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Ezequiel 43:1-17

Ezequiel 43:1-17 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Entonces el hombre me llevó a la puerta que da al oriente. Vi que la gloria del Dios de Israel venía del oriente, en medio de un ruido ensordecedor, semejante al de un río caudaloso. Y la tierra resplandecía con su gloria. Esta visión era semejante a la que tuve cuando él vino a destruir la ciudad de Jerusalén; también, a la que tuve junto al río Quebar. Y caí rostro en tierra, cuando la gloria del SEÑOR entró al Templo por la puerta que daba al oriente. Entonces el Espíritu me levantó, me introdujo en el atrio interior y vi que la gloria del SEÑOR había llenado el Templo. Mientras el hombre estaba de pie a mi lado, oí que alguien me hablaba desde el Templo. Me decía: «Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde pongo la planta de mis pies; aquí habitaré entre los israelitas para siempre. El pueblo de Israel y sus reyes no volverán a profanar mi santo nombre con sus infidelidades ni con las ofrendas funerarias que presentan a sus reyes. Los israelitas profanaron mi santo nombre con sus abominaciones, pues colocaron su umbral y sus postes junto a los míos, con tan solo un muro entre ellos y yo. Por eso, en mi ira los exterminé. Que alejen ahora de mí sus infidelidades y sus ofrendas funerarias a sus reyes, y yo habitaré en medio de ellos para siempre. »Hijo de hombre, describe al pueblo de Israel el Templo, con sus planos y medidas, para que se avergüencen de sus iniquidades. Y, si se avergüenzan de todo lo que han hecho, hazles conocer el diseño del Templo y su estructura, con sus salidas y entradas, es decir, todo su diseño, al igual que sus estatutos y sus leyes. Pon todo esto por escrito ante sus ojos, para que sean fieles al diseño y cumplan todos sus estatutos. »Esta es la ley del Templo: todo el terreno que lo rodea sobre la cumbre del monte será un Lugar Santísimo. Tal es la ley del Templo». Estas son las medidas del altar en codos, a razón de un codo y un palmo. Alrededor del altar había una fosa de un codo de hondo por un codo de ancho, con un reborde de un palmo alrededor de toda la orilla. La altura del altar era la siguiente: Desde la fosa en el suelo hasta el zócalo inferior tenía dos codos de alto y un codo de ancho; y desde el zócalo inferior hasta el zócalo superior, medía cuatro codos de alto y un codo de ancho. El lugar del fuego del altar medía cuatro codos de alto y desde allí se erguían cuatro cuernos. El lugar del fuego del altar era un cuadrado perfecto de doce codos de largo por doce codos de ancho. El zócalo superior también era un cuadrado de catorce codos de largo por catorce de ancho, y alrededor de todo el altar había un reborde de medio codo. La fosa alrededor del altar tenía un codo de ancho. Las gradas del altar daban al oriente.

Ezequiel 43:1-17 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Aquel hombre me llevó a la entrada del este, y vi que venía el poderoso Dios de Israel. A su paso se oía un fuerte ruido, como cuando el río lleva mucha agua, y la tierra se cubrió de luz. Al ver esto, me acordé de lo que Dios me había mostrado cuando vino a destruir a Jerusalén. Todo esto era muy parecido a lo que él me dejó ver junto al río Quebar. Yo me incliné hasta el suelo, mientras Dios entraba con gran poder en el templo, por la puerta del este. Entonces su espíritu me puso de pie, y me llevó al patio. Allí me di cuenta de que la grandeza de Dios había llenado el templo. El hombre se paró a mi lado. En ese momento oí que alguien me hablaba desde el templo. Me decía: «Ezequiel, hombre mortal, en este lugar he puesto mi trono. Aquí es donde yo reino, y donde viviré para siempre con los israelitas. No hay otro Dios como yo. No voy a permitir que ni ellos ni sus reyes vuelvan a serme infieles, ni que me falten al respeto adorando a sus reyes muertos. Tampoco volverán a construir sus palacios junto a mi templo, separados solo por una pared. Sus infidelidades me ofenden, pues yo soy un Dios diferente. Tanto me hicieron enojar, que por eso los destruí. Sin embargo, si me son fieles, y no vuelven a adorar a sus reyes, yo viviré siempre con ellos. »Anda y di a los israelitas cómo debe ser el templo, y sus salidas y entradas. Muéstrales la forma exacta y las medidas que deben tener; descríbeles todo esto, para que lo hagan tal como te lo he ordenado. Enséñales también todos los mandamientos que te he dado, para que los obedezcan y se avergüencen de sus malas acciones. »Esta es la ley del templo: Todo el terreno en la parte alta de la colina que rodea el templo, será declarado un lugar santo». El altar tenía una forma casi piramidal, y estaba hecho de tres cuadrados de diferentes medidas: La parte inferior medía siete metros por lado y un metro de alto, aunque por causa del canal que rodeaba el altar solo se veía medio metro. La parte central era cuadrada y medía seis metros por lado y dos metros de alto. La parte superior, donde se quemaban las ofrendas, era cuadrada, medía dos metros por lado, y tenía dos metros de altura. Por la parte de arriba sobresalían cuatro ganchos en forma de cuernos. Los escalones para subir al altar daban hacia el este.

