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Jeremías 46:1-12

Jeremías 46:1-12 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

La palabra del SEÑOR acerca de las naciones vino a Jeremías el profeta. En cuanto a Egipto: Este es el mensaje contra el ejército del faraón Necao, rey de Egipto, que en el año cuarto del gobierno de Joacim, hijo de Josías y rey de Judá, fue derrotado en Carquemis, junto al río Éufrates, por Nabucodonosor, rey de Babilonia: «¡Preparen sus escudos, grandes y pequeños, y avancen al combate! ¡Ensillen los caballos, monten los corceles! ¡Alístense, pónganse los cascos! ¡Afilen las lanzas, vístanse las corazas! Pero ¿qué es lo que veo? Sus guerreros están derrotados; aterrados retroceden. Sin mirar atrás, huyen despavoridos. ¡Cunde el terror por todas partes!», afirma el SEÑOR. «El más veloz no puede huir ni el más fuerte, escapar. En el norte, a orillas del río Éufrates tropiezan y caen. »¿Quién es ese que sube como el Nilo, como ríos de aguas agitadas? Es Egipto que sube como el Nilo, como ríos de aguas agitadas. Dice Egipto: “Subiré y cubriré toda la tierra; destruiré las ciudades y sus habitantes”. ¡Ataquen, corceles! ¡Carros, avancen con furia! ¡Que marchen los guerreros! ¡Que tomen sus escudos los soldados de Cus y de Fut! ¡Que tensen el arco los soldados de Lidia! »Aquel día pertenece al Señor, al SEÑOR de los Ejércitos. Será un día de venganza; se vengará de sus enemigos. La espada devorará hasta saciarse; con sangre apagará su sed. En la tierra del norte, a orillas del río Éufrates, para el Señor, el SEÑOR de los Ejércitos, se ofrecerá un sacrificio. »¡Virginal hija de Egipto, ve a Galaad y consigue bálsamo! En vano multiplicas los remedios; ya no sanarás. Las naciones ya saben de tu humillación; tus gritos llenan la tierra. Un guerrero tropieza contra otro, y juntos caen al suelo».

Jeremías 46:1-12 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Cuando Joacín llevaba cuatro años de reinar en Judá, el Dios de Israel me habló acerca de las otras naciones, y del ejército de Necao, rey de Egipto. Por esos días el rey de Babilonia había derrotado a Necao en la ciudad de Carquemis, junto al río Éufrates. El mensaje que me dio fue el siguiente: «¡Egipcios, tomen sus armas y prepárense para el combate! ¡Ensillen y monten los caballos! ¡Afilen las lanzas y pónganse las corazas! ¡Cúbranse con los cascos! »¿Pero qué es lo que veo? ¡Los soldados egipcios retroceden! Derrotados y llenos de miedo, huyen sin mirar atrás. ¡Hay terror por todas partes! »¡Los más veloces no pueden huir! ¡Los más fuertes no logran escapar! ¡Allá en el norte, a la orilla del río Éufrates, tropiezan y ruedan por el suelo! »Una nación se acerca con violencia. ¡Hasta se parece al río Nilo cuando sus aguas se desbordan! ¿Qué nación puede ser? ¡Es Egipto, que se ha enfurecido, que ha crecido como el Nilo! Viene decidido a inundar la tierra, a destruir ciudades y a matar gente. »¡Que ataquen los caballos! ¡Que avancen los carros de guerra! ¡Que marchen los soldados! ¡Que tomen sus armas los soldados de los países africanos! »El día de la victoria pertenece al poderoso Dios de Israel. Él ganará la batalla; se vengará de sus enemigos. La espada se empapará de sangre y acabará por matar a todos. Allá en el país del norte, a la orilla del río Éufrates, el Dios de Israel matará a mucha gente. »Soldados de Egipto: de nada les servirá que vayan a Galaad y consigan alguna crema curativa; aunque consigan medicinas, no les servirán de nada. Todo el mundo está enterado de que han sido derrotados; por todas partes se escuchan sus gritos de dolor; chocan los guerreros unos contra otros, y ruedan por el suelo».

