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Esdras 7:1-26

Esdras 7:1-26 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Durante el reinado de Artajerjes, rey de Persia, vivió un hombre llamado Esdras, hijo de Seraías, que era descendiente en línea directa de Azarías, Jilquías, Salún, Sadoc, Ajitob, Amarías, Azarías, Merayot, Zeraías, Uzi, Buquí, Abisúa, Finés, Eleazar y Aarón, que fue el primer sacerdote. Este Esdras llegó de Babilonia. Era un maestro muy versado en la Ley que el SEÑOR, Dios de Israel, había dado a Moisés. El rey le concedió todo lo que pidió porque el SEÑOR su Dios estaba con él. Con Esdras regresaron a Jerusalén algunos israelitas, entre los cuales había sacerdotes, levitas, cantores, porteros y servidores del Templo. Esto sucedió en el séptimo año del reinado de Artajerjes. Así que Esdras llegó a Jerusalén en el mes quinto del séptimo año del reinado de Artajerjes. Había salido de Babilonia el día primero del mes primero y llegó a Jerusalén el día primero del mes quinto, porque la mano bondadosa de Dios estaba con él. Esdras se había dedicado por completo a estudiar la Ley del SEÑOR, a ponerla en práctica y a enseñar sus estatutos y ordenanzas a los israelitas. El rey Artajerjes le entregó la siguiente carta a Esdras, quien era sacerdote y maestro de los mandamientos y estatutos que el SEÑOR dio a Israel: Artajerjes, rey de reyes, a Esdras, sacerdote y maestro versado en la Ley del Dios del cielo: Saludos. He dispuesto que todos los israelitas que quieran ir contigo a Jerusalén puedan hacerlo, incluyendo a los sacerdotes y levitas. El rey y sus siete consejeros te mandan a investigar la situación de Jerusalén y de Judá, conforme a la Ley de tu Dios que se te ha confiado. Lleva el oro y la plata que el rey y sus consejeros han ofrecido voluntariamente al Dios de Israel, que habita en Jerusalén. También lleva contigo toda la plata y el oro que obtengas de la provincia de Babilonia, junto con los donativos del pueblo y de los sacerdotes para el Templo de su Dios en Jerusalén. Con ese dinero compra, sin falta, becerros, carneros y corderos, con sus respectivas ofrendas de cereales y de vino, para ofrecerlos en el altar del Templo del Dios de ustedes en Jerusalén. Con el resto de la plata y del oro tú y tus compañeros podrán hacer lo que les parezca mejor, de acuerdo con la voluntad del Dios de ustedes. Pero deposita en el Templo los utensilios sagrados que se te han entregado para rendir culto a tu Dios en Jerusalén. Cualquier otro gasto que sea necesario para el Templo de tu Dios se cubrirá del tesoro real. Ahora bien, yo, el rey Artajerjes, ordeno a todos los tesoreros que están al oeste del río Éufrates que entreguen de inmediato todo cuanto solicite Esdras, sacerdote y maestro versado en la Ley del Dios del cielo. Pueden darle cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien batos de vino, cien batos de aceite y toda la sal que requiera. Todo lo que ha ordenado el Dios del cielo para su Templo, háganlo de inmediato, de modo que no se descargue su ira contra el dominio del rey y su familia. También les ordeno que exoneren de impuestos a los sacerdotes, levitas, cantores, porteros y servidores del Templo de Dios. Por cuanto tú, Esdras, posees la sabiduría de Dios, serás el encargado de nombrar funcionarios y jueces para que juzguen a los habitantes de la provincia al oeste del río Éufrates, es decir, a todos los que conocen las leyes de tu Dios. Pero, a quienes no la conozcan, enséñasela. Si alguien desobedece la ley de tu Dios y las órdenes del rey, haz que se le castigue de inmediato con la pena de muerte, el destierro, la confiscación de bienes o la cárcel.

