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Jeremías 33:2-25

Jeremías 33:2-25 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

«Así dice aquel cuyo nombre es el SEÑOR, el que hizo la tierra, la formó y la estableció con firmeza: “Clama a mí y te responderé; te daré a conocer cosas grandes e inaccesibles que tú no sabes”. Porque así dice el SEÑOR, Dios de Israel, acerca de las casas de esta ciudad y de los palacios de los reyes de Judá, que han sido derribados para levantar defensas contra las rampas de asalto y la espada: “Los babilonios vienen para atacar la ciudad y llenarla de cadáveres. En mi ira y furor he ocultado mi rostro de esta ciudad; la heriré de muerte a causa de todas sus maldades. »”Sin embargo, les daré salud y los curaré; los sanaré y haré que disfruten de abundante paz y seguridad. Haré que vuelvan del cautiverio a Judá e Israel y los reconstruiré como al principio. Los purificaré de todas las iniquidades que cometieron contra mí; les perdonaré todos los pecados con que se rebelaron contra mí. Jerusalén será para mí motivo de gozo, alabanza y gloria a la vista de todas las naciones de la tierra. Se enterarán de todo el bien que yo le hago; también temerán y temblarán por todo el bienestar y toda la paz que yo ofrezco”. »Así dice el SEÑOR: “Ustedes dicen que este lugar está en ruinas, sin gente ni animales. Sin embargo, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que están desoladas y sin gente ni animales, se oirá de nuevo el grito de gozo y alegría, el canto del novio y de la novia, también la voz de los que traen al Templo del SEÑOR ofrendas de acción de gracias y cantan: »” ‘Den gracias al SEÑOR de los Ejércitos, porque el SEÑOR es bueno, porque su gran amor perdura para siempre’. Haré que vuelvan del cautiverio de este país —afirma el SEÑOR—, y volverán a ser como al principio”. »Así dice el SEÑOR de los Ejércitos: “En este lugar que está en ruinas, sin gente ni animales, y en todas sus ciudades, de nuevo habrá pastos en donde los pastores harán descansar a sus rebaños. En las ciudades de la región montañosa, de la llanura y del Néguev, en el territorio de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén y en las ciudades de Judá, las ovejas volverán a ser contadas por los pastores”, dice el SEÑOR. »“Llegarán días —afirma el SEÑOR—, en que cumpliré la promesa de bendición que hice a Israel y a Judá. »”En aquellos días y en aquel tiempo, haré que brote de David un Renuevo justo; él practicará la justicia y el derecho en el país. En aquellos días Judá será salvo y Jerusalén morará segura. Y será llamada así: ‘El SEÑOR es nuestra justicia’ ”». Porque así dice el SEÑOR: «Nunca faltará a David un descendiente que ocupe el trono del pueblo de Israel. Tampoco a los sacerdotes levitas les faltará un descendiente que en mi presencia ofrezca holocausto, queme ofrendas de grano y presente sacrificios todos los días». La palabra del SEÑOR vino a Jeremías: «Así dice el SEÑOR: “Si ustedes pudieran romper mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de modo que el día y la noche no llegaran a su debido tiempo, también podrían romper mi pacto con mi siervo David, que no tendría un sucesor que ocupara su trono, y con los sacerdotes levitas, que son mis ministros. Yo multiplicaré la descendencia de mi siervo David y la de los levitas, mis ministros, como las incontables estrellas del cielo y los granos de arena del mar”». La palabra del SEÑOR vino a Jeremías: «¿No te has dado cuenta de que esta gente afirma que yo, el SEÑOR, he rechazado a los dos reinos que había escogido? Con esto desprecian a mi pueblo y ya no lo consideran una nación. Así dice el SEÑOR: “Si yo no hubiera establecido mi pacto con el día ni con la noche, ni hubiera fijado las leyes que rigen el cielo y la tierra

