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Isaías 42:1-25

Isaías 42:1-25 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

»Este es mi siervo, a quien sostengo, mi escogido, en quien me deleito; sobre él he puesto mi Espíritu y llevará justicia a las naciones. No clamará, ni gritará, ni alzará su voz en las calles. No acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que apenas arde. Con fidelidad hará justicia; no vacilará ni se desanimará hasta implantar la justicia en la tierra. En su enseñanza las costas lejanas pondrán su esperanza». Así dice Dios el SEÑOR, el que creó y desplegó los cielos; el que expandió la tierra y todo lo que ella produce; el que da aliento al pueblo que la habita y vida a los que en ella se mueven: «Yo, el SEÑOR, te he llamado en justicia; te tomaré de la mano. Yo te preservaré, yo te constituiré como pacto para el pueblo, como luz para las naciones, para abrir los ojos de los ciegos, para librar de la cárcel a los presos y del calabozo a los que habitan en tinieblas. »Yo soy el SEÑOR; ¡ese es mi nombre! No entrego a otros mi gloria ni mi alabanza a los ídolos. Las cosas pasadas se han cumplido y ahora anuncio cosas nuevas; las anuncio antes que sucedan». SEÑOR Canten al SEÑOR un cántico nuevo, ustedes, que descienden al mar y todo lo que hay en él; canten su alabanza desde los confines de la tierra, ustedes, costas lejanas y sus habitantes. Que alcen la voz el desierto, sus ciudades, y los poblados donde Cedar habita. Que canten de alegría los habitantes de Selá y griten desde las cimas de las montañas. Den gloria al SEÑOR y proclamen su alabanza en las costas lejanas. El SEÑOR marchará como un campeón; como hombre de guerra despertará su celo. Con gritos y alaridos se lanzará al combate y triunfará sobre sus enemigos. «Por mucho tiempo he guardado silencio, he estado callado y me he contenido. Pero ahora voy a gritar como parturienta, voy a resollar y jadear al mismo tiempo. Devastaré montañas y colinas y consumiré toda su vegetación; convertiré los ríos en islas y secaré los estanques. Conduciré a los ciegos por caminos desconocidos, los guiaré por senderos inexplorados; ante ellos convertiré en luz las tinieblas, y allanaré los lugares escabrosos. Esto haré y no los abandonaré. Pero retrocederán llenos de vergüenza los que confían en las imágenes, los que dicen a las imágenes: “Ustedes son nuestros dioses”. »Sordos, ¡escuchen! Ciegos, ¡fíjense bien! ¿Quién es más ciego que mi siervo y más sordo que mi mensajero? ¿Quién es más ciego que mi enviado y más ciego que el siervo del SEÑOR? Tú has visto muchas cosas, pero no las has captado; tienes abiertos los oídos, pero no oyes nada». Agradó al SEÑOR, por amor a su justicia, hacer su ley grande y gloriosa. Pero este es un pueblo saqueado y despojado, todos atrapados en cuevas o encerrados en cárceles. Son saqueados y nadie los libra; son despojados sin que nadie reclame: ¡Devuélvanlos! ¿Quién de ustedes escuchará esto y prestará atención en el futuro? ¿Quién entregó a Jacob para el despojo, a Israel para el saqueo? ¿No es acaso el SEÑOR contra quien su pueblo ha pecado? No siguieron sus caminos ni obedecieron su Ley. Por eso él derramó sobre ellos su ardiente ira y el furor de la guerra. Los envolvió en llamas, pero no comprendieron; los consumió, pero no lo tomaron en serio.