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Esdras 7:1-26 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Tiempo después, durante el reinado de Artajerjes, llegó a Jerusalén un hombre llamado Esdras, que era descendiente de Aarón, el primer sacerdote de Israel. Sus antepasados fueron: Seraías, Azarías, Hilquías, Salum, Sadoc, Ahitub, Amarías, Azarías, Meraiot, Zeraías, Uzí, Buquí, Abisúa, Finees, Eleazar. Esdras era un sacerdote y un maestro que conocía muy bien la ley que Dios había dado por medio de Moisés; la estudiaba constantemente, la obedecía y la enseñaba a los judíos. Dios había hecho que el rey Artajerjes le diera a Esdras todo lo que él pidiera. Así Esdras logró salir de Babilonia el día primero del mes de Abib, del séptimo año del reinado de Artajerjes. Llegó a Jerusalén el día primero del mes de Ab de ese mismo año. Lo acompañaba un grupo de judíos, entre los que había sacerdotes, sus ayudantes, cantores, guardianes y servidores del templo de Dios. Esdras llevaba una carta del rey Artajerjes que decía así: «El gran rey Artajerjes, saluda al sacerdote Esdras, maestro de la ley del Dios todopoderoso. »Cualquier judío que esté en mi país y quiera acompañarte a Jerusalén, puede hacerlo, incluyendo a los sacerdotes y a sus ayudantes. Yo, junto con mis siete consejeros, te envío a Jerusalén para averiguar si se está obedeciendo la ley de Dios que tú conoces bien. Además, quiero que lleves el oro y la plata que nosotros hemos ofrecido al Dios de Israel, que tiene su templo en Jerusalén. Lleva también todo el oro y la plata que puedas conseguir en toda la provincia de Babilonia, más las ofrendas que la gente y los sacerdotes den voluntariamente para el templo. Con ese dinero comprarás toros, carneros y corderos, y también trigo y vino para ofrecerlos sobre el altar del templo. Decidan ustedes lo que se deba hacer con el dinero que sobre, de acuerdo con lo que Dios les indique. Debes entregarle a Dios los utensilios que te han dado para su adoración. Todo lo que necesites, lo pagará el tesoro del reino. »Yo, el rey Artajerjes, ordeno a todos los tesoreros de la provincia al oeste del río Éufrates lo siguiente: Si Esdras, sacerdote y maestro conocedor de la ley del Dios todopoderoso, les pide algo, se lo entregarán sin falta. Le está permitido pedir hasta tres mil trescientos kilos de plata, diez mil kilos de trigo, dos mil doscientos litros de vino, dos mil doscientos litros de aceite y toda la sal que necesite. Tengan cuidado de entregarle de inmediato todo lo que su Dios ha ordenado para su templo. Así Dios no se enojará con mi país ni con mis hijos. Sepan también que no deben cobrar ninguna clase de impuestos a los sacerdotes, sus ayudantes, cantores y guardianes, ni a ningún servidor del templo de Dios. »Esdras, tu Dios te ha dado muchos conocimientos. Úsalos para nombrar gobernantes y jueces que conozcan la ley de tu Dios, y gobiernen con justicia a los habitantes de la provincia al oeste del río Éufrates. Estos líderes deberán enseñar la ley a los judíos que no la conozcan. El castigo inmediato para cualquiera que no obedezca la ley de tu Dios y las órdenes del rey podrá ser: una multa, la cárcel, la expulsión de su país, e incluso la muerte».

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Esdras 7:1-26 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Años después, durante el reinado del rey Artajerjes de Persia, hubo un hombre llamado Esdras, descendiente en línea directa de Seraías, Azarías, Hilcías, Salún, Sadoc, Ajitob, Amarías, Azarías, Merayot, Zeraías, Uzi, Buqui, Abisúa, Finés y Eleazar. Todos ellos eran descendientes de Aarón, el primer sacerdote de los israelitas. Este Esdras salió de Babilonia, y era un escriba con amplios conocimientos de la ley que el Señor y Dios de Israel le había dado a Moisés. El rey Artajerjes le concedió a Esdras todo lo que este le pidió, porque el poder del Señor estaba con él. En el séptimo año del reinado de Artajerjes Esdras y algunos israelitas salieron hacia Jerusalén, y también sacerdotes, levitas, cantores, porteros y criados del templo. Cuando Esdras llegó a Jerusalén, corría el quinto mes del séptimo año del reinado de Artajerjes. Esdras y su gente salieron de Babilonia el primer día del primer mes, y llegaron a Jerusalén el primer día del quinto mes, guiados por la bondadosa mano de Dios. Y es que Esdras se había entregado de corazón al estudio de la ley del Señor, y a cumplirla y enseñarla a los israelitas, con todas sus normas y ordenanzas. Esta es la copia de la carta que el rey Artajerjes entregó al sacerdote Esdras, profundo conocedor de los mandamientos y estatutos que el Señor había dado a Israel: «De Artajerjes, rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba erudito en la ley del Dios del cielo. Paz. »Por este conducto ordeno que todo