Jueces 2:1-16
Jueces 2:1-16 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
El ángel del SEÑOR subió de Guilgal a Boquín y dijo: «Yo los saqué a ustedes de Egipto y los hice entrar en la tierra que juré dar a sus antepasados. Dije: “Nunca quebrantaré mi pacto con ustedes; ustedes, por su parte, no harán ningún pacto con la gente de esta tierra, sino que derribarán sus altares”. ¡Pero me han desobedecido! ¿Por qué han actuado así? Pues quiero que sepan que no expulsaré de la presencia de ustedes a esa gente; ellos les harán la vida imposible y sus dioses les serán una trampa». Cuando el ángel del SEÑOR habló así a todos los israelitas, el pueblo lloró a gritos. Por eso llamaron a aquel lugar Boquín, y allí ofrecieron sacrificios al SEÑOR. Cuando Josué despidió al pueblo, los israelitas se fueron a tomar posesión de la tierra, cada uno a su propio territorio. Durante toda la vida de Josué, el pueblo sirvió al SEÑOR. Así sucedió también durante el tiempo en que estuvieron al frente de Israel los jefes que habían compartido el liderazgo con Josué y que habían visto todas las grandes obras que el SEÑOR había hecho por Israel. Josué, hijo de Nun, siervo del SEÑOR, murió a la edad de ciento diez años y lo sepultaron en Timnat Jeres, tierra de su heredad, en la región montañosa de Efraín, al norte del monte de Gaas. También murió toda aquella generación y surgió otra que no conocía al SEÑOR ni sabía lo que él había hecho por Israel. Esos israelitas hicieron lo malo ante los ojos del SEÑOR y adoraron a los ídolos de Baal. Abandonaron al SEÑOR, Dios de sus antepasados, que los había sacado de Egipto, siguieron a otros dioses —dioses de los pueblos que los rodeaban— y los adoraron, provocando así la ira del SEÑOR. Abandonaron al SEÑOR y adoraron a Baal y a las imágenes de Astarté. Entonces el SEÑOR se enfureció contra los israelitas y los entregó en manos de invasores que los saquearon. Los dejó en manos de los enemigos que tenían a su alrededor, a los que ya no pudieron hacerles frente. Cada vez que los israelitas salían a combatir, la mano del SEÑOR estaba en contra de ellos para su mal, tal como el SEÑOR se lo había dicho y jurado. Así llegaron a verse muy angustiados. Entonces el SEÑOR hizo surgir líderes que los libraron del poder de esos invasores.
Jueces 2:1-16 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
El ángel de Dios salió de Guilgal y fue a Boquim para darles a los israelitas el siguiente mensaje de parte de Dios: «Yo los saqué a ustedes de Egipto y los traje al territorio que les había prometido a sus antepasados. A ellos les dije: “Yo les cumpliré mi promesa, pero ustedes no deben hacer ningún trato con la gente que vive allí. Al contrario, deben destruir sus altares”. »Pero, ¿qué hicieron ustedes? Simplemente me desobedecieron. Por eso, ahora que ustedes avancen, no voy a echar a esa gente. Tanto ellos como sus dioses serán una trampa para ustedes». Cuando el ángel de Dios terminó de hablar, los israelitas comenzaron a llorar y a gritar. Por eso llamaron Boquim a ese lugar, y allí ofrecieron sacrificios a Dios. Josué despidió a los israelitas, y estos fueron a establecerse en el territorio que a cada uno le había tocado. Mientras vivieron Josué y los líderes del país, los israelitas obedecieron al único Dios verdadero. Esos líderes habían visto las maravillas que Dios había hecho en favor de los israelitas. Josué murió a los ciento diez años de edad. Lo enterraron en su propio territorio de Timnat-sérah, que está en las montañas de la tribu de Efraín, al norte del monte Gaas. Murieron también todos los israelitas de su época; por eso los que nacieron después no sabían nada acerca del Dios verdadero ni de lo que él había hecho en favor de los israelitas. Los israelitas dejaron de adorar al Dios de sus antepasados, que los había sacado de Egipto, y empezaron a adorar a los dioses de la gente que vivía a su alrededor; adoraron las estatuas de dioses falsos como Baal y Astarté. Este pecado de los israelitas hizo enojar a Dios. Tan enojado estaba con ellos que dejó que los atacaran y les robaran lo que tenían. También permitió que los derrotaran sus enemigos, sin que ellos pudieran hacer nada para impedirlo. Cuando iban a pelear, Dios se ponía en contra de ellos, y todo les salía mal, tal como él lo había advertido. Los israelitas estaban en grandes aprietos, así que Dios les puso jefes para librarlos de quienes les robaban.
