Jeremías 49:7-39
Jeremías 49:7-39 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Así dice el SEÑOR de los Ejércitos acerca de Edom: «¿Ya no hay sabiduría en Temán? ¿Se acabó el consejo de los inteligentes? ¿Acaso se ha echado a perder su sabiduría? Habitantes de Dedán: ¡Huyan, vuélvanse atrás! ¡Escóndanse en lo más profundo de la tierra! Yo provocaré un desastre sobre Esaú, pues le llegó la hora del castigo. Si los que cosechan las uvas vinieran a ti, ¿no te dejarían algunas uvas? Si de noche te llegaran ladrones, ¿no se llevarían solo lo que desean? Pero yo despojaré por completo a Esaú; pondré a descubierto sus escondites, y no podrá ocultarse. Sus hijos, parientes y vecinos, serán destruidos y dejarán de existir. ¡Abandona a tus huérfanos, que yo les protegeré la vida! ¡Tus viudas pueden confiar en mí!». Así dice el SEÑOR: «Los que no estaban condenados a beber la copa de castigo la bebieron. ¿Y acaso tú vas a quedarte sin castigo? ¡De ninguna manera quedarás impune, sino que también beberás de esa copa! Tan cierto como que yo vivo —afirma el SEÑOR—, Bosra se convertirá en objeto de maldición, en horror, deshonra y ruina. Para siempre quedarán en ruinas todas sus ciudades». He oído un mensaje de parte del SEÑOR. Un heraldo ha sido enviado a las naciones, diciendo: «¡Reúnanse, ataquen a la ciudad! ¡Prepárense para la guerra! »Te haré pequeño entre las naciones, menospreciado por la humanidad. Tú, que habitas en las hendiduras de las rocas; tú, que ocupas las alturas de los montes: fuiste engañado por el terror que infundías y por el orgullo de tu corazón. Aunque pongas tu nido tan alto como el del águila, desde allí te haré caer», afirma el SEÑOR. «Tan espantosa será la caída de Edom que todo el que pase por él quedará atónito y se burlará de todas sus heridas. Será como en la destrucción de Sodoma y Gomorra y de sus ciudades vecinas; nadie volverá a habitar allí, ningún ser humano vivirá en ella», afirma el SEÑOR. «Como león que sale de la espesura del Jordán hacia praderas de verdes pastos, en un instante espantaré de su tierra a los de Edom. ¿Quién es el elegido que nombraré para esto? Porque, ¿quién como yo? ¿Quién me puede desafiar? ¿Qué pastor se me puede oponer?». Por eso, escuchen el plan que el SEÑOR ha diseñado contra Edom; escuchen lo que tiene planeado contra los habitantes de Temán: Serán arrastrados los más pequeños del rebaño; por causa de ellos sus praderas quedarán asoladas. Tiembla la tierra por el estruendo de su caída; hasta en el mar Rojo resuenan sus gritos. Remonta vuelo el enemigo, se desliza como un águila, extiende sus alas sobre Bosra. En aquel día se angustiarán los valientes de Edom, como se angustia una mujer de parto. Mensaje acerca de Damasco: «Jamat y Arfad están desanimadas, pues ya saben la mala noticia. Están inquietas, se agitan como el mar y no pueden calmarse. Damasco desfallece; trató de huir, pero la dominó el pánico. Se halla presa de la angustia y el dolor, como si estuviera de parto. ¿Por qué no ha sido abandonada la ciudad famosa, la que era mi delicia? Por eso, sus jóvenes quedarán tendidos en las calles; ¡perecerán todos sus soldados!», afirma el SEÑOR de los Ejércitos. «Prenderé fuego al muro de Damasco, y los palacios de Ben Adad serán consumidos». Así dice el SEÑOR acerca de Cedar y de los reinos de Jazor que fueron atacados por Nabucodonosor, rey de Babilonia: «¡Vamos, ataquen a Cedar! ¡Destruyan a esa gente del oriente! Sus tiendas de campaña y rebaños les serán arrebatados, se llevarán sus cortinas, bienes y camellos. La gente les gritará: “¡El terror está por todas partes!”. »¡Huyan, habitantes de Jazor! Escapen ya, escóndanse en lo más profundo de la tierra», afirma el SEÑOR. «Nabucodonosor, rey de Babilonia, maquina planes contra ustedes; contra ustedes ha diseñado un plan. »¡Levántense y ataquen a esta nación indolente que vive del todo confiada, nación que no tiene puertas ni cerrojos y que vive muy aislada!», afirma el SEÑOR. «Sus camellos serán el botín, y su numeroso ganado, el despojo. Dispersaré a los cuatro vientos a los que se rapan las sienes; de todas partes les traeré su ruina», afirma el SEÑOR. «Jazor se convertirá en una guarida de chacales, en un lugar desolado para siempre. Ningún ser humano vivirá allí, nadie habitará en ese lugar». La palabra del SEÑOR acerca de Elam vino al profeta Jeremías al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá. Así dice el SEÑOR de los Ejércitos: «Voy a quebrar el arco de Elam; voy a acabar con lo mejor de su poderío. Voy a desatar contra Elam los cuatro vientos desde los cuatro extremos del cielo. Los voy a esparcir por los cuatro vientos, y no quedará nación alguna adonde no lleguen sus desterrados. Aterraré a Elam frente a sus enemigos, frente a los que atentan contra su vida; desataré mi ardiente ira, y traeré sobre Elam calamidad», afirma el SEÑOR. «Haré que la espada los persiga hasta que los haya exterminado. Estableceré mi trono en Elam, y destruiré a su rey y a sus oficiales», afirma el SEÑOR. «Pero en los días venideros restauraré la fortuna de Elam», afirma el SEÑOR.
