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Jeremías 2:1-25

Jeremías 2:1-26 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Dios me dijo: «Jeremías, ve y diles de mi parte a todos los habitantes de Jerusalén: “Yo recuerdo, pueblo de Israel, que en tus primeros años me amabas solo a mí. Parecías una novia enamorada y me seguiste por el desierto, por tierras donde nada crece. Tú eras solo mía; ¡fuiste mi primer amor! Si alguien te hacía algún daño, sufría las consecuencias. Te juro que así fue”. »Escúchenme, israelitas: “Yo no traté mal a sus antepasados, sin embargo, ellos se alejaron de mí. Adoraron a ídolos inútiles, y ellos mismos se volvieron inútiles. Jamás preguntaron por mí, a pesar de que fui yo quien los liberó de Egipto, quien los llevó por el desierto, por un terreno seco y peligroso, donde nadie pasa y donde nadie vive. Fui yo quien los trajo a esta buena tierra, donde hay comida en abundancia. Pero llegaron ustedes y todo lo ensuciaron; ¡convirtieron mi tierra en un lugar asqueroso! ”Los sacerdotes nunca preguntaron por mí, los maestros de Biblia jamás me conocieron, los dirigentes pecaron contra mí, y los profetas no hablaron en mi nombre. Todos ellos siguieron a otros dioses que no sirven para nada, y en nombre de ellos hablaron. ”Por eso, a ustedes, a sus hijos y a sus nietos, los voy a llevar ante los jueces. Les juro que así lo haré. ”Envíen mensajeros al desierto de Arabia, o a las islas del Mediterráneo, para que se fijen y averigüen si alguna vez pasó algo parecido. Jamás he conocido a una nación que haya abandonado a sus dioses, aun cuando sus dioses sean falsos. Pero ustedes me cambiaron a mí, que soy el Dios verdadero y glorioso, por dioses que no sirven para nada. El universo entero se sorprende y tiembla de espanto. Les juro que esto es así. ”Ustedes, pueblo mío, cometieron dos pecados: me abandonaron a mí, que soy para ustedes una fuente de agua que les da vida, y se hicieron sus propios estanques, que no retienen el agua. Yo era su guía, pero ustedes me rechazaron. ”Israelitas, ¿qué ganan ahora con confiar en el poder de Egipto y en el poder de Asiria? Ustedes son libres; ¡no nacieron siendo esclavos! ¿Por qué ahora los tratan así? ”¡Los soldados de Menfis y Tafnes han acabado con sus gobernantes! ¡Lanzan rugidos, como leones, y destruyen el país! ¡Han quemado las ciudades, y ya nadie vive en ellas! ”Sus propias rebeliones y maldades demuestran que ustedes son culpables. Pónganse a pensar, y reconozcan lo malo y triste que es abandonarme y no obedecerme. Les juro que esto es así. ”Hace ya mucho tiempo que ustedes me abandonaron; rompieron los lazos que nos unían, y se negaron a adorarme. Me traicionaron, pues en lo alto de las colinas y bajo todo árbol frondoso, se entregaron a otros dioses. Tan grande es la mancha de su pecado que ni el mejor jabón del mundo podrá quitarles esa mancha. ”Yo los he cuidado como se cuida al mejor viñedo. Sus antepasados me obedecieron, pero ustedes son tan rebeldes, que son como un viñedo que solo produce uvas podridas. Les aseguro que esto es así. ”¿Cómo se atreven a decir que no han pecado ni han adorado a dioses falsos? ¡Miren cómo se portaron en el valle de Ben-hinom! ¡Admitan todo lo que han hecho! Son como una burra en celo cuando anda en busca del macho: se pone a olfatear el viento, y en cuanto corre al monte nadie la puede frenar. Si el macho la busca, fácilmente la encuentra. ”Ustedes están empeñados en seguir adorando a dioses extraños, pero su terquedad los hará sufrir. Por eso andan descalzos y muriéndose de sed. Ustedes y sus autoridades quedarán avergonzados, como el ladrón cuando es sorprendido.