Jeremías 33:2-26 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

«Yo soy el Dios de Israel. Yo fui quien creó la tierra y la puso en su lugar. Llámame y te responderé. Te haré conocer cosas maravillosas y misteriosas que nunca has conocido. »¡Ya vienen los babilonios! ¡Atacarán a Jerusalén! Cuando la ataquen, destruirán todas las casas y llenarán de cadáveres la ciudad. Los israelitas se defenderán y buscarán protección en los palacios de los reyes de Judá; pero como yo estoy muy enojado con la gente de esta ciudad, los abandonaré y los destruiré, pues han cometido pecados terribles. »Sin embargo, más adelante les devolveré la paz y la tranquilidad, y los haré disfrutar de una vida segura. Haré que vuelvan del país adonde fueron llevados prisioneros, para que reconstruyan su ciudad y vuelvan a ser tan fuertes como antes. Los limpiaré de todas las maldades y pecados que cometieron contra mí, y les perdonaré su rebeldía. La ciudad de Jerusalén vivirá en paz y bienestar, y recibirá mis bendiciones. Además, me dará fama y alegría. Cuando todas las naciones vean esto, se asombrarán y temblarán de miedo». Dios también me dijo: «Según dicen ustedes, este lugar está destruido y no hay en él gente ni animales. Es verdad. Las ciudades de Judá están en ruinas, y por las calles de Jerusalén no se ve gente ni animales, pero yo les aseguro que de nuevo se poblará la ciudad, y volverán a oírse las serenatas de los enamorados, y los gritos de gozo y alegría. También se escucharán las alabanzas de los que van hacia mi templo llevando ofrendas de agradecimiento. Irán cantando: “¡Alabemos al Dios de Israel! ¡Alabemos al Dios todopoderoso! ¡Nuestro Dios es bueno y nunca deja de amarnos!” »¡Yo les juro que los haré volver del país adonde fueron llevados prisioneros, y todo volverá a ser como al principio!» Además, el Dios todopoderoso me dijo: «Este lugar está ahora destruido, y no hay en él gente ni animales. Pero yo les aseguro que el pasto volverá a crecer en los pueblos, y abundarán las ovejas. Los pastores las alimentarán en la región montañosa, en todos los pueblos de Judá y de la llanura, en el desierto del sur, en el territorio de Benjamín y en los pueblos cercanos a Jerusalén. »Viene el día en que cumpliré la promesa maravillosa que le hice a la gente de Israel y de Judá. Cuando llegue ese día, en el momento preciso nombraré a un rey de la familia de David, que reinará con honradez y justicia. Entonces el reino de Judá estará a salvo, y en Jerusalén habrá seguridad. Por eso la llamarán “Dios es nuestra justicia”. »En Israel siempre habrá un rey de la familia de David. De igual manera, siempre tendré a mi servicio sacerdotes que desciendan de Leví. Ellos presentarán en mi altar las ofrendas de cereal que se queman en mi honor, y también las que se me ofrecen todos los días». Dios volvió a hablarme, y me dijo: «Jeremías, fíjate en el sol y la luna, que siempre salen a su debido tiempo. Eso no cambia nunca, como tampoco cambiará el pacto que hice con mi servidor David, con los sacerdotes, y con los descendientes de Abraham, de Isaac y de Jacob. Nunca faltará en Israel un rey de la familia de David, ni faltarán sacerdotes de la familia de Leví. Serán tan numerosos como las estrellas del cielo, y como los granos de arena del mar; nadie podrá contarlos. »Jeremías, hay gente que odia a mi pueblo, y lo desprecia como nación. Dicen que primero elegí a Israel y a Judá, y que hasta hice un pacto con ellos, pero que ahora los he rechazado. Pero yo siempre cumplo mis pactos, así que los haré volver del país adonde fueron llevados prisioneros».

Jeremías 33:2-25 Reina Valera Contemporánea (RVC)

