Logo de YouVersion
Ícono Búsqueda

Isaías 5:1-30

Isaías 5:1-30 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Cantaré en nombre de mi querido amigo una canción dedicada a su viña. Mi querido amigo tenía una viña en una ladera fértil. La cavó, la limpió de piedras y la plantó con las mejores cepas. Edificó una torre en medio de ella y además preparó un lagar. Él esperaba que diera buenas uvas, pero acabó dando uvas agrias. «Y ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá, juzguen entre mi viña y yo. ¿Qué más se podría hacer por mi viña que yo no lo haya hecho? Yo esperaba que diera buenas uvas; ¿por qué dio uvas agrias? Voy a decirles lo que haré con mi viña: Le quitaré su cerco para que sirva de pasto; derribaré su muro para que sea pisoteada. La dejaré desolada y no será podada ni cultivada; le crecerán espinos y cardos. Mandaré que las nubes no derramen lluvia sobre ella». La viña del SEÑOR de los Ejércitos es la nación de Israel; el pueblo de Judá es su huerto preferido. Él esperaba justicia, pero encontró ríos de sangre; esperaba rectitud, pero encontró gritos de angustia. ¡Ay de aquellos que acaparan casa tras casa y se apropian de campo tras campo hasta que no dejan lugar para nadie más, y terminan viviendo solos en la tierra! El SEÑOR de los Ejércitos me ha dicho al oído: «Ciertamente muchas casas quedarán devastadas y no habrá quien habite las grandes mansiones. Tres hectáreas de viña solo producirán un bato de vino y un jómer de semilla dará tan solo un efa de grano». ¡Ay de los que madrugan para ir tras bebidas embriagantes, que se quedan hasta muy tarde para encenderse con vino! En sus banquetes hay arpas, liras, panderos, flautas y vino; pero no se fijan en los hechos del SEÑOR ni tienen en cuenta las obras de sus manos. Por eso mi pueblo será exiliado por falta de conocimiento; sus nobles perecerán de hambre y la gente común morirá de sed. Por eso la muerte ensancha su garganta, y desmesuradamente abre su boca. Allí bajan nobles y plebeyos con sus juergas y diversiones. El pueblo será humillado, la humanidad, doblegada y abatidos los ojos altivos. Pero el SEÑOR de los Ejércitos será exaltado en justicia, el Dios santo se mostrará santo en rectitud. Los corderos pastarán como en praderas propias y las cabras comerán entre las ruinas de los ricos. ¡Ay de los que arrastran iniquidad con cuerdas de mentira y el pecado con sogas de carreta! Dicen: «¡Que Dios se apure, que apresure su obra para que la veamos; que se acerque y se cumpla el plan del Santo de Israel, para que lo conozcamos!». ¡Ay de los que llaman a lo malo bueno y a lo bueno malo, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo! ¡Ay de los que se consideran sabios, de los que se creen inteligentes! ¡Ay de los valientes para beber vino, de los campeones que mezclan bebidas embriagantes, de los que por soborno absuelven al culpable y niegan sus derechos al inocente! Por eso, así como las lenguas de fuego devoran la paja y el pasto seco se consume en las llamas, su raíz se pudrirá y, como el polvo, se disipará su flor. Porque han rechazado la Ley del SEÑOR de los Ejércitos y han desdeñado la palabra del Santo de Israel. Por eso se enciende la ira del SEÑOR contra su pueblo, levanta la mano contra él y lo golpea; las montañas se estremecen, los cadáveres quedan como basura en medio de las calles. A pesar de todo esto, la ira de Dios no se ha aplacado; su mano aún sigue extendida. Con una bandera hará señas a una nación lejana, con un silbido la llamará desde el extremo de la tierra, y esta nación llegará presta y veloz. Ninguno de ellos se cansa ni tropieza, ni dormita ni se duerme; a ninguno se le afloja el cinturón ni se le rompe la correa de las sandalias. Sus flechas son puntiagudas, tensos todos sus arcos; parecen dura piedra los cascos de sus caballos y torbellino las ruedas de sus carros. Su rugido es el de una leona, como el de los leoncillos: gruñe y atrapa la presa, y se la lleva sin que nadie se la arrebate. En aquel día bramará contra ella como brama el mar. Si alguien contempla la tierra, la verá sombría y angustiada; entonces la luz se ocultará tras negros nubarrones.

