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Génesis 24:52-67

Génesis 24:52-67 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Al escuchar esto, el criado de Abraham se postró rostro en tierra delante del SEÑOR. Luego sacó joyas de oro y de plata, y vestidos, y se los dio a Rebeca. También entregó regalos a su hermano y a su madre. Más tarde, él y sus acompañantes comieron y bebieron y pasaron allí la noche. A la mañana siguiente, cuando se levantaron, el criado de Abraham dijo: —Déjenme ir a la casa de mi amo. Pero el hermano y la madre de Rebeca respondieron: —Que se quede la joven con nosotros unos diez días y luego podrás irte. —No me detengan —repuso el criado—. El SEÑOR ha prosperado mi viaje, así que déjenme ir a la casa de mi amo. —Llamemos a la joven, a ver qué piensa ella —respondieron. Así que llamaron a Rebeca y le preguntaron: —¿Quieres irte con este hombre? —Sí —respondió ella. Entonces dejaron ir a su hermana Rebeca y a su nodriza con el criado de Abraham y sus acompañantes. Y bendijeron a Rebeca con estas palabras: «Hermana nuestra: ¡que seas madre de millares! ¡Que tus descendientes conquisten las ciudades de sus enemigos!». Luego Rebeca y sus criadas se prepararon, montaron en los camellos y siguieron al criado de Abraham. Así fue como él tomó a Rebeca y se marchó de allí. Ahora bien, Isaac había vuelto del Pozo del Viviente que me ve, porque vivía en la región del Néguev. Una tarde, salió a dar un paseo por el campo. De pronto, al levantar la vista, vio que se acercaban unos camellos. También Rebeca levantó la vista, al ver a Isaac se bajó del camello y preguntó al criado: —¿Quién es ese hombre que viene por el campo a nuestro encuentro? —Es mi amo —contestó el criado. Entonces ella tomó el velo y se cubrió. El criado contó a Isaac todo lo que había hecho. Luego Isaac llevó a Rebeca a la tienda de campaña de Sara, su madre, y la tomó por esposa. Isaac amó a Rebeca y así se consoló de la muerte de su madre.

Génesis 24:52-67 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Al oír esto, el mayordomo se inclinó hasta el suelo y dio gracias a Dios; luego sacó joyas de oro y plata, y vestidos, y se los dio a Rebeca. A su hermano y a su madre también les dio valiosos regalos. Después de eso, él y sus hombres comieron y bebieron, y pasaron la noche allí. A la mañana siguiente, cuando se levantaron, el mayordomo pidió permiso para volver a la casa de su amo, pero el hermano y la madre de Rebeca respondieron: —Deje usted que la muchacha se quede con nosotros unos días más, y entonces podrá irse. Pero el mayordomo les rogó: —¡No me detengan más! Ya Dios me ha dado éxito en mi viaje, así que déjenme volver a la casa de mi amo. Ellos llamaron a Rebeca y le preguntaron: —¿Quieres irte con este hombre? Como Rebeca respondió que sí, la dejaron ir junto con la mujer que la había cuidado desde niña, el mayordomo y sus hombres. Su familia la despidió con esta bendición: «Querida hermana nuestra, deseamos que llegues a tener miles y miles de descendientes, y que ellos lleguen a conquistar las ciudades de sus enemigos». Entonces se levantó Rebeca, junto con sus sirvientas, y montando en los camellos se fueron siguiendo al mayordomo. Así fue como él se llevó a Rebeca. Isaac vivía en el desierto del sur, pero esa tarde llegó hasta el manantial que se llama «Pozo del Dios que vive y todo lo ve». Había salido a dar un paseo por el campo. De pronto, alzó la vista y vio que unos camellos se acercaban. También Rebeca alzó la vista, y al ver a Isaac se bajó del camello y le preguntó al mayordomo: —¿Quién es aquel hombre que viene por el campo a nuestro encuentro? El mayordomo respondió: —¡Es mi amo! Entonces ella tomó un velo y se cubrió la cara. Y luego de que el mayordomo le contó a Isaac todos los detalles del viaje, Isaac llevó a Rebeca a la tienda de campaña de su madre Sara, y se casó con ella. Así fue como Rebeca llegó a ser su esposa, y él la amó mucho. Esto le ayudó a Isaac a olvidar la muerte de su madre.