Jeremías 2:1-25 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

La palabra del SEÑOR vino a mí y me dijo: «Ve y proclama a oídos de Jerusalén que así dice el SEÑOR: »“Recuerdo la fidelidad de tu juventud, tu amor de novia, cuando me seguías por el desierto, por tierras no cultivadas. Israel estaba consagrado al SEÑOR, era las primicias de su cosecha; todo el que comía de él sufría las consecuencias, les sobrevenía la calamidad”», afirma el SEÑOR. ¡Escuchen la palabra del SEÑOR, descendientes de Jacob, todas las familias del pueblo de Israel! Así dice el SEÑOR: «¿Qué injusticia vieron en mí sus antepasados que se alejaron tanto de mí? Se fueron tras ídolos sin valor y en algo sin valor se convirtieron. Nunca preguntaron: “¿Dónde está el SEÑOR que nos hizo subir de Egipto, que nos guio por el desierto, por tierra árida y accidentada, por tierra reseca y tenebrosa, por tierra que nadie transita y en la que nadie vive?”. Yo los traje a una tierra fértil, para que comieran de sus buenos frutos. Pero ustedes vinieron y contaminaron mi tierra; hicieron de mi heredad algo abominable. Nunca preguntaron los sacerdotes: “¿Dónde está el SEÑOR?”. Los que se ocupaban de la Ley jamás me conocieron; los pastores se rebelaron contra mí, profetizaron en nombre de Baal y se fueron tras dioses que para nada sirven. »Por eso, aún voy a entablar un litigio contra ustedes, y también litigaré contra los hijos de sus hijos», afirma el SEÑOR. «Crucen a las costas de Chipre y miren; envíen mensajeros a Cedar e infórmense bien; fíjense si ha sucedido algo semejante: ¿Hay alguna nación que haya cambiado de dioses, a pesar de que no son dioses? ¡Pues mi pueblo ha cambiado su Gloria por lo que no sirve para nada! ¡Espántense, cielos, ante esto! ¡Tiemblen y queden horrorizados!», afirma el SEÑOR. «Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo: Me han abandonado a mí, fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. ¿Acaso es Israel un esclavo? ¿Nació en la esclavitud? ¿Por qué entonces se ha convertido en presa? Los leones rugieron contra él, lanzaron fuertes gruñidos. Dejaron desolado su país, sus ciudades fueron incendiadas y ya nadie las habita. Para colmo de males, los de Menfis y los de Tafnes te raparon la cabeza. ¿No te ha pasado todo esto por haber abandonado al SEÑOR tu Dios, mientras él te guiaba por el camino? Y ahora, ¿qué sacas con ir a Egipto a beber agua del Nilo? ¿Qué sacas con ir a Asiria a beber agua del Éufrates? Tu maldad te castigará, tu infidelidad te recriminará. Ponte a pensar cuán malo y amargo es abandonar al SEÑOR tu Dios y no sentir temor de mí», afirma el Señor, el SEÑOR de los Ejércitos. «Desde hace mucho quebraste el yugo; te quitaste las ataduras y dijiste: “¡No quiero servirte!”. Sobre toda colina alta y bajo todo árbol frondoso, te entregaste a la prostitución. Yo te planté, como vid selecta, con semilla genuina. ¿Cómo es que te has convertido en una vid degenerada y extraña? Aunque te laves con lejía y te frotes con mucho jabón, ante mí seguirá presente la mancha de tu iniquidad», afirma el SEÑOR y Dios. «¿Cómo puedes decir: “No me he contaminado ni me he ido tras los baales”? ¡Considera tu conducta en el valle! ¡Reconoce lo que has hecho! ¡Camella joven y arisca que corre para todos lados! ¡Asna salvaje acostumbrada al desierto! Cuando ardes en deseos, olfateas el viento; cuando estás en celo, no hay quien te detenga. Ningún macho que te busque tiene que fatigarse: cuando estás en celo, fácilmente te encuentra. No andes con pies descalzos, que te lastimas, ni dejes que la garganta se te reseque. Pero tú insistes: “¡No tengo remedio! Amo a dioses extraños y tras ellos me iré”.

Jeremías 2:1-25 Reina Valera Contemporánea (RVC)