Jeremías 49:7-39 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Acerca de la nación de Edom, el Dios todopoderoso dijo: «¡Ya no hay sabios en Temán! Ya no queda ni uno solo. Se ha acabado la sabiduría, no hay nadie que dé consejos. Ustedes, los que viven en Dedán, ¡Den media vuelta y huyan de aquí! ¡Métanse en las cuevas más profundas! Voy a enviar una terrible desgracia contra los habitantes de Edom, pues ya es hora de que los castigue. »Los que cosechan uvas siempre dejan algo para los pobres. Los ladrones que roban de noche nunca se llevan todo. Pero a los habitantes de Edom no voy a dejarles nada; ¡dañaré hasta sus escondites, para que no tengan dónde esconderse! Morirán sus hijos y sus familias; morirán también sus vecinos. Pero sepan que yo cuidaré de sus huérfanos y de sus viudas; ¡pueden confiar en mí!» Dios también dijo: «Ciudad de Bosrá, no creas que escaparás del castigo. Si he castigado a las naciones que no debían sufrir ningún castigo, ¡con mayor razón te castigaré a ti! Yo soy el Dios de Israel, y te juro que serás destruida y humillada; ¡llegarás a ser el hazmerreír de todos! También tus otras ciudades quedarán en ruinas para siempre. »Ya he mandado un mensajero para que anuncie entre las naciones: “¡Prepárense para la guerra! ¡Únanse y ataquen a Edom!” »Edom, voy a convertirte en la nación más débil del mundo; voy a hacer que todos te desprecien. Tú te sientes orgullosa de vivir en los altos montes. Como si fueras un ave has puesto tu nido entre las rocas y por eso te crees a salvo. Pero de allí te derribaré, aunque tu nido sea tan alto como el nido de las águilas. Te juro que así lo haré. »Tu caída será tan terrible que se espantarán al verte los que pasen por tus ruinas. Quedarás como Sodoma y Gomorra, ¡y nadie volverá a vivir en ti! »Edom, yo te atacaré sin aviso, como lo hace un león con su presa. Yo elegiré a tu enemigo, para que en poco tiempo te derrote. ¡No hay otro Dios como yo! ¡No hay quien me pueda desafiar! ¡Ningún pastor de ovejas es capaz de hacerme frente! »Por lo tanto, presten atención; escuchen lo que he pensado hacer con los que viven en Temán. Ya tengo preparado un plan contra Edom. Los más jóvenes serán arrastrados y todo el país quedará destruido. Edom caerá en forma tan violenta que la tierra temblará, y los gritos de la gente se oirán hasta el Mar de los Juncos. El enemigo se lanzará al ataque con la rapidez de las águilas; atacará con las alas abiertas, y cubrirá la ciudad de Bosrá. Ese día, los soldados edomitas temblarán como tiemblan las mujeres cuando van a tener un hijo». Acerca de Damasco, Dios dijo: «Las ciudades de Hamat y Arpad ya recibieron la mala noticia y no hay nada que las consuele; ¡están inquietas y agitadas como las olas del mar! Los habitantes de Damasco se han quedado sin fuerzas; quieren huir, pero les tiemblan las piernas; se retuercen de angustia y dolor, como si fueran mujeres a punto de tener su primer hijo. Damasco fue en otros tiempos una ciudad importante y alegre, pero ahora ha quedado abandonada. Y cuando llegue el momento, sus mejores guerreros y sus jóvenes caerán muertos por las calles. Con el fuego que prenderé a los altos muros de Damasco, arderán los palacios de Ben-adad. Yo soy el Dios todopoderoso y les juro que así será». El rey de Babilonia había vencido a las tribus de Quedar y de Hasor. Acerca de ellas, Dios dijo: «¡Soldados de Babilonia, ataquen a la nación de Quedar! ¡Maten a esa gente del oriente! ¡Atáquenlos! ¡Quítenles todo! ¡Quítenles sus carpas y sus ovejas! ¡Quítenles sus camellos y sus cosas de valor! Asústenlos con este grito: “¡Hay terror por todas partes!” »Ustedes, los que viven en Hasor, ¡escápense ya!, ¡escóndanse bajo tierra! El rey de Babilonia ha preparado contra ustedes un terrible plan de ataque. Les