Jueces 13:1-8
Jueces 13:1-8 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Una vez más los israelitas hicieron lo malo ante los ojos del SEÑOR. Por eso él los entregó en manos de los filisteos durante cuarenta años. Cierto hombre de Zora, llamado Manoa, de la tribu de Dan, tenía una esposa que no le había dado hijos porque era estéril. El ángel del SEÑOR se apareció a ella y le dijo: «Eres estéril y no tienes hijos, pero vas a concebir y tendrás un hijo. Cuídate de no beber vino ni ninguna otra bebida fermentada, y tampoco comas nada impuro, pues concebirás y darás a luz un hijo. No pasará la navaja sobre su cabeza porque el niño va a ser nazareo, consagrado a Dios desde antes de nacer. Él comenzará a librar a Israel del poder de los filisteos». La mujer fue adonde estaba su esposo y dijo: «Un hombre de Dios vino adonde yo estaba. Por su aspecto imponente, parecía un ángel de Dios. Ni yo le pregunté de dónde venía ni él me dijo cómo se llamaba. Pero me dijo: “Concebirás y darás a luz un hijo. Ahora bien, cuídate de beber vino u otra bebida fermentada, y no comas nada impuro, porque el niño será nazareo, consagrado a Dios desde antes de nacer hasta el día de su muerte”». Entonces Manoa oró al SEÑOR: «Oh Señor, te ruego que permitas el regreso del hombre de Dios que nos enviaste, para que nos enseñe cómo criar al niño que va a nacer».
Jueces 13:1-8 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Los israelitas volvieron a pecar contra Dios, así que él dejó que los filisteos los dominaran durante cuarenta años. En ese tiempo vivía en Sorá un hombre de la tribu de Dan, llamado Manoa. Su esposa no podía tener hijos, pero un día un ángel se le apareció y le dijo: «Aunque no has podido tener hijos, porque eres estéril, ahora vas a quedar embarazada y tendrás un varón. Desde su nacimiento dedicarás tu hijo a Dios como nazireo. Por eso no debes beber vino ni otras bebidas fuertes, ni comer comidas impuras, y al niño nunca se le debe cortar el cabello. Ahora los filisteos dominan a los israelitas, pero con este niño comenzará su liberación». La mujer fue a contárselo a su esposo: —Un hombre de Dios vino a donde yo estaba, y me impresionó tanto que no me atreví a preguntarle cómo se llamaba, ni él me dijo de dónde venía. Su cara era como la de un ángel. Lo que me dijo fue esto: “Vas a quedar embarazada, y tendrás un varón. Desde que nazca hasta que muera, será dedicado a Dios como nazireo. Por eso, no bebas vino ni otras bebidas fuertes, ni comas comida impura”. Entonces Manoa le rogó a Dios: «¡Dios mío, que venga otra vez ese hombre que mandaste! ¡Que nos enseñe lo que debemos hacer con el hijo que nacerá!»
Jueces 13:1-8 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Los israelitas volvieron a hacer lo malo a los ojos del Señor, y durante cuarenta años el Señor los entregó al poder de los filisteos. En Sorá, poblado de la tribu de Dan, había un hombre llamado Manoa, que no tenía hijos porque su mujer era estéril. Cierto día, un ángel del Señor se le apareció a su mujer y le dijo: «Es un hecho que eres estéril, y que nunca has tenido hijos. Pero vas a quedar embarazada y darás a luz un hijo. Solo que tú no debes beber vino ni sidra, ni comer nada que sea impuro. Al hijo que vas a concebir y dar a luz no debes cortarle nunca el cabello, porque desde antes de nacer el niño estará consagrado a Dios como nazareo, y él comenzará a salvar a Israel del poder de los filisteos.» La mujer fue y le contó a su marido lo sucedido. Le dijo: «Un varón de Dios vino a hablar conmigo. Su aspecto era tan impresionante y temible que parecía un ángel de Dios. Yo no le pregunté quién era, ni de dónde venía, ni tampoco él me reveló su nombre. Lo que sí me dijo, fue: “Vas a quedar embarazada y darás a luz un hijo. Así que tú no debes beber vino ni sidra, ni comer nada que sea impuro, porque desde antes de nacer, y hasta que muera, este niño estará consagrado a Dios como nazareo.”» Manoa oró entonces al Señor, y dijo: «Mi Señor, yo te ruego que venga otra vez ese varón que enviaste, para que nos diga qué es lo que debemos hacer con el niño que va a nacer.»
