Jeremías 20:7-13
Jeremías 20:7-13 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
¡Me sedujiste, SEÑOR, y yo me dejé seducir! Fuiste más fuerte que yo y me venciste. Todo el mundo se burla de mí; se ríen de mí todo el tiempo. Cada vez que hablo es para gritar: «¡Violencia! ¡Destrucción!». Por eso la palabra del SEÑOR fue cada día para mí una deshonra y una burla. Si digo: «No me acordaré más de él ni hablaré más en su nombre»; entonces su palabra es en mi corazón como un fuego, un fuego ardiente que penetra hasta los huesos. He hecho todo lo posible por contenerla, pero ya no puedo más. Escucho a muchos decir con sorna: «¡Hay terror por todas partes!». Y hasta agregan: «¡Denúncienlo! ¡Vamos a denunciarlo!». Aun mis mejores amigos esperan que tropiece. También dicen: «Quizá lo podamos seducir. Entonces lo venceremos y nos vengaremos de él». Pero el SEÑOR está conmigo como un guerrero poderoso; por eso los que me persiguen caerán y no podrán prevalecer, fracasarán y quedarán avergonzados. Eterna será su deshonra; jamás será olvidada. Tú, SEÑOR de los Ejércitos, que examinas al justo, que sondeas el corazón y la mente, hazme ver tu venganza sobre ellos, pues a ti he encomendado mi causa. ¡Canten al SEÑOR, alábenlo! Él libra a los pobres del poder de los malvados.
Jeremías 20:7-13 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Jeremías le dijo a Dios: «Dios mío, con lindas palabras me llamaste, y yo acepté tu invitación. Eres más fuerte que yo, y por eso me convenciste. »A toda hora la gente se burla de mí. Cada vez que abro la boca, tengo que gritar: “¡Ya viene el desastre! ¡Ha llegado la destrucción!” No hay día que no me ofendan por predicar tu mensaje. »Hay días en que quisiera no acordarme más de ti ni anunciar más tus mensajes; pero tus palabras arden dentro de mí; ¡son un fuego que me quema hasta los huesos! He tratado de no hablar, ¡pero no me puedo quedar callado! »La gente, en tono burlón, me grita: “¡Hay terror por todas partes!” También los oigo cuando dicen: “¡Vamos a denunciarlo!” Hasta mis mejores amigos quieren que yo cometa un error; buscan cómo ponerme una trampa para derrotarme y vengarse de mí. »Pero tú, mi Dios, eres el Todopoderoso. Tú examinas al que es justo y sabes lo que pensamos y deseamos. Eres un guerrero invencible, y siempre estás a mi lado; por eso no podrán vencerme los que me persiguen; ¡quiero ver cómo los castigas, porque en ti confío! ¡Quiero ver cómo los derrotas y los pones en vergüenza! ¡Que nunca nadie se olvide de que tú los derrotaste! Alabemos a nuestro Dios, porque él libera a los pobres de las garras de los malvados.
Jeremías 20:7-13 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Tú, Señor, me sedujiste, y yo me dejé seducir. Fuiste más fuerte que yo, y me venciste. Todos los días se me ofende; todo el mundo se burla de mí. Cada vez que hablo, levanto la voz y grito «¡Violencia! ¡Destrucción!» No hay día, Señor, en que tu palabra no sea para mí motivo de afrenta y de escarnio. Me había propuesto no pensar más en ti, ni hablar más en tu nombre, ¡pero en mi corazón se prendía un fuego ardiente que me calaba hasta los huesos! Traté de soportarlo, pero no pude. Muchos murmuran, y puedo oír que dicen: «¡Denunciémoslo! ¡Denunciemos al que grita: “Terror por todas partes”!» Todos mis amigos esperan verme claudicar. Hasta dicen: «Tal vez podamos engañarlo. Así lo venceremos y tomaremos de él venganza.» Pero tú, Señor, estás conmigo, como un poderoso guerrero. Eso hará que mis perseguidores tropiecen y no logren vencerme. Quedarán grandemente avergonzados, y no lograrán triunfar. Tan grande será su confusión, que jamás será olvidada. Señor de los ejércitos, que pones a prueba a los justos, que examinas el corazón y los pensamientos, ¡permíteme ver cómo te vengas de ellos, pues en tus manos he puesto mi causa! ¡Canten salmos al Señor! ¡Cántenle alabanzas! ¡El Señor es quien libra al pobre de morir a manos de los malignos!