«Yo, el Señor, que hice la tierra y la formé para afirmarla, y cuyo nombre es el Señor, declaro: Clama a mí, y yo te responderé; te daré a conocer cosas grandes y maravillosas que tú no conoces. Yo, el Señor y Dios de Israel, declaro acerca de las casas de esta ciudad, y de los palacios de los reyes de Judá, que han sido derribados con arietes y con hachas. Los caldeos han llegado a combatir y a llenar las casas con los cadáveres de los que yo herí en mi furor y mi enojo, pues yo escondí mi rostro de esta ciudad por causa de toda su maldad. Pero les traeré salud y medicamentos, y los sanaré, y les haré experimentar una paz abundante y duradera. Haré volver a los cautivos de Judá y de Israel, y los restableceré como al principio. Los limpiaré de toda la maldad que los llevó a pecar contra mí, y les perdonaré todos los pecados que cometieron contra mí, y también sus rebeldías. Entre todas las naciones de la tierra, que sabrán de todo el bien que les haré, Jerusalén será para mí motivo de gozo, alabanza y gloria. Y las naciones temerán y temblarán al ver todo el bien que les haré y toda la paz que les daré. »Yo, el Señor, declaro: En este lugar, del cual dicen que está desierto y sin gente ni animales, y en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que ahora están en ruinas, sin gente ni animales, volverá a escucharse la voz de gozo y de alegría, la voz del novio y de la novia, la voz de los que dicen: “¡Alabemos al Señor de los ejércitos, porque el Señor es bueno, porque su misericordia es eterna!”, la voz de los que traen a mi casa ofrendas de acción de gracias. Porque yo haré que cambie la suerte de esta tierra, la cual volverá a ser lo que antes fue. Yo, el Señor, lo he dicho. »Yo, el Señor de los ejércitos, declaro: En este lugar desierto, sin gente ni animales, y en todas sus ciudades, volverá a haber pastos donde los pastores harán pacer a sus ganados. En las ciudades de las montañas y de la Sefela, y en las ciudades del Néguev en la tierra de Benjamín y alrededor de Jerusalén, y en las ciudades de Judá, se volverán a contar los ganados. Yo, el Señor, lo he dicho. »Vienen días en que yo confirmaré las buenas promesas que he hecho a la casa de Israel y a la casa de Judá. —Palabra del Señor. »Cuando llegue el día y el momento, haré que de David surja un Renuevo de justicia, que impondrá la justicia y el derecho en la tierra. En esos días Judá será salvado, y Jerusalén habitará segura y será llamada “El Señor es nuestra justicia”. »Yo, el Señor, declaro: Nunca faltará un sucesor de David en el trono de la casa de Israel. Tampoco faltarán sacerdotes ni levitas que todos los días ofrezcan ante mí holocaustos, ofrendas quemadas y sacrificios.» La palabra del Señor vino a Jeremías, y le dijo: «Yo, el Señor, declaro: Si mi pacto con el día y con la noche llegara a su fin, de tal manera que no volviera a haber día ni noche, también llegaría a su fin mi pacto con mi siervo David para que sus descendientes reinen sobre su trono, lo mismo que mi pacto con los levitas y sacerdotes, mis ministros. Pero yo multiplicaré la descendencia de mi siervo David, y la de los levitas que me sirven. Serán como el ejército del cielo, que no puede ser contado, y como la arena del mar, que no se puede medir.» La palabra del Señor vino a Jeremías, y le dijo: «¿Te has fijado que hay quienes dicen que yo, el Señor, he rechazado a las dos familias que escogí? ¡Tan en poco tienen a Israel y Judá que ya no los consideran una nación! Pues yo, el Señor, declaro: Si mi pacto con el día y la noche dejara de tener validez, y quitara yo las leyes que gobiernan el cielo y la tierra

