Génesis 22:11-12
Génesis 22:11-12 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo, y le dijo: «¡Abrahán, Abrahán!» Y él respondió: «¡Aquí estoy!» Y el ángel dijo: «No extiendas tu mano sobre el niño, ni le hagas nada. Yo sé bien que temes a Dios, pues no me has negado a tu único hijo.»
Génesis 22:11-12 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
pero en ese momento el ángel del SEÑOR le gritó desde el cielo: —¡Abraham! ¡Abraham! —Aquí estoy —respondió. —No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño —dijo el ángel—. Ahora sé que temes a Dios, porque ni siquiera te has negado a darme a tu único hijo.
Génesis 22:11-12 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
cuando oyó que Dios lo llamaba desde el cielo. Abraham respondió, y Dios le dijo: «No le hagas daño al niño. Estoy convencido de que me obedeces, pues no te negaste a ofrecerme en sacrificio a tu único hijo».
Génesis 22:11-12 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
el ángel del Señor lo llamó desde el cielo: —¡Abraham! ¡Abraham! —Aquí estoy —contestó él. El ángel le dijo: —No le hagas ningún daño al muchacho, porque ya sé que tienes temor de Dios, pues no te negaste a darme tu único hijo.
Génesis 22:11-12 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.
Génesis 22:11-12 La Biblia de las Américas (LBLA)
Mas el ángel del SEÑOR lo llamó desde el cielo y dijo: ¡Abraham, Abraham! Y él respondió: Heme aquí. Y el ángel dijo: No extiendas tu mano contra el muchacho, ni le hagas nada; porque ahora sé que temes a Dios, ya que no me has rehusado tu hijo, tu único.
Génesis 22:11-12 Nueva Traducción Viviente (NTV)
En ese momento, el ángel del SEÑOR lo llamó desde el cielo: —¡Abraham! ¡Abraham! —Sí —respondió Abraham—, ¡aquí estoy! —¡No pongas tu mano sobre el muchacho! —dijo el ángel—. No le hagas ningún daño, porque ahora sé que de verdad temes a Dios. No me has negado ni siquiera a tu hijo, tu único hijo.