bastante? »Oh, que mis palabras fueran grabadas; oh, que quedaran escritas en un monumento, talladas con cincel de hierro y rellenas de plomo, y labradas en la roca para siempre. »Pero en cuanto a mí, sé que mi Redentor vive, y un día por fin estará sobre la tierra.

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