Génesis 24:52-67 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Cuando el criado de Abrahán les oyó decir estas palabras, se inclinó hasta el suelo delante del Señor; luego sacó el criado alhajas de oro y plata, y vestidos, y se los dio a Rebeca. También a su hermano y a su madre les dio cosas preciosas. Luego él y los varones que venían con él comieron y bebieron, y allí pasaron la noche. Al día siguiente se levantaron, y el criado dijo: «Envíenme a mi señor.» Pero su hermano y su madre respondieron: «Que se quede la joven con nosotros por lo menos unos diez días, y después de eso partirá.» Pero él les dijo: «Ya que el Señor ha prosperado mi camino, no me detengan más. Despídanme, y entonces volveré a mi señor.» Entonces ellos respondieron: «Llamemos a la joven, y preguntémosle a ella.» Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: «¿Quieres irte con este varón?» Y ella respondió: «Sí, quiero irme con él.» Y así, dejaron ir a su hermana Rebeca y a su nodriza, y también al criado de Abrahán y a sus hombres. A Rebeca la bendijeron así: «Hermana nuestra, que seas la madre de miles y miles, y que tus descendientes conquisten las ciudades de sus enemigos.» Rebeca se levantó entonces, junto con sus doncellas, y montando en los camellos siguieron al criado, el cual tomó a Rebeca y se fue. Isaac, que vivía en el Néguev, regresaba del pozo llamado «El que vive y me ve». Era la hora de la tarde, e Isaac había salido al campo, para meditar. Pero al levantar los ojos, vio que se acercaban los camellos. También Rebeca levantó los ojos, y vio a Isaac. Entonces se bajó del camello, y le preguntó al criado: «¿Quién es este varón que anda por el campo y viene a nuestro encuentro?» Y el criado le respondió: «Es mi señor.» Entonces ella tomó el velo y se cubrió, y el criado le contó a Isaac todo lo que había hecho. Isaac tomó entonces a Rebeca por mujer, y la llevó a la tienda de Sara, su madre, y la amó. Así se consoló Isaac después de la muerte de su madre.

Génesis 24:52-67 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Cuando el siervo de Abraham oyó esas palabras, se arrodilló delante del Señor hasta tocar el suelo con la frente. Luego sacó varios objetos de oro y plata, y vestidos, y se los dio a Rebeca. También a su hermano y a su madre les hizo regalos. Después él y sus compañeros comieron y bebieron, y pasaron allí la noche. Al día siguiente, cuando se levantaron, el siervo dijo: —Déjenme regresar a la casa de mi amo. Pero el hermano y la madre de Rebeca le dijeron: —Que se quede la muchacha con nosotros todavía unos diez días, y después podrá irse con usted. Pero el siervo les dijo: —No me detengan más. Dios ha hecho que mi viaje haya salido bien, así que déjenme regresar a la casa de mi amo. Entonces ellos contestaron: —Vamos a llamar a la muchacha, a ver qué dice ella. Llamaron a Rebeca y le preguntaron: —¿Quieres irte con este hombre? —Sí —contestó ella. Entonces dejaron ir a Rebeca y a la mujer que la había cuidado siempre, y también al siervo de Abraham y a sus compañeros. Y bendijeron a Rebeca de esta manera: «Oh, hermana nuestra, ¡que seas madre de muchos millones! ¡Que tus descendientes conquisten las ciudades de sus enemigos!» Entonces Rebeca y sus siervas montaron en los camellos y siguieron al siervo de Abraham. Fue así como el siervo tomó a Rebeca y se fue de allí. Isaac había vuelto del pozo llamado «El que vive y me ve», pues vivía en la región del Négueb. Había salido a dar un paseo al anochecer. En esto vio que unos camellos se acercaban. Por su parte, Rebeca también miró y, al ver a Isaac, se bajó del camello y le preguntó al siervo: —¿Quién es ese hombre que viene por el campo hacia nosotros? —Es mi amo —contestó el siervo. Entonces ella tomó su velo y se cubrió la cara. El siervo le contó a Isaac todo lo que había hecho. Luego Isaac llevó a Rebeca a la tienda de campaña de su madre Sara, y se casó con ella. Isaac amó mucho a Rebeca, y así se consoló de la muerte de su madre.

Génesis 24:52-67 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Cuando el criado de Abraham oyó sus palabras, se inclinó en tierra ante Jehová. Y sacó el criado alhajas de plata y alhajas de oro, y vestidos, y dio a Rebeca; también dio cosas preciosas a su hermano y a su madre. Y comieron y bebieron él y los varones que venían con él, y durmieron; y levantándose de mañana, dijo: Enviadme a mi señor. Entonces respondieron su hermano y su madre: Espere la doncella con nosotros a lo menos diez días, y después irá. Y él les dijo: No me detengáis, ya que Jehová ha prosperado mi camino; despachadme para que me vaya a mi señor. Ellos respondieron entonces: Llamemos a la doncella y preguntémosle. Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré. Entonces dejaron ir a Rebeca su hermana, y a su nodriza, y al criado de Abraham y a sus hombres. Y bendijeron a Rebeca, y le dijeron: Hermana nuestra, sé madre de millares de millares, y posean tus descendientes la puerta de sus enemigos. Entonces se levantó Rebeca y sus doncellas, y montaron en los camellos, y siguieron al hombre; y el criado tomó a Rebeca, y se fue. Y venía Isaac del pozo del Viviente-que-me-ve; porque él habitaba en el Neguev. Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían. Rebeca también alzó sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello; porque había preguntado al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros? Y el criado había respondido: Este es mi señor. Ella entonces tomó el velo, y se cubrió. Entonces el criado contó a Isaac todo lo que había hecho. Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre.

