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Isaías 26:10-21

Isaías 26:10-21 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Aunque al malvado se le tenga compasión, no aprende lo que es justicia; en tierra de rectitud actúa con iniquidad y no reconoce la majestad del SEÑOR. Levantada está, SEÑOR, tu mano, pero ellos no la ven. ¡Que vean tu celo por el pueblo y sean avergonzados; que sean consumidos por el fuego destinado a tus enemigos! SEÑOR, tú estableces la paz en favor nuestro, porque tú eres quien realiza todas nuestras obras. SEÑOR y Dios nuestro, otros señores nos han gobernado, pero solo a tu nombre damos honra. Ya están muertos y no revivirán; ya son sombras y no se levantarán. Tú los has castigado y destruido; has hecho que perezca su memoria. Tú, SEÑOR, has engrandecido a la nación; la has engrandecido y te has glorificado; has extendido las fronteras de todo el país. SEÑOR, en la angustia te buscaron; apenas lograban susurrar una oración cuando tú los corregías. SEÑOR, nosotros estuvimos ante ti como cuando una mujer embarazada se retuerce y grita de dolor al momento de dar a luz. Concebimos, nos retorcimos, pero dimos a luz tan solo viento. No trajimos salvación a la tierra ni nacieron los habitantes del mundo. Pero tus muertos vivirán; sus cadáveres volverán a la vida. ¡Despierten y griten de alegría, moradores del polvo! Porque tu rocío es como el rocío de la mañana y la tierra devolverá sus muertos. ¡Anda, pueblo mío, entra en tus habitaciones y cierra tus puertas tras de ti; escóndete por un momento, hasta que pase la ira! ¡Estén alerta! El SEÑOR va a salir de su morada para castigar la maldad de los habitantes de la tierra. La tierra pondrá al descubierto la sangre derramada; ya no ocultará a sus muertos.

Isaías 26:10-21 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Pero no se aprende a hacer justicia cuando se muestra piedad al malvado. Surge la maldad en el país de la rectitud, y deja de verse la majestad del Señor. Señor, tú has levantado la mano, pero tus enemigos no la ven; ¡haz que la vean y que se avergüencen los que envidian a tu pueblo! ¡haz que el fuego los consuma! Tú, Señor, nos harás vivir en paz, porque tú nos has ayudado a realizar todas nuestras obras. Dios y Señor nuestro, otros señores han querido dominarnos, pero nosotros solo invocamos tu nombre. Ellos están muertos; no tienen vida. Murieron, y no volverán a vivir, porque tú los castigaste y borraste su recuerdo; pero a tu pueblo, Señor, lo aumentaste, y te cubriste de gloria al ensanchar todos los confines de la tierra. Señor, en nuestra angustia te buscamos, y clamamos a ti cuando nos castigaste. Señor, ante ti hemos clamado con dolor, con los gemidos de una parturienta cuando está a punto de dar a luz. Concebimos, tuvimos dolores de parto, ¡pero no dimos a luz más que viento! No dimos a la tierra ninguna liberación, ni le nacieron habitantes al mundo. Pero tus muertos vivirán; sus cadáveres volverán a la vida. Los que ahora habitan en el polvo se despertarán y cantarán de alegría, porque tú eres como un rocío de luces, y la tierra dará a luz a sus muertos. ¡Vamos, pueblo mío, entra en tu aposento y cierra tras de ti la puerta! ¡Escóndete por un breve instante, hasta que haya pasado la indignación! Porque el Señor sale ya de su santuario, para castigar a los que habitan la tierra por su maldad contra él. La tierra mostrará la sangre que ha sido derramada sobre ella, y no volverá a ocultar a los que en ella han sido asesinados.

Isaías 26:10-21 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Aunque tengas compasión de los malos, ellos no aprenderán a ser rectos; son perversos en tierra de gente honrada y no tienen en cuenta la grandeza del Señor. Señor, tienes el castigo preparado, pero ellos no quieren darse cuenta; cuando vean tu ardiente amor por tu pueblo, quedarán en ridículo. ¡Ojalá que el fuego de tu ira los devore! Señor, tú nos concedes bienestar; eres tú, en verdad, quien realizas todas nuestras obras. Señor y Dios nuestro, otros señores han sido nuestros amos, pero solo a ti te reconocemos por Señor. Ellos están muertos, no volverán a vivir; no son más que sombras, y no volverán a levantarse; pues los has castigado, los has destruido, has acabado con todo recuerdo de ellos. Tú hiciste crecer la nación, Señor; la hiciste crecer para gloria tuya, extendiste todas las fronteras del país. En la aflicción te buscamos, Señor, cuando nos corriges con un simple murmullo. Delante de ti estábamos, Señor, como cuando a una mujer encinta se le acerca el momento del parto y se retuerce y grita de dolor. Concebimos, sentimos los dolores del parto y dimos a luz, pero no era más que viento. No hemos traído la salvación al país, ni va a nacer gente que pueble el mundo. Pero tus muertos sí volverán a vivir, sus cadáveres resucitarán. Los que duermen en la tierra se despertarán y darán gritos de alegría. Porque tú envías tu luz como rocío y los muertos volverán a nacer de la tierra. Ve, pueblo mío, entra en tu casa y cierra las puertas detrás de ti. Escóndete un poco, hasta que pase la ira del Señor. Porque el Señor va a salir de su palacio para castigar por sus pecados a los habitantes de la tierra, y la tierra no ocultará más sus víctimas sino que dejará ver los crímenes cometidos en ella.

