Isaías 7:1-25
Isaías 7:1-25 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Acaz, hijo de Jotán y nieto de Uzías, reinaba en Judá. En el tiempo de Rezín, rey de Aram y de Pécaj, hijo de Remalías, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para atacarla, pero no pudieron conquistarla. En el palacio de David se recibió la noticia de que Aram se había aliado con Efraín. Entonces se estremeció el corazón de Acaz y el de su pueblo, como se estremecen por el viento los árboles del bosque. El SEÑOR dijo a Isaías: «Ve con tu hijo Sear Yasub a encontrarte con Acaz donde termina el acueducto del estanque superior, en el camino que conduce al Campo del Lavandero. Dile que tenga cuidado y no pierda la calma; que no desfallezca su corazón ante el enojo ardiente de Rezín y Aram ni ante el hijo de Remalías; que no se descorazone a causa de esos dos tizones humeantes. Dile también que Aram y Efraín, junto con el hijo de Remalías, han tramado hacerle mal, pues piensan subir contra Judá, provocar el pánico, conquistarla y poner allí como rey al hijo de Tabel. Pero dile además que yo, el SEÑOR y Dios, digo: »“Eso no se cumplirá ni sucederá. La cabeza de Aram es Damasco y la cabeza de Damasco es Rezín; pero dentro de sesenta y cinco años Efraín será destrozado hasta dejar de ser pueblo. La cabeza de Efraín es Samaria y la cabeza de Samaria es el hijo de Remalías; si ustedes no creen en mí, no permanecerán firmes”». El SEÑOR se dirigió a Acaz de nuevo: —Pide que el SEÑOR tu Dios te dé una señal, ya sea en lo profundo del abismo o en lo más alto del cielo. Pero Acaz respondió: —No voy a pedir nada. ¡No pondré a prueba al SEÑOR! Entonces Isaías dijo: «¡Escuchen ahora ustedes, los de la dinastía de David! ¿No les basta con agotar la paciencia de los hombres, que hacen lo mismo con mi Dios? Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo y lo llamará Emanuel. Hasta que sepa elegir lo bueno y rechazar lo malo, comerá cuajada con miel. Porque antes de que el niño sepa elegir lo bueno y rechazar lo malo, la tierra de los dos reyes que tú temes quedará abandonada. El SEÑOR hará venir sobre ti, sobre tu pueblo y sobre la dinastía de tu padre días como no se conocieron desde que Efraín se separó de Judá, pues hará venir al rey de Asiria». En aquel día el SEÑOR llamará con un silbido a la mosca que está en los lejanos ríos de Egipto y a la abeja que está en la tierra de Asiria. Todas ellas vendrán y anidarán en las quebradas profundas, en las grietas de las rocas, en todos los matorrales espinosos y sobre todos los abrevaderos. En aquel día, con el rey de Asiria como navaja prestada del otro lado del río Éufrates, el Señor afeitará a Israel la cabeza, el vello de sus partes privadas y la barba. En aquel día, un hombre criará una ternera y dos cabras; y darán tanta leche que tendrá leche cuajada para comer. Además, todos los que permanezcan en la tierra comerán cuajada con miel. En aquel día, allí donde hubo mil viñedos que costaban mil piezas de plata cada uno, no quedarán más que espinos y cardos, los cuales cubrirán toda la tierra. Solo se podrá entrar allí con arco y flecha. Y por temor a estos espinos y a estos cardos, ya no irás a los cerros que antes se cultivaban con el azadón, pues se convertirán en lugares donde se suelta el ganado y corretean las ovejas.