Jeremías 46:1-12 Reina Valera Contemporánea (RVC)

La palabra del Señor vino al profeta Jeremías en contra de las naciones. En el año cuarto del reinado de Joacín hijo de Josías en Judá, el faraón Necao acampó con todo su ejército en Carquemis, a orillas del río Éufrates, pero allí el rey Nabucodonosor de Babilonia lo derrotó. Esto es lo que dijo acerca de Egipto: «Preparen los escudos y paveses, y presenten combate. Ustedes los de caballería, sujeten los caballos a los carros, y trepen a ellos. Pónganse los yelmos y las corazas; limpien las lanzas. ¿Por qué los veo retroceder, llenos de miedo? Sus valientes han sido derrotados, y huyen sin volver la mirada atrás. ¡Hay terror por todas partes! —Palabra del Señor. »¡Que no huya el ligero de pies! ¡Que no escapen los valientes, porque tropezarán y caerán en el norte, a orillas del río Éufrates! »¿Quién es este, que sube como el río Nilo, cuyas aguas se desbordan como un torrente? Egipto se ensanchó como un río, como las agitadas aguas de un río dijo: “Subiré y cubriré la tierra, destruiré a las ciudades y a sus habitantes.” ¡Que ataque la caballería! ¡Que avancen los carros de combate! ¡Que salgan los guerreros etíopes! ¡Que se cubran con escudos los libios! ¡Que preparen sus arcos los lidios! ¡Ese día es del Señor, el Dios de los ejércitos! ¡Es un día de retribución, para vengarse de sus enemigos! ¡La espada se hartará de matar! ¡Se embriagará de la sangre del enemigo, que será una ofrenda para el Señor, Dios de los ejércitos, en la tierra del norte, a orillas del río Éufrates! ¡Sube a Galaad, virginal Egipto, y busca un remedio! Pero aunque multipliques las medicinas, no hay remedio para ti. Las naciones supieron de tu afrenta, y tu clamor llenó la tierra, porque un guerrero chocaba contra otro, y juntos cayeron los dos.»

Jeremías 46:1-12 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

El Señor habló al profeta Jeremías acerca de las naciones. Este fue su mensaje acerca de Egipto, y en particular acerca del ejército del faraón Necao, rey de Egipto, que se hallaba en Carquemis, junto al río Éufrates, y a quien el rey Nabucodonosor de Babilonia derrotó en el año cuarto del gobierno de Joaquim, hijo de Josías, rey de Judá: «¡Preparen los escudos! ¡Láncense al ataque! ¡Ensillen los caballos! ¡Monten, jinetes! ¡Pónganse los cascos y formen líneas! ¡Afilen las lanzas! ¡Pónganse las corazas! »Pero ¿qué es lo que veo? Retroceden llenos de terror. Sus guerreros se dispersan derrotados; salen corriendo, sin mirar atrás. ¡Hay terror por todas partes! Yo, el Señor, lo afirmo. ¡No pueden huir los más veloces, ni escapar los más valientes! En el norte, junto al río Éufrates, tropiezan y caen. ¿Quién es ese que crece como el Nilo, como un río de aguas violentas? Es Egipto, que crece como el Nilo, como un río de aguas violentas. Egipto dice: “Voy a crecer y a inundar la tierra, voy a destruir las ciudades y sus habitantes.” »¡Que avance la caballería! ¡Adelante los carros! ¡Que se pongan en marcha los guerreros: los soldados de Etiopía y de Libia, armados de escudos; los soldados de Lidia, que manejan bien el arco! Este es el día del Señor todopoderoso, el día en que va a vengarse de sus enemigos. La espada herirá hasta saciarse, hasta emborracharse de sangre. Pues el Señor todopoderoso hará una matanza en el país del norte, junto al Éufrates. »¡Pueblo de Egipto, ve a Galaad en busca de medicinas! ¡Pero por más remedios que uses, de nada te van a servir, pues no hay remedio para ti! Las naciones ya saben que has sido humillado, y en toda la tierra se te oye gritar; chocan los guerreros unos contra otros, y juntos ruedan por el suelo.»

Jeremías 46:1-12 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Palabra de Jehová que vino al profeta Jeremías, contra las naciones. Con respecto a Egipto: contra el ejército de Faraón Necao rey de Egipto, que estaba cerca del río Éufrates en Carquemis, a quien destruyó Nabucodonosor rey de Babilonia, en el año cuarto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá. Preparad escudo y pavés, y venid a la guerra. Uncid caballos y subid, vosotros los jinetes, y poneos con yelmos; limpiad las lanzas, vestíos las corazas. ¿Por qué los vi medrosos, retrocediendo? Sus valientes fueron deshechos, y huyeron sin volver a mirar atrás; miedo de todas partes, dice Jehová. No huya el ligero, ni el valiente escape; al norte junto a la ribera del Éufrates tropezaron y cayeron. ¿Quién es este que sube como río, y cuyas aguas se mueven como ríos? Egipto como río se ensancha, y las aguas se mueven como ríos, y dijo: Subiré, cubriré la tierra, destruiré a la ciudad y a los que en ella moran. Subid, caballos, y alborotaos, carros, y salgan los valientes; los etíopes y los de Put que toman escudo, y los de Lud que toman y entesan arco. Mas ese día será para Jehová Dios de los ejércitos día de retribución, para vengarse de sus enemigos; y la espada devorará y se saciará, y se embriagará de la sangre de ellos; porque sacrificio será para Jehová Dios de los ejércitos, en tierra del norte junto al río Éufrates. Sube a Galaad, y toma bálsamo, virgen hija de Egipto; por demás multiplicarás las medicinas; no hay curación para ti. Las naciones oyeron tu afrenta, y tu clamor llenó la tierra; porque valiente tropezó contra valiente, y cayeron ambos juntos.

