Isaías 13:1-18
Isaías 13:1-18 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Dios le mostró a Isaías lo que haría contra Babilonia, y él se lo comunicó al pueblo: «¡Den la señal de ataque sobre un monte desierto! ¡Manden a los soldados al combate! ¡Den la orden de que avancen por los portones de Babilonia, y que ataquen a sus jefes! »Dios ha llamado a sus valientes para castigar a los babilonios. Dios llamó a sus mejores guerreros, y estos se alegran con su triunfo. »En los montes se oyen los gritos de una gran multitud; se escucha el movimiento de naciones, de pueblos que se están reuniendo. El Dios todopoderoso prepara a su ejército; sus tropas han venido de muy lejos, ¡ya están listas para el combate! »Dios está muy enojado; por eso ha enviado sus tropas para destruir a Babilonia. »Comiencen a llorar, babilonios, porque el día de su destrucción se acerca. El Dios todopoderoso los atacará. Todos ustedes se quedarán sin fuerzas, perderán el valor, y se llenarán de miedo. Se retorcerán de dolor, como si fueran a tener un hijo. Se mirarán asombrados y en la cara se les verá el terror. »¡Ya llega el día de la destrucción! Dios está tan enojado, que cuando llegue ese día dejará la tierra hecha un desierto y acabará con todos los pecadores. Ese día el sol se apagará, la luna dejará de brillar y las estrellas no darán su luz. »El Dios todopoderoso dice: “¡Estoy muy enojado y furioso! Haré que tiemblen el cielo y la tierra, castigaré a los malvados, y humillaré a los orgullosos. Cuando acabe con ellos, será más difícil encontrar un babilonio con vida que una aguja en un pajar. ”La gente de otros países que ese día esté en Babilonia huirá a su país como gacela espantada, correrá asustada como oveja sin pastor. Mi ejército no tomará prisioneros, y nadie quedará con vida. Las casas serán robadas, las mujeres serán violadas, y los niños, ¡estrellados contra el suelo! ”Yo haré que Persia ataque a Babilonia, y no lo hará por dinero. Derribará a los jóvenes con sus flechas, y no tendrá compasión de los niños ni de los recién nacidos.
Isaías 13:1-18 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Profecía contra Babilonia que recibió Isaías, hijo de Amoz: Sobre un monte alto agiten la bandera; llámenlos a gritos; háganles señales con la mano para que entren por las puertas de los nobles. Ya he dado orden a mis consagrados; he reclutado a mis guerreros, a los que se alegran de mi triunfo, para que ejecuten mi ira. ¡Escuchen! Se oye tumulto en las montañas, como el de una gran multitud. ¡Escuchen! Se oye un estruendo de reinos, de naciones que se han reunido. El SEÑOR de los Ejércitos pasa revista a un ejército para la batalla. Vienen de tierras lejanas, de los confines de los cielos. Viene el SEÑOR con las armas de su ira para destruir toda la tierra. ¡Giman, que el día del SEÑOR está cerca! Llega de parte del Todopoderoso como una devastación. Por eso todas las manos desfallecen, todo el mundo pierde el ánimo. Quedan todos aterrados; dolores y angustias los atrapan: ¡se retuercen de dolor, como si estuvieran de parto! Espantados, se miran unos a otros; ¡tienen el rostro encendido! ¡Miren! ¡Ya viene el día del SEÑOR —día cruel, de furor y ardiente ira—; dejará la tierra devastada y exterminará en ella a los pecadores! Las estrellas y las constelaciones del cielo dejarán de irradiar su luz; se oscurecerá el sol al salir y no brillará más la luna. Castigaré por su maldad al mundo y por su iniquidad a los malvados. Pondré fin a la soberbia de los arrogantes y humillaré el orgullo de los violentos. Voy a hacer que haya menos gente que oro fino, menos mortales que oro de Ofir. Por eso haré que tiemble el cielo y que la tierra se mueva de su sitio, por el furor del SEÑOR de los Ejércitos, en el día de su ardiente ira. Como gacela acosada, como rebaño sin pastor, cada uno se volverá a su propio pueblo, cada cual huirá a su propia tierra. Al que atrapen lo traspasarán; el que caiga preso morirá a filo de espada. Ante sus propios ojos estrellarán a sus pequeños, saquearán sus casas y violarán a sus mujeres. ¡Miren! Yo incito contra ellos a los medos, pueblo al que no le importa la plata ni se deleita en el oro. Con sus arcos traspasarán a los jóvenes; no se apiadarán del fruto del vientre ni tendrán compasión de los niños.