Isaías 7:1-25 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Resín, rey de Siria, y Pécah, rey de Israel, se unieron para atacar a Ahaz, rey de Judá, que se encontraba en la ciudad de Jerusalén. Trataron de conquistar la ciudad, pero no lo consiguieron. En esa ocasión, el rey Ahaz y su familia se enteraron de que los sirios se habían aliado con los israelitas del norte. Al oír esto, el rey y el pueblo se pusieron a temblar de miedo, como tiemblan las hojas de los árboles cuando sopla el viento. Entonces Dios le dijo a Isaías: «Toma a tu hijo Sear-iasub y preséntate ante el rey Ahaz. Lo encontrarás cerca del canal que trae el agua del estanque superior. Ese canal está en el camino que va al Campo del Tintorero. Allí le dirás al rey lo siguiente: “Ten cuidado, pero no te asustes; el rey Resín y el rey Pécah están furiosos, pero no les tengas miedo, pues no son más que un fuego que solo echa humo y pronto se apaga. Ellos piensan hacerte daño; quieren invadir el territorio de Judá, conquistarlo y llenar de miedo a su gente. Piensan poner como rey al hijo de Tabeel. Pero Dios ha dicho: ‘¡Eso no sucederá jamás! Damasco es tan solo la capital de Siria y Resín no es más que su rey; Samaria es tan solo la capital de Israel y Pécah no es más que su rey. Dentro de sesenta y cinco años Israel dejará de ser una nación. Pero si tú y tus oficiales no confían en mí, que soy el Dios de Israel, serán derrotados por completo.’”» Dios también le dijo a Ahaz: «Pídeme que haga un milagro que te sirva de señal. Puede ser algo que suceda en lo más profundo de la tierra, o en lo más alto de los cielos». Pero Ahaz le respondió: «No pretendo poner a prueba a Dios pidiéndole una señal». Entonces Isaías dijo: «Escuchen ustedes, los de la familia del rey de Judá: ¿No les basta con fastidiar a los hombres que también quieren molestar a Dios? Dios mismo les va a dar una señal: La joven está embarazada, y pronto tendrá un hijo, al que pondrá por nombre Emanuel, es decir, “Dios con nosotros”. En sus primeros años de vida, el niño sólo comerá yogur y miel. Pero antes de que el niño sepa distinguir entre lo bueno y lo malo, serán destruidos los países de Resín y Pécah, a los que tú, Ahaz, tanto miedo les tienes». Isaías continuó diciendo: «Dios mandará contra Judá al rey de Asiria. Él atacará a la familia del rey y a todo su pueblo. Sucederán cosas muy terribles, cosas que no se habían visto desde que el reino de Israel se separó del reino de Judá. »Cuando llegue ese día, Dios llamará a los ejércitos egipcios, quienes vendrán como moscas; y a los ejércitos asirios, quienes vendrán como abejas. »Todos ellos vendrán a ocupar las cuevas y los valles, los matorrales llenos de espinas y los sitios donde toma agua el ganado. Cuando llegue ese día, el rey de Asiria castigará a Judá y la humillará por completo. »Cuando llegue ese día, quedarán con vida solo unos pocos. Una vaca y dos ovejas bastarán para alimentarlos. Tendrán suficiente yogur y miel. »Los viñedos que antes tenían mil plantas y valían mil monedas de plata se convertirán en matorrales llenos de espinos. Solo se podrá entrar allí con arcos y flechas para cazar. Antes, se cultivaba el suelo de las colinas con un azadón. Pero cuando llegue ese día, habrá tantos matorrales y espinos que les dará miedo meterse en ellos. Solo servirán para que pasten allí los bueyes y las ovejas».