Jeremías 46:1-12 La Biblia de las Américas (LBLA)

Palabra del SEÑOR que vino al profeta Jeremías acerca de las naciones. A Egipto, acerca del ejército de Faraón Necao, rey de Egipto, que estaba junto al río Eufrates en Carquemis, al cual derrotó Nabucodonosor, rey de Babilonia, en el año cuarto de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá: Preparad escudo y broquel, y avanzad hacia la batalla. Aparejad los caballos, montad los corceles y presentaos con los yelmos puestos. Bruñid las lanzas, vestíos las corazas. ¿Pero qué es lo que veo? Están aterrados, retroceden, y sus valientes están deshechos; en la huida buscan refugio sin mirar atrás. Hay terror por todas partes —declara el SEÑOR. Que no huya el ligero, ni escape el poderoso; en el norte, junto al río Eufrates, han tropezado y caído. ¿Quién es este que sube como el Nilo, cuyas aguas se agitan como ríos? Egipto sube como el Nilo, cuyas aguas se agitan como ríos, pero Él ha dicho: Subiré y cubriré esa tierra; ciertamente destruiré la ciudad y sus habitantes. Subid, caballos, y corred furiosos, carros, para que avancen los poderosos: Etiopía y Put, que manejan escudo, y los de Lud, que manejan y entesan el arco. Porque aquel día es para el Señor, DIOS de los ejércitos, día de venganza, para vengarse de sus enemigos; la espada devorará y se saciará y se empapará con su sangre; pues habrá una matanza para el Señor, DIOS de los ejércitos, en la tierra del norte, junto al río Eufrates. Sube a Galaad y consigue bálsamo, virgen, hija de Egipto. En vano has multiplicado los remedios; no hay curación para ti. Han oído las naciones de tu afrenta, y tu clamor llena la tierra; porque guerrero con guerrero ha tropezado, y a una han caído ambos.

Jeremías 46:1-12 Nueva Traducción Viviente (NTV)

El profeta Jeremías recibió del SEÑOR los siguientes mensajes con relación a las naciones extranjeras. En el cuarto año del reinado de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, se dio este mensaje con relación a Egipto. Fue en ocasión de la batalla de Carquemis cuando Nabucodonosor de Babilonia venció al faraón Necao, rey de Egipto y a su ejército, junto al río Éufrates. «¡Preparen sus escudos y avancen a la batalla! Ensillen los caballos, y monten los sementales. Tomen sus posiciones y pónganse los cascos. Afilen las lanzas y preparen sus armaduras. Pero ¿qué es lo que veo? El ejército egipcio huye aterrorizado. Sus hombres de guerra más valientes corren sin mirar atrás. A cada paso se llenan de terror —dice el SEÑOR—. El corredor más veloz no puede huir; los guerreros más poderosos no pueden escapar. En el norte, junto al río Éufrates, tropiezan y caen. »¿Quién es este que se levanta como el Nilo en tiempos de crecida e inunda toda la tierra? Es el ejército egipcio que inunda toda la tierra, y se jacta de que cubrirá toda la tierra como un diluvio, destruyendo ciudades y sus habitantes. ¡A la carga, caballos y carros de guerra; ataquen, poderosos guerreros de Egipto! ¡Vengan, todos ustedes aliados de Etiopía, Libia y Lidia que son hábiles con el escudo y el arco! Pues este es el día del Señor, el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, día para vengarse de sus enemigos. La espada devorará hasta quedar satisfecha, ¡sí, hasta que se emborrache de la sangre de ustedes! El Señor, el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, recibirá hoy un sacrificio en la tierra del norte, junto al río Éufrates. »Sube a Galaad en busca de medicina, ¡oh hija virgen de Egipto! Pero tus muchos tratamientos no te devolverán la salud. Las naciones han oído de tu vergüenza. La tierra está llena de tus gritos de desesperación. Tus guerreros más poderosos chocarán unos contra otros y caerán juntos».