Isaías 13:1-18 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Profecía sobre Babilonia, revelada a Isaías hijo de Amoz. Levantad bandera sobre un alto monte; alzad la voz a ellos, alzad la mano, para que entren por puertas de príncipes. Yo mandé a mis consagrados, asimismo llamé a mis valientes para mi ira, a los que se alegran con mi gloria. Estruendo de multitud en los montes, como de mucho pueblo; estruendo de ruido de reinos, de naciones reunidas; Jehová de los ejércitos pasa revista a las tropas para la batalla. Vienen de lejana tierra, de lo postrero de los cielos, Jehová y los instrumentos de su ira, para destruir toda la tierra. Aullad, porque cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso. Por tanto, toda mano se debilitará, y desfallecerá todo corazón de hombre, y se llenarán de terror; angustias y dolores se apoderarán de ellos; tendrán dolores como mujer de parto; se asombrará cada cual al mirar a su compañero; sus rostros, rostros de llamas. He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores. Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor. Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes. Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre. Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de su ira. Y como gacela perseguida, y como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá a su tierra. Cualquiera que sea hallado será alanceado; y cualquiera que por ellos sea tomado, caerá a espada. Sus niños serán estrellados delante de ellos; sus casas serán saqueadas, y violadas sus mujeres. He aquí que yo despierto contra ellos a los medos, que no se ocuparán de la plata, ni codiciarán oro. Con arco tirarán a los niños, y no tendrán misericordia del fruto del vientre, ni su ojo perdonará a los hijos.
Isaías 13:1-18 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Profecía contra Babilonia que recibió Isaías, hijo de Amoz: Sobre un monte alto agiten la bandera; llámenlos a gritos; háganles señales con la mano para que entren por las puertas de los nobles. Ya he dado orden a mis consagrados; he reclutado a mis guerreros, a los que se alegran de mi triunfo, para que ejecuten mi ira. ¡Escuchen! Se oye tumulto en las montañas, como el de una gran multitud. ¡Escuchen! Se oye un estruendo de reinos, de naciones que se han reunido. El SEÑOR de los Ejércitos pasa revista a un ejército para la batalla. Vienen de tierras lejanas, de los confines de los cielos. Viene el SEÑOR con las armas de su ira para destruir toda la tierra. ¡Giman, que el día del SEÑOR está cerca! Llega de parte del Todopoderoso como una devastación. Por eso todas las manos desfallecen, todo el mundo pierde el ánimo. Quedan todos aterrados; dolores y angustias los atrapan: ¡se retuercen de dolor, como si estuvieran de parto! Espantados, se miran unos a otros; ¡tienen el rostro encendido! ¡Miren! ¡Ya viene el día del SEÑOR —día cruel, de furor y ardiente ira—; dejará la tierra devastada y exterminará en ella a los pecadores! Las estrellas y las constelaciones del cielo dejarán de irradiar su luz; se oscurecerá el sol al salir y no brillará más la luna. Castigaré por su maldad al mundo y por su iniquidad a los malvados. Pondré fin a la soberbia de los arrogantes y humillaré el orgullo de los violentos. Voy a hacer que haya menos gente que oro fino, menos mortales que oro de Ofir. Por eso haré que tiemble el cielo y que la tierra se mueva de su sitio, por el furor del SEÑOR de los Ejércitos, en el día de su ardiente ira. Como gacela acosada, como rebaño sin pastor, cada uno se volverá a su propio pueblo, cada cual huirá a su propia tierra. Al que atrapen lo traspasarán; el que caiga preso morirá a filo de espada. Ante sus propios ojos estrellarán a sus pequeños, saquearán sus casas y violarán a sus mujeres. ¡Miren! Yo incito contra ellos a los medos, pueblo al que no le importa la plata ni se deleita en el oro. Con sus arcos traspasarán a los jóvenes; no se apiadarán del fruto del vientre ni tendrán compasión de los niños.