Isaías 5:1-30 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Dios dijo: «Esta canción habla de una viña, y quiero dedicársela a mi pueblo. »Mi amigo plantó una viña en un terreno muy fértil. Removió la tierra, le quitó las piedras y plantó semillas de la mejor calidad. Puso una torre en medio del terreno y construyó un lugar para hacer el vino. Mi amigo esperaba uvas dulces, pero solo cosechó uvas agrias. »Ahora, díganme ustedes, habitantes de Jerusalén y de Judá, digan quién tiene la culpa, si ustedes o yo. ¿Qué no hice por ustedes? Lo que tenía que hacer, lo hice. Yo esperaba que hicieran lo bueno, pero solo hicieron lo malo. »Pues bien, ustedes son mi viña, y ahora les diré lo que pienso hacer: dejaré de protegerlos para que los destruyan, derribaré sus muros para que los pisoteen. Los dejaré abandonados, y pasarán hambre y sed, y no los bendeciré. »Mi viña, mi plantación más querida, son ustedes, pueblo de Israel; son ustedes, pueblo de Judá. Yo, el Dios todopoderoso, esperaba de ustedes obediencia, pero solo encuentro desobediencia; esperaba justicia, pero solo encuentro injusticia». El profeta Isaías anunció seis amenazas contra Judá: «¡Qué mal les va a ir a ustedes! Compran casas y más casas, campos y más campos, y no dejan lugar para nadie más. Se creen los únicos dueños del país. El Dios todopoderoso me ha prometido: “Todas esas casas grandes y hermosas, serán destruidas y nadie podrá habitarlas. Tres hectáreas plantadas de uvas no darán más que un barril de vino; diez bolsas de semilla solo producirán una bolsa de trigo”. »¡Qué mal les va a ir a ustedes! Muy temprano empiezan a emborracharse, y todavía de noche siguen tomando. En sus fiestas se oye música de arpas, tambores y flautas, y abunda el vino. Ustedes nunca se fijan ni toman en cuenta todo lo que Dios ha hecho. Por eso, el pueblo y sus jefes serán llevados a un país extraño, y allí morirán de hambre y de sed. »Les aseguro que las tumbas se abrirán para tragarse al pueblo y a sus jefes, porque se divierten haciendo el mal. El pueblo quedará humillado, y sus jefes agacharán la cabeza. Las ciudades serán destruidas, y ovejas y cabras comerán pasto entre sus ruinas. Así el Dios todopoderoso mostrará su grandeza y santidad cuando haga justicia. »¡Qué mal les va a ir a ustedes! ¡El pecado los tiene atrapados! »Para colmo, ustedes se animan a decir: “Que Dios nos demuestre que cumplirá todo lo que ha prometido; que el Dios único y todopoderoso se apresure a cumplir sus planes, para que podamos conocerlos”. »¡Qué mal les va a ir a ustedes! Dicen que lo malo es bueno, y que las tinieblas son luz. También dicen que lo amargo es dulce. »¡Qué mal les va a ir a ustedes! ¡Se creen muy sabios y muy inteligentes! »¡Qué mal les va a ir a ustedes! ¡Para beber vino y mezclar licores son unos campeones! ¡Pero en realidad, son todos unos corruptos! Por dinero dejan en libertad al culpable, y no respetan los derechos del inocente. Rechazan la enseñanza del Dios santo de Israel; desprecian los mandamientos del Dios único y perfecto. Por eso, así como el fuego quema la paja así también desaparecerán ustedes: serán como plantas que se pudren de raíz y sus flores se convierten en polvo. »Por eso Dios se enojó con ustedes, que son su pueblo, y levantó su mano poderosa para castigarlos. Temblaron las montañas, y los cadáveres quedaron tirados como basura en las calles. Pero Dios sigue muy enojado, su mano está lista para seguir con el castigo. »Dios llama a una nación lejana para atacar a su pueblo. Los soldados de esa nación atienden pronto a su llamado. Son fuertes y no se cansan; están siempre alertas y listos para la guerra. »Ya han preparado sus arcos, y han afilado sus flechas. Los cascos de sus caballos son duros como las piedras; las ruedas de sus carros avanzan con rapidez. Los soldados lanzan gritos de guerra; parecen leones feroces que arrastran la presa y se la llevan; ¡nadie se las puede quitar! En el momento indicado, esa nación atacará a Israel con la fuerza de un mar tormentoso. Entonces la tierra quedará envuelta en tinieblas, y la luz del día se perderá entre oscuros nubarrones. ¡Israel quedará muy angustiada!»