Jeremías 33:2-25 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

«Yo, el Señor, que hice la tierra, la formé y la coloqué firmemente en su sitio, te digo: Llámame y te responderé, y te anunciaré cosas grandes y misteriosas que tú ignoras. Yo, el Señor, el Dios de Israel, tengo un mensaje acerca de las casas de Jerusalén y de las casas de los reyes de Judá que van a ser derribadas. El salir a pelear con espadas contra los caldeos que levantan rampas para atacar la ciudad, solo servirá para llenarla de cadáveres. Yo, en mi terrible ira, los haré morir, porque he apartado mi rostro de esta ciudad a causa de las muchas maldades que han cometido. Pero los curaré, les daré la salud y haré que con honra disfruten de paz y seguridad. Cambiaré la suerte de Judá y de Israel, y los reconstruiré para que vuelvan a ser como al principio. Los purificaré de todos los pecados que cometieron contra mí; les perdonaré todas las maldades que cometieron y con las que se rebelaron contra mí. Jerusalén será para mí un motivo de alegría, honor y gloria ante todas las naciones de la tierra. Cuando ellas oigan hablar de todos los beneficios que voy a traer sobre los habitantes de Jerusalén, y de toda la prosperidad que le voy a dar, temblarán de miedo.» El Señor dice: «Ustedes dicen que este lugar está desierto y que no hay en él hombres ni animales; que las calles de Jerusalén y las ciudades de Judá están vacías; y que nadie, ni hombres ni animales, vive allí. Pues bien, aquí se volverán a oír los cantos de fiesta y alegría, y los cantos de los novios, y se oirá decir: “Den gracias al Señor todopoderoso, porque el Señor es bueno, porque su amor es eterno.” Y traerán al templo ofrendas de gratitud. Sí, yo cambiaré la suerte de este país, para que vuelva a ser como al principio. Yo, el Señor, lo afirmo.» El Señor todopoderoso dice: «En este país que ahora está desierto, sin hombres ni animales, y en todas sus ciudades, volverá a haber pastos adonde los pastores lleven sus rebaños. Tanto en las ciudades de la región montañosa como en las de la llanura, y en las del Négueb y del territorio de Benjamín, y en los alrededores de Jerusalén y en las demás ciudades de Judá, se volverá a ver a los pastores contando sus ovejas. Yo, el Señor, lo digo.» El Señor afirma: «Llegará el día en que cumpliré las promesas de bendición que hice al pueblo de Israel y de Judá. Cuando llegue ese tiempo y ese día, haré que David tenga un descendiente legítimo, que establecerá la justicia y la rectitud en el país. En aquel tiempo Judá estará a salvo y Jerusalén vivirá segura. Este es el nombre con que la llamarán: “El Señor es nuestra victoria.” Yo, el Señor, digo: Nunca faltará un descendiente de David que ocupe el trono de Israel, ni faltarán jamás sacerdotes descendientes de Leví que todos los días me ofrezcan holocaustos, quemen ofrendas de cereales en mi honor y me dediquen otros sacrificios.» El Señor se dirigió a Jeremías, y le dijo: «Yo, el Señor, digo: Es imposible que deje de cumplirse la alianza que he hecho con el día y con la noche, de manera que el día y la noche dejen de llegar a su debido tiempo. Del mismo modo, es imposible que deje de cumplirse mi alianza con mi siervo David, y que deje de haber un descendiente suyo que reine en su trono, o que deje de cumplirse mi alianza con mis ministros los sacerdotes descendientes de Leví. Y a los descendientes de mi siervo David, y a mis ministros, los descendientes de Leví, los haré tan numerosos como las estrellas del cielo y los granos de arena del mar, que nadie puede contar.» El Señor se dirigió a Jeremías, y le dijo: «¿No has notado que la gente dice que he rechazado a las dos familias que yo mismo había escogido, a Israel y Judá? ¡Por eso miran con desprecio a mi pueblo, y ya ni lo consideran una nación! Pues yo, el Señor, digo: Yo, que he hecho una alianza con el día y con la noche, y que he fijado las leyes que gobiernan el cielo y la tierra

Jeremías 33:2-25 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Así ha dicho Jehová, que hizo la tierra, Jehová que la formó para afirmarla; Jehová es su nombre: Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Porque así ha dicho Jehová Dios de Israel acerca de las casas de esta ciudad, y de las casas de los reyes de Judá, derribadas con arietes y con hachas (porque vinieron para pelear contra los caldeos, para llenarlas de cuerpos de hombres muertos, a los cuales herí yo con mi furor y con mi ira, pues escondí mi rostro de esta ciudad a causa de toda su maldad): He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad. Y haré volver los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio. Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con que contra mí se rebelaron. Y me será a mí por nombre de gozo, de alabanza y de gloria, entre todas las naciones de la tierra, que habrán oído todo el bien que yo les hago; y temerán y temblarán de todo el bien y de toda la paz que yo les haré. Así ha dicho Jehová: En este lugar, del cual decís que está desierto sin hombres y sin animales, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que están asoladas, sin hombre y sin morador y sin animal, ha de oírse aún voz de gozo y de alegría, voz de desposado y voz de desposada, voz de los que digan: Alabad a Jehová de los ejércitos, porque Jehová es bueno, porque para siempre es su misericordia; voz de los que traigan ofrendas de acción de gracias a la casa de Jehová. Porque volveré a traer los cautivos de la tierra como al principio, ha dicho Jehová. Así dice Jehová de los ejércitos: En este lugar desierto, sin hombre y sin animal, y en todas sus ciudades, aún habrá cabañas de pastores que hagan pastar sus ganados. En las ciudades de las montañas, en las ciudades de la Sefela, en las ciudades del Neguev, en la tierra de Benjamín, y alrededor de Jerusalén y en las ciudades de Judá, aún pasarán ganados por las manos del que los cuente, ha dicho Jehová. He aquí vienen días, dice Jehová, en que yo confirmaré la buena palabra que he hablado a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra. En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y se le llamará: Jehová, justicia nuestra. Porque así ha dicho Jehová: No faltará a David varón que se siente sobre el trono de la casa de Israel. Ni a los sacerdotes y levitas faltará varón que delante de mí ofrezca holocausto y encienda ofrenda, y que haga sacrificio todos los días. Vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: Así ha dicho Jehová: Si pudiereis invalidar mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de tal manera que no haya día ni noche a su tiempo, podrá también invalidarse mi pacto con mi siervo David, para que deje de tener hijo que reine sobre su trono, y mi pacto con los levitas y sacerdotes, mis ministros. Como no puede ser contado el ejército del cielo, ni la arena del mar se puede medir, así multiplicaré la descendencia de David mi siervo, y los levitas que me sirven. Vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: ¿No has echado de ver lo que habla este pueblo, diciendo: Dos familias que Jehová escogiera ha desechado? Y han tenido en poco a mi pueblo, hasta no tenerlo más por nación. Así ha dicho Jehová: Si no permanece mi pacto con el día y la noche, si yo no he puesto las leyes del cielo y la tierra

