Isaías 49:1-7
Isaías 49:1-7 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Escúchenme, costas lejanas, oigan esto, naciones distantes: El SEÑOR me llamó antes de que yo naciera, en el vientre de mi madre pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada y me escondió en la sombra de su mano; me convirtió en una flecha pulida y me escondió en su aljaba. Me dijo: «Israel, tú eres mi siervo; en ti seré glorificado». Y respondí: «En vano he trabajado; he gastado mis fuerzas sin provecho alguno. Pero mi justicia está en manos del SEÑOR; mi recompensa está con mi Dios». Y ahora dice el SEÑOR, que desde el seno materno me formó para que fuera yo su siervo, para hacer que Jacob se vuelva a él, que Israel se reúna a su alrededor; porque a los ojos del SEÑOR soy digno de honra y mi Dios ha sido mi fortaleza: «No es gran cosa que seas mi siervo, ni que restaures a las tribus de Jacob, ni que hagas volver a los de Israel, a quienes he preservado. Yo te pongo ahora como luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra». Así dice el SEÑOR, el Redentor y Santo de Israel, al despreciado y aborrecido por las naciones, al siervo de los gobernantes: «Los reyes te verán y se pondrán de pie, los príncipes te verán y se postrarán, por causa del SEÑOR, el Santo de Israel, que es fiel y te ha escogido».
Isaías 49:1-7 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Israel dijo: «¡Ustedes, pueblos de las costas más lejanas, óiganme y presten atención! »Yo soy el fiel servidor de Dios. Él pronunció mi nombre desde antes que yo existiera como pueblo. Dios hizo que mis palabras fueran poderosas como flechas, como espadas afiladas. Dios me protegió, me cuidó, y me dijo: “Tú eres mi fiel servidor; gracias a ti daré a conocer mi poder”. »Sin embargo, yo me dije: “He trabajado inútilmente; me he quedado sin fuerzas y no he logrado nada”. En realidad, lo que hago es gracias al poder de Dios, y ya él ha preparado mi recompensa. Dios me formó desde antes que naciera para que fuera yo su fiel servidor, y siempre estuviéramos unidos. Para Dios, yo valgo mucho; por eso él me fortalece». Dios le dijo a su fiel servidor: «Yo te he enviado para que reúnas a las tribus de Israel y las hagas volver a su patria. Aun esto es muy poco para ti. Por eso te pondré como una luz para las naciones, y haré que lleves la salvación hasta el último rincón del mundo». Dios, el Salvador y santo de Israel, le dijo al pueblo
Isaías 49:1-7 Reina Valera Contemporánea (RVC)
¡Escúchenme, costas y pueblos lejanos! El Señor me llamó desde el vientre de mi madre; tuvo en cuenta mi nombre desde antes de que yo naciera. Hizo de mi boca una espada aguda, y me cubrió con la sombra de su mano; hizo de mí una flecha bruñida, y me guardó en su aljaba. Y me dijo: «Israel, tú eres mi siervo. Tú serás para mí motivo de orgullo.» Pero yo dije: «De balde he trabajado. He gastado mis fuerzas sin ningún provecho. Pero el Señor me hará justicia; mi Dios me dará mi recompensa.» Pero ahora ha hablado el Señor, el que me formó desde el vientre para que fuera yo su siervo; para que reuniera a Jacob, para que hiciera a Israel volverse a él (así yo seré muy estimado a los ojos del Señor, y mi Dios será mi fuerza), y ha dicho: «Muy poca cosa es para mí que tú seas mi siervo, y que levantes las tribus de Jacob y restaures al remanente de Israel. Te he puesto también como luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta los confines de la tierra.» Así ha dicho el Señor, el Santo Redentor de Israel, al que es menospreciado, al que es odiado por las naciones, al siervo de los gobernantes: «Los reyes y los príncipes te verán y se levantarán, y se inclinarán ante el Señor, porque el Santo de Israel, que te ha escogido, es fiel.»
