S. Juan 12:3-7
S. Juan 12:3-7 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
María tomó entonces como medio litro de nardo puro, que era un perfume muy caro, y lo derramó sobre los pies de Jesús, secándoselos luego con sus cabellos. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. Judas Iscariote, que era uno de sus discípulos y que más tarde lo traicionaría, objetó: —¿Por qué no se vendió este perfume? Pudo haberse vendido por el salario de más de un año de trabajo y dárselo a los pobres. Dijo esto no porque se interesara por los pobres, sino porque era un ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, acostumbraba a robarse lo que echaban en ella. —Déjala en paz —respondió Jesús—. Ella ha estado guardando este perfume para el día de mi sepultura.
S. Juan 12:3-8 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
María, su otra hermana, tomó una botella de un perfume muy caro y perfumó los pies de Jesús. Después los secó con sus cabellos, y toda la casa se llenó con el olor del perfume. Pero uno de los discípulos, que se llamaba Judas Iscariote, y que después traicionaría a Jesús, dijo: —¡Mejor se hubiera vendido este perfume! Nos habrían dado el dinero de trescientos días de trabajo, y con él podríamos haber ayudado a los pobres. Entonces Jesús le dijo a Judas
S. Juan 12:3-7 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Entonces María tomó unos trescientos gramos de perfume de nardo puro, que era muy caro, y con él ungió los pies de Jesús, y con sus cabellos los enjugó. Y la casa se llenó con el olor del perfume. Y dijo Judas Iscariote hijo de Simón, que era uno de sus discípulos y el que más tarde lo entregaría: «¿Por qué no se vendió este perfume por trescientos días de sueldo, y ese dinero se les dio a los pobres?» Pero no dijo esto porque se preocupara por los pobres, sino porque era un ladrón y, como tenía la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. Entonces Jesús le dijo: «Déjala tranquila, que ha guardado esto para el día de mi sepultura.
S. Juan 12:3-7 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
María trajo unos trescientos gramos de perfume de nardo puro, muy caro, y perfumó los pies de Jesús; luego se los secó con sus cabellos. Y toda la casa se llenó del aroma del perfume. Entonces Judas Iscariote, que era aquel de los discípulos que iba a traicionar a Jesús, dijo: —¿Por qué no se ha vendido este perfume por el equivalente al salario de trescientos días, para ayudar a los pobres? Pero Judas no dijo esto porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa del dinero, robaba de lo que echaban en ella. Jesús le dijo: —Déjala, pues lo estaba guardando para el día de mi entierro.
S. Juan 12:3-7 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume. Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto.
S. Juan 12:3-7 La Biblia de las Américas (LBLA)
Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro que costaba mucho, ungió los pies de Jesús, y se los secó con los cabellos, y la casa se llenó con la fragancia del perfume. Y Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que le iba a entregar, dijo*: ¿Por qué no se vendió este perfume por trescientos denarios y se dio a los pobres? Pero dijo esto, no porque se preocupara por los pobres, sino porque era un ladrón, y como tenía la bolsa del dinero, sustraía de lo que se echaba en ella. Entonces Jesús dijo: Déjala, para que lo guarde para el día de mi sepultura.
S. Juan 12:3-7 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Entonces María tomó un frasco con casi medio litro de un costoso perfume preparado con esencia de nardo, le ungió los pies a Jesús y los secó con sus propios cabellos. La casa se llenó de la fragancia del perfume. Sin embargo, Judas Iscariote, el discípulo que pronto lo traicionaría, dijo: «Ese perfume valía el salario de un año. Hubiera sido mejor venderlo para dar el dinero a los pobres». No es que a Judas le importaran los pobres; en verdad, era un ladrón y, como estaba a cargo del dinero de los discípulos, a menudo robaba una parte para él. Jesús respondió: «Déjala en paz. Esto lo hizo en preparación para mi entierro.