Hebreos 10:4-10
Hebreos 10:4-10 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
ya que es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, al entrar en el mundo, Cristo dijo: «A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas; en su lugar, me preparaste un cuerpo; no te agradaron ni holocaustos ni sacrificios por el pecado. Por eso dije: “Aquí me tienes —como está escrito en el libro—. He venido, oh Dios, a hacer tu voluntad”». Primero dijo: «Sacrificios y ofrendas, holocaustos y sacrificios por el pecado no te complacen ni fueron de tu agrado», a pesar de que la Ley exigía que se ofrecieran. Luego añadió: «Aquí me tienes: He venido a hacer tu voluntad». Así quitó lo primero para establecer lo segundo. Y en virtud de esa voluntad somos santificados mediante el sacrificio del cuerpo de Jesucristo, ofrecido una vez y para siempre.
Hebreos 10:4-10 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Porque la sangre de los toros y de los chivos que se sacrifican no puede quitar los pecados. Por eso, cuando Cristo vino a este mundo, le dijo a Dios: «Tú no pides sacrificios a cambio de tu perdón; por eso me has dado un cuerpo. »Por eso te dije: “Aquí me tienes, para cumplir tu voluntad. Así me lo enseña la Ley de Moisés.”» En primer lugar, este salmo dice que Dios no quiere, ni le gustan, los sacrificios y las ofrendas, ni los animales quemados sobre el altar, aunque la ley manda que sean presentados. Después de eso, el salmo dice que Cristo vino a cumplir la voluntad de Dios. Es decir, Cristo quitó aquellos sacrificios antiguos, y estableció uno nuevo. Dios nos eligió porque Jesucristo obedeció sus órdenes al morir en la cruz, y ofreció su cuerpo como sacrificio una sola vez y para siempre.
Hebreos 10:4-10 Reina Valera Contemporánea (RVC)
porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por eso, al entrar en el mundo, Cristo dijo: «No quieres sacrificio y ofrenda, pero me has dado un cuerpo. No te agradan los holocaustos ni las expiaciones por el pecado. Entonces dije: “Mi Dios, aquí estoy para hacer tu voluntad, como está escrito de mí en el libro.”» Al decir primero: «No quieres ni te agradan sacrificios ni ofrendas, ni holocaustos ni expiaciones por el pecado» (cosas que se ofrecen según la ley), y luego añadir: «Aquí estoy, para hacer tu voluntad», quita lo primero para establecer esto último. Por esa voluntad somos santificados, mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una sola vez y para siempre.
Hebreos 10:4-10 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Porque la sangre de los toros y de los chivos no puede quitar los pecados. Por eso Cristo, al entrar en el mundo, dijo a Dios: «No quieres sacrificio ni ofrendas, sino que me has dado un cuerpo. No te agradan los holocaustos ni las ofrendas para quitar el pecado. Entonces dije: “Aquí estoy, tal como está escrito de mí en el libro, para hacer tu voluntad, oh Dios.”» En primer lugar, dice que Dios no quiere ni le agradan sacrificios ni ofrendas de animales, ni holocaustos para quitar el pecado, a pesar de que son cosas que la ley manda ofrecer. Y después añade: «Aquí vengo para hacer tu voluntad.» Es decir, que quita aquellos sacrificios antiguos y pone en su lugar uno nuevo. Dios nos ha consagrado porque Jesucristo hizo la voluntad de Dios al ofrecer su propio cuerpo en sacrificio una sola vez y para siempre.
Hebreos 10:4-10 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
Hebreos 10:4-10 La Biblia de las Américas (LBLA)
Porque es imposible que la sangre de toros y de machos cabríos quite los pecados. Por lo cual, al entrar Él en el mundo, dice: SACRIFICIO Y OFRENDA NO HAS QUERIDO, PERO UN CUERPO HAS PREPARADO PARA Mí; EN HOLOCAUSTOS Y sacrificios POR EL PECADO NO TE HAS COMPLACIDO. ENTONCES DIJE: «HE AQUí, YO HE VENIDO (EN EL ROLLO DEL LIBRO ESTA ESCRITO DE Mí) PARA HACER, OH DIOS, TU VOLUNTAD». Habiendo dicho arriba: SACRIFICIOS Y OFRENDAS Y HOLOCAUSTOS, Y sacrificios POR EL PECADO NO HAS QUERIDO, NI en ellos TE HAS COMPLACIDO (los cuales se ofrecen según la ley), entonces dijo: HE AQUí, YO HE VENIDO PARA HACER TU VOLUNTAD. El quita lo primero para establecer lo segundo. Por esta voluntad hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo ofrecida de una vez para siempre.
Hebreos 10:4-10 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Pues no es posible que la sangre de los toros y las cabras quite los pecados. Por eso, cuando Cristo vino al mundo, le dijo a Dios: «No quisiste sacrificios de animales ni ofrendas por el pecado. Pero me has dado un cuerpo para ofrecer. No te agradaron las ofrendas quemadas ni otras ofrendas por el pecado. Luego dije: “Aquí estoy, oh Dios; he venido a hacer tu voluntad como está escrito acerca de mí en las Escrituras”». Primero, Cristo dijo: «No quisiste sacrificios de animales, ni ofrendas por el pecado, ni ofrendas quemadas ni otras ofrendas por el pecado; tampoco te agradaron todas esas ofrendas» (aun cuando la ley de Moisés las exige). Luego dijo: «Aquí estoy, he venido a hacer tu voluntad». Él anula el primer pacto para que el segundo entre en vigencia. Pues la voluntad de Dios fue que el sacrificio del cuerpo de Jesucristo nos hiciera santos, una vez y para siempre.