La palabra del Señor vino a mí, y me dijo: «Ve y proclama a oídos de Jerusalén lo siguiente: “Así dice el Señor: ‘Me acuerdo de ti y de tu fidelidad, cuando eras joven; de tu amor de novia, cuando me seguías por el desierto, en terrenos no sembrados.’”» Israel estaba consagrada al Señor. Era como los primeros frutos de su cosecha. Todos los que la devoraban tenían que cargar con su culpa; el mal les sobrevenía. —Palabra del Señor. Tú, casa de Jacob, y ustedes todas, familias de la casa de Israel: ¡escuchen la palabra del Señor! Así dice el Señor: «¿Qué de malo hallaron en mí los padres de ustedes, que se alejaron de mí y se fueron en pos de la vanidad, con lo que se hicieron vanos? Jamás dijeron: “¿Dónde está el Señor, que nos sacó de la tierra de Egipto y nos condujo por el desierto, por tierra desierta y despoblada, por tierra seca y terriblemente sombría, por tierra que nadie transitó ni jamás habitó?” »Yo los introduje en una tierra de abundancia, para que disfrutaran de su fruto y sus bondades; pero ustedes entraron y contaminaron mi tierra; ¡convirtieron mi heredad en algo repugnante! Jamás dijeron los sacerdotes: “¿Dónde está el Señor?”, ni tampoco los que detentaban la ley me conocieron; los guías del pueblo se rebelaron contra mí; ¡los profetas hablaron en nombre de Baal, y se fueron en pos de dioses inútiles! »Por eso, voy a entablar un juicio contra ustedes, contra sus hijos y contra sus nietos. —Palabra del Señor. »Pasen ahora a las costas de Quitín, y fíjense; envíen observadores a Cedar, y pónganse a pensar seriamente; vean si se ha incurrido en algo semejante a esto. Ninguna de esas naciones ha cambiado a sus dioses. ¡Y eso que no son dioses! Pero mi pueblo ha cambiado a su Dios glorioso por lo que no les sirve para nada. Ustedes los cielos, ¡espántense al ver esto! ¡Horrorícense! ¡Llénense de angustia! —Palabra del Señor. »Son dos los males en que ha incurrido mi pueblo: Me han dejado a mí, que soy fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, ¡tan agrietadas que no retienen el agua! »¿Acaso eres siervo, Israel? ¿O esclavo? ¿Por qué, entonces, te tratan como a botín de guerra? Los cachorros de león rugen contra ti; gruñen con fuerza y devastan tu tierra; ¡queman tus ciudades y las dejan sin habitantes! ¡Hasta la gente de Menfis y de Tafnes te ha roto la coronilla! Y esto te sucedió por haber dejado al Señor tu Dios, cuando él te conducía por el camino. Dime, pues, ¿qué esperas hallar en el camino de Egipto, que sacias tu sed en el Nilo? ¿Qué esperas hallar en el camino de Asiria, que sacias tu sed en el Éufrates? Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán. ¡Date cuenta! Ve cuán malo y amargo ha sido el que hayas dejado al Señor tu Dios, y el no tener temor de mí. —Palabra del Señor, el Dios de los ejércitos. »Tú, desde hace mucho tiempo rompiste el yugo y te quitaste las ataduras. Tú dijiste: “No quiero servir.” Tú, en la cima de cualquier monte elevado, o a la sombra de cualquier árbol frondoso, te entregaste como una cualquiera. Yo te planté de una vid escogida, de simiente de pura cepa. ¿Cómo es que me resultaste un sarmiento de vid extraña? Aunque te laves con lejía, y te enjabones demasiado, no se borra de mi vista la mancha de tu pecado. —Palabra de Dios el Señor. »¿Cómo te atreves a decir: “No soy inmunda. Nunca me fui en pos de los baales”? ¡Mira cómo te has conducido en el valle! ¡Reconoce lo que has hecho, dromedaria fácil que te apartas del camino; asna montés habituada al desierto! Cuando buscas al macho, olfateas el viento, ¡y nadie puede controlar tu lujuria! Cuando buscas al macho, ¡a este no le cuesta ningún trabajo encontrarte! Pues ten cuidado. No andes descalza. No dejes que la sed te reseque la garganta. Pero tú respondes: “No hay caso; ¡ya no tengo remedio! He tenido amoríos con extraños, y tras ellos me iré.”