israelita, sacerdote o levita, que viva en mi reino y quiera ir contigo a Jerusalén, puede irse. Yo, el rey, y mis siete consejeros, hemos acordado enviarte a Judea y a Jerusalén, en conformidad con la ley de tu Dios, la cual obra en tus manos. Llevarás contigo toda la plata y el oro que mis consejeros y yo voluntariamente ofrecemos al Dios de Israel, cuyo templo está en Jerusalén. Llevarás también toda la plata y el oro que logres recaudar en toda la provincia de Babilonia, lo mismo que las ofrendas voluntarias del pueblo y de los sacerdotes para el templo de Dios en Jerusalén. Con lo que recaudes podrás comprar becerros, carneros y corderos, además de cereales y vino, para que los ofrezcas sobre el altar del templo del Dios de ustedes en Jerusalén. Si a ti y a tus hermanos les parece que con el oro y la plata restante pueden comprar otras cosas, háganlo, de acuerdo con la voluntad de su Dios. Los utensilios que te serán devueltos son para el servicio del templo de tu Dios, así que los devolverás ante tu Dios en Jerusalén. Cualquier otra cosa que sea necesaria para el templo de tu Dios, y que tengas que pagar, lo pagarás del tesoro real. »Yo, el rey Artajerjes, ordeno a todos los tesoreros que están al otro lado del río Éufrates proveer a Esdras, sacerdote y escriba de la ley del Dios del cielo, todo lo que él les pida, y hacerlo de manera inmediata, siendo el límite de hasta tres mil kilos de plata, treinta mil kilos de trigo, tres mil litros de vino, tres mil litros de aceite, y sal sin medida. Que todo lo que ordene el Dios del cielo para su templo se haga con prontitud. ¿Por qué exponernos a que el Señor se enoje contra el rey y contra sus hijos? »Tómese nota de que todos los sacerdotes, levitas, cantores, porteros, criados del templo y ministros del templo del Señor, estarán exentos de pagar tributo, contribución o renta. »En cuanto a ti, Esdras, usa la sabiduría que tu Dios te ha concedido y elige jueces y gobernadores para el pueblo que está al otro lado del río Éufrates, que conoce los mandamientos de tu Dios. Si alguno no los conoce, tú deberás instruirlo. »Todo aquel que no cumpla con la ley de tu Dios ni con la ley del rey, deberá ser juzgado de inmediato y condenado a muerte, a destierro, a pagar una multa, o a ir a prisión.»

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Esdras 7:1-26 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Tiempo después, durante el reinado de Artajerjes, rey de Persia, hubo un hombre llamado Esdras, descendiente en línea directa de Seraías, Azarías, Hilquías, Salum, Sadoc, Ahitub, Amarías, Azarías, Meraiot, Zeraías, Uzí, Buquí, Abisúa, Finees, Eleazar y Aarón, el primer sacerdote. Este Esdras era un maestro instruido en la ley que el Señor, Dios de Israel, había dado por medio de Moisés, y contaba con la ayuda del Señor, así que el rey Artajerjes le concedió todo lo que él pidió. De esta manera, Esdras regresó de Babilonia a Jerusalén con un grupo de israelitas compuesto de sacerdotes, levitas, cantores, porteros y sirvientes del templo, en el séptimo año del reinado de Artajerjes. Contando Esdras con la bondadosa ayuda de Dios, inició el regreso de Babilonia el día primero del mes primero del séptimo año del reinado de Artajerjes, y llegó a Jerusalén el día primero del mes quinto de ese mismo año. Y Esdras tenía el firme propósito de estudiar y de poner en práctica la ley del Señor, y de enseñar a los israelitas sus leyes y decretos. Esta es la copia de la carta que el rey Artajerjes entregó a Esdras, sacerdote y maestro instruido en todos los mandamientos y leyes del Señor para Israel: «El emperador Artajerjes saluda a Esdras, sacerdote y maestro instruido en la ley del Dios del cielo. »He ordenado que todo israelita que se encuentre en mi reino y que quiera irse a Jerusalén contigo, pueda hacerlo, incluso si es levita o sacerdote. Porque el rey y sus siete consejeros te envían a estudiar la situación en Judá y Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios que tienes en la mano. Lleva contigo la plata y el oro que el rey y sus consejeros ofrecen voluntariamente al Dios de Israel, que habita en Jerusalén, y toda la plata y el oro que puedas conseguir en toda la provincia de Babilonia, más los donativos que el pueblo y los sacerdotes ofrezcan voluntariamente para el templo de Dios en Jerusalén. Con ese dinero deberás comprar becerros, carneros y corderos, junto con sus ofrendas de cereales y de vino, para ofrecerlos sobre el altar del templo del Dios de ustedes, en Jerusalén. En cuanto al oro y la plata restantes, hagan tú y tus compañeros lo que les parezca mejor, conforme a la voluntad de Dios. Pero los utensilios que se te han entregado para el culto en el templo de tu Dios, entrégalos tú mismo al Dios de Jerusalén. »Cualquier otra cosa que debas proporcionar para el templo