juro que va a atacarlos. »Y ustedes, soldados de Babilonia, ¡ataquen a esta nación orgullosa! Es una nación egoísta, y se siente tan segura que nunca cierra sus portones. Pero yo voy a dispersarla por todo el mundo, y de todos lados le traeré el desastre. A ustedes, babilonios, les permito que les quiten sus camellos y sus tesoros. Les juro que así será. »La ciudad de Hasor quedará en ruinas y se llenará de perros salvajes; nunca más volverá a ser habitada, porque nadie va a querer vivir allí». Cuando el rey Sedequías comenzó a reinar en Judá, Dios me habló acerca de la nación de Elam. Me dijo: «Jeremías, yo soy el Dios todopoderoso, y este es mi mensaje acerca de Elam: »Voy a acabar con el ejército elamita. Sus soldados son expertos guerreros, pero yo los haré pedazos. Desde los cuatro puntos cardinales enviaré contra Elam grandes ejércitos, y con la fuerza del viento los dispersaré por todas partes; ¡no habrá un solo país donde no haya elamitas refugiados! »Los elamitas temblarán de miedo cuando se enfrenten a sus enemigos, y ellos los destruirán por completo. Yo estoy muy enojado con ellos, así que les enviaré terribles castigos. Haré que haya guerra entre ellos, hasta que nadie quede con vida. Mataré a su rey y a sus oficiales, y el rey de Elam seré yo. Sin embargo, cuando todo termine, haré volver a los elamitas de los países adonde fueron llevados. Les juro que así lo haré».
Jeremías 49:7-39 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Así ha dicho el Señor de los ejércitos acerca de Edom: «¿Ya no hay sabiduría en Temán? ¿Ya no pueden sus sabios dar consejos? ¿Se afectó su sabiduría? ¡Huyan, habitantes de Dedán! ¡Retrocedan, y quédense a vivir en lugares escondidos! Porque cuando yo castigue a Esaú voy a traer sobre él la destrucción. Cuando los vendimiadores recogen uvas, no se llevan todas; y cuando los ladrones asaltan por la noche, tampoco se llevan todo. Pero a Esaú lo voy a dejar desnudo. Encontraré sus escondrijos, y no podrá esconderse de mí. Toda su descendencia, y sus hermanos y vecinos, serán destruidos, y dejará de existir. Pero a sus huérfanos yo los criaré, y sus viudas podrán depender de mí.» Así ha dicho el Señor: «Los que no estaban condenados a beber la copa de mi ira, tuvieron que beberla. Así que tú de ninguna manera serás absuelto, sino que también tendrás que beberla. Yo he jurado por mí mismo, que Bosra quedará asolada y solitaria, y como objeto de oprobio y maldición. ¡Todas sus ciudades quedarán en ruinas para siempre!» —Palabra del Señor. Yo, Jeremías, recibí un mensaje del Señor. Fue el mismo mensaje que había enviado a las naciones, y que decía: «¡Júntense contra Edom, y declárenle la guerra! Edom, yo te haré pequeño entre las naciones, y menospreciado entre los hombres. Tú, que habitas en las cuevas de las peñas, en lo alto de las montañas: Tu arrogancia y la soberbia de tu corazón te engañaron. Aunque pongas tu nido en las alturas, como las águilas, de allí te haré descender.» —Palabra del Señor. Y Edom quedará en ruinas. Todos los que pasen junto a ella, quedarán asombrados y se burlarán de todas sus calamidades. Le pasará lo mismo que a Sodoma y Gomorra y sus ciudades vecinas, cuando fueron destruidas: Nunca más volverá a ser habitada. —Palabra del Señor. El Señor vendrá contra Edom como un león que sale de los bosques del Jordán y ataca a un rebaño fuerte y robusto. Lo hará huir de su tierra, y al frente de ella pondrá a quien él escoja. Porque nadie puede compararse al Señor; nadie puede ocupar su lugar. ¿Qué jefe hay que pueda oponerse a él? Por lo tanto, escuchen lo que el Señor ha decidido hacer contra Edom, es decir, los planes que piensa ejecutar contra los habitantes de Temán. Todos serán llevados como ovejas, aún los más pequeños, y sus campos serán