Jeremías 2:1-25 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

El Señor se dirigió a mí, y me dijo: «Ve y habla a la ciudad de Jerusalén; grita para que lo oiga bien: “¡Así dice el Señor! Recuerdo que cuando eras joven, me eras fiel, que cuando te hice mi esposa, me amabas y me seguiste a través del desierto, tierra en que nada se cultiva.” Israel estaba consagrada a mí, era lo mejor de mi cosecha. Si alguien le hacía daño, yo lo castigaba enviándole calamidades. Yo, el Señor, lo afirmo.» Descendientes de Jacob, familias todas de Israel, escuchen la palabra del Señor. El Señor les dice: «¿Qué de malo encontraron en mí sus antepasados, que se alejaron de mí? Se fueron tras dioses que no son nada, y en nada se convirtieron ellos mismos. No se preocuparon por buscarme a mí, que los saqué de Egipto, que los guié por el desierto, tierra seca y llena de barrancos, tierra sin agua, llena de peligros, tierra donde nadie vive, por donde nadie pasa. Yo los traje a esta tierra fértil, para que comieran de sus frutos y de sus mejores productos. Pero ustedes vinieron y profanaron mi tierra, me hicieron sentir asco de este país, de mi propiedad. Los sacerdotes no me buscaron, los instructores de mi pueblo no me reconocieron, los jefes se rebelaron contra mí, y los profetas hablaron en nombre de Baal y se fueron tras ídolos que no sirven para nada. »Por eso, yo, el Señor, afirmo: Voy a entablar un proceso contra ustedes y sus nietos. Vayan a las islas de occidente y observen; envíen a alguien a Quedar para que se fije bien, a ver si se ha dado el caso de que una nación pagana haya cambiado a sus dioses. ¡Y eso que son dioses falsos! Pero mi pueblo me ha dejado a mí, que soy su gloria, por ídolos que no sirven para nada. ¡Espántate, cielo, ante esto! ¡Ponte a temblar de horror! Yo, el Señor, lo afirmo. »Mi pueblo ha cometido un doble pecado: me abandonaron a mí, fuente de agua viva, y se hicieron sus propias cisternas, pozos rotos que no conservan el agua. »Israel no es un esclavo; él no nació en la esclavitud. ¿Por qué, pues, lo saquean? ¿Por qué lo atacan como leones, lanzando fuertes rugidos? Han dejado en ruinas su país; sus ciudades fueron incendiadas y nadie quedó en ellas. La gente de Menfis y de Tafnes te rompió la cabeza. Esto te ha pasado por haberme abandonado a mí, que soy el Señor tu Dios y que te guiaba por el camino. Y ahora, ¿qué ganas con ir a Egipto a beber agua del Nilo? ¿Qué ganas con ir a Asiria a beber agua del Éufrates? Tu propia maldad te castigará, tu infidelidad te condenará. Piensa y verás lo malo y amargo que ha sido que me abandones y que no me hayas honrado, a mí, que soy el Señor tu Dios. Yo, el Señor todopoderoso, lo afirmo. »Desde hace mucho te rebelaste contra mí, te negaste a obedecerme. Dijiste: “No quiero servir.” Sobre toda loma alta y bajo todo árbol frondoso te dedicaste a la prostitución. Yo te planté como vid de la mejor calidad, como vid de la semilla más fina. ¡Pero te has degenerado tanto, que ya ni te reconozco! Por más que te laves con lejía y uses todo el jabón que quieras, ante mí sigue presente la mancha de tu pecado. Yo, el Señor, lo afirmo. ¿Cómo puedes decir: “No me he manchado ni he dado culto a dioses falsos”? Mira cuál fue tu conducta en el valle, fíjate en todo lo que has hecho tú, camella ligera de cascos que corre en todas direcciones; asna salvaje que tira al monte y resopla jadeante de deseos. Cuando está en celo, nadie puede controlarla. Si un macho la busca, no tiene que cansarse: siempre la encuentra en época de celo. »¡Israel, no lastimes tus pies corriendo descalza, no dejes que se te seque la garganta! Pero tú dijiste: “No, imposible; amo a los extraños y me voy con ellos.”

Jeremías 2:1-25 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada. Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoraban eran culpables; mal venía sobre ellos, dice Jehová. Oíd la palabra de Jehová, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel. Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos? Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre? Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad. Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha. Por tanto, contenderé aún con vosotros, dijo Jehová, y con los hijos de vuestros hijos pleitearé. Porque pasad a las costas de Quitim y mirad; y enviad a Cedar, y considerad cuidadosamente, y ved si se ha hecho cosa semejante a esta. ¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha. Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo Jehová. Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. ¿Es Israel siervo? ¿Es esclavo? ¿Por qué ha venido a ser presa? Los cachorros del león rugieron contra él, alzaron su voz, y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades, sin morador. Aun los hijos de Menfis y de Tafnes te quebrantaron la coronilla. ¿No te acarreó esto el haber dejado a Jehová tu Dios, cuando te conducía por el camino? Ahora, pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto, para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que bebas agua del Éufrates? Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos. Porque desde muy atrás rompiste tu yugo y tus ataduras, y dijiste: No serviré. Con todo eso, sobre todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso te echabas como ramera. Te planté de vid escogida, simiente verdadera toda ella; ¿cómo, pues, te me has vuelto sarmiento de vid extraña? Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor. ¿Cómo puedes decir: No soy inmunda, nunca anduve tras los baales? Mira tu proceder en el valle, conoce lo que has hecho, dromedaria ligera que tuerce su camino, asna montés acostumbrada al desierto, que en su ardor olfatea el viento. De su lujuria, ¿quién la detendrá? Todos los que la buscaren no se fatigarán, porque en el tiempo de su celo la hallarán. Guarda tus pies de andar descalzos, y tu garganta de la sed. Mas dijiste: No hay remedio en ninguna manera, porque a extraños he amado, y tras ellos he de ir.

