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Isaías 59:9-18

Isaías 59:9-18 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Por eso el derecho está lejos de nosotros, y la justicia queda fuera de nuestro alcance. Esperábamos luz, pero todo es tinieblas; claridad, pero andamos en densa oscuridad. Vamos palpando la pared como los ciegos, andamos a tientas como los que no tienen ojos. En pleno mediodía tropezamos como si fuera de noche; andamos entre los fuertes como si estuviéramos muertos. Todos nosotros gruñimos como osos, gemimos como palomas. Esperábamos la justicia y no llegó; la liberación sigue lejos de nosotros. Tú sabes que son muchas nuestras rebeliones; nuestros pecados nos acusan. Nuestras rebeliones no nos dejan; conocemos nuestras iniquidades. Hemos sido rebeldes; hemos negado al SEÑOR. Le hemos vuelto la espalda a nuestro Dios. Fomentamos la opresión y la traición; proferimos las mentiras concebidas en nuestro corazón. Así se vuelve la espalda al derecho y se mantiene alejada la justicia; a la verdad se le hace tropezar en la plaza y no damos lugar a la honradez. No se ve la verdad por ninguna parte; al que se aparta del mal lo despojan de todo. El SEÑOR lo ha visto y le ha disgustado ver que no hay justicia alguna. Lo ha visto y le ha asombrado ver que no hay nadie que intervenga. Por eso su propio brazo vendrá a salvarlos; su propia justicia lo sostendrá. Se puso la justicia como coraza y se cubrió la cabeza con el casco de la salvación; se vistió con ropas de venganza y se envolvió en el manto de sus celos. Les pagará según sus obras; a las costas lejanas les dará su merecido: furor para sus adversarios y retribución para sus enemigos.

Isaías 59:9-18 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Por eso la justicia se alejó de nosotros, y el derecho no nos alcanzó; esperábamos luz, y lo que tenemos son tinieblas; resplandores, y andamos en la oscuridad. Palpamos la pared y andamos a tientas, como si fuéramos ciegos o no tuviéramos ojos; tropezamos a plena luz del día, como si fuera de noche; nos contamos entre los fuertes, y parecemos muertos. Todos nosotros gruñimos como osos, pero nuestras quejas son gemidos de paloma; esperábamos justicia, y no la hay; ¡la salvación se ha alejado de nosotros! Ciertamente, nuestras rebeliones ante ti se han multiplicado; nuestros pecados nos acusan, nuestras iniquidades nos persiguen, ¡y bien sabemos que hemos pecado! Hemos ofendido al Señor, le hemos mentido, nos hemos alejado de nuestro Dios. Lanzamos calumnias, nos rebelamos, y en el corazón concebimos y hacemos crecer la mentira. Mantenemos lejos de nosotros a la justicia y el derecho; la verdad es obstaculizada en la plaza, y a la equidad no se le permite llegar. En ninguna parte se encuentra la verdad. El que se aparta del mal, ¡es puesto en prisión! El Señor vio esto, y le fue muy desagradable ver que ya no había derecho. Buscó a alguien, y se asombró al ver que nadie intervenía. Entonces intervino su brazo para salvar, y para establecer su justicia: se revistió de justicia como con una coraza, y se cubrió la cabeza con un yelmo de victoria; por vestiduras tomó ropas de venganza, y el celo por su pueblo lo cubrió como un manto. Y se dispuso a vindicarlos, a retribuir con ira a sus enemigos y darles su merecido a sus adversarios de las costas lejanas.

Isaías 59:9-18 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Por eso la salvación se ha alejado de nosotros y la liberación no se nos acerca; esperábamos la luz, y no hay más que oscuridad; esperábamos la claridad, y andamos en tinieblas. Andamos a tientas, como ciegos junto a una pared, como si no tuviéramos ojos; en pleno mediodía tropezamos como si fuera de noche; teniendo salud, estamos como muertos. Todos nosotros gruñimos como osos, gemimos como palomas; esperamos la salvación, pero no llega; esperamos la liberación, pero está lejos. Nosotros te hemos ofendido mucho, y nuestros propios pecados nos acusan; tenemos presentes nuestras culpas y conocemos nuestras maldades. Hemos sido rebeldes e infieles al Señor, no quisimos seguir a nuestro Dios, hemos hablado de violencia y de traición, hemos hecho planes para engañar a los demás. La justicia ha sido despreciada, la rectitud se mantiene a distancia, la sinceridad tropieza en la plaza pública y la honradez no puede presentarse. La sinceridad ha desaparecido, y al que se aparta del mal le roban lo que tiene. El Señor se ha disgustado al ver que no hay justicia. El Señor quedó asombrado al ver que nadie ponía remedio a esto; entonces actuó con su propio poder, y él mismo obtuvo la victoria. Se cubrió de triunfo como con una coraza, se puso la salvación como un casco en la cabeza, se vistió de venganza como con una túnica y se envolvió de ira como con un manto. El Señor dará a cada cual su merecido; castigará a sus enemigos. A quienes lo odian, les dará lo que se merecen; aun a los que viven en los países del mar.

