S. Juan 11:28-37
S. Juan 11:28-37 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Dicho esto, Marta regresó a la casa y, llamando a su hermana María, le dijo en privado: —El Maestro está aquí y te llama. Cuando María oyó esto, se levantó rápidamente y fue a su encuentro. Jesús aún no había entrado en el pueblo, sino que todavía estaba en el lugar donde Marta se había encontrado con él. Los judíos que habían estado con María en la casa, dándole el pésame, al ver que se había levantado y había salido de prisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar. Cuando María llegó adonde estaba Jesús y lo vio, se arrojó a sus pies y dijo: —Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Al ver llorar a María y a los judíos que la habían acompañado, Jesús se turbó y se conmovió profundamente. —¿Dónde lo han puesto? —preguntó. —Ven a verlo, Señor —le respondieron. Jesús lloró. —¡Miren cuánto lo quería! —dijeron los judíos. Pero algunos de ellos comentaban: —Este, que le abrió los ojos al ciego, ¿no podría haber impedido que Lázaro muriera?
S. Juan 11:28-37 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Después de decir esto, Marta llamó a María y le dijo en secreto: «El Maestro ha llegado, y te llama.» María se levantó enseguida y fue a verlo. Jesús no había llegado todavía a la casa, sino que estaba en el lugar donde Marta lo había encontrado. Al ver que María se levantó y salió rápidamente, los judíos que estaban consolándola en su casa la siguieron. Ellos pensaban que María iba a llorar ante la tumba de su hermano. Cuando María llegó a donde estaba Jesús, se arrodilló delante de él y le dijo: —Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Cuando Jesús vio que María y los judíos que habían ido con ella lloraban mucho, se sintió muy triste y les tuvo compasión. Les preguntó: —¿Dónde sepultaron a Lázaro? Ellos le dijeron: —Ven Señor; aquí está. Jesús se puso a llorar, y los judíos que estaban allí dijeron: «Se ve que Jesús amaba mucho a su amigo Lázaro.» Pero otros decían: «Jesús hizo que el ciego pudiera ver. También pudo haber hecho algo para que Lázaro no muriera.»
S. Juan 11:28-37 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Dicho esto, Marta fue y llamó a María, su hermana, y en secreto le dijo: «El Maestro está aquí, y te llama.» Al oír esto, ella se levantó de prisa y fue a su encuentro. Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta lo había encontrado. Cuando los judíos que estaban en casa con María, y la consolaban, vieron que ella se había levantado de prisa y había salido, la siguieron. Decían: «Va al sepulcro, a llorar allí.» Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, y lo vio, se arrojó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.» Entonces Jesús, al ver llorar a María y a los judíos que la acompañaban, se conmovió profundamente y, con su espíritu turbado, dijo: «¿Dónde lo pusieron?» Le dijeron: «Señor, ven a verlo.» Y Jesús lloró. Los judíos dijeron entonces: «Miren cuánto lo amaba.» Pero algunos de ellos dijeron: «Y este, que le abrió los ojos al ciego, ¿no podría haber evitado que Lázaro muriera?»
S. Juan 11:28-37 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Después de decir esto, Marta fue a llamar a su hermana María, y le dijo en secreto: —El Maestro está aquí y te llama. Tan pronto como lo oyó, María se levantó y fue a ver a Jesús. Jesús no había entrado todavía en el pueblo; estaba en el lugar donde Marta se había encontrado con él. Al ver que María se levantaba y salía rápidamente, los judíos que estaban con ella en la casa, consolándola, la siguieron pensando que iba al sepulcro a llorar. Cuando María llegó a donde estaba Jesús, se puso de rodillas a sus pies, diciendo: —Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Jesús, al ver llorar a María y a los judíos que habían llegado con ella, se conmovió profundamente y se estremeció, y les preguntó: —¿Dónde lo sepultaron? Le dijeron: —Ven a verlo, Señor. Y Jesús lloró. Los judíos dijeron entonces: —¡Miren cuánto lo quería! Pero algunos de ellos decían: —Este, que dio la vista al ciego, ¿no podría haber hecho algo para que Lázaro no muriera?
S. Juan 11:28-37 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama. Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y vino a él. Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí. María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano. Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía este, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?
S. Juan 11:28-37 La Biblia de las Américas (LBLA)
Y habiendo dicho esto, se fue y llamó a su hermana María, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí, y te llama. Tan pronto como ella lo oyó, se levantó* rápidamente y fue hacia Él. Pues Jesús aún no había entrado en la aldea, sino que todavía estaba en el lugar donde Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban con ella en la casa consolándola, cuando vieron que María se levantó de prisa y salió, la siguieron, suponiendo que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando María llegó adonde estaba Jesús, al verle, se arrojó entonces a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Y cuando Jesús la vio llorando, y a los judíos que vinieron con ella llorando también, se conmovió profundamente en el espíritu, y se entristeció, y dijo: ¿Dónde lo pusisteis? Le dijeron*: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Por eso los judíos decían: Mirad, cómo lo amaba. Pero algunos de ellos dijeron: ¿No podía este, que abrió los ojos del ciego, haber evitado también que Lázaro muriera?
S. Juan 11:28-37 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Luego Marta regresó adonde estaba María y los que se lamentaban. La llamó aparte y le dijo: «El Maestro está aquí y quiere verte». Entonces María salió enseguida a su encuentro. Jesús todavía estaba fuera de la aldea, en el lugar donde se había encontrado con Marta. Cuando la gente que estaba en la casa consolando a María la vio salir con tanta prisa, creyeron que iba a la tumba de Lázaro a llorar. Así que la siguieron. Cuando María llegó y vio a Jesús, cayó a sus pies y dijo: —Señor, si tan solo hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Cuando Jesús la vio llorando y vio a la gente lamentándose con ella, se enojó en su interior y se conmovió profundamente. —¿Dónde lo pusieron? —les preguntó. Ellos le dijeron: —Señor, ven a verlo. Entonces Jesús lloró. La gente que estaba cerca dijo: «¡Miren cuánto lo amaba!». Pero otros decían: «Este hombre sanó a un ciego. ¿Acaso no podía impedir que Lázaro muriera?».