Isaías 7:1-25 Reina Valera Contemporánea (RVC)
En los días en que Ajaz hijo de Yotán, hijo de Uzías, reinaba en Judá, sucedió que el rey Resín de Siria y Pecaj hijo de Remalías, que era rey de Israel, se dirigieron a Jerusalén para atacarla, pero no la pudieron tomar. La noticia de que Siria se había aliado con Efraín llegó a la casa de David, y esto hizo que se estremeciera el corazón del rey y de su pueblo, como cuando el viento hace que se estremezcan los árboles del bosque. Entonces el Señor le dijo a Isaías: «Ve ahora con tu hijo Sear Yasub adonde termina el acueducto del estanque superior, en dirección al Campo del Lavador. Allí te encontrarás con Ajaz, y le dirás: “Ten mucho cuidado, y mucha calma. No tengas miedo ni se sobresalte tu corazón por causa de Resín y de Siria, y del hijo de Remalías.” Ellos arden de ira, pero no son más que el humo de dos tizones apagados. El sirio se ha puesto de acuerdo con Efraín y con el hijo de Remalías, para hacerte daño. Ha dicho: “Vayamos contra Judá para aterrorizarla. Nos la repartiremos, y pondremos por rey al hijo de Tabel.” Pero Dios el Señor dice así: “Eso no tendrá éxito, ni será así.” Ciertamente, la cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza de Damasco es Resín, pero dentro de sesenta y cinco años Efraín será destruido y dejará de ser pueblo. Y la cabeza de Efraín es Samaria, y la cabeza de Samaria es el hijo de Remalías. Si ustedes no creen esto, tampoco permanecerán.» El Señor le habló también a Ajaz, y le dijo: «Pídele al Señor tu Dios una señal. Pídesela de las profundidades de la tierra, o de las alturas de los cielos.» Y Ajaz respondió: «No pediré nada. No pondré a prueba al Señor.» Dijo entonces Isaías: «Escuchen bien ustedes, los de la casa de David. ¿Les parece poco el molestar a los hombres, que también quieren molestar a mi Dios? Pues ahora el Señor mismo les dará una señal: La joven concebirá, y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel. Comerá mantequilla y miel hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno. Ciertamente, antes de que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, el país de estos dos reyes a quienes tú temes quedará abandonado. El Señor hará que vengan sobre ti, sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre, días como nunca vinieron desde el día en que Efraín se apartó de Judá para unirse al rey de Asiria. »Cuando llegue ese día, el Señor llamará con un silbido a la mosca que está al final de los ríos de Egipto, y a la abeja que está en la tierra de Asiria; y estas vendrán y acamparán en todos los valles desiertos, y en las grietas de las piedras, y en todos los zarzales y en todas las matas. »Cuando llegue ese día, el Señor traerá al rey de Asiria, que habita al otro lado del río, y ese rey será como una navaja alquilada, con la cual les rapará la cabeza y el pelo de los pies, y hasta la barba. »Cuando llegue ese día, quien críe una vaca y dos ovejas comerá mantequilla, pues será mucha la leche que le darán. Sí, quien quede con vida en el país ciertamente comerá miel y mantequilla. »Cuando llegue ese día, el campo donde había mil vides con valor de mil monedas de plata, será un campo de espinos y cardos. Irán allá con arcos y flechas, porque toda la tierra estará llena de espinos y cardos. Por temor de los espinos y cardos, nadie irá a ninguno de los montes antes cultivados con azada, porque solo servirán como pastizales de bueyes y para que los ganados los pisoteen.»
Isaías 7:1-25 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
El rey de Siria, Resín, y el rey de Israel, Pécah, hijo de Remalías, atacaron a Jerusalén y quisieron conquistarla, pero no pudieron. Esto sucedió cuando Ahaz, hijo de Jotam y nieto de Ozías, era rey de Judá. En esa ocasión llevaron esta noticia al rey Ahaz y a su familia: «Los sirios se han aliado con Efraín.» El rey y el pueblo empezaron a temblar como tiemblan los árboles del bosque cuando sopla el viento. Entonces el Señor dijo a Isaías: «Toma a tu hijo Sear-iasub y ve a encontrarte con el rey Ahaz en el extremo del canal del estanque superior, en el camino que va al campo del Lavador de Paños, y dile: “Ten cuidado, pero no te asustes; no tengas miedo ni te acobardes por esos dos tizones humeantes, Resín con sus sirios, y el hijo de Remalías, que están ardiendo en furor. Los sirios, con el pueblo de Efraín y el hijo de Remalías, han tramado hacerte mal. Han dicho: Invadamos Judá y metámosle miedo; apoderémonos de ella y pongamos por rey al hijo de Tabeel. Pero el Señor dice: ¡Eso jamás sucederá! Damasco es la capital de Siria, y Resín es el rey de Damasco; Samaria es la capital de Efraín, y el hijo de Remalías es el rey de Samaria; pero dentro de sesenta y cinco años Efraín dejará de ser nación; y si ustedes no tienen una fe firme, tampoco quedarán firmemente en pie.”» El Señor dijo también a Ahaz: «Pide al Señor tu Dios que haga un milagro que te sirva de señal, ya sea abajo en lo más profundo o arriba en lo más alto.» Ahaz contestó: «No, yo