Isaías 5:1-30 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Quiero cantar ahora por mi amado el canto de mi amado a su viña: Mi amado tenía una viña en una ladera fértil. La cercó y la despejó de piedras, y luego plantó en ella vides escogidas; en medio del campo levantó una torre, y además construyó un lagar. Esperaba que su viña diera buenas uvas, pero dio uvas silvestres. Y ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá: juzguen entre mi viña y yo. ¿Qué más podía hacerse a mi viña, que yo no le haya hecho? ¿Cómo es que dio uvas silvestres, cuando yo esperaba que diera buenas uvas? Pues voy a mostrarles lo que haré con mi viña: Le quitaré la cerca, para que sea consumida; abriré una brecha en su muralla, para que sea pisoteada. Haré que se quede desierta. Nadie la podará ni la cultivará. Crecerán en ella cardos y espinos, y ordenaré a las nubes que no derramen lluvia sobre ella. En realidad, la viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá son la planta en que él se complace. Esperaba él justicia, y solo hay injusticia; equidad, y solo hay iniquidad. ¡Ay de los que anexan una casa a otra casa, un terreno a otro terreno, hasta poseer todo lugar! ¿Acaso quieren todo el país para ustedes solos? Ha llegado a los oídos del Señor de los ejércitos, que muchas casas grandes y hermosas se quedarán en ruinas y sin que nadie las habite. Las viñas que rendían diez barriles de vino rendirán un solo barril; ¡diez sacos de semilla rendirán un solo saco de trigo! ¡Ay de los que madrugan para emborracharse! ¡Ay de los que se desvelan para encenderse con el vino! En sus banquetes tienen arpas, liras, tamboriles, flautas y vino, pero no toman en cuenta la obra del Señor ni se fijan en la obra de sus manos. Por eso mi pueblo fue llevado cautivo: por su falta de conocimiento. Sus mejores hombres murieron de hambre; sus multitudes murieron de sed. Por eso el sepulcro ensanchó su garganta, y abrió sus desmesuradas fauces. ¡Al sepulcro bajará su esplendorosa multitud, con sus fiestas y su algarabía! Ricos y pobres serán humillados; los de mirada altanera serán abatidos; pero el Señor de los ejércitos será exaltado con la justicia; el Dios Santo será santificado con la victoria. Los corderos serán apacentados como es la costumbre, pero gente extraña consumirá los desolados campos de los ricos. ¡Ay de los que atraen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado con correas de carreta! ¡Ay de los que dicen: «Que venga ya su obra y se dé prisa. Que se acerque y la veamos. Que venga el consejo del Santo de Israel, para que lo conozcamos»! ¡Ay de los que llaman bueno a lo malo, y malo a lo bueno! ¡Ay de los que convierten la luz en tinieblas, y las tinieblas en luz! ¡Ay de los que convierten lo amargo en dulce, y lo dulce en amargo! ¡Ay de los que se creen sabios! ¡Ay de los que se consideran muy inteligentes! ¡Ay de los valientes para beber vino, de los audaces para mezclar bebidas! ¡Ay de los que mediante el soborno justifican al malvado y despojan de sus derechos al hombre honrado! Por eso su raíz será como la podredumbre; por eso su flor se desvanecerá como el polvo, así como la llama del fuego consume el rastrojo y la lumbre devora la paja, porque despreciaron la enseñanza del Señor de los ejércitos y desdeñaron la palabra del Santo de Israel. Por eso se encendió el furor del Señor contra su pueblo; por eso su mano se extendió contra él para herirlo; por eso se estremecieron los montes y sus cadáveres fueron arrojados a las calles. Y a pesar de todo esto, su furor no se ha calmado; su mano sigue aún extendida. Agitará una bandera para llamar a naciones lejanas; con un silbido llamará a los que están en los confines de la tierra; y estos vendrán con gran rapidez. Nadie entre ellos se mostrará cansado, ninguno de ellos tropezará ni se caerá de sueño; ninguno de ellos vendrá a medio vestir, ni con las correas de sus sandalias rotas. Sus flechas ya estarán afiladas; todos sus arcos, bien tensados; los cascos de sus caballos parecerán pedernal; las ruedas de sus carros parecerán torbellinos. Rugirán como leones, como cachorros de león; rechinarán los dientes y atraparán a su presa, y se la llevarán a un lugar seguro, sin que nadie se la pueda arrebatar. Cuando llegue ese día, él bramará sobre ellos como brama el mar. Cuando mire hacia la tierra, solo verá angustiosas tinieblas, y en sus cielos la luz será oscuridad.