destruidos. Su caída será tan estruendosa que la tierra temblará, y sus gritos se oirán hasta el Mar Rojo. El enemigo vendrá como águila, y remontará el vuelo y se lanzará contra Bosra. Ese día, el corazón de los valientes de Edom será como el corazón de una mujer parturienta. Acerca de Damasco. Jamat y Arfad han recibido malas noticias, y no saben qué hacer. Se derriten de miedo; son como el mar, que no puede sosegarse. Damasco ha perdido el ánimo, y se dispone a huir. La dominan el miedo y la angustia; le han sobrevenido dolores, como de mujer parturienta. ¡Abandonada ha quedado la ciudad alabada, la ciudad alegre! Por eso en aquel día sus jóvenes y todos sus hombres de guerra morirán en sus calles. —Palabra del Señor de los ejércitos. Y el Señor prenderá fuego a las murallas de Damasco, y ese fuego consumirá las casas de Ben Adad. Así ha dicho el Señor acerca de Cedar y de los reinos de Jazor, a los cuales el rey Nabucodonosor de Babilonia destruyó: «¡Levántense, y ataquen a Cedar! ¡Destruyan a los hijos del oriente! ¡Despójenlos de sus tiendas y de sus ganados! ¡Tomen para ustedes sus cortinas y todos sus utensilios, y aun sus camellos! ¡Digan a voz en cuello que hay terror por todas partes! ¡Huyan, habitantes de Jazor! ¡Váyanse muy lejos, y habiten en lugares escondidos! Nabucodonosor, el rey de Babilonia, ya ha trazado planes contra ustedes, y piensa derrotarlos.» —Palabra del Señor. ¡Vamos, ataquen a esa nación pacífica, que vive confiada y solitaria! ¡Ni siquiera tiene puertas ni cerrojos! —Palabra del Señor. «Yo voy a esparcirlos por los cuatro vientos; voy a arrojarlos hasta el último rincón del mundo. Sus camellos y sus muchos ganados serán el botín de guerra. De todos lados voy a traer la ruina sobre ellos. —Palabra del Señor. »Jazor quedará para siempre convertida en un desierto, en refugio de chacales; no habrá nadie que habite ese territorio.» Al principio del reinado de Sedequías en Judá, la palabra del Señor vino al profeta Jeremías acerca de Elam, y le dijo: «Así ha dicho el Señor de los ejércitos: “Voy a quebrar el arco de Elam, que es la parte principal de su fortaleza. Voy a traer sobre Elam los cuatro vientos de los cuatro puntos del cielo, y a los cuatro vientos los lanzaré. No habrá una sola nación a donde no vayan los fugitivos de Elam. Y haré que Elam se deje intimidar por sus enemigos, por los que quieren quitarle la vida. Yo traeré sobre ellos la calamidad y el ardor de mi ira, y enviaré la espada, para que los persiga hasta acabar con ellos. —Palabra del Señor. »”Pondré mi trono en Elam, y destruiré a su rey y a su príncipe. —Palabra del Señor. »”Pero en los últimos días haré volver a los cautivos de Elam.”» —Palabra del Señor.
Jeremías 49:7-39 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Mensaje del Señor todopoderoso acerca de Edom: «¿Ya no hay sabiduría en Temán? ¿Ya no saben qué hacer los inteligentes? ¿Se echó a perder su sabiduría? ¡Habitantes de Dedán, salgan corriendo, vayan a esconderse! Porque voy a destruir el pueblo de Esaú; ha llegado el tiempo en que voy a castigarlo. Cuando se cosechan las uvas, se dejan algunos racimos; cuando por la noche llegan ladrones, solo se llevan lo que necesitan. Pero yo he dejado al pueblo de Esaú sin nada, he descubierto sus escondites y ya no puede ocultarse. Sus hijos, sus parientes y vecinos, fueron todos destruidos; no quedó nadie que diga:, “Déjame a tus huérfanos, que yo los cuidaré. Tus viudas pueden contar conmigo.”» El Señor dice: «Si aquellos que no merecían la copa del castigo han tenido que beberla, de ningún modo quedarás tú sin castigo, sino que tendrás que beber también de ella. Yo, el Señor, lo juro por mí mismo: La ciudad de Bosrá quedará convertida en un desierto, en ruinas, en ejemplo de humillación y maldición, y