no voy a poner a prueba al Señor pidiéndole una señal.» Entonces Isaías dijo: «Escuchen ustedes, los de la casa real de David. ¿Les parece poco molestar a los hombres, que quieren también molestar a mi Dios? Pues el Señor mismo les va a dar una señal: La joven está encinta y va a tener un hijo, al que pondrá por nombre Emanuel., En los primeros años de vida del niño, se comerá leche cuajada y miel. Pero antes de que el niño tenga uso de razón, el país de los dos reyes que te causan miedo quedará abandonado. »El Señor hará venir sobre ti, sobre tu pueblo y la casa real, días como no habían venido desde que Efraín se separó de Judá.» (Esto se refiere al rey de Asiria.) En ese tiempo el Señor hará venir como moscas a los que viven en los lejanos ríos de Egipto, y hará venir como abejas a los que viven en Asiria. Todos ellos vendrán a instalarse en las cañadas profundas y en las cuevas de las rocas, en todos los matorrales espinosos y en los sitios donde bebe el ganado. En ese día el Señor usará al rey de Asiria como navaja alquilada más allá del río Éufrates, y les afeitará a los israelitas la cabeza, la barba y la parte inferior del cuerpo. En ese tiempo, el que críe una vaca y dos ovejas tendrá tanta leche que podrá comer leche cuajada. Y todos los que se salven de la destrucción en el país podrán comer leche cuajada y miel. En ese tiempo, lo que antes era un viñedo con mil plantas y valía mil monedas de plata, quedará convertido en espinos y matorrales. Solo se podrá entrar allí con arco y flechas para cazar, porque todo el país quedará convertido en espinos y matorrales. En las colinas que antes se cultivaban con azadón, habrá tantos espinos y matorrales que nadie irá a ellas. Solo servirán como pastizal para los bueyes y las ovejas.
Isaías 7:1-25 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Aconteció en los días de Acaz hijo de Jotam, hijo de Uzías, rey de Judá, que Rezín rey de Siria y Peka hijo de Remalías, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para combatirla; pero no la pudieron tomar. Y vino la nueva a la casa de David, diciendo: Siria se ha confederado con Efraín. Y se le estremeció el corazón, y el corazón de su pueblo, como se estremecen los árboles del monte a causa del viento. Entonces dijo Jehová a Isaías: Sal ahora al encuentro de Acaz, tú, y Sear-jasub tu hijo, al extremo del acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador, y dile: Guarda, y repósate; no temas, ni se turbe tu corazón a causa de estos dos cabos de tizón que humean, por el ardor de la ira de Rezín y de Siria, y del hijo de Remalías. Ha acordado maligno consejo contra ti el sirio, con Efraín y con el hijo de Remalías, diciendo: Vamos contra Judá y aterroricémosla, y repartámosla entre nosotros, y pongamos en medio de ella por rey al hijo de Tabeel. Por tanto, Jehová el Señor dice así: No subsistirá, ni será. Porque la cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza de Damasco, Rezín; y dentro de sesenta y cinco años Efraín será quebrantado hasta dejar de ser pueblo. Y la cabeza de Efraín es Samaria, y la cabeza de Samaria el hijo de Remalías. Si vosotros no creyereis, de cierto no permaneceréis. Habló también Jehová a Acaz, diciendo: Pide para ti señal de Jehová tu Dios, demandándola ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo alto. Y respondió Acaz: No pediré, y no tentaré a Jehová. Dijo entonces Isaías: Oíd ahora, casa de David. ¿Os es poco el ser molestos a los hombres, sino que también lo seáis a mi Dios? Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. Comerá mantequilla y miel, hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno. Porque antes que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra de los dos reyes que tú temes será abandonada. Jehová hará venir sobre ti, sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre, días cuales nunca vinieron desde el día que Efraín se apartó de Judá, esto es, al rey de Asiria. Y acontecerá que aquel día silbará Jehová a la mosca que está en el fin de los ríos de Egipto, y a la abeja que está en la tierra de Asiria; y vendrán y acamparán todos en los valles desiertos, y en las cavernas de las piedras, y en todos los zarzales, y en todas las matas. En aquel día el Señor raerá con navaja alquilada, con los que habitan al otro lado del río, esto es, con el rey de Asiria, cabeza y pelo de los pies, y aun la barba también quitará. Acontecerá en aquel tiempo, que criará un hombre una vaca y dos ovejas; y a causa de la abundancia de leche que darán, comerá mantequilla; ciertamente mantequilla y miel comerá el que quede en medio de la tierra. Acontecerá también en aquel tiempo, que el lugar donde había mil vides que valían mil siclos de plata, será para espinos y cardos. Con saetas y arco irán allá, porque toda la tierra será espinos y cardos. Y a todos los montes que se cavaban con azada, no llegarán allá por el temor de los espinos y de los cardos, sino que serán para pasto de bueyes y para ser hollados de los ganados.