Isaías 42:1-25 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Dios dijo: «¡Miren a mi elegido, al que he llamado a mi servicio! Él cuenta con mi apoyo; yo mismo lo elegí, y él me llena de alegría. »He puesto en él mi espíritu, y hará justicia entre las naciones. Mi fiel servidor no gritará, no levantará la voz, ni se le oirá en las calles. No les causará más daño a los que estén heridos, ni acabará de matar a los que estén agonizando. Al contrario, fortalecerá a los débiles y hará que reine la justicia. No tendrá un momento de descanso hasta que haya establecido la justicia en esta tierra. ¡Los países de las islas del mar esperan recibir sus enseñanzas!» Dios le dijo a su fiel servidor: «Yo soy Dios, yo soy el creador del cielo; yo soy quien formó la tierra y todo lo que en ella crece; yo soy quien da vida y aliento a los hombres y a las mujeres que habitan este mundo. »Yo soy el Dios único; yo te llamé y te tomé de la mano para que hagas justicia, para que seas ante mi pueblo señal de mi pacto con ellos, para que seas ante las naciones la luz que las ilumine. »Esto quiero de ti: que abras los ojos de los ciegos, que des libertad a los presos, y que hagas ver la luz a los que viven en tinieblas. »Yo soy el Dios todopoderoso. Ese es mi nombre. No permito que otros dioses reciban la honra y la alabanza que solo yo merezco recibir. Lo que antes anuncié ya se ha cumplido, y ahora les anuncio cosas nuevas que aún están por ocurrir». Isaías dijo: «Canten a Dios una canción nueva. ¡Que lo alaben los países más lejanos! ¡Que lo alaben el mar y todo lo que hay en él! ¡Que lo alaben las costas lejanas y todos sus habitantes! »¡Alégrense ustedes, ciudades del desierto! ¡Alégrense también ustedes, campamentos de la tribu de Quedar! ¡Canten de gozo ustedes, habitantes de Selá! ¡Hagan oír su canto desde la cumbre de los montes! ¡Den gloria a Dios y alábenlo en todas partes! Dios saldrá marchando con toda la furia de un guerrero: ¡lanzará un grito de guerra y derrotará a sus enemigos!» Dios dijo: «Yo estuve callado durante mucho tiempo; he guardado silencio y no he dicho nada; pero ahora voy a gritar: voy a gemir como una mujer a punto de tener un hijo. Voy a acabar con montañas y cerros; voy a secar todas sus plantas; voy a convertir sus ríos en lugares desiertos, y a dejar sin agua las lagunas. Llevaré a los ciegos por caminos que nunca antes conocieron; los guiaré por senderos que nunca antes transitaron, y convertiré en luz sus tinieblas. Convertiré los caminos rocosos en sendas totalmente llanas. Todo esto voy a hacerlo porque no he abandonado a mi pueblo. »Esos que confían en los ídolos, esos que adoran a las estatuas, se alejarán de ellos llenos de vergüenza». Isaías dijo: «¡Sordos, escuchen! ¡Ciegos, miren con atención! Israel está al servicio de Dios; él lo eligió como su mensajero; ¡pero no hay otro pueblo más ciego ni más sordo que el pueblo de Israel! Ha visto muchas cosas, pero no ha prestado atención; tiene abiertos los oídos, pero no ha escuchado nada. »Dios es un Dios que salva, y quiso que su enseñanza fuera maravillosa. Pero Israel es un pueblo que todo lo ha perdido; sus enemigos le han quitado todo lo que tenía; unos se esconden en cuevas y otros son hechos prisioneros, ¡y no hay nadie que los libre! A pesar de todo esto, Israel no quiere obedecer. »Dios permitió que Israel fuera vencido y secuestrado. Israel pecó contra Dios; no quiso andar por el camino que Dios le había señalado, ni quiso obedecer sus enseñanzas. Por eso Dios se enojó con ellos, los hizo entrar en guerra y con fuego los castigó. ¡Pero ni así lo obedecieron!»

