Isaías 54:1-8
Isaías 54:1-8 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
«Tú, mujer estéril, que nunca has dado a luz, ¡grita de alegría! Tú, que nunca tuviste dolores de parto, ¡prorrumpe en canciones y grita con júbilo! Porque más hijos que la casada tendrá la desamparada», dice el SEÑOR. «Ensancha el espacio de tu tienda y despliega las cortinas de tu morada. ¡No te limites! Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas. Porque a derecha y a izquierda te extenderás; tu descendencia desalojará naciones y poblará ciudades desoladas. »No temas, porque no serás avergonzada. No te turbes, porque no serás humillada. Olvidarás la vergüenza de tu juventud y no recordarás más la deshonra de tu viudez. Porque el que te hizo es tu esposo; su nombre es el SEÑOR de los Ejércitos. Tu Redentor es el Santo de Israel; ¡Dios de toda la tierra es su nombre! El SEÑOR te llamará como a esposa abandonada; como a mujer angustiada de espíritu, como a esposa que se casó joven tan solo para ser rechazada», dice tu Dios. «Te abandoné por un instante, pero con profunda compasión volveré a recogerte. Por un momento, en un arrebato de enojo, escondí mi rostro de ti; pero con amor eterno te tendré compasión», dice el SEÑOR, tu Redentor.
Isaías 54:1-8 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Isaías dijo: «Jerusalén, tú que nunca has sido madre ni has podido tener hijos, lanza gritos de alegría, entona alegres canciones, porque Dios dice: “Jerusalén, mujer abandonada, tendrás más hijos que la mujer casada”. »Nación de Israel, agranda tu tienda de campaña, extiende las cuerdas y clava bien las estacas, porque te vas a extender de un extremo al otro. Tus hijos conquistarán muchas naciones y ocuparán las ciudades que ahora están deshabitadas. »No tengas miedo, pues no te insultarán ni pasarás vergüenza. Cuando eras joven pasaste la vergüenza de no tener hijos. Después te quedaste sola como una viuda. Pero no volverás a acordarte de tu vergüenza, porque Dios es tu creador y te tomará por esposa. »El Dios santo de Israel es tu salvador; es el Dios todopoderoso y reina en toda la tierra. »Pueblo de Israel, tú eras como una esposa joven, que quedó abandonada y afligida, pero tu Dios vuelve a llamarte y te dice: “Solo por un momento te dejé abandonada, pero con gran ternura te aceptaré de nuevo. ”Cuando me enojé contigo, me alejé de ti por un poco de tiempo, pero muy pronto tuve compasión de ti y te manifesté mi amor eterno”».
Isaías 54:1-8 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Así ha dicho el Señor: «¡Regocíjate, mujer estéril, tú que no dabas a luz! ¡Eleva tu canto y da voces de júbilo, tú que nunca estuviste de parto! ¡Más hijos tendrá la desamparada que la casada! ¡Extiende el sitio de tu tienda! ¡Alarga las cortinas de tus aposentos! ¡No te midas! ¡Extiende las cuerdas y refuerza las estacas! Porque vas a extenderte a la derecha y a la izquierda, y tu descendencia heredará naciones y habitará las ciudades asoladas. »No tengas miedo, que no serás confundida; no te avergüences, que no serás afrentada. Al contrario, te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y no volverás a acordarte de la afrenta de tu viudez. Tu marido es tu Creador, y su nombre es el Señor de los ejércitos; tu Redentor es el Santo de Israel, y su nombre es el Dios de toda la tierra. Yo, el Señor, te lo he dicho: Te llamé cuando eras una mujer abandonada y de espíritu decaído; cuando eras como una joven esposa que ha sido repudiada. Es verdad: te abandoné por un poco de tiempo, pero volveré a recogerte con grandes misericordias. Estaba yo un poco enojado cuando por algún tiempo no quise ni verte; pero volveré a tenerte compasión y misericordia eterna. Lo digo yo, que soy tu Señor y Redentor.