las demás ciudades quedarán en ruinas para siempre.» Me ha llegado una noticia de parte del Señor; un heraldo proclama entre las naciones: «¡Reúnanse y marchen contra Edom! ¡Prepárense para la batalla! Yo te haré el más pequeño de los pueblos, el más despreciado entre los hombres. Te dejaste engañar por tu orgullo, porque infundías terror. Vives entre las grietas de las rocas, agarrado a las cumbres de los montes. Pero aunque anides tan alto como el águila, de allá te haré bajar. Yo, el Señor, lo afirmo. »La destrucción de Edom será tan grande que causará espanto. Todo el que pase por allí se espantará al ver el castigo, pues quedará como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, cuando fueron destruidas. Nadie volverá a vivir allí, ni siquiera de paso. Yo, el Señor, lo digo. Vendré repentinamente, como un león que sale de los matorrales del Jordán y se lanza a los lugares donde siempre hay pasto fresco, y haré huir de ahí a los de Edom, y haré que gobierne la persona que yo escoja. Pues ¿quién puede compararse a mí? ¿Quién puede desafiarme? ¿Qué pastor me puede hacer frente? Escuchen el plan que yo, el Señor, he preparado contra Edom, el proyecto que he formulado contra los habitantes de Temán: Aun a los corderos más pequeños se los llevarán, y las praderas mismas serán también destrozadas. La caída de Edom hará tanto ruido, que la tierra temblará; gritará pidiendo auxilio, y sus gritos se oirán hasta en el Mar Rojo. El enemigo se lanzará contra Bosrá como un águila con las alas extendidas, y ese día los guerreros de Edom temblarán como mujer de parto.» Mensaje acerca de Damasco: «Las ciudades de Hamat y Arpad están avergonzadas, porque les han llegado malas noticias. Se llenan de terror, no pueden estar tranquilas. Damasco, ya sin fuerzas, se dispone a huir. La dominan el pánico, la angustia y el dolor, como a una mujer de parto. La ciudad famosa, la ciudad feliz, ha quedado abandonada. Ese día quedarán sus jóvenes tendidos en las calles, y todos sus guerreros morirán. Yo, el Señor todopoderoso, lo afirmo. Voy a prender fuego a las murallas de Damasco, y ese fuego destruirá los palacios de Ben-hadad.» Mensaje del Señor acerca de la tribu de Quedar y de los jefes de Hasor, a los cuales derrotó Nabucodonosor, rey de Babilonia: «¡Adelante, ataquen a Quedar! ¡Destruyan a esa tribu de oriente! Apodérense de sus tiendas y de sus rebaños, de sus lonas y de todos sus utensilios. Quítenles sus camellos y grítenles: “¡Hay terror por todas partes!” ¡Salgan corriendo, habitantes de Hasor! ¡Vayan a esconderse! Yo, el Señor, lo digo. Pues Nabucodonosor, el rey de Babilonia, ha hecho planes contra ustedes. Yo, el Señor, les ordeno: ¡Adelante, ataquen a ese pueblo que vive confiado y tranquilo, sin puertas ni cerrojos y completamente solo! ¡Róbenle sus camellos y todo su ganado! Voy a dispersar en todas direcciones a esa gente que se afeita las sienes; de todas partes les traeré el desastre. Yo, el Señor, lo afirmo. Hasor será para siempre un desierto y guarida de chacales. Nadie volverá a vivir allí ni siquiera de paso.» Cuando Sedequías comenzó a reinar en Judá, el Señor dirigió este mensaje a Jeremías acerca de Elam: «Yo, el Señor todopoderoso, afirmo: Voy a romper los arcos de Elam, que son su arma principal. Voy a traer vientos contra este pueblo desde las cuatro direcciones, para que lo dispersen por todas partes, hasta que no quede país adonde no lleguen sus refugiados. Haré temblar a Elam ante sus enemigos mortales, le enviaré calamidades, desataré mi ira contra él, y le enviaré la guerra hasta destruirlo por completo. Yo, el Señor, lo afirmo. Pondré mi trono en Elam, y haré morir a sus reyes y a sus jefes. Yo, el Señor, lo afirmo. Pero en el futuro cambiaré la suerte de Elam. Yo, el Señor, lo afirmo.»