Isaías 42:1-25 Reina Valera Contemporánea (RVC)

»¡Aquí está mi siervo, mi escogido, en quien me complazco! Yo lo sostengo; sobre él reposa mi espíritu. Él traerá la justicia a las naciones. No gritará ni levantará la voz; no se hará oír en las calles. No hará pedazos la caña quebrada, ni apagará la mecha humeante. Traerá la justicia por medio de la verdad. No se cansará ni se fatigará hasta que haya establecido la justicia en la tierra; las costas esperarán sus enseñanzas.» Así dice Dios el Señor, el que ha creado los cielos y los despliega, el que extiende la tierra y lo que ella produce; el que infunde su aliento en el pueblo que la habita y da de su espíritu a quienes la recorren: «Yo soy el Señor. Yo te he llamado en el momento justo, y te sostendré por la mano; yo te protegeré, y tú serás mi pacto con el pueblo y una luz para las naciones. Quiero que abras los ojos de los ciegos, que saques de la cárcel a los presos, y de sus calabozos a los que viven en tinieblas. Yo soy el Señor. Este es mi nombre, y no daré a otro mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. Como pueden ver, los primeros acontecimientos se han cumplido, y ahora les anuncio nuevos acontecimientos; yo se los hago saber antes de que ocurran.» ¡Canten al Señor un cántico nuevo! ¡Que lo alaben desde los extremos de la tierra todos los que se hacen a la mar, y todo lo que hay en sus aguas; todas las costas y sus habitantes! ¡Que eleven su voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar! ¡Que canten los habitantes de Sela! ¡Que lancen gritos de júbilo desde la cumbre de los montes! ¡Que se glorifique al Señor! ¡Que se anuncien en las costas sus loores! El Señor se levanta como un gigante; despierta enojo, como un guerrero. Grita y deja oír su voz; ¡arremete con fuerza contra sus enemigos! «Desde hace mucho tiempo me he callado. He guardado silencio; me he contenido. Pero ahora voy a gritar como una parturienta; a un mismo tiempo voy a gruñir y jadear. Haré un desierto de los montes y las colinas; secaré toda su hierba. Convertiré los ríos en islas, y dejaré secos los manantiales. Llevaré a los ciegos por caminos que nunca conocieron; les haré recorrer sendas para ellos desconocidas. A su paso cambiaré en luz las tinieblas, y allanaré los caminos torcidos. Todo esto haré por ellos, y no los desampararé; pero emprenderán la huida en completa vergüenza los que confían en los ídolos, los que dicen a las imágenes fundidas: “Ustedes son nuestros dioses.” »Ustedes los sordos, oigan; y ustedes los ciegos, abran los ojos y vean: ¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo como el mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi escogido, como el siervo del Señor? Mi siervo ve muchas cosas, pero no las mira; abre los oídos, pero no oye nada.» El Señor es justo, y por eso quiso honrar y engrandecer sus enseñanzas; pero este es un pueblo saqueado y pisoteado; todos ellos se esconden en cavernas y se refugian en las cárceles; son expuestos al despojo, y no hay quien los libre; se les despoja, y no hay quien los defienda. ¿Quién de ustedes prestará oído a esto? ¿Quién pondrá atención para escuchar lo que está por venir? ¿Quién dio a Jacob como botín? ¿Quién entregó a Israel a los saqueadores? ¡Fue el Señor mismo, contra quien pecamos, pues no quisimos andar en sus caminos ni prestamos atención a sus enseñanzas! Por eso él derramó sobre nosotros el ardor de su ira y el furor de la batalla; por eso nos envolvió en fuego y nos consumió. Pero nosotros no entendimos; no quisimos hacer caso.