Isaías 7:1-25 La Biblia de las Américas (LBLA)
Y aconteció que en los días de Acaz, hijo de Jotam, hijo de Uzías, rey de Judá, subió Rezín, rey de Aram, con Peka, hijo de Remalías, rey de Israel, a Jerusalén para combatir contra ella, pero no pudieron tomarla. Y se dio aviso a la casa de David, diciendo: Los arameos han acampado en Efraín. Y se estremeció el corazón del rey y el corazón de su pueblo como se estremecen los árboles del bosque ante el viento. Entonces el SEÑOR dijo a Isaías: Sal ahora al encuentro de Acaz, tú, y tu hijo Sear-jasub, al extremo del acueducto del estanque superior, en la calzada del campo del Batanero, y dile: «Estate alerta, y ten calma; no temas ni desmaye tu corazón ante estos dos cabos de tizones humeantes, a causa de la ira encendida de Rezín de Aram y del hijo de Remalías. Porque Aram ha tramado mal contra ti, junto con Efraín y el hijo de Remalías, diciendo: “Subamos contra Judá y aterroricémosla, hagamos una brecha en sus murallas y pongamos por rey en medio de ella al hijo de Tabeel”. Por tanto, así dice el Señor DIOS: “No prevalecerá ni se cumplirá. Porque la cabeza de Aram es Damasco, y la cabeza de Damasco es Rezín (y dentro de otros sesenta y cinco años Efraín será destrozado, dejando de ser pueblo), y la cabeza de Efraín es Samaria, y la cabeza de Samaria es el hijo de Remalías. Si no creéis, de cierto no permaneceréis” ». El SEÑOR habló de nuevo a Acaz, diciendo: Pide para ti una señal del SEÑOR tu Dios que sea tan profunda como el Seol o tan alta como el cielo. Pero Acaz respondió: No pediré, ni tentaré al SEÑOR. Entonces Isaías dijo: Oíd ahora, casa de David: ¿Os parece poco cansar a los hombres, que también cansaréis a mi Dios? Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. Comerá cuajada y miel hasta que sepa lo suficiente para desechar lo malo y escoger lo bueno. Porque antes que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, será abandonada la tierra cuyos dos reyes tú temes. El SEÑOR hará venir sobre ti, sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre, días como nunca han venido desde el día en que Efraín se apartó de Judá, es decir, al rey de Asiria. Y sucederá en aquel día que el SEÑOR silbará a la mosca que está en lo más remoto de los ríos de Egipto, y a la abeja que está en la tierra de Asiria; y todas ellas vendrán y se posarán en los precipicios de las barrancas, en las hendiduras de las peñas, en todos los espinos y en todos los abrevaderos. En aquel día, con navaja alquilada en las regiones más allá del Eufrates, es decir, con el rey de Asiria, el Señor afeitará a Israel la cabeza y el pelo de las piernas, y también le quitará la barba. En aquel día cada uno criará una novilla y un par de ovejas; y por la abundancia de leche que darán, comerá cuajada, porque todo el que quede en la tierra comerá cuajada y miel. En aquel día, en todo lugar donde había mil vides valoradas en mil siclos de plata, habrá zarzas y espinos. Se irá allá con arcos y flechas, porque toda la tierra será zarzas y espinos. Y en cuanto a todas las colinas que eran cultivadas con la azada, no irás allá por temor de las zarzas y espinos; se convertirán en lugar para soltar los bueyes y para ser hollado por las ovejas.
