Oseas 6:1-11
Oseas 6:1-11 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
¡Vengan, volvámonos al SEÑOR! Él nos ha despedazado, pero nos sanará; nos ha herido, pero nos vendará. Después de dos días nos dará vida nuevamente; al tercer día nos levantará, y así viviremos en su presencia. Conozcamos al SEÑOR; esforcémonos por conocerlo. Tan cierto como que sale el sol, él habrá de manifestarse; vendrá a nosotros como la lluvia de invierno, como la lluvia de primavera que riega la tierra. «¿Qué voy a hacer contigo, Efraín? ¿Qué voy a hacer contigo, Judá? El amor de ustedes es como nube matutina, como rocío que temprano se evapora. Por eso los hice pedazos por medio de los profetas; los herí con las palabras de mi boca. ¡Mis juicios brillan como la luz! Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios en lugar de holocaustos. Pero ellos, como Adán han quebrantado el pacto, ¡me han traicionado! Galaad es una ciudad de malhechores; sus pisadas dejan huellas de sangre. Una pandilla de sacerdotes está al acecho en el camino a Siquén y, como banda de salteadores, comete toda clase de infamias. En el reino de Israel he visto algo horrible: se ha prostituido a Efraín e Israel se ha contaminado. »¡A ti también, Judá, te espera la cosecha de tu maldad!
Oseas 6:1-11 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Entonces los israelitas dijeron: «¡Volvamos a Dios! Aunque él nos ha castigado mucho, también nos dará su perdón. Dos o tres días le serán suficientes para restaurarnos por completo. »¡Volvamos a Dios! Si lo hacemos así, él vendrá a buscarnos; vendrá como el sol de cada día, ¡como las primeras lluvias que caen en primavera!» Pero Dios respondió: «Habitantes de Israel y de Judá: ¿qué voy a hacer con ustedes?, ¿cómo debo tratarlos? Ustedes dicen que me aman, pero su amor es como la niebla y como el rocío de la mañana: ¡muy pronto desaparece! »Por eso el mensaje que les di por medio de mis profetas, fue como un rayo destructor que les trajo la muerte. »Ustedes me traen ofrendas, pero eso no es lo que quiero. Lo que quiero es que me amen y que me reconozcan como su Dios. Pero ustedes se portan como Adán: son traidores y desobedientes, pues no han cumplido con mi pacto. En la ciudad de Galaad solo hay gente malvada y asesina. En el camino que lleva al santuario de Siquem, los sacerdotes parecen ladrones: se esconden para asaltar y matar a todos los que pasan por allí. »Por lo que he visto, ustedes los de Israel son de lo peor: son gente infiel y desobediente. ¡Pero ustedes, los de Judá, no son muy buenos que digamos, y por eso recibirán su castigo!
Oseas 6:1-11 Reina Valera Contemporánea (RVC)
¡Vengan, volvamos nuestros ojos al Señor! Ciertamente él nos arrebató, pero nos sanará; nos hirió, pero vendará nuestras heridas. Después de dos días nos dará vida, y al tercer día nos resucitará para que vivamos en su presencia. Entonces conoceremos al Señor, y más y más lo iremos conociendo. Vendrá a nuestro encuentro como la luz del alba, como vienen a la tierra las lluvias tempranas y las lluvias tardías. «¿Qué voy a hacer contigo, Efraín? ¿Y qué voy a hacer contigo, Judá? La piedad de ustedes es como una nube matutina; es como el rocío del amanecer, que pronto se desvanece. Por eso los hice pedazos por medio de los profetas. Los aniquilé con las palabras de mi boca. La sentencia contra ustedes brotó como la luz. Lo que yo quiero es misericordia, y no sacrificio; ¡conocimiento de Dios, más que holocaustos! »Pero ellos, como antes Adán, no respetaron mi pacto, sino que pecaron contra mí. Tú, Galaad, eres una ciudad de malhechores; estás manchada de sangre. Así como los ladrones están al acecho de su víctima, así también una pandilla de sacerdotes mata en el camino a Siquén, con lo que incurren en un hecho repugnante. En la casa de Israel he visto acciones asquerosas. Allí se prostituyó Efraín, y se contaminó Israel. »Pero también para ti, Judá, tengo preparado el momento de la siega. Y esto lo haré cuando haga volver del cautiverio a mi pueblo.