Isaías 5:1-30 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Voy a entonar en nombre de mi mejor amigo el canto dedicado a su viñedo. Mi amigo tenía un viñedo en un terreno muy fértil. Removió la tierra, la limpió de piedras y plantó cepas de la mejor calidad. En medio del sembrado levantó una torre y preparó también un lugar donde hacer el vino. Mi amigo esperaba del viñedo uvas dulces, pero las uvas que este dio fueron agrias. Ahora, habitantes de Jerusalén, gente de Judá, digan ustedes quién tiene la culpa, si mi viñedo o yo. ¿Había algo más que hacerle a mi viñedo? ¿Hay algo que yo no le haya hecho? Yo esperaba que diera uvas dulces, ¿por qué, entonces, dio uvas agrias? Pues bien, les voy a decir qué pienso hacer con mi viñedo: voy a quitarle la cerca, para que lo destruyan; voy a agrietarle el muro, para que lo pisoteen; voy a dejarlo abandonado. No lo podarán ni lo desyerbarán, y se llenará de espinos y maleza. Voy a ordenar a las nubes que no envíen su lluvia sobre él. El viñedo del Señor todopoderoso, su sembrado preferido, es el país de Israel, el pueblo de Judá. El Señor esperaba de ellos respeto a su ley, y solo encuentra asesinatos; esperaba justicia, y solo escucha gritos de dolor. ¡Ay de ustedes, que compran casas y más casas, que consiguen campos y más campos, hasta no dejar lugar a nadie más, y se instalan como si fueran los únicos en el país! El Señor todopoderoso me ha jurado: «Muchas casas serán destruidas; y por grandes y hermosas que sean, nadie las habitará. Tres hectáreas plantadas de uvas no rendirán más que un barrilito de vino. Diez costales de semilla solo rendirán uno de trigo.» ¡Ay de ustedes, que madrugan para emborracharse, y al calor del vino se quedan hasta la noche! Todo es música de arpas, salterios, tambores y flautas, y mucho vino en sus banquetes; pero no se fijan en lo que hace el Señor, no toman en cuenta sus obras. Por eso, por no querer entender, mi pueblo irá al destierro. Todo el pueblo, con sus jefes, morirá de hambre y de sed. Como una fiera, el sepulcro abre su boca sin medida, para tragarse al pueblo y a sus jefes, a esa gente que vive en juergas y diversiones. La gente quedará completamente humillada; los orgullosos tendrán que bajar los ojos. El Señor todopoderoso mostrará su grandeza en el juicio; el Dios Santo mostrará su santidad haciendo justicia. Las ciudades serán destruidas y en sus ruinas pastarán ovejas y cabras. ¡Ay de ustedes, que con mentiras arrastran la maldad, que arrastran el pecado como quien tira de un carro! Ustedes que dicen: «Que Dios haga pronto sus cosas, para que las veamos; que el Dios Santo de Israel cumpla de prisa sus planes, para que los conozcamos.» ¡Ay de ustedes, que llaman bueno a lo malo, y malo a lo bueno; que convierten la luz en oscuridad, y la oscuridad en luz; que convierten lo amargo en dulce, y lo dulce en amargo! ¡Ay de ustedes, que se creen sabios y se consideran inteligentes! ¡Ay de ustedes, que son campeones bebiendo vino, y nadie les gana en preparar licores! Ustedes, que por dinero declaran inocente al culpable y desconocen los derechos del inocente. Por eso, así como el fuego quema la paja y las llamas devoran las hojas secas, así también perecerán ustedes, como plantas que se pudren de raíz y cuyas flores se deshacen como el polvo. Porque despreciaron las enseñanzas y las órdenes del Señor todopoderoso, el Dios Santo de Israel. Por eso el Señor se enojó contra su pueblo y levantó la mano para castigarlo. Los montes se estremecieron, los cadáveres