Isaías 7:1-25 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Cuando Acaz, hijo de Jotam y nieto de Uzías, era rey de Judá, Rezín, rey de Aram, y Peka, hijo de Remalías, rey de Israel, salieron para atacar a Jerusalén. Sin embargo, no pudieron llevar a cabo su plan. A la corte real de Judá había llegado la siguiente noticia: «¡Aram se ha aliado con Israel en contra de nosotros!». Por eso, el corazón del rey y el de su pueblo temblaron de miedo, como tiemblan los árboles en medio de una tormenta. Entonces el SEÑOR dijo a Isaías: «Toma a tu hijo Sear-jasub y ve al encuentro del rey Acaz. Lo encontrarás al final del acueducto que conduce el agua al estanque superior, cerca del camino que lleva al campo donde se lavan las telas. Dile que deje de preocuparse; que no hay por qué temer a la ira feroz de esos dos tizones apagados que son Rezín, rey de Aram y Peka, hijo de Remalías. Es verdad que los reyes de Aram y de Israel han conspirado contra él diciendo: “Atacaremos a Judá y lo conquistaremos y pertenecerá a nosotros. Después pondremos en el trono de Judá al hijo de Tabeel”. Pero esto dice el SEÑOR Soberano: »“Esta invasión nunca sucederá, nunca se llevará a cabo; pues Aram no es más fuerte que Damasco, su capital, y Damasco no es más fuerte que Rezín, su rey. En cuanto a Israel, dentro de sesenta y cinco años será aplastado y destruido por completo. Israel no es más fuerte que Samaria, su capital, y Samaria no es más fuerte que Peka, hijo de Remalías, su rey. A menos que ustedes tengan una fe firme, no puedo hacer que permanezcan firmes”». Más tarde, el SEÑOR le envió al rey Acaz el siguiente mensaje: «Acaz, pídele al SEÑOR tu Dios una señal de confirmación. Hazla tan difícil como quieras: tan alta como los cielos o tan profunda como el lugar de los muertos». Pero el rey se negó. —No —dijo el rey—. No pondré a prueba al SEÑOR así. Entonces Isaías le dijo: —¡Escuchen bien, ustedes de la familia real de David! ¿Acaso no les basta con agotar la paciencia humana? ¿También tienen que agotar la paciencia de mi Dios? Muy bien, el Señor mismo les dará la señal. ¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo y lo llamarán Emanuel (que significa “Dios está con nosotros”). Cuando ese hijo tenga edad suficiente para escoger lo correcto y rechazar lo malo, estará comiendo yogur y miel. Pues antes de que el niño tenga esa edad, las tierras de los dos reyes que tanto temes quedarán desiertas. »Luego el SEÑOR hará venir sobre ti, sobre tu nación y sobre tu familia, hechos como nunca hubo desde que Israel se separó de Judá. ¡Pondrá al rey de Asiria en tu contra! En ese día, el SEÑOR llamará con un silbido al ejército del sur de Egipto y al ejército de Asiria. Ellos te rodearán como un enjambre de moscas o abejas. Vendrán en inmensas multitudes y se establecerán en las regiones fértiles y también en los valles desolados, en las cuevas y en los lugares llenos de espinos. En ese día, el Señor contratará a una «navaja» procedente del otro lado del río Éufrates —el rey de Asiria— y la usará para afeitarte por completo: tu tierra, tus cosechas y tu pueblo. En ese día, un campesino se considerará afortunado si le quedan una vaca y dos ovejas o cabras. Sin embargo, habrá suficiente leche para todos, porque quedarán muy pocos habitantes en la tierra. Comerán yogur y miel hasta saciarse. En aquel día, los viñedos lozanos que hoy valen mil piezas de plata se convertirán en parcelas llenas de zarzas y espinos. Toda la tierra se convertirá en una gran extensión repleta de zarzas y espinos, en un territorio de cacería lleno de animales salvajes. Nadie irá a las laderas fértiles donde antes crecían los huertos, porque estarán cubiertas de zarzas y de espinos; allí apacentarán el ganado, las ovejas y las cabras.