Jeremías 49:7-39 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Acerca de Edom. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: ¿No hay más sabiduría en Temán? ¿Se ha acabado el consejo en los sabios? ¿Se corrompió su sabiduría? Huid, volveos atrás, habitad en lugares profundos, oh moradores de Dedán; porque el quebrantamiento de Esaú traeré sobre él en el tiempo en que lo castigue. Si vendimiadores hubieran venido contra ti, ¿no habrían dejado rebuscos? Si ladrones de noche, ¿no habrían tomado lo que les bastase? Mas yo desnudaré a Esaú, descubriré sus escondrijos, y no podrá esconderse; será destruida su descendencia, sus hermanos y sus vecinos, y dejará de ser. Deja tus huérfanos, yo los criaré; y en mí confiarán tus viudas. Porque así ha dicho Jehová: He aquí que los que no estaban condenados a beber el cáliz, beberán ciertamente; ¿y serás tú absuelto del todo? No serás absuelto, sino que ciertamente beberás. Porque por mí he jurado, dice Jehová, que asolamiento, oprobio, soledad y maldición será Bosra, y todas sus ciudades serán desolaciones perpetuas. La noticia oí, que de Jehová había sido enviado mensajero a las naciones, diciendo: Juntaos y venid contra ella, y subid a la batalla. He aquí que te haré pequeño entre las naciones, menospreciado entre los hombres. Tu arrogancia te engañó, y la soberbia de tu corazón. Tú que habitas en cavernas de peñas, que tienes la altura del monte, aunque alces como águila tu nido, de allí te haré descender, dice Jehová. Y se convertirá Edom en desolación; todo aquel que pasare por ella se asombrará, y se burlará de todas sus calamidades. Como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra y de sus ciudades vecinas, dice Jehová, así no morará allí nadie, ni la habitará hijo de hombre. He aquí que como león subirá de la espesura del Jordán contra la bella y robusta; porque muy pronto le haré huir de ella, y al que fuere escogido la encargaré; porque ¿quién es semejante a mí, y quién me emplazará? ¿Quién será aquel pastor que me podrá resistir? Por tanto, oíd el consejo que Jehová ha acordado sobre Edom, y sus pensamientos que ha resuelto sobre los moradores de Temán. Ciertamente a los más pequeños de su rebaño los arrastrarán, y destruirán sus moradas con ellos. Del estruendo de la caída de ellos la tierra temblará, y el grito de su voz se oirá en el Mar Rojo. He aquí que como águila subirá y volará, y extenderá sus alas contra Bosra; y el corazón de los valientes de Edom será en aquel día como el corazón de mujer en angustias. Acerca de Damasco. Se confundieron Hamat y Arfad, porque oyeron malas nuevas; se derritieron en aguas de desmayo, no pueden sosegarse. Se desmayó Damasco, se volvió para huir, y le tomó temblor y angustia, y dolores le tomaron, como de mujer que está de parto. ¡Cómo dejaron a la ciudad tan alabada, la ciudad de mi gozo! Por tanto, sus jóvenes caerán en sus plazas, y todos los hombres de guerra morirán en aquel día, ha dicho Jehová de los ejércitos. Y haré encender fuego en el muro de Damasco, y consumirá las casas de Ben-adad. Acerca de Cedar y de los reinos de Hazor, los cuales asoló Nabucodonosor rey de Babilonia. Así ha dicho Jehová: Levantaos, subid contra Cedar, y destruid a los hijos del oriente. Sus tiendas y sus ganados tomarán; sus cortinas y todos sus utensilios y sus camellos tomarán para sí, y clamarán contra ellos: Miedo alrededor. Huid, idos muy lejos, habitad en lugares profundos, oh moradores de Hazor, dice Jehová; porque tomó consejo contra vosotros Nabucodonosor rey de Babilonia, y contra vosotros ha formado un designio. Levantaos, subid contra una nación pacífica que vive confiadamente, dice Jehová, que ni tiene puertas ni cerrojos, que vive solitaria. Serán sus camellos por botín, y la multitud de sus ganados por despojo; y los esparciré por todos los vientos, arrojados hasta el último rincón; y de todos lados les traeré su ruina, dice Jehová. Hazor será morada de chacales, soledad para siempre; ninguno morará allí, ni la habitará hijo de hombre. Palabra de Jehová que vino al profeta Jeremías acerca de Elam, en el principio del reinado de Sedequías rey de Judá, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo quiebro el arco de Elam, parte principal de su fortaleza. Traeré sobre Elam los cuatro vientos de los cuatro puntos del cielo, y los aventaré a todos estos vientos; y no habrá nación a donde no vayan fugitivos de Elam. Y haré que Elam se intimide delante de sus enemigos, y delante de los que buscan su vida; y traeré sobre ellos mal, y el ardor de mi ira, dice Jehová; y enviaré en pos de ellos espada hasta que los acabe. Y pondré mi trono en Elam, y destruiré a su rey y a su príncipe, dice Jehová. Pero acontecerá en los últimos días, que haré volver a los cautivos de Elam, dice Jehová.