Isaías 26:10-21 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará a la majestad de Jehová. Jehová, tu mano está alzada, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá. Jehová, tú nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras. Jehová Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre. Muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo. Aumentaste el pueblo, oh Jehová, aumentaste el pueblo; te hiciste glorioso; ensanchaste todos los confines de la tierra. Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los castigaste. Como la mujer encinta cuando se acerca el alumbramiento gime y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová. Concebimos, tuvimos dolores de parto, dimos a luz viento; ninguna liberación hicimos en la tierra, ni cayeron los moradores del mundo. Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos. Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.

Isaías 26:10-21 La Biblia de las Américas (LBLA)

Aunque se le muestre piedad al impío, no aprende justicia; obra injustamente en tierra de rectitud, y no ve la majestad del SEÑOR. Oh SEÑOR, alzada está tu mano, mas ellos no la ven. Que vean tu celo por el pueblo y se avergüencen; ciertamente el fuego devorará a tus enemigos. SEÑOR, tú establecerás paz para nosotros, ya que también todas nuestras obras tú las hiciste por nosotros. Oh SEÑOR, Dios nuestro, otros señores fuera de ti nos han gobernado; pero en ti solo confesamos tu nombre. Los muertos no vivirán, los espíritus no se levantarán, pues los castigaste y destruiste, y has borrado todo recuerdo de ellos. Has aumentado la nación, oh SEÑOR, has aumentado la nación, te has glorificado, has ensanchado todos los límites de la tierra. Oh SEÑOR, en la angustia te buscaron; apenas susurraban una oración, cuando tu castigo estaba sobre ellos. Como la mujer encinta, al acercarse el momento de dar a luz, se retuerce y grita en sus dolores de parto, así éramos nosotros delante de ti, oh SEÑOR. Estábamos encinta, nos retorcíamos en los dolores, dimos a luz, al parecer, solo viento. No logramos liberación para la tierra, ni nacieron habitantes del mundo. Tus muertos vivirán, sus cadáveres se levantarán. ¡Moradores del polvo, despertad y dad gritos de júbilo!, porque tu rocío es como el rocío del alba, y la tierra dará a luz a los espíritus. Ven, pueblo mío, entra en tus aposentos y cierra tras ti tus puertas; escóndete por corto tiempo hasta que pase la indignación. Porque he aquí, el SEÑOR va a salir de su lugar para castigar la iniquidad de los habitantes de la tierra, y la tierra pondrá de manifiesto su sangre derramada y no ocultará más a sus asesinados.

Isaías 26:10-21 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Tu bondad con los malvados no los lleva a hacer el bien. Aunque otros hagan el bien, los malvados siguen haciendo el mal y no les importa la majestad del SEÑOR. Oh SEÑOR, ellos no prestan ninguna atención a tu puño levantado. Demuéstrales tu fervor por defender a tu pueblo; entonces quedarán avergonzados. Que tu fuego consuma a tus enemigos. SEÑOR, tú nos concederás la paz; en realidad, todo lo que hemos logrado viene de ti. Oh SEÑOR, Dios nuestro, otros nos han gobernado, pero tú eres el único a quien adoramos. Aquellos a quienes servimos antes, están muertos y bajo tierra; ¡sus espíritus difuntos nunca volverán! Tú los atacaste y los destruiste, y hace tiempo que pasaron al olvido. Oh SEÑOR, tú hiciste grande nuestra nación; así es, tú nos hiciste grandes. Tú extendiste nuestras fronteras, ¡y te damos toda la gloria! SEÑOR, en nuestra angustia te hemos buscado; bajo la carga de tu disciplina hemos orado. Como la mujer embarazada se retuerce y grita de dolor mientras da a luz, así estábamos en tu presencia, SEÑOR. También nosotros nos retorcemos de agonía, pero nuestros sufrimientos no resultan en nada. No le hemos dado salvación a la tierra, ni le trajimos vida al mundo. Pero los que mueren en el SEÑOR vivirán; ¡sus cuerpos se levantarán otra vez! Los que duermen en la tierra se levantarán y cantarán de alegría. Pues tu luz que da vida descenderá como el rocío sobre tu pueblo, en el lugar de los muertos. Ve a tu casa, pueblo mío, ¡y pon cerrojo a tus puertas! Escóndete por un breve tiempo, hasta que haya pasado el enojo del SEÑOR. ¡Miren! El SEÑOR viene del cielo para castigar a la gente de la tierra por sus pecados. La tierra no seguirá escondiendo a los asesinados; los sacará a la vista de todos.

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