Génesis 4:3-15
Génesis 4:3-15 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Tiempo después, Caín presentó al SEÑOR una ofrenda del fruto de la tierra. Abel también presentó al SEÑOR lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa. Y el SEÑOR miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín ni a su ofrenda. Por eso Caín se enfureció y andaba cabizbajo. Entonces el SEÑOR le dijo: «¿Por qué estás tan enojado? ¿Por qué andas cabizbajo? Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero si haces lo malo, el pecado está a la puerta para dominarte. No obstante, tú puedes dominarlo». Caín habló con su hermano Abel. Y cuando estaban en el campo, Caín atacó a su hermano y lo asesinó. El SEÑOR preguntó a Caín: —¿Dónde está tu hermano Abel? —No lo sé —respondió—. ¿Acaso soy yo el que debe cuidar a mi hermano? —¡Qué has hecho! —exclamó el SEÑOR—. Desde la tierra, la sangre de tu hermano me reclama justicia. Por eso, ahora quedarás bajo la maldición de la tierra, la cual ha abierto sus fauces para recibir la sangre de tu hermano, que tú has derramado. Cuando cultives la tierra, no te dará sus frutos y en el mundo serás un fugitivo errante. —Este castigo es más de lo que puedo soportar —dijo Caín al SEÑOR—. Hoy me condenas al destierro y nunca más podré estar en tu presencia. Andaré por el mundo errante como un fugitivo y cualquiera que me encuentre me matará. —No, al contrario —respondió el SEÑOR—, el que mate a Caín será castigado siete veces. Entonces el SEÑOR puso una marca a Caín para que no lo matara cualquiera que lo encontrara.
Génesis 4:3-15 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Pasó el tiempo, y un día Caín le presentó a Dios una ofrenda de los frutos que cultivaba. Por su parte Abel escogió las primeras crías más gordas de sus ovejas, y se las llevó a Dios como ofrenda. Dios recibió con mucho agrado la ofrenda de Abel, pero no recibió con el mismo gusto la ofrenda de Caín. Esto le molestó mucho a Caín, y en su cara se le veía lo enojado que estaba. Entonces Dios le preguntó a Caín: «¿Por qué estás tan triste y enojado? Si haces lo correcto, siempre te aceptaré con agrado, pero si haces lo malo, el pecado está listo para atacarte como un león. ¡No te dejes dominar por él!» Un día, Caín invitó a su hermano. Cuando llegaron al campo, Caín golpeó a su hermano y lo mató. Más tarde, Dios le preguntó a Caín: —¿Dónde está tu hermano? Y Caín le respondió: —No lo sé. ¡No tengo por qué cuidarlo! Entonces Dios le dijo: —¿Por qué has matado a tu hermano? ¡Desde la tierra la sangre de tu hermano pide venganza! ¡Esto no puede dejarse sin castigo! Maldito serás, y la tierra que cultives no te producirá nada, pues has matado a tu hermano y esa misma tierra se bebió su sangre. Por eso andarás por la tierra como un vagabundo, que no tiene donde vivir. Entonces Caín le dijo a Dios: —Ese castigo es más de lo que puedo soportar. Hoy me estás condenando a vivir en la tierra como un vagabundo. Tendré que andar escondiéndome de ti, y cualquiera que me encuentre me matará. Pero Dios le respondió
Génesis 4:3-15 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Andando el tiempo, sucedió que Caín llevó al Señor una ofrenda del fruto de la tierra. Y Abel también llevó algunos de los primogénitos de sus ovejas, de los mejores entre ellas. Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró con agrado a Caín ni a su ofrenda. Y Caín se enojó mucho, y decayó su semblante. Entonces el Señor le dijo a Caín: «¿Por qué estás enojado? ¿Por qué ha decaído tu semblante? Si haces lo bueno, ¿acaso no serás enaltecido? Pero, si no lo haces, el pecado está listo para dominarte. Sin embargo, su deseo lo llevará a ti, y tú lo dominarás.» Dijo entonces Caín a su hermano Abel: «Vayamos al campo.» Y sucedió que, mientras estaban ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató. Y el Señor le dijo a Caín: «¿Dónde está tu hermano Abel?» Y él respondió: «No lo sé. ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?» Y el Señor le dijo: «¿Qué es lo que has hecho? Desde la tierra, la voz de la sangre de tu hermano me pide que le haga justicia. Ahora, pues, ¡maldito serás por parte de la tierra, que abrió su boca para recibir de tus manos la sangre de tu hermano! Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza. Y andarás por la tierra errante y extranjero.» Caín le dijo al Señor: «Mi castigo es muy grande para poder soportarlo. Tú me echas hoy de la tierra, y tendré que esconderme de tu presencia. Errante y extranjero andaré por la tierra, y sucederá que cualquiera que me encuentre, me matará.» Pero el Señor le respondió: «Pues cualquiera que mate a Caín será castigado siete veces.» Y el Señor puso en Caín una señal, para que cualquiera que lo encontrara no lo matara.