Génesis 24:52-67 La Biblia de las Américas (LBLA)

Y sucedió que cuando el siervo de Abraham escuchó sus palabras, se postró en tierra delante del SEÑOR. Y el siervo sacó objetos de plata, objetos de oro y vestidos, y se los dio a Rebeca; dio también cosas preciosas a su hermano y a su madre. Después él y los hombres que estaban con él comieron y bebieron y pasaron la noche. Cuando se levantaron por la mañana, él dijo: Enviadme a mi señor. Pero el hermano y la madre de ella dijeron: Permite que se quede la joven con nosotros unos días, quizá diez; después se irá. Y él les dijo: No me detengáis, puesto que el SEÑOR ha dado éxito a mi viaje; enviadme para que vaya a mi señor. Y ellos dijeron: Llamaremos a la joven y le preguntaremos cuáles son sus deseos. Entonces llamaron a Rebeca y le dijeron: ¿Te irás con este hombre? Y ella dijo: Me iré. Y enviaron a su hermana Rebeca y a su nodriza con el siervo de Abraham y sus hombres. Y bendijeron a Rebeca y le dijeron: Que tú, hermana nuestra, te conviertas en millares de miríadas, y posean tus descendientes la puerta de los que los aborrecen. Y se levantó Rebeca con sus doncellas y, montadas en los camellos, siguieron al hombre. El siervo, pues, tomó a Rebeca y partió. Isaac había venido a Beer-lajai-roi, pues habitaba en la tierra del Neguev. Y por la tarde Isaac salió a meditar al campo; y alzó los ojos y miró, y he aquí, venían unos camellos. Rebeca alzó los ojos, y cuando vio a Isaac, bajó del camello, y dijo al siervo: ¿Quién es ese hombre que camina por el campo a nuestro encuentro? Y el siervo dijo: Es mi señor. Y ella tomó el velo y se cubrió. Y el siervo contó a Isaac todo lo que había hecho. Entonces Isaac la trajo a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca y ella fue su mujer, y la amó. Así se consoló Isaac después de la muerte de su madre.

Génesis 24:52-67 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Cuando el siervo de Abraham oyó la respuesta, se postró hasta el suelo y adoró al SEÑOR. Después sacó joyas de plata y de oro, y vestidos, y se los dio a Rebeca. También entregó valiosos regalos a su hermano y a su madre. Luego comieron, y el siervo y los hombres que lo acompañaban pasaron allí la noche. Pero temprano a la mañana siguiente, el siervo de Abraham dijo: —Envíenme de regreso a mi amo. —Queremos que Rebeca se quede con nosotros al menos diez días —dijeron su madre y su hermano—, y luego podrá irse. Pero él dijo: —No me retrasen. El SEÑOR hizo que mi misión tuviera éxito; ahora envíenme, para que pueda regresar a la casa de mi amo. —Bien —dijeron ellos—, llamaremos a Rebeca y le preguntaremos qué le parece a ella. Entonces llamaron a Rebeca. —¿Estás dispuesta a irte con este hombre? —le preguntaron. —Sí —contestó—, iré. Entonces se despidieron de Rebeca y la enviaron con el siervo de Abraham y sus hombres. La mujer que había sido niñera de Rebeca la acompañó. Cuando Rebeca partía le dieron la siguiente bendición: «Hermana nuestra, ¡que llegues a ser la madre de muchos millones! Que tus descendientes sean fuertes y conquisten las ciudades de sus enemigos». Después Rebeca y sus siervas montaron en los camellos y siguieron al hombre. Así que el siervo de Abraham se llevó a Rebeca y emprendió el viaje. Mientras tanto, Isaac, que vivía en el Neguev, había regresado de Beer-lajai-roi. Una tarde, mientras caminaba por los campos y meditaba, levantó la vista y vio que se acercaban los camellos. Cuando Rebeca levantó la vista y vio a Isaac, se bajó enseguida del camello. —¿Quién es ese hombre que viene a nuestro encuentro caminando por los campos? —preguntó al siervo. Y él contestó: —Es mi amo. Entonces Rebeca se cubrió el rostro con el velo, y el siervo le contó a Isaac todo lo que había hecho. Luego Isaac la llevó a la carpa de Sara, su madre, y Rebeca fue su esposa. Él la amó profundamente, y ella fue para él un consuelo especial después de la muerte de su madre.