Isaías 42:1-25 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

»Aquí está mi siervo, a quien sostengo, mi elegido, en quien me deleito. He puesto en él mi espíritu para que traiga la justicia a todas las naciones. No gritará, no levantará la voz, no hará oír su voz en las calles, no acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Verdaderamente traerá la justicia. No descansará ni su ánimo se quebrará, hasta que establezca la justicia en la tierra. Los países del mar estarán atentos a sus enseñanzas.» Dios, el Señor, que creó el cielo y lo extendió, que formó la tierra y lo que crece en ella, que da vida y aliento a los hombres que la habitan, dice a su siervo: «Yo, el Señor, te llamé y te tomé por la mano, para que seas instrumento de salvación; yo te formé, pues quiero que seas señal de mi alianza con el pueblo, luz de las naciones. Quiero que des vista a los ciegos y saques a los presos de la cárcel, del calabozo donde viven en la oscuridad. Yo soy el Señor, ese es mi nombre, y no permitiré que den mi gloria a ningún otro ni que honren a los ídolos en vez de a mí. Miren cómo se cumplió todo lo que antes anuncié, y ahora voy a anunciar cosas nuevas; se las hago saber a ustedes antes que aparezcan.» Canten al Señor un canto nuevo; desde lo más lejano de la tierra alábenle quienes navegan por el mar y los animales que viven en él, los países del mar y sus habitantes. Que se alegren el desierto y sus ciudades y los campamentos de la tribu de Quedar. Que canten de gozo los habitantes de Selá; que alcen la voz desde las cumbres de los montes. Que den gloria al Señor y proclamen su alabanza en los países del mar. El Señor saldrá como un héroe y luchará con ardor como un guerrero; alzará la voz, dará el grito de batalla y derrotará a sus enemigos. El Señor dice: «Por mucho tiempo me quedé callado, guardé silencio y me contuve; pero ahora voy a gritar como mujer de parto, gimiendo y suspirando. Voy a destruir montañas y colinas, y a dejar seca toda su vegetación; voy a convertir los ríos en desiertos y a dejar secas las lagunas. Llevaré a los ciegos por caminos y senderos que no conocían. Convertiré la oscuridad en luz delante de ellos, y en terreno llano los lugares quebrados. Estas cosas las haré sin falta. Los que confían en un ídolo, los que a unas estatuas dicen: “Ustedes son nuestros dioses”, se alejarán avergonzados. »Sordos, escuchen; ciegos, fíjense y vean. Nadie hay tan ciego ni tan sordo como mi siervo, mi enviado, nadie tan ciego ni tan sordo como mi mensajero, el siervo del Señor. Ha visto muchas cosas, pero no se fija en ellas; puede oír, pero no escucha nada. El Señor, por ser un Dios que salva, quiso hacer grande y gloriosa su enseñanza; pero a este pueblo lo roban y saquean, a todos los han hecho caer presos, los han encerrado en calabozos; se apoderan de ellos, y no hay quien los libre; los secuestran, y no hay quien los rescate.» ¿Pero quién de ustedes hace caso de esto? ¿Quién está dispuesto a escuchar lo que va a suceder? ¿Quién permitió que Israel, el pueblo de Jacob, fuera conquistado y secuestrado? ¿No es verdad que fue el Señor? Ellos pecaron contra él, no quisieron seguir por el camino que él les había señalado, ni obedecieron su enseñanza. Por eso se enojó con ellos y los castigó con una guerra violenta que los hizo arder en llamas; mas ni aun así quisieron entender.

Isaías 42:1-25 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley. Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan: Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas. Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias. Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar, y cuanto hay en él, las costas y los moradores de ellas. Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar; canten los moradores de Sela, y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo. Den gloria a Jehová, y anuncien sus loores en las costas. Jehová saldrá como gigante, y como hombre de guerra despertará celo; gritará, voceará, se esforzará sobre sus enemigos. Desde el siglo he callado, he guardado silencio, y me he detenido; daré voces como la que está de parto; asolaré y devoraré juntamente. Convertiré en soledad montes y collados, haré secar toda su hierba; los ríos tornaré en islas, y secaré los estanques. Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé. Serán vueltos atrás y en extremo confundidos los que confían en ídolos, y dicen a las imágenes de fundición: Vosotros sois nuestros dioses. Sordos, oíd, y vosotros, ciegos, mirad para ver. ¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi escogido, y ciego como el siervo de Jehová, que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye? Jehová se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla. Mas este es pueblo saqueado y pisoteado, todos ellos atrapados en cavernas y escondidos en cárceles; son puestos para despojo, y no hay quien libre; despojados, y no hay quien diga: Restituid. ¿Quién de vosotros oirá esto? ¿Quién atenderá y escuchará respecto al porvenir? ¿Quién dio a Jacob en botín, y entregó a Israel a saqueadores? ¿No fue Jehová, contra quien pecamos? No quisieron andar en sus caminos, ni oyeron su ley. Por tanto, derramó sobre él el ardor de su ira, y fuerza de guerra; le puso fuego por todas partes, pero no entendió; y le consumió, mas no hizo caso.