Jeremías 2:1-25 La Biblia de las Américas (LBLA)

Y vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: Ve y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: «Así dice el SEÑOR: “De ti recuerdo el cariño de tu juventud, el amor de tu desposorio, de cuando me seguías en el desierto, por tierra no sembrada. Santo era Israel para el SEÑOR, primicias de su cosecha; todos los que comían de ella se hacían culpables; el mal venía sobre ellos” —declara el SEÑOR». Oíd la palabra del SEÑOR, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel. Así dice el SEÑOR: ¿Qué injusticia hallaron en mí vuestros padres, para que se alejaran de mí y anduvieran tras lo vano y se hicieran vanos? Tampoco dijeron: ¿Dónde está el SEÑOR que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra de yermos y de barrancos, por una tierra seca y tenebrosa, una tierra por la que nadie pasó y donde ningún hombre habitó? Yo os traje a una tierra fértil, para que comierais de su fruto y de sus delicias; pero vinisteis y contaminasteis mi tierra, y de mi heredad hicisteis abominación. Los sacerdotes no dijeron: «¿Dónde está el SEÑOR?». Los que se ocupaban de la ley no me conocieron, los gobernantes se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaban por Baal, y andaban tras cosas que no aprovechan. Por tanto, aún contenderé con vosotros —declara el SEÑOR— y con los hijos de vuestros hijos contenderé. Pasad, pues, a las islas de Quitim y ved, enviad gente a Cedar y observad atentamente, y ved si ha habido cosa semejante: ¿Ha cambiado alguna nación sus dioses, aunque esos no son dioses? Pues mi pueblo ha cambiado su gloria por lo que no aprovecha. Espantaos, oh cielos, por esto, y temblad, quedad en extremo desolados —declara el SEÑOR. Porque dos males ha hecho mi pueblo: me han abandonado a mí, fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas agrietadas que no retienen el agua. ¿Es un esclavo Israel o un siervo nacido en casa? ¿Por qué se ha convertido en presa? Contra él rugieron los leoncillos, rugieron fuertemente, y han hecho de su tierra una desolación; sus ciudades están quemadas, sin habitantes. Incluso los hombres de Menfis y de Tafnes te han afeitado la coronilla. ¿No te ha sucedido esto por haber dejado al SEÑOR tu Dios, cuando Él te guiaba por el camino? Y ahora, ¿qué haces en el camino a Egipto para beber las aguas del Nilo? ¿O qué haces en el camino a Asiria para beber las aguas del Eufrates? Te castigará tu propia maldad, y tus apostasías te condenarán. Reconoce, pues, y ve que es malo y amargo el dejar al SEÑOR tu Dios, y no tener temor de mí —declara el Señor, DIOS de los ejércitos. Porque desde hace tiempo rompí tu yugo y arranqué tus coyundas; pero dijiste: «No serviré». Porque sobre toda colina alta y bajo todo árbol frondoso te echabas como ramera. Pero yo te planté como vid escogida, toda ella de simiente genuina. ¿Cómo, pues, te has vuelto delante de mí sarmiento degenerado de una vid extraña? Aunque te laves con soda y uses mucho jabón, la mancha de tu iniquidad está aún delante de mí —declara el Señor DIOS. ¿Cómo puedes decir: «No estoy manchada, no he ido tras los baales»? Mira tu proceder en el valle, reconoce lo que has hecho. Eres una camella joven y liviana que enreda sus pasos, asna montés acostumbrada al desierto, que en su ardor olfatea el viento. En la época de su celo ¿quién la puede refrenar? Todos los que la busquen, no se tienen que fatigar, en su mes la hallarán. Guarda tus pies de andar descalzos y tu garganta de la sed. Mas dijiste: «Es en vano. ¡No! Porque amo a los extraños, y tras ellos andaré».