Isaías 13:1-18 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Dios le mostró a Isaías lo que haría contra Babilonia, y él se lo comunicó al pueblo: «¡Den la señal de ataque sobre un monte desierto! ¡Manden a los soldados al combate! ¡Den la orden de que avancen por los portones de Babilonia, y que ataquen a sus jefes! »Dios ha llamado a sus valientes para castigar a los babilonios. Dios llamó a sus mejores guerreros, y estos se alegran con su triunfo. »En los montes se oyen los gritos de una gran multitud; se escucha el movimiento de naciones, de pueblos que se están reuniendo. El Dios todopoderoso prepara a su ejército; sus tropas han venido de muy lejos, ¡ya están listas para el combate! »Dios está muy enojado; por eso ha enviado sus tropas para destruir a Babilonia. »Comiencen a llorar, babilonios, porque el día de su destrucción se acerca. El Dios todopoderoso los atacará. Todos ustedes se quedarán sin fuerzas, perderán el valor, y se llenarán de miedo. Se retorcerán de dolor, como si fueran a tener un hijo. Se mirarán asombrados y en la cara se les verá el terror. »¡Ya llega el día de la destrucción! Dios está tan enojado, que cuando llegue ese día dejará la tierra hecha un desierto y acabará con todos los pecadores. Ese día el sol se apagará, la luna dejará de brillar y las estrellas no darán su luz. »El Dios todopoderoso dice: “¡Estoy muy enojado y furioso! Haré que tiemblen el cielo y la tierra, castigaré a los malvados, y humillaré a los orgullosos. Cuando acabe con ellos, será más difícil encontrar un babilonio con vida que una aguja en un pajar. ”La gente de otros países que ese día esté en Babilonia huirá a su país como gacela espantada, correrá asustada como oveja sin pastor. Mi ejército no tomará prisioneros, y nadie quedará con vida. Las casas serán robadas, las mujeres serán violadas, y los niños, ¡estrellados contra el suelo! ”Yo haré que Persia ataque a Babilonia, y no lo hará por dinero. Derribará a los jóvenes con sus flechas, y no tendrá compasión de los niños ni de los recién nacidos.
Isaías 13:1-18 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Profecía sobre Babilonia, que fue revelada a Isaías hijo de Amoz. ¡Levanten la bandera sobre un alto monte! ¡Levanten la voz contra ellos! ¡Levanten la mano, para que entren por las puertas de los príncipes! Yo di órdenes a mis consagrados; convoqué también a mis valientes, a los que se alegran con mi triunfo, para que ejecuten mi castigo. Hay gran estruendo en los montes, como de mucha gente; ruidoso estruendo de reinos, de naciones que se reúnen. El Señor de los ejércitos pasa revista a las tropas para la batalla. El Señor y los instrumentos de su ira vienen de lejanas tierras, desde los confines de los cielos, para destruir toda la tierra. ¡Griten de dolor, que cercano está el día del Señor! ¡Viene como asolamiento del Todopoderoso! Por eso pierde su fuerza toda mano; por eso desfallece todo corazón. Se llenan de terror; la angustia y el dolor los domina; tienen dolores como de parturienta; con el rostro encendido, unos a otros se miran con asombro. ¡Viene ya el terrible día del Señor! ¡Día de ardiente ira e indignación, que hará de la tierra un páramo, y que raerá de ella a los pecadores! Ese día las estrellas y los luceros de los cielos no darán su luz; el sol se oscurecerá al amanecer, y la luna no dará su resplandor. Yo castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; acabaré con la arrogancia de los soberbios y abatiré la altivez de los fuertes. Haré que los hombres sean más escasos que el fino oro de Ofir. Por la indignación del Señor de los ejércitos, en el día de su ardiente ira haré que se estremezcan los cielos, y que la tierra se mueva de su lugar. Cada uno mirará hacia su pueblo, como oveja sin pastor; cada uno huirá a su tierra, como gacela perseguida. Todo el que sea hallado, caerá atravesado por una lanza; todo el que caiga preso, morirá a filo de espada. Ante sus propios ojos, sus niños serán estrellados contra el suelo, sus casas serán saqueadas, y sus mujeres serán violadas. Voy a incitar contra ellos a los medos, para quienes el oro y la plata no es lo más importante. Con sus flechas despedazarán a los niños, y de los hijos no tendrán compasión; ¡no perdonarán a nadie en quien pongan sus ojos!