Jueces 2:1-16 Reina Valera Contemporánea (RVC)
El ángel del Señor fue de Gilgal a Boquín, y les dijo a los israelitas: «Yo los liberé de Egipto y los llevé a la tierra que prometí dar a sus antepasados, cuando les dije: “Nunca anularé mi pacto con ustedes, mientras no hagan pacto con los que habitan en esta tierra, gente que tiene altares que ustedes deben destruir.” Pero ustedes no me hicieron caso. ¿Por qué no lo han hecho? Por lo tanto, escúchenme bien: No voy a expulsar de estas tierras a sus habitantes, sino que ellos serán para ustedes como azotes en los costados, y sus dioses los confundirán.» Cuando el ángel del Señor dijo esto a los israelitas, ellos se echaron a llorar con fuerte voz. Por eso, a ese lugar lo llamaron Boquín, y allí ofrecieron sacrificios al Señor. Josué despidió al pueblo de Israel, y cada uno fue y tomó posesión de su heredad. Y mientras vivió Josué, y los ancianos que le sobrevivieron y que habían visto las obras del Señor en favor de Israel, todo el pueblo sirvió al Señor. Y Josué hijo de Nun, siervo del Señor, murió a la edad de ciento diez años. Lo sepultaron en Timnat Seraj, que era su heredad, en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas. Y murió también toda esa generación, y se reunió con sus antepasados. Después de ellos vino otra generación que no conocía al Señor, ni sabía lo que el Señor había hecho por Israel. Los israelitas hicieron lo malo a los ojos del Señor, y adoraron a los baales. Abandonaron al Señor, el Dios que sacó a sus antepasados de la tierra de Egipto, y empezaron a adorar a los dioses de los pueblos que vivían a su alrededor, con lo que provocaron el enojo del Señor. Se apartaron del Señor, para adorar a Baal y a Astarot. Por eso el Señor se enojó contra el pueblo de Israel y lo entregó en manos de ladrones, que lo despojaron de todo; lo dejó a merced de los enemigos que lo rodeaban, a los cuales ya no pudo vencer. A dondequiera que iban, la mano del Señor estaba en contra de ellos para su mal, y tal como se lo había jurado, se vieron en gran aflicción. Entonces el Señor suscitó caudillos para que los libraran de aquellos que los despojaban.
Jueces 2:1-16 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
El ángel del Señor fue de Guilgal a Boquim, y les dijo a los israelitas: «Yo los saqué a ustedes de Egipto, y los he traído a esta tierra que les prometí a sus antepasados cuando les dije: “Nunca romperé mi alianza con ustedes, con tal de que ustedes no hagan ningún pacto con los habitantes de esa tierra, sino que destruyan sus altares.” Pero ustedes no me obedecieron, ¡y miren lo que han hecho! Por eso ahora les digo: No voy a echar a esos pueblos de delante de ustedes, y ellos y sus dioses serán una trampa para ustedes.» Cuando el ángel del Señor terminó de hablar, todos los israelitas se echaron a llorar a voz en cuello. Por eso llamaron Boquim a aquel lugar, y allí ofrecieron sacrificios al Señor. Cuando Josué se despidió de los israelitas, cada uno se fue a tomar posesión de la tierra que le había tocado. Mientras él vivió, los israelitas mantuvieron el culto al Señor; y también mientras vivieron los ancianos que sobrevivieron a Josué, que habían visto todos los grandes hechos del Señor en favor de Israel. Pero murió Josué, a la edad de ciento diez años, y lo enterraron en su propio terreno de Timnat-sérah, que está al norte del monte de Gaas, en los montes de Efraín. Murieron también todos los israelitas de la época de Josué. Y así, los que nacieron después no sabían nada del Señor ni de sus hechos en favor de Israel. Pero los hechos de los israelitas fueron malos a los ojos del Señor, pues empezaron a adorar a las diferentes representaciones de Baal. Dejaron al Señor, el Dios de sus antepasados que los había sacado de Egipto, y se entregaron a adorar a los dioses de la gente que vivía alrededor, provocando así el enojo del Señor. Dejaron al Señor por adorar a Baal y a las diferentes representaciones de Astarté, y por eso el Señor se enojó contra Israel e hizo que los ladrones los despojaran de lo que tenían, y que sus enemigos de los alrededores los derrotaran sin que ellos pudieran hacerles frente. Cada vez que ellos marchaban a la batalla, el Señor se ponía en su contra y les iba mal, según él mismo se lo había anunciado. Sin embargo, aunque el Señor puso a los israelitas en aprietos, también hizo surgir caudillos que los libraran de quienes los despojaban.