Isaías 42:1-25 La Biblia de las Américas (LBLA)

He aquí mi Siervo, a quien yo sostengo, mi escogido, en quien mi alma se complace. He puesto mi Espíritu sobre Él; Él traerá justicia a las naciones. No clamará ni alzará su voz, ni hará oír su voz en la calle. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pabilo mortecino; con fidelidad traerá justicia. No se desanimará ni desfallecerá hasta que haya establecido en la tierra la justicia, y su ley esperarán las costas. ¶Así dice Dios el SEÑOR, que crea los cielos y los extiende, que afirma la tierra y lo que de ella brota, que da aliento al pueblo que hay en ella, y espíritu a los que por ella andan: Yo soy el SEÑOR, en justicia te he llamado; te sostendré por la mano y por ti velaré, y te pondré como pacto para el pueblo, como luz para las naciones, para que abras los ojos a los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de la prisión a los que moran en tinieblas. Yo soy el SEÑOR, ese es mi nombre; mi gloria a otro no daré, ni mi alabanza a imágenes talladas. He aquí, las cosas anteriores se han cumplido, y yo anuncio cosas nuevas; antes que sucedan, os las anuncio. ¶Cantad al SEÑOR un cántico nuevo, cantad su alabanza desde los confines de la tierra, los que descendéis al mar y cuanto hay en él, las islas y sus moradores. Levanten la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar. Canten de júbilo los habitantes de Sela, desde las cimas de los montes griten de alegría. Den gloria al SEÑOR, y proclamen en las costas su alabanza. El SEÑOR como guerrero saldrá, como hombre de guerra despertará su celo; gritará, sí, lanzará un grito de guerra, contra sus enemigos prevalecerá. ¶Por mucho tiempo he guardado silencio, he estado callado y me he contenido. Pero ahora grito como mujer de parto, resuello y jadeo a la vez. Asolaré montes y collados, y secaré toda su vegetación; convertiré los ríos en islas, y las lagunas secaré. Conduciré a los ciegos por un camino que no conocen, por sendas que no conocen los guiaré; cambiaré delante de ellos las tinieblas en luz y lo escabroso en llanura. Estas cosas haré, y no las dejaré sin hacer. Serán vueltos atrás y completamente avergonzados, los que confían en ídolos, los que dicen a las imágenes fundidas: Vosotros sois nuestros dioses. ¶Sordos, oíd; ciegos, mirad y ved. ¿Quién es ciego sino mi siervo, tan sordo como el mensajero a quien envío? ¿Quién es tan ciego como el que está en paz conmigo, tan ciego como el siervo del SEÑOR? Tú has visto muchas cosas, pero no las observas; los oídos están abiertos, pero nadie oye. El SEÑOR se complació por causa de su justicia en hacer la ley grande y gloriosa. Mas este es un pueblo saqueado y despojado, todos atrapados en cuevas, o escondidos en prisiones; se han convertido en presa sin que nadie los libre y en despojo sin que nadie diga: Devuélvelos. ¶¿Quién de vosotros prestará oído a esto? ¿Quién pondrá atención y escuchará en el futuro? ¿Quién entregó a Jacob al despojo, y a Israel a los saqueadores? ¿No fue el SEÑOR, contra quien pecamos? En sus caminos no quisieron andar, ni obedecieron su ley. Por eso derramó sobre él el ardor de su ira y la violencia de la batalla; le prendió fuego por todos lados, pero él no se dio cuenta; lo consumió, pero él no hizo caso.