Jeremías 33:2-25 La Biblia de las Américas (LBLA)

Así dice el SEÑOR que hizo la tierra, el SEÑOR que la formó para establecerla; el SEÑOR es su nombre: «Clama a mí, y yo te responderé y te revelaré cosas grandes e inaccesibles, que tú no conoces». Porque así dice el SEÑOR, Dios de Israel, acerca de las casas de esta ciudad y acerca de las casas de los reyes de Judá que han sido derribadas para hacer defensas contra los terraplenes de asalto y contra la espada: «Mientras ellos vienen a pelear contra los caldeos y a llenarlas con los cadáveres de los hombres que herí en mi ira y en mi furor, pues yo había escondido mi rostro de esta ciudad a causa de toda su maldad, he aquí, yo le traeré salud y sanidad; los sanaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad. Restauraré el bienestar de Judá y el bienestar de Israel y los reedificaré como eran al principio. Los limpiaré de toda la maldad que cometieron contra mí, y perdonaré todas las iniquidades con que pecaron contra mí y con las que se rebelaron contra mí. Y la ciudad será para mí un nombre de gozo, de alabanza y de gloria ante todas las naciones de la tierra, que oirán de todo el bien que yo le hago, y temerán y temblarán a causa de todo el bien y de toda la paz que yo le doy». Así dice el SEÑOR: «En este lugar, del cual decís vosotros: “Es una desolación, sin hombres y sin animales”, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén que están desoladas, sin hombres, sin habitantes y sin animales, se oirá de nuevo voz de gozo y voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia, la voz de los que dicen: “Dad gracias al SEÑOR de los ejércitos, porque el SEÑOR es bueno, porque para siempre es su misericordia”; y de los que traen ofrenda de acción de gracias a la casa del SEÑOR. Porque restauraré el bienestar de esta tierra como fueron al principio» —dice el SEÑOR. Así dice el SEÑOR de los ejércitos: «En este lugar desolado, sin hombres y sin animales, y en todas sus ciudades, habrá de nuevo morada de pastores que hagan descansar sus rebaños. En las ciudades de la región montañosa, en las ciudades de la llanura, en las ciudades del Neguev, en la tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén y en las ciudades de Judá, volverán a pasar las ovejas bajo las manos del que las cuenta» —declara el SEÑOR. «He aquí, vienen días» —declara el SEÑOR— «en que cumpliré la buena palabra que he hablado a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar de David un Renuevo justo, y Él hará juicio y justicia en la tierra. En aquellos días estará a salvo Judá, y Jerusalén morará segura, y este es el nombre con el cual será llamada: el SEÑOR, justicia nuestra». Porque así dice el SEÑOR: «Nunca le faltará a David quien se siente sobre el trono de la casa de Israel; y a los sacerdotes levitas nunca les faltará quien en presencia mía ofrezca holocausto, queme ofrendas de cereal y prepare sacrificios todos los días». Y vino palabra del SEÑOR a Jeremías, diciendo: Así dice el SEÑOR: «Si pudierais romper mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de modo que el día y la noche no vinieran a su tiempo, entonces también se podría romper mi pacto con mi siervo David, y él no tendría hijo para reinar sobre su trono con los sacerdotes levitas, mis ministros. Como no se puede contar el ejército del cielo, ni se puede medir la arena del mar, así multiplicaré la descendencia de mi siervo David y de los levitas que me sirven». Y vino palabra del SEÑOR a Jeremías, diciendo: ¿No has observado lo que este pueblo ha hablado, diciendo: «Las dos familias que el SEÑOR escogió, las ha desechado»? Desprecian a mi pueblo, ya no son una nación ante sus ojos. Así dice el SEÑOR: «Si no permanece mi pacto con el día y con la noche, y si no he establecido las leyes del cielo y de la tierra