Oseas 6:1-11 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Vengan todos y volvámonos al Señor. Él nos destrozó, pero también nos sanará; nos hirió, pero también nos curará. En un momento nos devolverá la salud, nos levantará para vivir delante de él. ¡Esforcémonos por conocer al Señor! El Señor vendrá a nosotros, tan cierto como que sale el sol, tan cierto como que la lluvia riega la tierra en otoño y primavera. Dice el Señor: «¿Qué haré contigo, Efraín? ¿Qué haré contigo, Judá? El amor que ustedes me tienen es como la niebla de la mañana, como el rocío de madrugada, que temprano desaparece. Por eso los he despedazado mediante los profetas; por medio de mi mensaje los he matado. Mi justicia brota como la luz. Lo que quiero de ustedes es que me amen, y no que me hagan sacrificios; que me reconozcan como Dios, y no que me ofrezcan holocaustos. »Pero mi pueblo, lo mismo que Adán, ha faltado a mi alianza y me ha sido infiel. Galaad es una ciudad de malhechores, toda llena de huellas de sangre. Los sacerdotes son una pandilla de ladrones puestos al acecho de la gente; asesinan y cometen infamias en el camino de Siquem. En Israel he visto cosas horribles: Efraín se ha prostituido, Israel se ha contaminado. Y aun para ti, Judá, ya he señalado el día de tu castigo.
Oseas 6:1-11 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él. Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra. ¿Qué haré a ti, Efraín? ¿Qué haré a ti, oh Judá? La piedad vuestra es como nube de la mañana, y como el rocío de la madrugada, que se desvanece. Por esta causa los corté por medio de los profetas, con las palabras de mi boca los maté; y tus juicios serán como luz que sale. Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos. Mas ellos, cual Adán, traspasaron el pacto; allí prevaricaron contra mí. Galaad, ciudad de hacedores de iniquidad, manchada de sangre. Y como ladrones que esperan a algún hombre, así una compañía de sacerdotes mata en el camino hacia Siquem; así cometieron abominación. En la casa de Israel he visto inmundicia; allí fornicó Efraín, y se contaminó Israel. Para ti también, oh Judá, está preparada una siega, cuando yo haga volver el cautiverio de mi pueblo.
Oseas 6:1-11 La Biblia de las Américas (LBLA)
Venid, volvamos al SEÑOR. Pues Él nos ha desgarrado, y nos sanará; nos ha herido, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días, al tercer día nos levantará y viviremos delante de Él. Conozcamos, pues, esforcémonos por conocer al SEÑOR. Su salida es tan cierta como la aurora, y Él vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia de primavera que riega la tierra. ¶¿Qué haré contigo, Efraín? ¿Qué haré contigo, Judá? Porque vuestra lealtad es como nube matinal, y como el rocío, que temprano desaparece. Por tanto los he despedazado por medio de los profetas, los he matado con las palabras de mi boca; los juicios sobre ti son como la luz que sale. Porque más me deleito en la lealtad que en el sacrificio, y más en el conocimiento de Dios que en los holocaustos. Pero ellos, como Adán, han transgredido el pacto; allí me han traicionado. Galaad es ciudad de malhechores, con huellas de sangre. Como bandidos al acecho de un hombre, es la banda de sacerdotes que asesina en el camino a Siquem; ciertamente han cometido iniquidad. En la casa de Israel he visto una cosa horrible: allí está la prostitución de Efraín, se ha contaminado Israel. Para ti también, oh Judá, hay preparada una cosecha, cuando yo restaure el bienestar de mi pueblo.
Oseas 6:1-11 Nueva Traducción Viviente (NTV)
«Vengan, volvámonos al SEÑOR. Él nos despedazó, pero ahora nos sanará. Nos hirió, pero ahora vendará nuestras heridas. Dentro de poco tiempo él nos restaurará, para que podamos vivir en su presencia. ¡Oh, si conociéramos al SEÑOR! Esforcémonos por conocerlo. Él nos responderá, tan cierto como viene el amanecer o llegan las lluvias a comienzos de la primavera». «Oh Israel y Judá, ¿qué debo hacer con ustedes? —pregunta el SEÑOR—. Pues su amor se desvanece como la niebla de la mañana y desaparece como el rocío a la luz del sol. Envié mis profetas para destrozarlos, para aniquilarlos con mis palabras, con juicios tan inevitables como la luz. Quiero que demuestren amor, no que ofrezcan sacrificios. Más que ofrendas quemadas, quiero que me conozcan. Pero igual que Adán, ustedes rompieron mi pacto y traicionaron mi confianza. »Galaad es una ciudad de pecadores, marcada con huellas de sangre. Los sacerdotes forman bandas de asaltantes que esperan para emboscar a sus víctimas. Asesinan a los viajeros en el camino a Siquem y cometen toda clase de pecados. Sí, he visto cosas horribles en Efraín e Israel: ¡Mi pueblo se ha contaminado por prostituirse con otros dioses! »Oh Judá, también a ti te espera una cosecha de castigo, a pesar de que yo deseaba restaurar el bienestar de mi pueblo.