Isaías 13:1-18 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Palabras proféticas contra Babilonia, las cuales recibió por revelación Isaías, hijo de Amós: «¡Alcen en un monte pelado la señal de combate! ¡Den la orden de ataque a los soldados! ¡Levanten la mano para que avancen por las puertas de los nobles! Ya he llamado a mis valientes, he dado órdenes a mis guerreros consagrados, a los que se alegran por mi triunfo, para que ejecuten mi castigo.» Se oye un griterío en los montes, como de mucha gente. Se oye el rugir de las naciones, de los pueblos que se han reunido. El Señor todopoderoso pasa revista a sus tropas dispuestas para la batalla. Vienen de un país lejano, de más allá del horizonte. Es el Señor con los instrumentos de su ira, que viene a destruir toda la tierra. Den alaridos, porque el día del Señor está cerca, llega como un golpe del Todopoderoso. Entonces todo el mundo dejará caer los brazos, todos perderán el valor y quedarán aterrados. Les vendrá una angustia y un dolor tan grandes que se retorcerán como mujer de parto. Unos a otros se mirarán asombrados y les arderá la cara de vergüenza. Ya llega el día del Señor, día terrible, de ira y furor ardiente, que convertirá la tierra en desierto y acabará con los pecadores que hay en ella. Las estrellas y constelaciones del cielo dejarán de dar su luz; el sol se oscurecerá apenas salga, y la luna no brillará. El Señor dice: «Voy a castigar al mundo por su maldad, a los malvados por sus crímenes. Voy a terminar con la altanería de los orgullosos, voy a humillar a los soberbios e insolentes. Voy a hacer que los hombres sean más escasos que el oro fino de Ofir. Entonces el cielo se estremecerá y la tierra se moverá de su sitio por la ira que tendré en ese día, por mi ardiente furor. »La gente parecerá gacela perseguida, o un rebaño cuando se dispersa y no hay nadie que lo junte. Cada uno se volverá a su propio país, huirá a su propia tierra. Todo el que se deje encontrar será apuñalado, todo el que se deje agarrar caerá asesinado. Ante sus propios ojos estrellarán contra el suelo a sus hijos pequeños; sus casas serán saqueadas y violadas sus esposas. Voy a incitar contra ellos al pueblo de los medos, gente que no se preocupa por la plata y a la que el oro no le llama la atención. Con sus flechas derribarán a los jóvenes. No tienen compasión de los recién nacidos, ni sienten lástima por los niños.
Isaías 13:1-18 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Profecía sobre Babilonia, revelada a Isaías hijo de Amoz. Levantad bandera sobre un alto monte; alzad la voz a ellos, alzad la mano, para que entren por puertas de príncipes. Yo mandé a mis consagrados, asimismo llamé a mis valientes para mi ira, a los que se alegran con mi gloria. Estruendo de multitud en los montes, como de mucho pueblo; estruendo de ruido de reinos, de naciones reunidas; Jehová de los ejércitos pasa revista a las tropas para la batalla. Vienen de lejana tierra, de lo postrero de los cielos, Jehová y los instrumentos de su ira, para destruir toda la tierra. Aullad, porque cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso. Por tanto, toda mano se debilitará, y desfallecerá todo corazón de hombre, y se llenarán de terror; angustias y dolores se apoderarán de ellos; tendrán dolores como mujer de parto; se asombrará cada cual al mirar a su compañero; sus rostros, rostros de llamas. He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores. Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor. Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes. Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre. Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de su ira. Y como gacela perseguida, y como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá a su tierra. Cualquiera que sea hallado será alanceado; y cualquiera que por ellos sea tomado, caerá a espada. Sus niños serán estrellados delante de ellos; sus casas serán saqueadas, y violadas sus mujeres. He aquí que yo despierto contra ellos a los medos, que no se ocuparán de la plata, ni codiciarán oro. Con arco tirarán a los niños, y no tendrán misericordia del fruto del vientre, ni su ojo perdonará a los hijos.