quedaron tirados como basura en las calles. Y sin embargo la ira del Señor no se ha calmado; él sigue amenazando todavía. El Señor levanta una bandera y a silbidos llama a una nación lejana; de lo más lejano de la tierra la hace venir. Viene en seguida, llega con gran rapidez; no hay entre ellos nadie débil ni cansado, nadie que no esté bien despierto, nadie que no tenga el cinturón bien ajustado, nadie que tenga rotas las correas de sus sandalias. Tienen las flechas bien agudas y todos sus arcos bien tensos. Los cascos de sus caballos son como dura piedra, y como un torbellino las ruedas de sus carros; su rugido es como el rugido de un león, que gruñe y agarra la presa, y se la lleva sin que nadie se la pueda quitar. Esa nación, al llegar el día señalado, rugirá, como el mar, contra Israel; y si alguien observa la tierra, la verá envuelta en tinieblas y oscurecida la luz por los nubarrones.

Isaías 5:1-30 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres. Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña. ¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres? Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada. Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella. Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor. ¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra? Ha llegado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos, que las muchas casas han de quedar asoladas, sin morador las grandes y hermosas. Y diez yugadas de viña producirán un bato, y un homer de semilla producirá un efa. ¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende! Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus manos. Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed. Por eso ensanchó su interior el Seol, y sin medida extendió su boca; y allá descenderá la gloria de ellos, y su multitud, y su fausto, y el que en él se regocijaba. Y el hombre será humillado, y el varón será abatido, y serán bajados los ojos de los altivos. Pero Jehová de los ejércitos será exaltado en juicio, y el Dios Santo será santificado con justicia. Y los corderos serán apacentados según su costumbre; y extraños devorarán los campos desolados de los ricos. ¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta, los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos! ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos! ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho! Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel. Por esta causa se encendió el furor de Jehová contra su pueblo, y extendió contra él su mano, y le hirió; y se estremecieron los montes, y sus cadáveres fueron arrojados en medio de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida. Alzará pendón a naciones lejanas, y silbará al que está en el extremo de la tierra; y he aquí que vendrá pronto y velozmente. No habrá entre ellos cansado, ni quien tropiece; ninguno se dormirá, ni le tomará sueño; a ninguno se le desatará el cinto de los lomos, ni se le romperá la correa de sus sandalias. Sus saetas estarán afiladas, y todos sus arcos entesados; los cascos de sus caballos parecerán como de pedernal, y las ruedas de sus carros como torbellino. Su rugido será como de león; rugirá a manera de leoncillo, crujirá los dientes, y arrebatará la presa; se la llevará con seguridad, y nadie se la quitará. Y bramará sobre él en aquel día como bramido del mar; entonces mirará hacia la tierra, y he aquí tinieblas de tribulación, y en sus cielos se oscurecerá la luz.