Génesis 4:3-15 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Pasó el tiempo, y un día Caín llevó al Señor una ofrenda del producto de su cosecha. También Abel llevó al Señor las primeras y mejores crías de sus ovejas. El Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín ni a su ofrenda, por lo que Caín se enojó muchísimo y puso muy mala cara. Entonces el Señor le dijo: «¿Por qué te enojas y pones tan mala cara? Si hicieras lo bueno, podrías levantar la cara; pero como no lo haces, el pecado está esperando el momento de dominarte. Sin embargo, tú puedes dominarlo a él.» Un día, Caín invitó a su hermano Abel a dar un paseo, y cuando los dos estaban ya en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató. Entonces el Señor le preguntó a Caín: —¿Dónde está tu hermano Abel? Y Caín contestó: —No lo sé. ¿Acaso es mi obligación cuidar de él? El Señor le dijo: —¿Por qué has hecho esto? La sangre de tu hermano, que has derramado en la tierra, me pide a gritos que yo haga justicia. Por eso, quedarás maldito y expulsado de la tierra que se ha bebido la sangre de tu hermano, a quien tú mataste. Aunque trabajes la tierra, no volverá a darte sus frutos. Andarás vagando por el mundo, sin poder descansar jamás. Entonces Caín respondió al Señor: —Yo no puedo soportar un castigo tan grande. Hoy me has echado fuera de esta tierra, y tendré que vagar por el mundo lejos de tu presencia, sin poder descansar jamás. Y así, cualquiera que me encuentre me matará. Pero el Señor le contestó: —Pues si alguien te mata, será castigado siete veces. Entonces el Señor le puso una señal a Caín, para que el que lo encontrara no lo matara.
Génesis 4:3-15 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él. Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató. Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra. Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.
Génesis 4:3-15 La Biblia de las Américas (LBLA)
Y aconteció que al transcurrir el tiempo, Caín trajo al SEÑOR una ofrenda del fruto de la tierra. También Abel, por su parte, trajo de los primogénitos de sus ovejas y de la grosura de los mismos. Y el SEÑOR miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero a Caín y su ofrenda no miró con agrado. Y Caín se enojó mucho y su semblante se demudó. Entonces el SEÑOR dijo a Caín: ¿Por qué estás enojado, y por qué se ha demudado tu semblante? Si haces bien, ¿no serás aceptado? Y si no haces bien, el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú debes dominarlo. Y Caín dijo a su hermano Abel: vayamos al campo. Y aconteció que cuando estaban en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató. Entonces el SEÑOR dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guardián de mi hermano? Y Él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora pues, maldito eres de la tierra, que ha abierto su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando cultives el suelo, no te dará más su vigor; vagabundo y errante serás en la tierra. Y Caín dijo al SEÑOR: Mi castigo es demasiado grande para soportarlo. He aquí, me has arrojado hoy de la faz de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré vagabundo y errante en la tierra; y sucederá que cualquiera que me halle me matará. Entonces el SEÑOR le dijo: No será así; pues cualquiera que mate a Caín, siete veces sufrirá venganza. Y puso el SEÑOR una señal sobre Caín, para que cualquiera que lo hallase no lo matara.
Génesis 4:3-15 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Al llegar el tiempo de la cosecha, Caín presentó algunos de sus cultivos como ofrenda para el SEÑOR. Abel también presentó una ofrenda: las mejores partes de algunos de los corderos que eran primeras crías de su rebaño. El SEÑOR aceptó a Abel y a su ofrenda, pero no aceptó a Caín ni a su ofrenda. Esto hizo que Caín se enojara mucho, y se veía decaído. «¿Por qué estás tan enojado? —preguntó el SEÑOR a Caín—. ¿Por qué te ves tan decaído? Serás aceptado si haces lo correcto, pero si te niegas a hacer lo correcto, entonces, ¡ten cuidado! El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo». Cierto día Caín dijo a su hermano: «Salgamos al campo». Mientras estaban en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató. Luego el SEÑOR le preguntó a Caín: —¿Dónde está tu hermano? ¿Dónde está Abel? —No lo sé —contestó Caín—. ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano? Pero el SEÑOR le dijo: —¿Qué has hecho? ¡Escucha! ¡La sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra! Ahora eres maldito y serás expulsado de la tierra que se ha tragado la sangre de tu hermano. La tierra ya no te dará buenas cosechas, ¡por mucho que la trabajes! De ahora en adelante, serás un vagabundo sin hogar sobre la tierra. Caín respondió al SEÑOR: —¡Mi castigo es demasiado grande para soportarlo! Me has expulsado de la tierra y de tu presencia; me has hecho un vagabundo sin hogar. ¡Cualquiera que me encuentre me matará! El SEÑOR respondió: —No, porque yo castigaré siete veces a cualquiera que te mate. Entonces el SEÑOR le puso una marca a Caín como advertencia para cualquiera que intentara matarlo.