Isaías 13:1-18 La Biblia de las Américas (LBLA)
Profecía sobre Babilonia que tuvo en visión Isaías, hijo de Amoz. Levantad estandarte sobre la colina pelada, alzad a ellos la voz, agitad la mano para que entren por las puertas de los nobles. Yo he dado órdenes a mis consagrados, también he llamado a mis guerreros, a los que se regocijan de mi gloria, para ejecutar mi ira. Ruido de tumulto en los montes, como de mucha gente. Ruido de estruendo de reinos, de naciones reunidas. El SEÑOR de los ejércitos pasa revista al ejército para la batalla. Vienen de una tierra lejana, de los más lejanos horizontes, el SEÑOR y los instrumentos de su indignación, para destruir toda la tierra. Gemid, porque cerca está el día del SEÑOR; vendrá como destrucción del Todopoderoso. Por tanto todas las manos se debilitarán, el corazón de todo hombre desfallecerá, y se aterrarán; dolores y angustias se apoderarán de ellos, como mujer de parto se retorcerán; se mirarán el uno al otro con asombro, rostros en llamas serán sus rostros. He aquí, el día del SEÑOR viene, cruel, con furia y ardiente ira, para convertir en desolación la tierra y exterminar de ella a sus pecadores. Pues las estrellas del cielo y sus constelaciones no destellarán su luz; se oscurecerá el sol al salir, y la luna no irradiará su luz. Castigaré al mundo por su maldad y a los impíos por su iniquidad; también pondré fin a la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los despiadados. Haré al mortal más escaso que el oro puro, y a la humanidad más que el oro de Ofir. Por tanto, haré estremecer los cielos, y la tierra será removida de su lugar ante la furia del SEÑOR de los ejércitos, en el día de su ardiente ira. Y será como gacela perseguida, o como ovejas que nadie reúne; cada uno volverá a su pueblo, y cada uno huirá a su tierra. Cualquiera que sea hallado será traspasado, y cualquiera que sea capturado caerá a espada. También sus pequeños serán estrellados delante de sus ojos; serán saqueadas sus casas y violadas sus mujeres. ¶He aquí, incitaré contra ellos a los medos, que no estiman la plata ni se deleitan en el oro; con arcos barrerán a los jóvenes, no tendrán compasión del fruto del vientre, ni de los niños tendrán piedad sus ojos.
Isaías 13:1-18 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Isaías, hijo de Amoz, recibió el siguiente mensaje acerca de la destrucción de Babilonia: «Levanta una bandera de señales en la cumbre descubierta de una colina; llama al ejército contra Babilonia. Hazles señas con la mano para darles ánimo mientras marchan hacia los palacios de los grandes y poderosos. Yo, el SEÑOR, he consagrado a estos soldados para realizar esta tarea. Es cierto, he llamado a guerreros poderosos para que manifiesten mi enojo, y ellos se alegrarán cuando yo sea exaltado». ¡Oigan el ruido que hay en los montes! ¡Escuchen, mientras marchan los enormes ejércitos! Es el ruido y el griterío de muchas naciones. El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales ha convocado a este ejército. Vienen desde países distantes, desde más allá de los horizontes lejanos. Son las armas del SEÑOR para descargar su enojo; con ellas destruirá toda la tierra. Griten de terror, porque ha llegado el día del SEÑOR, el momento para que el Todopoderoso destruya. Todos los brazos están paralizados de temor; cada corazón se derrite y todos se aterran. Les sobrevendrán punzadas de angustia, como las de una mujer que está de parto. Se miran unos a otros sin poder hacer nada, con el rostro encendido de miedo. Pues miren, el día del SEÑOR ya viene, el día terrible de su furia y de su ira feroz. La tierra quedará desolada, y con ella los pecadores serán destruidos. Los cielos se pondrán negros sobre ellos; las estrellas no darán luz. El sol estará oscuro cuando salga y la luna no iluminará. «Yo, el SEÑOR, castigaré al mundo por su maldad y a los perversos por su pecado. Aplastaré la arrogancia de los soberbios y humillaré el orgullo de los poderosos. Haré que la gente sea más escasa que el oro, más escasa que el oro fino de Ofir. Pues sacudiré los cielos y la tierra se saldrá de su lugar cuando el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales manifieste su furor en el día de su ira feroz». En Babilonia todos correrán como gacelas perseguidas, como ovejas sin pastor. Intentarán encontrar a los suyos y huir a su propia tierra. El que sea capturado será destruido, atravesado con una espada. Ante sus propios ojos, estrellarán a sus niños pequeños hasta matarlos. Sus hogares serán saqueados, y sus mujeres, violadas. «Miren, yo incitaré a los medos contra Babilonia. No se les puede tentar con plata ni sobornar con oro. Los ejércitos agresores traspasarán a los jóvenes con sus flechas. No tendrán misericordia de los indefensos bebés ni compasión de los niños».