Jeremías 49:7-39 La Biblia de las Américas (LBLA)
Acerca de Edom. Así dice el SEÑOR de los ejércitos: ¿No hay ya sabiduría en Temán? ¿Se ha perdido el consejo de los prudentes? ¿Se ha corrompido su sabiduría? Huid, volved, morad en las profundidades, habitantes de Dedán, porque la ruina de Esaú traeré sobre él al momento de castigarlo. Si vinieran a ti vendimiadores, ¿no dejarían rebuscos? Si vinieran ladrones de noche, solo destruirían hasta que les bastara. Pero yo he despojado totalmente a Esaú, he descubierto sus escondrijos y no podrá esconderse. Ha sido destruida su descendencia, sus hermanos y vecinos, y él ya no existe. Deja a tus huérfanos, yo los conservaré con vida; que tus viudas confíen en mí. Pues así dice el SEÑOR: He aquí, los que no estaban condenados a beber la copa, ciertamente la beberán, ¿y serás tú absuelto por completo? No serás absuelto, sino que ciertamente la beberás. Porque por mí he jurado —declara el SEÑOR— que Bosra será motivo de horror, de oprobio, de ruina y de maldición; todas sus ciudades se convertirán en ruinas perpetuas. ¶He oído un mensaje de parte del SEÑOR, y un mensajero es enviado entre las naciones, diciendo: Reuníos y venid contra él, y levantaos para la guerra. Pues he aquí, pequeño te he hecho entre las naciones, menospreciado entre los hombres. En cuanto al terror que infundías, te ha engañado la soberbia de tu corazón; tú que vives en las hendiduras de las peñas, que ocupas la cumbre del monte. Aunque hagas tu nido tan alto como el del águila, de allí te haré bajar —declara el SEÑOR. Y Edom se convertirá en objeto de horror; todo el que pase por él se quedará atónito y silbará a causa de todas sus heridas. Como en la destrucción de Sodoma y Gomorra y de sus ciudades vecinas —dice el SEÑOR— nadie habitará allí, ni residirá en él hijo de hombre. He aquí que uno subirá como león de la espesura del Jordán contra el pastizal de perenne verdor, y en un instante lo haré huir de él, y al que sea escogido nombraré sobre él. Porque ¿quién es como yo y quién me citará a juicio? ¿Quién es el pastor que me podrá resistir? Por tanto, oíd el plan que el SEÑOR ha trazado contra Edom, y los designios que ha decretado contra los habitantes de Temán: ciertamente los arrastrarán, aun a los más pequeños del rebaño; ciertamente a causa de ellos hará una desolación de su pastizal. Al estruendo de su caída tiembla la tierra; hay un clamor. Hasta el mar Rojo se oye su voz. He aquí, se remonta, vuela veloz como un águila y extiende sus alas contra Bosra. En aquel día el corazón de los valientes de Edom será como el corazón de una mujer de parto. Acerca de Damasco. Avergonzadas están Hamat y Arfad. Porque han oído malas noticias están desalentadas. Hay ansiedad como en el mar que no se puede calmar. Desamparada está Damasco; se ha vuelto para huir, y el pánico se ha apoderado de ella; angustia y dolores la oprimen como a mujer de parto. ¿Cómo es que no ha sido abandonada la ciudad alabada, la ciudad de mi regocijo? Por eso sus jóvenes caerán en sus calles, y todos los hombres de guerra serán silenciados en aquel día —declara el SEÑOR de los ejércitos. Y prenderé fuego al muro de Damasco que consumirá los palacios de Ben-adad. Acerca de Cedar y de los reinos de Hazor, que derrotó Nabucodonosor, rey de Babilonia. Así dice el SEÑOR: Levantaos, subid a Cedar y destruid a los hijos del oriente. Sus tiendas y sus rebaños serán tomados; las cortinas de sus tiendas, todos sus bienes y sus camellos se los llevarán, y gritarán el uno al otro: «¡Terror por todas partes!». Escapaos, huid; morad en las profundidades, habitantes de Hazor —declara el SEÑOR—, porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, ha concebido un plan contra vosotros, ha trazado un designio contra vosotros. Levantaos, subid contra una nación tranquila, que vive confiada —declara el SEÑOR. No tiene puertas ni cerrojos; viven solitarios. Sus camellos serán el despojo, y la multitud de sus ganados el botín; esparciré a todos los vientos a los que se rapan las sienes, y de todos lados les traeré su ruina —declara el SEÑOR. Y Hazor será guarida de chacales, una desolación para siempre; nadie habitará allí, ni residirá en ella hijo de hombre. Palabra del SEÑOR que vino al profeta Jeremías acerca de Elam al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá, diciendo: Así dice el SEÑOR de los ejércitos: «He aquí, quebraré el arco de Elam, lo mejor de su fortaleza. -»Y traeré sobre Elam los cuatro vientos desde los cuatro extremos del cielo, y a todos estos vientos los esparciré; no habrá nación adonde no vayan los expulsados de Elam. -»Destrozaré a Elam delante de sus enemigos y delante de los que buscan sus vidas; traeré sobre ellos calamidad, el ardor de mi ira» —declara el SEÑOR— «y enviaré tras ellos la espada hasta que los haya acabado. -»Entonces pondré mi trono en Elam, y allí destruiré al rey y a los príncipes» —declara el SEÑOR. «Pero sucederá en los postreros días que restauraré el bienestar de Elam» —declara el SEÑOR.