de tu Dios, puedes conseguirla en los almacenes reales. Y yo, el rey Artajerjes, ordeno a todos los tesoreros al oeste del río Éufrates que, sin falta, entreguen a Esdras, sacerdote y maestro instruido en la ley del Dios del cielo, todo lo que él pida, hasta tres mil trescientos kilos de plata, veintidós mil litros de trigo, dos mil doscientos litros de vino, dos mil doscientos litros de aceite y toda la sal que pida. »Todo lo que pida el Dios del cielo para su templo, debe ser entregado rápidamente, para que no venga ningún castigo sobre los hijos del rey y sobre sus dominios. Han de saber también que está prohibido imponer tributo, impuestos o derechos a cualquiera de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros, sirvientes del templo o cualquier otra persona que sirva en el templo de Dios. »En cuanto a ti, Esdras, de acuerdo con los conocimientos que tu Dios te ha dado, nombra jueces y gobernantes que hagan justicia a toda la gente de la provincia al oeste del río Éufrates, o sea, a todos los que conocen la ley de tu Dios; y a los que no la conozcan, enséñasela. Y a todo el que no cumpla la ley de tu Dios y las leyes del rey, que se le condene inmediatamente a muerte, a destierro, al pago de una multa o a prisión.»

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Esdras 7:1-26 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Pasadas estas cosas, en el reinado de Artajerjes rey de Persia, Esdras hijo de Seraías, hijo de Azarías, hijo de Hilcías, hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ahitob, hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Meraiot, hijo de Zeraías, hijo de Uzi, hijo de Buqui, hijo de Abisúa, hijo de Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, primer sacerdote, este Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras. Y con él subieron a Jerusalén algunos de los hijos de Israel, y de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros y sirvientes del templo, en el séptimo año del rey Artajerjes. Y llegó a Jerusalén en el mes quinto del año séptimo del rey. Porque el día primero del primer mes fue el principio de la partida de Babilonia, y al primero del mes quinto llegó a Jerusalén, estando con él la buena mano de Dios. Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos. Esta es la copia de la carta que dio el rey Artajerjes al sacerdote Esdras, escriba versado en los mandamientos de Jehová y en sus estatutos a Israel: Artajerjes rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba erudito en la ley del Dios del cielo: Paz. Por mí es dada orden que todo aquel en mi reino, del pueblo de Israel y de sus sacerdotes y levitas, que quiera ir contigo a Jerusalén, vaya. Porque de parte del rey y de sus siete consejeros eres enviado a visitar a Judea y a Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios que está en tu mano; y a llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros voluntariamente ofrecen al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén, y toda la plata y el oro que halles en toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas voluntarias del pueblo y de los sacerdotes, que voluntariamente ofrecieren para la casa de su Dios, la cual está en Jerusalén. Comprarás, pues, diligentemente con este dinero becerros, carneros y corderos, con sus ofrendas y sus libaciones, y los ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios, la cual está en Jerusalén. Y lo que a ti y a tus hermanos os parezca hacer de la otra plata y oro, hacedlo conforme a la voluntad de vuestro Dios. Los utensilios que te son entregados para el servicio de la casa de tu Dios, los restituirás delante de Dios en Jerusalén. Y todo lo que se requiere para la casa de tu Dios, que te sea necesario dar, lo darás de la casa de los tesoros del rey. Y por mí, Artajerjes rey, es dada orden a todos los tesoreros que están al otro lado del río, que todo lo que os pida el sacerdote Esdras, escriba de la ley del Dios del cielo, se le conceda prontamente, hasta cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien batos de vino, y cien batos de aceite; y sal sin medida. Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho prontamente para la casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos? Y a vosotros os hacemos saber que a todos los sacerdotes y levitas, cantores, porteros, sirvientes del templo y ministros de la casa de Dios, ninguno podrá imponerles tributo, contribución ni renta. Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon jueces y gobernadores que gobiernen a todo el pueblo que está al otro lado del río, a todos los que conocen las leyes de tu Dios; y al que no las conoce, le enseñarás. Y cualquiera que no cumpliere la ley de tu Dios, y la ley del rey, sea juzgado prontamente, sea a muerte, a destierro, a pena de multa, o prisión.