Isaías 54:1-8 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Da gritos de alegría, mujer estéril y sin hijos; estalla en cantos de gozo, tú que nunca has dado a luz, porque el Señor dice: «La mujer abandonada tendrá más hijos que la mujer que tiene esposo.» Agranda tu tienda de campaña, extiende sin miedo el toldo bajo el cual vives; alarga las cuerdas, clava bien las estacas, porque te vas a extender a derecha e izquierda; tus descendientes conquistarán muchas naciones y poblarán las ciudades ahora desiertas. No tengas miedo, no quedarás en ridículo; no te insultarán ni tendrás de qué avergonzarte. Olvidarás la vergüenza de tu juventud y no te acordarás más de la deshonra de tu viudez, porque tu creador te tomará por esposa. Su nombre es Señor todopoderoso; tu redentor es el Dios Santo de Israel, el Dios de toda la tierra. Eras como una esposa joven abandonada y afligida, pero tu Dios te ha vuelto a llamar y te dice: «Por un corto instante te abandoné, pero con bondad inmensa te volveré a unir conmigo. En un arranque de enojo, por un momento, me oculté de ti, pero con amor eterno te tuve compasión.» Lo dice el Señor, tu redentor.
Isaías 54:1-8 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová. Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas. Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones, y habitará las ciudades asoladas. No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria. Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado. Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo: Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor.
Isaías 54:1-8 La Biblia de las Américas (LBLA)
Grita de júbilo, oh estéril, la que no ha dado a luz; prorrumpe en gritos de júbilo y clama en alta voz, la que no ha estado de parto; porque son más los hijos de la desolada que los hijos de la casada —dice el SEÑOR. Ensancha el lugar de tu tienda, extiende las cortinas de tus moradas, no escatimes; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas. Porque te extenderás hacia la derecha y hacia la izquierda; tu descendencia poseerá naciones, y poblarán ciudades desoladas. ¶No temas, pues no serás avergonzada; ni te sientas humillada, pues no serás agraviada; sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y del oprobio de tu viudez no te acordarás más. Porque tu esposo es tu Hacedor, el SEÑOR de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor es el Santo de Israel, que se llama Dios de toda la tierra. Porque como a mujer abandonada y afligida de espíritu, te ha llamado el SEÑOR, y como a esposa de la juventud que es repudiada —dice tu Dios. Por un breve momento te abandoné, pero con gran compasión te recogeré. En un acceso de ira escondí mi rostro de ti por un momento, pero con misericordia eterna tendré compasión de ti —dice el SEÑOR tu Redentor.
Isaías 54:1-8 Nueva Traducción Viviente (NTV)
«¡Canta, oh mujer sin hijos, tú que nunca diste a luz! Prorrumpe en canciones de alegría a toda voz, oh Jerusalén, tú que nunca tuviste dolores de parto. Pues la mujer desolada ahora tiene más hijos que la que vive con su esposo —dice el SEÑOR—. Agranda tu casa; construye una ampliación. Extiende tu hogar y no repares en gastos. Pues pronto estarás llena a rebosar; tus descendientes ocuparán otras naciones y repoblarán las ciudades en ruinas. »No temas; ya no vivirás avergonzada. No tengas temor; no habrá más deshonra para ti. Ya no recordarás la vergüenza de tu juventud ni las tristezas de tu viudez. Pues tu Creador será tu marido; ¡el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales es su nombre! Él es tu Redentor, el Santo de Israel, el Dios de toda la tierra. Pues el SEÑOR te llamó para que te libres de tu dolor, como si fueras una esposa joven abandonada por su marido —dice tu Dios—. Por un breve instante te abandoné, pero con gran compasión te recibiré de nuevo. En un estallido de enojo aparté de ti mi rostro por un poco de tiempo. Pero con amor eterno tendré compasión de ti —dice el SEÑOR, tu Redentor—.