Jeremías 2:1-25 Nueva Traducción Viviente (NTV)

El SEÑOR me dio otro mensaje y me dijo: «Ve y anuncia a gritos este mensaje a Jerusalén. Esto dice el SEÑOR: »“Recuerdo qué ansiosa estabas por complacerme cuando eras una joven recién casada, cómo me amabas y me seguías aun a través de lugares desolados. En esos días Israel estaba consagrado al SEÑOR; era el primero de sus hijos. Todos los que lastimaron a su pueblo fueron declarados culpables, y sobre ellos cayó la calamidad. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!”». ¡Escuchen la palabra del SEÑOR, pueblo de Jacob, todas las familias de Israel! Esto dice el SEÑOR: «¿Qué mal encontraron en mí sus antepasados que los llevó a alejarse tanto de mi lado? Rindieron culto a ídolos inútiles y ellos mismos se volvieron inútiles. No preguntaron: “¿Dónde está el SEÑOR que nos sacó a salvo de Egipto y nos guio a través del árido desierto, por una tierra desolada y llena de hoyos, una tierra de sequía y muerte, donde no vive ni viaja nadie?”. »Cuando los traje a una tierra fértil para que disfrutaran de sus bienes y de su abundancia, contaminaron mi tierra y corrompieron la posesión que les había prometido. Los sacerdotes no preguntaron: “¿Dónde está el SEÑOR?”. Aquellos que enseñaron mi palabra me ignoraron, los gobernantes se volvieron en mi contra, y los profetas hablaron en nombre de Baal, perdiendo su tiempo con ídolos inútiles. Por lo tanto, presentaré mi acusación en su contra —dice el SEÑOR—. Aun presentaré cargos contra los hijos de sus hijos en los años venideros. »Vayan al occidente y miren en la tierra de Chipre; vayan al oriente y busquen en la tierra de Cedar. ¿Acaso alguien ha oído algo tan extraño como esto? ¿Alguna vez una nación ha cambiado sus dioses por otros, aun cuando no son dioses en absoluto? ¡Sin embargo, mi pueblo ha cambiado a su glorioso Dios por ídolos inútiles! Los cielos están espantados ante semejante cosa y retroceden horrorizados y consternados —dice el SEÑOR—. Pues mi pueblo ha cometido dos maldades: me ha abandonado a mí —la fuente de agua viva— y ha cavado para sí cisternas rotas ¡que jamás pueden retener el agua! »¿Por qué Israel se ha convertido en esclavo? ¿Por qué se lo han llevado como botín? Leones fuertes rugieron contra él, y la tierra ha sido destruida. Ahora las ciudades están en ruinas; ya nadie vive en ellas. Los egipcios, en pie de guerra, llegaron desde sus ciudades de Menfis y Tafnes; han destruido la gloria y el poder de Israel. Tú mismo te has buscado esta desgracia al rebelarte contra el SEÑOR tu Dios, ¡aun cuando él te guiaba por el camino! »¿Qué provecho has sacado de tus alianzas con Egipto y de tus pactos con Asiria? ¿En qué te benefician las corrientes del Nilo o las aguas del río Éufrates? Tu perversidad traerá su propio castigo. El haberte alejado de mí te avergonzará. Verás qué malo y amargo es abandonar al SEÑOR tu Dios y no temerle. ¡Yo, el Señor, el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, he hablado! »Hace tiempo rompí el yugo que te oprimía y arranqué las cadenas de tu esclavitud, pero aun así dijiste: “No te serviré”. Sobre cada colina y debajo de todo árbol frondoso te has prostituido inclinándote ante ídolos. Pero fui yo el que te planté, escogiendo una vid del más puro origen, lo mejor de lo mejor. ¿Cómo te transformaste en esta vid corrupta y silvestre? Por más jabón o lejía que te pongas, no puedes limpiarte. Aún puedo ver la mancha de tu culpa. ¡Yo, el SEÑOR Soberano, he hablado! »Tú dices: “¡Esto no es cierto! ¡No he rendido culto a las imágenes de Baal!”. ¿Pero cómo puedes decir semejante cosa? ¡Ve y mira lo que hay en cualquier valle de la tierra! Reconoce los espantosos pecados que has cometido. Eres como una camella inquieta, buscando un macho con desesperación. Eres como una burra salvaje, olfateando el viento en época de apareamiento. ¿Quién puede contenerla de su celo? ¡Los que la desean no necesitan buscar demasiado, porque es ella quien corre hacia ellos! ¿Cuándo dejarás de correr? ¿Cuándo desistirás de jadear tras otros dioses? Pero tú dices: “Ahórrate tus palabras. ¡Estoy enamorada de estos dioses ajenos, y no puedo dejar de amarlos!”.

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