Jeremías 20:7-13 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Señor, tú me engañaste, y yo me dejé engañar; eras más fuerte, y me venciste. A todas horas soy motivo de risa; todos se burlan de mí. Siempre que hablo es para anunciar violencia y destrucción; continuamente me insultan y me hacen burla porque anuncio tu palabra. Si digo: «No pensaré más en el Señor, no volveré a hablar en su nombre», entonces tu palabra en mi interior se convierte en un fuego que devora, que me cala hasta los huesos. Trato de contenerla, pero no puedo. Puedo oír que la gente cuchichea: «¡Hay terror por todas partes!» Dicen: «¡Vengan, vamos a acusarlo!» Aun mis amigos esperan que yo dé un paso en falso. Dicen: «Quizá se deje engañar; entonces lo venceremos y nos vengaremos de él.» Pero tú, Señor, estás conmigo como un guerrero invencible; los que me persiguen caerán, y no podrán vencerme; fracasarán, quedarán avergonzados, cubiertos para siempre de deshonra inolvidable. Señor todopoderoso, tú que examinas con justicia, tú que ves hasta lo más íntimo del hombre, hazme ver cómo castigas a esa gente, pues he puesto mi causa en tus manos. ¡Canten al Señor, alaben al Señor!, pues él salva al afligido del poder de los malvados.
Jeremías 20:7-13 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día. Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude. Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, denunciémosle. Todos mis amigos miraban si claudicaría. Quizá se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza. Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada. Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he encomendado mi causa. Cantad a Jehová, load a Jehová; porque ha librado el alma del pobre de mano de los malignos.
Jeremías 20:7-13 La Biblia de las Américas (LBLA)
Me persuadiste, oh SEÑOR, y quedé persuadido; fuiste más fuerte que yo y prevaleciste. He sido el hazmerreír cada día; todos se burlan de mí. Porque cada vez que hablo, grito; proclamo: ¡Violencia, destrucción! Pues la palabra del SEÑOR ha venido a ser para mí oprobio y escarnio cada día. Pero si digo: No le recordaré ni hablaré más en su nombre, esto se convierte dentro de mí como fuego ardiente encerrado en mis huesos; hago esfuerzos por contenerlo, y no puedo. Porque he oído las murmuraciones de muchos: ¡Terror por todas partes! ¡Denunciadle, denunciémosle! Todos mis amigos de confianza, esperando mi caída, dicen: Tal vez será persuadido, prevaleceremos contra él y tomaremos de él nuestra venganza. Pero el SEÑOR está conmigo como campeón temible; por tanto, mis perseguidores tropezarán y no prevalecerán. Quedarán muy avergonzados, pues no han triunfado, tendrán afrenta perpetua que nunca será olvidada. Oh SEÑOR de los ejércitos, que pruebas al justo, que ves las entrañas y el corazón, vea yo tu venganza sobre ellos, pues a ti he encomendado mi causa. Cantad al SEÑOR, alabad al SEÑOR, porque ha librado el alma del pobre de manos de los malvados.
Jeremías 20:7-13 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Oh SEÑOR, me engañaste, y yo me dejé engañar. Eres más fuerte que yo, y me dominaste. Ahora soy objeto de burla todos los días; todos se ríen de mí. Cuando hablo, me brotan las palabras. Grito: «¡Violencia y destrucción!». Así que estos mensajes del SEÑOR me han convertido en objeto de burla. Sin embargo, si digo que nunca mencionaré al SEÑOR o que nunca más hablaré en su nombre, su palabra arde en mi corazón como fuego. ¡Es como fuego en mis huesos! ¡Estoy agotado tratando de contenerla! ¡No puedo hacerlo! He oído los muchos rumores acerca de mí. Me llaman «El hombre que vive aterrorizado». Me amenazan diciendo: «Si dices algo te denunciaremos». Aun mis viejos amigos me vigilan, esperando que cometa algún error fatal. «Caerá en su propia trampa —dicen—, entonces nos vengaremos de él». No obstante, el SEÑOR está a mi lado como un gran guerrero; ante él mis perseguidores caerán. No pueden derrotarme. Fracasarán y serán totalmente humillados; nunca se olvidará su deshonra. Oh SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, tú pruebas a los justos y examinas los secretos y los pensamientos más profundos. Permíteme ver tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa. ¡Canten al SEÑOR! ¡Alaben al SEÑOR! Pues al pobre y al necesitado los ha rescatado de sus opresores.