Jeremías 49:7-39 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Este es el mensaje que se dio acerca de Edom. Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales: «¿No hay sabiduría en Temán? ¿No queda nadie que pueda dar sabios consejos? ¡Dense la vuelta y huyan! ¡Escóndanse en cuevas profundas, habitantes de Dedán! Pues cuando yo traiga desastre sobre Edom, ¡a ti también te castigaré! Los que cosechan uvas siempre dejan algunas para los pobres. Si de noche vinieran los ladrones, ni ellos se llevarían todo; pero yo despojaré la tierra de Edom y no habrá lugar dónde esconderse. Sus hijos, hermanos y vecinos serán todos destruidos, y Edom no existirá más. Pero protegeré a los huérfanos que queden entre ustedes. También sus viudas pueden contar con mi ayuda». Así dice el SEÑOR: «Si el inocente debe sufrir, ¡cuanto más tú! ¡No quedarás sin castigo! ¡Debes beber de esta copa de juicio! Pues juré por mi propio nombre —dice el SEÑOR—, que Bosra se convertirá en objeto de horror y en un montón de ruinas; se burlarán de ella y la maldecirán. Todas sus ciudades y aldeas quedarán desoladas para siempre». He oído un mensaje del SEÑOR. Se envió un embajador a las naciones para decir: «¡Formen una coalición contra Edom, y prepárense para la batalla!». El SEÑOR le dice a Edom: «Te haré pequeña entre las naciones; todos te despreciarán. Has sido engañada por tu propio orgullo y por el temor que inspirabas en los demás. Vives en una fortaleza de piedra y controlas las alturas de las montañas. Pero aun si haces tu nido con las águilas en las cumbres, te haré caer estrepitosamente», dice el SEÑOR. «Edom será objeto de espanto; todos los que pasen por allí quedarán horrorizados y darán un grito ahogado a causa de la destrucción que verán. Será como la destrucción de Sodoma, Gomorra y sus ciudades vecinas —dice el SEÑOR—. Nadie vivirá allí; nadie la habitará. Vendré como un león que sale de los matorrales del Jordán y atacaré a las ovejas en los pastos. Echaré a Edom de su tierra, y nombraré al líder que yo escoja. Pues, ¿quién es como yo y quién puede desafiarme? ¿Qué gobernante puede oponerse a mi voluntad?». Escuchen los planes que tiene el SEÑOR contra Edom y contra la gente de Temán. Aun sus hijos pequeños serán arrastrados como ovejas, y sus casas serán destruidas. La tierra temblará con el ruido de la caída de Edom, y su grito de desesperación se oirá hasta el mar Rojo. ¡Mira! El enemigo cae en picada como un águila, desplegando sus alas sobre Bosra. Aun los guerreros más poderosos estarán en agonía como mujer en trabajo de parto. Este es el mensaje que se dio acerca de Damasco. Esto dice el SEÑOR: «El temor se apoderó de las ciudades de Hamat y Arfad porque oyeron los anuncios de su propia destrucción. El corazón de ellos está agitado como el mar cuando hay una tormenta furiosa. Damasco se volvió débil, y toda la gente trató de huir. El miedo, la angustia y el dolor se han apoderado de ella como a una mujer en trabajo de parto. ¡Esa ciudad famosa, ciudad de alegría, será abandonada! Sus jóvenes caerán en las calles y morirán. Todos sus soldados serán matados —dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales—, y prenderé fuego a las murallas de Damasco que consumirá los palacios de Ben-adad». Este es el mensaje que se dio acerca de Cedar y los reinos de Hazor, que fueron atacados por Nabucodonosor, rey de Babilonia. Esto dice el SEÑOR: «¡Avancen contra Cedar! ¡Destruyan a los guerreros del oriente! Tomarán sus rebaños y carpas, y sus pertenencias y camellos les serán quitados. Se escucharán voces de pánico en todas partes: “¡Somos atemorizados a cada paso!”. ¡Corran y salven sus vidas! —dice el SEÑOR—. Gente de Hazor, escóndanse en cuevas profundas, porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, ha conspirado contra ustedes y se prepara para destruirlos. »Levántense y ataquen a esta nación tan confiada —dice el SEÑOR—. Su gente vive aislada en el desierto sin murallas ni puertas. Todos sus camellos y demás animales serán de ustedes. A este pueblo que vive en lugares remotos lo esparciré a los cuatro vientos. Traeré sobre ellos calamidad de todas partes —dice el SEÑOR—. Hazor será habitada por chacales y quedará desolada para siempre. Nadie vivirá allí; nadie la habitará». El profeta Jeremías recibió del SEÑOR este mensaje acerca de Elam al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá. Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales: «Destruiré a los arqueros de Elam, lo mejor de su ejército. Traeré enemigos de todas partes y esparciré a la gente de Elam a los cuatro vientos. Serán desterrados a países de todo el mundo. Yo mismo iré con los enemigos de Elam para destrozarla. En mi ira feroz traeré gran desastre sobre el pueblo de Elam —dice el SEÑOR—. Sus enemigos lo perseguirán con espada hasta que yo lo destruya por completo. Estableceré mi trono en Elam —dice el SEÑOR—, y destruiré a su rey y a sus oficiales. Sin embargo, en los días que vienen restableceré el bienestar de Elam. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!».