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Esdras 7:1-26 La Biblia de las Américas (LBLA)

Después de estas cosas, en el reinado de Artajerjes, rey de Persia, subió Esdras hijo de Seraías, hijo de Azarías, hijo de Hilcías, hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ahitob, hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Meraiot, hijo de Zeraías, hijo de Uzi, hijo de Buqui, hijo de Abisúa, hijo de Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, sumo sacerdote. Este Esdras subió de Babilonia, y era escriba experto en la ley de Moisés, que el SEÑOR, Dios de Israel, había dado; y el rey le concedió todo lo que pedía porque la mano del SEÑOR su Dios estaba sobre él. También algunos de los hijos de Israel y de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros y sirvientes del templo subieron a Jerusalén en el año séptimo del rey Artajerjes. Y él llegó a Jerusalén en el quinto mes; era el año séptimo del rey. Porque el primer día del mes primero comenzó a subir de Babilonia; y el primer día del mes quinto llegó a Jerusalén, pues la mano bondadosa de su Dios estaba sobre él. Ya que Esdras había dedicado su corazón a estudiar la ley del SEÑOR, y a practicarla, y a enseñar sus estatutos y ordenanzas en Israel. Esta es la copia del decreto que el rey Artajerjes dio al sacerdote Esdras, el escriba, instruido en las palabras de los mandamientos del SEÑOR y de sus estatutos para Israel: Artajerjes, rey de reyes, al sacerdote Esdras, escriba de la ley del Dios del cielo: Paz perfecta. Y ahora yo he proclamado un decreto de que cualquiera del pueblo de Israel, de sus sacerdotes y de los levitas en mi reino que esté dispuesto a ir a Jerusalén, puede ir contigo. Por cuanto eres enviado por el rey y sus siete consejeros para investigar acerca de Judá y de Jerusalén conforme a la ley de tu Dios que está en tu mano, y para llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros han ofrendado voluntariamente al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén, y toda la plata y el oro que halles en toda la provincia de Babilonia, con la ofrenda voluntaria que el pueblo y los sacerdotes hayan ofrecido voluntariamente para la casa de su Dios que está en Jerusalén. Con este dinero, pues, comprarás diligentemente novillos, carneros y corderos, con sus ofrendas de cereal y sus libaciones correspondientes, y los ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios que está en Jerusalén. Y lo que a ti y a tus hermanos os parezca bien hacer con la plata y el oro que quede, hacedlo conforme a la voluntad de vuestro Dios. También los utensilios que te son entregados para el servicio de la casa de tu Dios, entrégalos todos delante del Dios de Jerusalén. Y lo demás que se necesite para la casa de tu Dios, para lo cual tengas ocasión de proveer, provéelo del tesoro real. Yo, el rey Artajerjes, proclamo un decreto a todos los tesoreros que están en las provincias más allá del río, que todo lo que os pida el sacerdote Esdras, escriba de la ley del Dios del cielo, sea hecho puntualmente, hasta cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien batos de vino, cien batos de aceite y sal sin medida. Todo cuanto ordene el Dios del cielo, sea hecho con esmero para la casa del Dios del cielo, no sea que venga la ira contra el reino del rey y sus hijos. También os hacemos saber que no se permite cobrar tributo, impuesto o peaje a ninguno de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros, sirvientes, o ministros de esta casa de Dios. Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría de tu Dios que posees, nombra magistrados y jueces para juzgar a todo el pueblo que está en la provincia más allá del río, a todos los que conocen las leyes de tu Dios; y a cualquiera que las ignore, le enseñarás. Y todo aquel que no cumpla la ley de tu Dios y la ley del rey, que la justicia se le aplique severamente, sea para muerte o destierro o confiscación de bienes o encarcelamiento.