Isaías 42:1-25 Nueva Traducción Viviente (NTV)

»Miren a mi siervo, al que yo fortalezco; él es mi elegido, quien me complace. He puesto mi Espíritu sobre él; él hará justicia a las naciones. No gritará ni levantará su voz en público. No aplastará a la caña más débil, ni apagará una vela que titila. Les hará justicia a todos los agraviados. No vacilará ni se desalentará hasta que prevalezca la justicia en toda la tierra. Aun las tierras lejanas más allá del mar esperarán sus instrucciones». Dios, el SEÑOR, creó los cielos y los extendió; creó la tierra y todo lo que hay en ella. Él es quien da aliento a cada uno y vida a todos los que caminan sobre la tierra. Y es él quien dice: «Yo, el SEÑOR, te he llamado para manifestar mi justicia. Te tomaré de la mano y te protegeré, y te daré a mi pueblo, los israelitas, como símbolo de mi pacto con ellos. Y serás una luz para guiar a las naciones. Abrirás los ojos de los ciegos; pondrás a los cautivos en libertad, soltando a los que están en calabozos oscuros. »¡Yo soy el SEÑOR; ese es mi nombre! No le daré mi gloria a nadie más, ni compartiré mi alabanza con ídolos tallados. Todo cuanto profeticé se ha hecho realidad, y ahora profetizaré de nuevo; les diré el futuro antes de que suceda». SEÑOR ¡Canten al SEÑOR un nuevo cántico! ¡Canten sus alabanzas desde los confines de la tierra! Canten, ustedes que navegan los mares, los que viven en las costas lejanas. Únanse al coro, ciudades del desierto; que las aldeas de Cedar se alegren. Que el pueblo de Sela cante de alegría; que grite alabanzas desde las cumbres de los montes. Que el mundo entero glorifique al SEÑOR; que cante su alabanza. El SEÑOR marchará como un héroe poderoso; saldrá como guerrero lleno de furia. Lanzará su grito de batalla y aplastará a todos sus enemigos. Dirá: «He guardado silencio por mucho tiempo; sí, me he contenido. Pero ahora, como una mujer que da a luz, gritaré, gemiré y jadearé. Allanaré los montes y las colinas y arruinaré toda su vegetación. Convertiré los ríos en tierra seca y secaré todas las lagunas. Guiaré al ciego Israel por una senda nueva, llevándolo por un camino desconocido. Iluminaré las tinieblas a su paso y allanaré el camino delante de ellos. Ciertamente yo haré estas cosas; no los abandonaré. Pero los que confían en ídolos, los que dicen: “Ustedes son nuestros dioses”, se alejarán avergonzados. »¡Escuchen ustedes, sordos! ¡Miren y vean, ciegos! ¿Quién es tan ciego como mi propio pueblo, mi siervo? ¿Quién es tan sordo como mi mensajero? ¿Quién es tan ciego como mi pueblo elegido, el siervo del SEÑOR? Ustedes ven y reconocen lo que es correcto, pero se niegan a hacerlo. Escuchan con sus oídos, pero en realidad no prestan atención». Debido a que el SEÑOR es justo, él ha exaltado su ley gloriosa; pero a su pueblo lo han robado y saqueado, lo han esclavizado, metido en prisión y atrapado. Es blanco fácil para cualquiera, y no tiene a nadie que lo proteja, a nadie que lo lleve de regreso a casa. ¿Quién escuchará estas lecciones del pasado y verá la ruina que le espera en el futuro? ¿Quién permitió que robaran e hirieran a Israel? Fue el SEÑOR, contra quien pecamos, porque los israelitas no quisieron andar por su camino, ni quisieron obedecer su ley. Por lo tanto, él derramó su furia sobre ellos y los destruyó en batalla. Las llamas los envolvieron, pero aun así se negaron a entender. El fuego los consumió, pero no aprendieron su lección.