Jueces 13:1-8 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Pero los israelitas volvieron a hacer lo malo a los ojos del Señor, y el Señor los entregó al poder de los filisteos durante cuarenta años. En Sorá, de la tribu de Dan, había un hombre que se llamaba Manoa. Su mujer nunca había tenido hijos, porque era estéril. Pero el ángel del Señor se le apareció a ella y le dijo: «Tú nunca has podido tener hijos, pero ahora vas a quedar embarazada y tendrás un niño. Pero no tomes vino ni ninguna otra bebida fuerte, ni comas nada impuro, pues vas a tener un hijo al que no se le deberá cortar el cabello, porque ese niño estará consagrado a Dios como nazareo desde antes de nacer, para que sea él quien comience a librar a los israelitas del poder de los filisteos.» La mujer fue a contárselo a su marido, y le dijo: «Un hombre de Dios vino a donde yo estaba, y me impresionó mucho, pues parecía el ángel mismo del Señor. Ni yo le pregunté quién era, ni tampoco él me lo dijo. Lo que sí me dijo fue que yo voy a tener un hijo, y que desde ahora no debo tomar vino ni ninguna otra bebida fuerte, ni comer nada impuro, porque el niño va a estar consagrado a Dios como nazareo desde antes de nacer y hasta su muerte.» Entonces Manoa dijo al Señor en oración: «Yo te ruego, Señor, que envíes otra vez ese hombre a nosotros, para que nos diga lo que debemos hacer con el niño que va a nacer.»
Jueces 13:1-8 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de los filisteos por cuarenta años. Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos. A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos. Y la mujer vino y se lo contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre. Y me dijo: He aquí que tú concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda, porque este niño será nazareo a Dios desde su nacimiento hasta el día de su muerte. Entonces oró Manoa a Jehová, y dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha de nacer.
Jueces 13:1-8 La Biblia de las Américas (LBLA)
Y los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR, y el SEÑOR los entregó en manos de los filisteos por cuarenta años. Y había un hombre de Zora, de la familia de los danitas, el cual se llamaba Manoa; su mujer era estéril y no había tenido hijos. Entonces el ángel del SEÑOR se le apareció a la mujer, y le dijo: He aquí, tú eres estéril y no has tenido hijos, pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora pues, cuídate de no beber vino ni licor, y de no comer ninguna cosa inmunda. Pues he aquí, concebirás y darás a luz un hijo; no pasará navaja sobre su cabeza, porque el niño será nazareo para Dios desde el seno materno; y él comenzará a salvar a Israel de manos de los filisteos. Y la mujer fue y se lo dijo a su marido, diciendo: Un hombre de Dios vino a mí, y su aspecto era como el aspecto del ángel de Dios, muy imponente. Yo no le pregunté de dónde venía, ni él me hizo saber su nombre. Pero él me dijo: «He aquí, concebirás y darás a luz un hijo; desde ahora no beberás vino ni licor, ni comerás cosa inmunda, porque el niño será nazareo para Dios desde el seno materno hasta el día de su muerte». Entonces Manoa imploró al SEÑOR, y dijo: Te ruego Señor, que el hombre de Dios que tú enviaste venga otra vez a nosotros, para que nos enseñe lo que hemos de hacer con el niño que ha de nacer.
Jueces 13:1-8 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Una vez más, los israelitas hicieron lo malo a los ojos del SEÑOR, así que el SEÑOR los entregó en manos de los filisteos, quienes los oprimieron durante cuarenta años. En esos días, vivía en la ciudad de Zora un hombre llamado Manoa, de la tribu de Dan. Su esposa no podía quedar embarazada, y no tenían hijos. Entonces el ángel del SEÑOR se le apareció a la esposa de Manoa y le dijo: «Aunque no has podido tener hijos, pronto quedarás embarazada y darás a luz un hijo varón. Así que ten cuidado; no debes beber vino ni ninguna otra bebida alcohólica ni comer ninguno de los alimentos prohibidos. Quedarás embarazada y darás a luz un hijo, a quien jamás se le debe cortar el cabello. Pues él será consagrado a Dios como nazareo desde su nacimiento. Él comenzará a rescatar a Israel de manos de los filisteos». La mujer corrió a decirle a su esposo: «¡Se me apareció un hombre de Dios! Tenía el aspecto de uno de los ángeles de Dios, daba miedo verlo. No le pregunté de dónde era, y no me dijo su nombre. Pero me dijo: “Quedarás embarazada y darás a luz un hijo. No debes beber vino ni ninguna otra bebida alcohólica, ni comer ninguno de los alimentos prohibidos. Pues tu hijo será consagrado a Dios como nazareo desde el día de su nacimiento hasta el día de su muerte”». Entonces Manoa oró al SEÑOR diciendo: «Señor, te pido que el hombre de Dios vuelva a nosotros y nos dé más instrucciones acerca del hijo que nacerá».