Jeremías 33:2-25 Nueva Traducción Viviente (NTV)

«Esto dice el SEÑOR, el SEÑOR que hizo la tierra, que la formó y la estableció, cuyo nombre es el SEÑOR: pídeme y te daré a conocer secretos sorprendentes que no conoces acerca de lo que está por venir. Pues esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: ustedes derribaron las casas de esta ciudad y hasta el palacio real a fin de conseguir materiales para fortalecer las murallas contra las rampas de asalto y contra la espada del enemigo. Ustedes esperan luchar contra los babilonios, pero los hombres de esta ciudad ya están como muertos, porque en mi terrible enojo he decidido destruirlos. Los abandoné debido a toda su perversidad. »Sin embargo, llegará el día en que sanaré las heridas de Jerusalén y le daré prosperidad y verdadera paz. Restableceré el bienestar de Judá e Israel y reconstruiré sus ciudades. Los limpiaré de sus pecados contra mí y perdonaré todos sus pecados de rebelión. ¡Entonces esta ciudad me traerá gozo, gloria y honra ante todas las naciones de la tierra! ¡Ellas verán todo el bien que hago a mi pueblo y temblarán de asombro al ver la paz y prosperidad que le doy! »Esto dice el SEÑOR: ustedes dijeron: “Esta es una tierra desolada de donde la gente y los animales han desaparecido”. Sin embargo, en las calles desiertas de Jerusalén y de las otras ciudades de Judá volverán a oírse risas y voces de alegría. Otra vez se oirán las voces felices de los novios y las novias junto con las canciones alegres de las personas que traen ofrendas de gratitud al SEÑOR. Cantarán: “Den gracias al SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, porque el SEÑOR es bueno. ¡Su fiel amor perdura para siempre!”. Pues restauraré la prosperidad de esta tierra a como era en el pasado, dice el SEÑOR. »Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales: esta tierra —a pesar de que ahora está desolada y no tiene gente ni animales— tendrá otra vez pastizales donde los pastores podrán llevar los rebaños. Una vez más los pastores contarán sus rebaños en las ciudades de la zona montañosa, en las colinas de Judá, en el Neguev, en la tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén y en todas las ciudades de Judá. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado! »Llegará el día, dice el SEÑOR, cuando haré por Israel y por Judá todas las cosas buenas que les he prometido. »En esos días y en ese tiempo levantaré un descendiente justo, del linaje del rey David. Él hará lo que es justo y correcto en toda la tierra. En ese día Judá será salvo, y Jerusalén vivirá segura. Y este será su nombre: “El SEÑOR es nuestra justicia”. Pues esto dice el SEÑOR: David tendrá por siempre un descendiente sentado en el trono de Israel. Y siempre habrá sacerdotes levitas para ofrecerme ofrendas quemadas, ofrendas de grano y sacrificios». Luego Jeremías recibió el siguiente mensaje del SEÑOR: «Esto dice el SEÑOR: si ustedes pudieran romper mi pacto con el día y con la noche de modo que uno no siguiera al otro, solo entonces se rompería mi pacto con mi siervo David. Solo entonces, él no tendría un descendiente para reinar sobre su trono. Lo mismo ocurre con mi pacto con los sacerdotes levitas que ministran ante mí. Y así como no se pueden contar las estrellas de los cielos ni se puede medir la arena a la orilla del mar, así multiplicaré los descendientes de mi siervo David y de los levitas que ministran ante mí». El SEÑOR le dio a Jeremías otro mensaje y le dijo: «¿Te has dado cuenta de lo que la gente dice?: “¡El SEÑOR eligió a Judá y a Israel pero luego los abandonó!”. En son de burla dicen que Israel no es digno de ser considerado una nación. Sin embargo, esto dice el SEÑOR: así como no cambiaría las leyes que gobiernan el día y la noche, la tierra y el cielo, así tampoco rechazaré a mi pueblo.

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