Isaías 5:1-30 La Biblia de las Américas (LBLA)

Cantaré ahora a mi amado, el canto de mi amado acerca de su viña. Mi bien amado tenía una viña en una fértil colina. La cavó por todas partes, quitó sus piedras, y la plantó de vides escogidas. Edificó una torre en medio de ella, y también excavó en ella un lagar; y esperaba que produjera uvas buenas, pero solo produjo uvas silvestres. ¶Y ahora, moradores de Jerusalén y hombres de Judá, juzgad entre mí y mi viña. ¿Qué más se puede hacer por mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Por qué, cuando esperaba que produjera uvas buenas, produjo uvas silvestres? Ahora pues, dejad que os diga lo que yo he de hacer a mi viña: quitaré su vallado y será consumida; derribaré su muro y será hollada. Y haré que quede desolada; no será podada ni labrada, y crecerán zarzas y espinos. También mandaré a las nubes que no derramen lluvia sobre ella. ¶Ciertamente, la viña del SEÑOR de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá su plantío delicioso. Él esperaba equidad, pero he aquí derramamiento de sangre; justicia, pero he aquí clamor. ¶¡Ay de los que juntáis casa con casa, y añadís campo a campo hasta que no queda sitio alguno, para habitar vosotros solos en medio de la tierra! A mis oídos el SEÑOR de los ejércitos ha jurado: Ciertamente muchas casas serán desoladas, grandes y hermosas, pero sin moradores. Porque diez yugadas de viña producirán solo un bato de vino, y un homer de semilla producirá solo un efa de grano. ¡Ay de los que se levantan muy de mañana para ir tras la bebida, de los que trasnochan para que el vino los encienda! En sus banquetes hay lira y arpa, pandero y flauta, y vino, y no contemplan las obras del SEÑOR, ni ven la obra de sus manos. ¶Por eso va cautivo mi pueblo por falta de discernimiento; sus notables están muertos de hambre y su multitud reseca de sed. Por tanto el Seol ha ensanchado su garganta y ha abierto sin medida su boca; y a él desciende el esplendor de Jerusalén, su multitud, su alboroto y el que se divertía en ella. El hombre común será humillado y el hombre de importancia abatido, y los ojos de los altivos serán abatidos. Pero el SEÑOR de los ejércitos será exaltado por su juicio, y el Dios santo se mostrará santo por su justicia. Entonces pacerán los corderos como en su pastizal, y en los lugares desolados de los ricos, forasteros comerán. ¶¡Ay de los que arrastran la iniquidad con cuerdas de falsedad y el pecado como con coyundas de carretas! Los que dicen: Que se dé prisa, que apresure su obra, para que la veamos; que se acerque y venga el propósito del Santo de Israel, para que lo sepamos. ¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios a sus propios ojos e inteligentes ante sí mismos! ¡Ay de los héroes para beber vino y valientes para mezclar bebidas, que justifican al impío por soborno y quitan al justo su derecho! ¶Por tanto, como consume el rastrojo la lengua de fuego, y la hierba seca cae ante la llama, su raíz como podredumbre se volverá y su flor como polvo será esparcida; porque desecharon la ley del SEÑOR de los ejércitos, y despreciaron la palabra del Santo de Israel. Por esta causa se ha encendido la ira del SEÑOR contra su pueblo, y ha extendido su mano contra ellos y los ha herido; los montes temblaron y sus cadáveres yacen como desecho en medio de las calles. Con todo esto, no se ha agotado su ira, y aún está extendida su mano. ¶Alzará estandarte a la nación lejana, y le silbará desde los confines de la tierra, y he aquí, vendrá muy pronto, con rapidez. En ella nadie está cansado ni nadie se tambalea, ninguno dormita ni duerme; a ninguno se le ha desatado el cinturón de la cintura, ni se le ha roto la correa de su sandalia. Sus flechas están afiladas y todos sus arcos entesados; los cascos de sus caballos son como pedernal y las ruedas de sus carros como torbellino. Su rugido es como de leona, ruge como leoncillos; gruñe y atrapa la presa, y se la lleva sin que nadie la libre. En aquel día gruñirá sobre ella como el bramido del mar. Si se mira hacia la tierra, he aquí, hay tinieblas y angustia; aun la luz es oscurecida por sus nubes.