Isaías 49:1-7 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Óiganme, países del mar, préstenme atención, naciones lejanas: El Señor me llamó desde antes de que yo naciera; pronunció mi nombre cuando aún estaba yo en el seno de mi madre. Convirtió mi lengua en espada afilada, me escondió bajo el amparo de su mano, me convirtió en una flecha aguda y me guardó en su aljaba. Me dijo: «Israel, tú eres mi siervo, en ti me mostraré glorioso.» Y yo que había pensado: «He pasado trabajos en vano, he gastado mis fuerzas sin objeto, para nada.» En realidad mi causa está en manos del Señor, mi recompensa está en poder de mi Dios. He recibido honor delante del Señor mi Dios, pues él ha sido mi fuerza. El Señor, que me formó desde el seno de mi madre para que fuera su siervo, para hacer que Israel, el pueblo de Jacob, se vuelva y se una a él, dice así: «No basta que seas mi siervo solo para restablecer las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo haré que seas la luz de las naciones, para que lleves mi salvación hasta las partes más lejanas de la tierra.» El Señor, el redentor, el Dios Santo de Israel, dice al pueblo que ha sido totalmente despreciado, al que los otros pueblos aborrecen, al que ha sido esclavo de los tiranos: «Cuando los reyes y los príncipes te vean, se levantarán y se inclinarán delante de ti porque yo, el Señor, el Dios Santo de Israel, te elegí y cumplo mis promesas.»
Isaías 49:1-7 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Oídme, costas, y escuchad, pueblos lejanos. Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria. Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba; y me dijo: Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriaré. Pero yo dije: Por demás he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas; pero mi causa está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios. Ahora pues, dice Jehová, el que me formó desde el vientre para ser su siervo, para hacer volver a él a Jacob y para congregarle a Israel (porque estimado seré en los ojos de Jehová, y el Dios mío será mi fuerza); dice: Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra. Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al siervo de los tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió.
Isaías 49:1-7 La Biblia de las Américas (LBLA)
Escuchadme, islas, y atended, pueblos lejanos. El SEÑOR me llamó desde el seno materno, desde las entrañas de mi madre mencionó mi nombre. Ha hecho mi boca como espada afilada, en la sombra de su mano me ha escondido; me ha hecho también como saeta escogida, en su aljaba me ha escondido. Y me dijo: Tú eres mi siervo, Israel, en quien yo mostraré mi gloria. Y yo dije: En vano he trabajado, en vanidad y en nada he gastado mis fuerzas; pero mi derecho está en el SEÑOR, y mi recompensa con mi Dios. ¶Y ahora dice el SEÑOR (el que me formó desde el seno materno para ser su siervo, para hacer que Jacob vuelva a Él y que Israel se reúna con Él, porque honrado soy a los ojos del SEÑOR y mi Dios ha sido mi fortaleza), dice Él: Poca cosa es que tú seas mi siervo, para levantar las tribus de Jacob y para restaurar a los que quedaron de Israel; también te haré luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra. Así dice el SEÑOR, el Redentor de Israel, el Santo suyo, al despreciado, al aborrecido de la nación, al siervo de gobernantes: Lo verán reyes y se levantarán, príncipes, y se postrarán, a causa del SEÑOR que es fiel, del Santo de Israel que te ha escogido.
Isaías 49:1-7 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Escúchenme, todos ustedes en tierras lejanas; presten atención, ustedes que están muy lejos. El SEÑOR me llamó desde antes que naciera; desde el seno de mi madre me llamó por mi nombre. Hizo que mis palabras de juicio fueran tan filosas como una espada. Me ha escondido bajo la sombra de su mano. Soy como una flecha afilada en su aljaba. Él me dijo: «Israel, tú eres mi siervo y me traerás gloria». Yo respondí: «¡Pero mi labor parece tan inútil! He gastado mis fuerzas en vano, y sin ningún propósito. No obstante, lo dejo todo en manos del SEÑOR; confiaré en que Dios me recompense». Y ahora habla el SEÑOR, el que me formó en el seno de mi madre para que fuera su siervo, el que me encomendó que le trajera a Israel de regreso. El SEÑOR me ha honrado y mi Dios me ha dado fuerzas. Él dice: «Harás algo más que devolverme al pueblo de Israel. Yo te haré luz para los gentiles, y llevarás mi salvación a los confines de la tierra». El SEÑOR, el Redentor y Santo de Israel, le dice al que es despreciado y rechazado por las naciones, al que es el siervo de los gobernantes: «Los reyes se pondrán en posición de firmes cuando tú pases. Los príncipes se inclinarán hasta el suelo por causa del SEÑOR, el fiel, el Santo de Israel, que te ha escogido».