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Esdras 7:1-26 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Muchos años después, durante el reinado de Artajerjes, rey de Persia, hubo un hombre llamado Esdras. Era hijo de Seraías, hijo de Azarías, hijo de Hilcías, hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ahitob, hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Meraiot, hijo de Zeraías, hijo de Uzi, hijo de Buqui, hijo de Abisúa, hijo de Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, el sumo sacerdote. Este Esdras era un escriba muy instruido en la ley de Moisés, la cual el SEÑOR, Dios de Israel, había dado al pueblo de Israel. Él subió de Babilonia a Jerusalén, y el rey le dio todo lo que pidió, porque la bondadosa mano del SEÑOR su Dios estaba sobre él. Algunos del pueblo de Israel junto con varios sacerdotes, levitas, cantores, porteros y sirvientes del templo viajaron con él en el séptimo año del reinado de Artajerjes. Esdras llegó a Jerusalén en agosto de ese año. Había hecho arreglos para partir de Babilonia el 8 de abril, el primer día del nuevo año, y llegó a Jerusalén el 4 de agosto, pues la bondadosa mano de su Dios estaba sobre él. Así fue porque Esdras había decidido estudiar y obedecer la ley del SEÑOR y enseñar sus decretos y ordenanzas al pueblo de Israel. La siguiente es una copia de la carta que el rey Artajerjes le dio a Esdras, el sacerdote y escriba que estudiaba y enseñaba los mandatos y decretos del SEÑOR a Israel: «De Artajerjes, rey de reyes, al sacerdote Esdras, maestro de la ley del Dios del cielo: ¡saludos! »Yo decreto que cualquier israelita de mi reino, incluidos los sacerdotes y levitas, puede ofrecerse como voluntario para regresar contigo a Jerusalén. Por la presente, yo y mis siete consejeros te ordenamos que averigües la situación en que están Judá y Jerusalén, basado en la ley de tu Dios, la cual está en tus manos. También te encargamos que lleves contigo plata y oro, los cuales presentamos como una ofrenda voluntaria al Dios de Israel, quien vive en Jerusalén. »Además, llevarás toda la plata y el oro que obtengas de la provincia de Babilonia, como también las ofrendas voluntarias que el pueblo y los sacerdotes ofrezcan para el templo de su Dios en Jerusalén. Usarás estos donativos específicamente para comprar toros, carneros, corderos y las ofrendas de grano y las ofrendas líquidas correspondientes, para que se ofrezca todo en el altar del templo de tu Dios en Jerusalén. El oro y la plata que sobren pueden usarse para lo que tú y tus colegas crean que sea la voluntad de su Dios. »En cuanto a las copas que te confiamos para el servicio del templo de tu Dios, entrégalas todas al Dios de Jerusalén. Si precisas alguna otra cosa para el templo de tu Dios o para otra necesidad similar, puedes tomarla de la tesorería real. »Yo, el rey Artajerjes, por la presente, envío el siguiente decreto a todos los tesoreros de la provincia situada al occidente del río Éufrates: “Deben darle a Esdras, el sacerdote y maestro de la ley del Dios del cielo, todo lo que él les pida. Le darán hasta tres mil cuatrocientos kilos de plata, quinientas canastas de trigo, dos mil cien litros de vino, dos mil cien litros de aceite de oliva y sal en cantidad ilimitada. Procuren proveer todo lo que el Dios del cielo exija para su templo, pues, ¿por qué hemos de correr el riesgo de provocar el enojo de Dios contra los dominios del rey y de sus hijos? También decreto que a ningún sacerdote, levita, cantor, portero, sirviente del templo ni a ningún otro trabajador de este templo de Dios se le exija el pago de tributos, derechos aduaneros o peajes de ninguna clase”. »Y tú, Esdras, usa la sabiduría que tu Dios te ha dado a fin de nombrar magistrados y jueces que conozcan las leyes de tu Dios, para que gobiernen a toda la gente de la provincia situada al occidente del río Éufrates. Enseña la ley a todo el que no la conozca. Cualquiera que se niegue a obedecer la ley de tu Dios y la ley del rey será castigado de inmediato, ya sea por muerte, destierro, confiscación de bienes o encarcelamiento».

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