Jueces 2:1-16 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
El ángel de Jehová subió de Gilgal a Boquim, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres, diciendo: No invalidaré jamás mi pacto con vosotros, con tal que vosotros no hagáis pacto con los moradores de esta tierra, cuyos altares habéis de derribar; mas vosotros no habéis atendido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto? Por tanto, yo también digo: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán azotes para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero. Cuando el ángel de Jehová habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz y lloró. Y llamaron el nombre de aquel lugar Boquim, y ofrecieron allí sacrificios a Jehová. Porque ya Josué había despedido al pueblo, y los hijos de Israel se habían ido cada uno a su heredad para poseerla. Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho por Israel. Pero murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años. Y lo sepultaron en su heredad en Timnat-sera, en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas. Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel. Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales. Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová. Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot. Y se encendió contra Israel el furor de Jehová, el cual los entregó en manos de robadores que los despojaron, y los vendió en mano de sus enemigos de alrededor; y no pudieron ya hacer frente a sus enemigos. Por dondequiera que salían, la mano de Jehová estaba contra ellos para mal, como Jehová había dicho, y como Jehová se lo había jurado; y tuvieron gran aflicción. Y Jehová levantó jueces que los librasen de mano de los que les despojaban
Jueces 2:1-16 La Biblia de las Américas (LBLA)
Y el ángel del SEÑOR subió de Gilgal a Boquim y dijo: Yo os saqué de Egipto y os conduje a la tierra que había prometido a vuestros padres y dije: «Jamás quebrantaré mi pacto con vosotros, y en cuanto a vosotros, no haréis pacto con los habitantes de esta tierra; sus altares derribaréis». Pero vosotros no me habéis obedecido; ¿qué es esto que habéis hecho? Por lo cual también dije: «No los echaré de delante de vosotros, sino que serán como espinas en vuestro costado, y sus dioses serán lazo para vosotros». Y sucedió que cuando el ángel del SEÑOR habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz y lloró. Y llamaron a aquel lugar Boquim; y allí ofrecieron sacrificio al SEÑOR. Después que Josué despidió al pueblo, los hijos de Israel fueron cada uno a su heredad para tomar posesión de la tierra. Y el pueblo sirvió al SEÑOR todos los días de Josué, y todos los días de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían sido testigos de la gran obra que el SEÑOR había hecho por Israel. Josué, hijo de Nun, siervo del SEÑOR, murió a la edad de ciento diez años. Y lo sepultaron en el territorio de su heredad, en Timnat-sera, en la región montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas. También toda aquella generación fue reunida a sus padres; y se levantó otra generación después de ellos que no conocía al SEÑOR, ni la obra que Él había hecho por Israel. Entonces los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos del SEÑOR y sirvieron a los baales, y abandonaron al SEÑOR, el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y siguieron a otros dioses de entre los dioses de los pueblos que estaban a su derredor; se postraron ante ellos y provocaron a ira al SEÑOR. Y dejaron al SEÑOR y sirvieron a Baal y a Astarot. Y se encendió la ira del SEÑOR contra Israel, y los entregó en manos de salteadores que los saquearon; y los vendió en mano de sus enemigos de alrededor, y ya no pudieron hacer frente a sus enemigos. Por dondequiera que iban, la mano del SEÑOR estaba contra ellos para mal, tal como el SEÑOR había dicho y como el SEÑOR les había jurado, y se angustiaron en gran manera. Entonces el SEÑOR levantó jueces que los libraron de la mano de los que los saqueaban.
Jueces 2:1-16 Nueva Traducción Viviente (NTV)
El ángel del SEÑOR subió de Gilgal a Boquim y dijo a los israelitas: «Yo los saqué de Egipto y los traje a esta tierra que juré dar a sus antepasados, y dije que nunca rompería mi pacto con ustedes. Por su parte, ustedes no debían hacer ningún pacto con los habitantes de esta tierra, sino destruir sus altares. Pero desobedecieron mi mandato. ¿Por qué lo hicieron? Ahora declaro que ya no expulsaré a los pueblos que viven en la tierra de ustedes. Ellos les serán espinas clavadas en el costado, y sus dioses serán una tentación constante para ustedes». Cuando el ángel del SEÑOR terminó de hablar a los israelitas, el pueblo lloró a gritos. Por eso llamaron al lugar Boquim (que significa «llanto»), y allí le ofrecieron sacrificios al SEÑOR. Después que Josué despidió al pueblo, cada una de las tribus salió para tomar posesión del territorio que se le había asignado. Los israelitas sirvieron al SEÑOR todo el tiempo que vivieron Josué y los líderes que lo sobrevivieron, aquellos que habían visto todas las grandes cosas que el SEÑOR había hecho por Israel. Entonces Josué, hijo de Nun y siervo del SEÑOR, murió a los ciento diez años de edad. Lo enterraron en Timnat-sera, tierra que se le había asignado en la zona montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas. SEÑOR Después de que murieron todos los de esa generación, creció otra que no conocía al SEÑOR ni recordaba las cosas poderosas que él había hecho por Israel. Los israelitas hicieron lo malo a los ojos del SEÑOR y sirvieron a las imágenes de Baal. Abandonaron al SEÑOR, Dios de sus antepasados, quien los había sacado de Egipto. Siguieron y rindieron culto a otros dioses —los dioses de los pueblos vecinos— y así provocaron el enojo del SEÑOR. Abandonaron al SEÑOR para servir a Baal y a las imágenes de Astoret, lo cual hizo que el SEÑOR ardiera de enojo contra Israel y que los entregara en manos de saqueadores, quienes les robaron sus posesiones. Los vendió a los enemigos que tenían a su alrededor, y ya no podían vencerlos. Cada vez que los israelitas salían a la batalla, el SEÑOR peleaba en contra de ellos e hizo que sus enemigos los derrotaran, tal como él les había advertido. Y el pueblo estaba muy angustiado. SEÑOR Entonces el SEÑOR levantó jueces para rescatar a los israelitas de la mano de sus agresores.