Isaías 59:9-18 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Por esto se alejó de nosotros la justicia, y no nos alcanzó la rectitud; esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad. Palpamos la pared como ciegos, y andamos a tientas como sin ojos; tropezamos a mediodía como de noche; estamos en lugares oscuros como muertos. Gruñimos como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas; esperamos justicia, y no la hay; salvación, y se alejó de nosotros. Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados: el prevaricar y mentir contra Jehová, y el apartarse de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de mentira. Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho. Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia. Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto, como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago dará a los de la costa.

Isaías 59:9-18 La Biblia de las Américas (LBLA)

Por tanto el derecho está lejos de nosotros, y no nos alcanza la justicia; esperamos luz, y he aquí tinieblas, claridad, pero andamos en oscuridad. Vamos palpando la pared como ciegos, y andamos a tientas como los que no tienen ojos; tropezamos al mediodía como al anochecer, entre los robustos somos como muertos. Todos nosotros gruñimos como osos, y gemimos tristemente como palomas; esperamos la justicia, pero no la hay, la salvación, pero está lejos de nosotros. Porque se han multiplicado nuestras transgresiones delante de ti, y nuestros pecados testifican contra nosotros; porque nuestras transgresiones están con nosotros, y conocemos nuestras iniquidades: transgredir y negar al SEÑOR, apartarse de nuestro Dios, hablar de opresión y rebelión, concebir y proferir en el corazón palabras mentirosas. Se ha vuelto atrás el derecho, y la justicia permanece lejos; porque ha tropezado en la plaza la verdad, y la rectitud no puede entrar. Sí, falta la verdad, y el que se aparta del mal es hecho presa. Y lo vio el SEÑOR, y desagradó a sus ojos que no hubiera derecho. Vio que no había nadie, y se asombró de que no hubiera quien intercediera. Entonces su brazo le trajo salvación, y su justicia le sostuvo. Se puso la justicia como coraza, y el yelmo de salvación en su cabeza; como vestidura se puso ropas de venganza, y se envolvió de celo como de un manto. Conforme a los hechos, así Él pagará: furor para sus adversarios, justo pago para sus enemigos; a las islas dará su pago.

Isaías 59:9-18 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Por eso no hay justicia entre nosotros y no sabemos nada acerca de vivir con rectitud. Buscamos luz, pero solo encontramos oscuridad; buscamos cielos radiantes, pero caminamos en tinieblas. Andamos a tientas, como los ciegos junto a una pared, palpando para encontrar el camino, como la gente que no tiene ojos. Hasta en lo más radiante del mediodía, tropezamos como si estuviera oscuro. Entre los vivos, somos como los muertos. Gruñimos como osos hambrientos; gemimos como el arrullo lastimero de las palomas. Buscamos la justicia, pero nunca llega; buscamos el rescate, pero está muy lejos de nosotros. Pues nuestros pecados se han acumulado ante Dios y testifican en contra de nosotros. Así es, sabemos muy bien lo pecadores que somos. Sabemos que nos hemos rebelado contra el SEÑOR y también lo hemos negado; le hemos dado la espalda a nuestro Dios. Sabemos que hemos sido injustos y opresores, preparando con cuidado nuestras mentiras engañosas. Nuestros tribunales se oponen a los justos, y no se encuentra justicia por ninguna parte. La verdad tropieza por las calles y la honradez ha sido declarada ilegal. Sí, la verdad ha desaparecido y se ataca a todo el que abandona la maldad. El SEÑOR miró y le desagradó descubrir que no había justicia. Estaba asombrado al ver que nadie intervenía para ayudar a los oprimidos. Así que se interpuso él mismo para salvarlos con su brazo fuerte, sostenido por su propia justicia. Se puso la justicia como coraza y se colocó en la cabeza el casco de salvación. Se vistió con una túnica de venganza y se envolvió en un manto de pasión divina. Él pagará a sus enemigos por sus malas obras, y su furia caerá sobre sus adversarios; les dará su merecido hasta los confines de la tierra.

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