Isaías 5:1-30 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Ahora cantaré para aquel a quien amo un canto acerca de su viña. Mi amado tenía una viña en una colina rica y fértil. Aró la tierra, le quitó las piedras y sembró en ella las mejores vides. En medio de su viña construyó una torre de vigilancia y talló un lagar en las rocas cercanas. Luego esperó una cosecha de uvas dulces, pero las uvas que crecieron eran amargas. Ahora ustedes, pueblo de Jerusalén y de Judá, juzguen entre mi viña y yo. ¿Qué más podría hacer por mi viña, que no haya hecho ya? ¿Por qué, cuando esperaba uvas dulces, mi viña me dio uvas amargas? Déjenme decirles ahora lo que haré con mi viña: echaré abajo sus cercos y dejaré que se destruya. Derrumbaré sus muros y dejaré que los animales la pisoteen. La convertiré en un lugar silvestre donde no se podan las vides ni se remueve la tierra, un lugar cubierto de cardos y espinos. Ordenaré a las nubes que no dejen caer la lluvia sobre ella. La nación de Israel es la viña del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales. El pueblo de Judá es su agradable huerto. Él esperaba una cosecha de justicia, pero, en cambio, encontró opresión. Esperaba encontrar rectitud, pero, en cambio, oyó gritos de violencia. ¡Qué aflicción para ustedes que se apropian de una casa tras otra y de un campo tras otro hasta que todos queden desalojados y ustedes vivan solos en la tierra! Pero yo he oído al SEÑOR de los Ejércitos Celestiales hacer un juramento solemne: «Muchas casas quedarán abandonadas; hasta mansiones hermosas estarán vacías. Cuatro hectáreas de viñedo no producirán ni veintiún litros de vino y diez canastas de semilla solo darán una canasta de grano». Qué aflicción para los que se levantan temprano por la mañana en busca de un trago de alcohol, y pasan largas noches bebiendo vino hasta tener una fuerte borrachera. Proveen vino y música hermosa para sus grandes fiestas —lira y arpa, pandereta y flauta— pero nunca piensan en el SEÑOR ni se dan cuenta de lo que él hace. Por lo tanto, mi pueblo irá al destierro muy lejos porque no me conoce. La gente importante y los que reciben honra se morirán de hambre, y la gente común morirá de sed. La tumba se relame de expectativa y abre bien grande la boca. Los importantes y los humildes, y la turba de borrachos, todos serán devorados. La humanidad será destruida y la gente derribada; hasta los arrogantes bajarán la mirada con humildad. Pero el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales será exaltado por su justicia; la santidad de Dios se demostrará por su rectitud. En aquel día, los corderos encontrarán buenos pastos, y entre las ruinas apacentarán las ovejas engordadas y los cabritos. ¡Qué aflicción para los que arrastran sus pecados con sogas hechas de mentiras, que arrastran detrás de sí la maldad como si fuera una carreta! Hasta se burlan de Dios diciendo: «¡Apresúrate, haz algo! Queremos ver lo que puedes hacer. Que el Santo de Israel lleve a cabo su plan, porque queremos saber qué es». ¡Qué aflicción para los que dicen que lo malo es bueno y lo bueno es malo, que la oscuridad es luz y la luz es oscuridad, que lo amargo es dulce y lo dulce es amargo! ¡Qué aflicción para los que se creen sabios en su propia opinión y se consideran muy inteligentes! ¡Qué aflicción para los que son campeones a la hora de beber vino y se jactan de la cantidad de alcohol que pueden tomar! Aceptan sobornos para dejar en libertad a los perversos, y castigan a los inocentes. Por lo tanto, así como las lenguas de fuego consumen los rastrojos, y la hierba seca se marchita y cae en medio de la llama, así las raíces de ellos se pudrirán y sus flores se marchitarán. Pues han rechazado la ley del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales; han despreciado la palabra del Santo de Israel. Por eso el enojo del SEÑOR arde contra su pueblo y ha levantado el puño para aplastarlo. Los montes tiemblan y los cadáveres de su pueblo están tirados por las calles como basura. Pero aun así, el enojo del SEÑOR no está satisfecho. ¡Su puño todavía está listo para asestar el golpe! Él enviará una señal a las naciones lejanas y llamará con un silbido a los que están en los confines de la tierra; ellos irán corriendo a Jerusalén. No se cansarán, ni tropezarán. No se detendrán para descansar ni para dormir. Nadie tendrá flojo el cinturón ni rotas las correas de ninguna sandalia. Sus flechas estarán afiladas y sus arcos listos para la batalla. De los cascos de sus caballos saltarán chispas, y las ruedas de sus carros de guerra girarán como un torbellino. Rugirán como leones, como los más fuertes entre los leones. Se lanzarán gruñendo sobre sus víctimas y se las llevarán, y no habrá nadie para rescatarlas. Rugirán sobre sus víctimas en aquel día de destrucción, como el rugido del mar. Si alguien extiende su mirada por toda la tierra, solo verá oscuridad y angustia; hasta la luz quedará oscurecida por las nubes.