Ezequiel 43:1-17 Reina Valera Contemporánea (RVC)

El hombre me llevó luego a la puerta que da hacia el oriente, y vi que la gloria del Dios de Israel venía del oriente. Podía escucharse un rumor como de muchas aguas, y por causa de su gloria la tierra resplandecía. Lo que vi tenía el aspecto de una visión, como la que tuve cuando el Señor vino a destruir la ciudad, y como las que tuve junto al río Quebar. Entonces me incliné sobre mi rostro, y la gloria del Señor penetró en el templo a través de la puerta que daba al oriente. El espíritu me levantó y me llevó al atrio interior, y allí vi cómo la gloria del Señor llenaba el templo. El hombre permanecía junto a mí, y entonces oí que desde el templo alguien me hablaba y me decía: «Hijo de hombre, en este lugar tengo mi trono; en este lugar reposan las plantas de mis pies, y en este lugar habitaré para siempre entre los hijos de Israel. Nunca más el pueblo de Israel ni sus reyes volverán a profanar mi santo nombre con sus fornicaciones, ni con los cadáveres de sus reyes en sus lugares altos. Porque ellos contaminaron mi santo nombre con las abominaciones que cometieron, pues pusieron su umbral junto a mi umbral, y su contrafuerte junto a mi contrafuerte, con solo una pared entre ellos y yo. Por eso en mi furor los consumí. Pero ahora arrojarán lejos de mí sus fornicaciones y los cadáveres de sus reyes, y yo habitaré en medio de ellos para siempre. »Tú, hijo de hombre, muéstrale este templo al pueblo de Israel, y haz que midan su diseño, para que se avergüencen de sus pecados. Si en realidad se avergüenzan de todo lo que han hecho, dales a conocer el diseño del templo y su disposición, y sus salidas y entradas, y todas sus formas, descripciones y configuraciones, y también todas sus leyes. Descríbeselo en detalle, para que respeten todas sus formas y todas sus reglas, y las pongan por obra. Esta es la ley del templo: La cumbre del monte, el recinto entero, y todos sus alrededores, será santísimo. Esta es la ley del templo.» Las medidas del altar eran en codos, y el codo equivale a cincuenta centímetros. La base medía cincuenta centímetros de ancho, y el remate alrededor de su borde medía veinticinco centímetros. Este era el zócalo del altar. Partiendo del suelo, desde la base hasta el lugar de abajo, medía un metro, y el ancho era de cincuenta centímetros; desde la cornisa menor hasta la cornisa mayor medía dos metros con cincuenta centímetros de ancho. El altar medía dos metros, y encima del altar había cuatro cuernos. Por sus cuatro costados, el altar medía seis metros de largo por seis metros de ancho, pues era cuadrado. Por sus cuatro costados, el descanso medía siete metros de largo por siete metros de ancho, y el derredor del borde era de veinticinco centímetros; la base medía cincuenta centímetros por lado, y sus gradas miraban al oriente.

Ezequiel 43:1-17 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

El hombre me llevó a la puerta oriental, y vi que la gloria del Dios de Israel venía del oriente. Se oía un ruido muy fuerte, como el de un río caudaloso, y la tierra se llenó de luz. La visión era como la que yo tuve cuando el Señor vino a destruir Jerusalén, y como la que tuve junto al río Quebar. Me incliné hasta tocar el suelo con la frente, y la gloria del Señor entró hasta el templo por la puerta oriental. Entonces el poder de Dios me levantó y me llevó al atrio interior, y vi que la gloria del Señor había llenado el templo. El hombre se puso junto a mí, y oí que el Señor me hablaba desde el templo y me decía: «Este es el lugar de mi trono, el lugar donde pongo mis pies; aquí viviré en medio de los israelitas para siempre. Ni ellos ni sus reyes volverán a deshonrar con sus infidelidades mi santo nombre: no volverán a construir monumentos a sus reyes después de su muerte, o a construir sus palacios de manera que sus puertas queden junto a las puertas de mi templo, con solo una pared de por medio. Ellos deshonraron mi santo nombre con acciones que yo detesto; por eso me enojé con ellos y los hice morir. Que alejen ahora de mí sus infidelidades y los monumentos a sus reyes, y yo viviré en medio de ellos para siempre. Y tú, hombre, cuéntales a los israelitas lo que viste del templo, y de sus planos y medidas, para que se avergüencen de sus pecados. Y si se avergüenzan de todo lo que han hecho, explícales la forma del templo y lo que hay en él, las salidas y entradas, en fin, todo el plano, lo mismo que las leyes que deben cumplir. Dibújales todo esto para que tengan una idea clara del diseño y lo lleven a cabo. Escríbeles también todas las leyes para que puedan cumplirlas. Esta es la ley del templo: todo el terreno que rodea al templo sobre el monte será un lugar sumamente sagrado.» Estas eran las medidas del altar, usando las medidas de antes. Alrededor del altar había una zanja de medio metro de hondo y medio de ancho, la cual tenía por fuera, alrededor, un borde que se levantaba veinticinco centímetros. La base del altar era así: desde el fondo de la zanja hasta el borde del cuerpo inferior, había un metro de alto. El cuerpo inferior sobresalía medio metro. El cuerpo central medía dos metros de altura, y sobresalía también medio metro. El cuerpo superior, que es donde se queman los sacrificios, medía dos metros de altura. Tenía cuatro cuernos, que salían hacia arriba. El cuerpo superior del altar era cuadrado, de seis metros por lado. El cuerpo central también era cuadrado, de siete metros por lado. La zanja que había alrededor tenía medio metro de ancho, y el borde levantado tenía veinticinco centímetros de ancho. Los escalones para subir al altar daban hacia el oriente.

Ezequiel 43:1-17 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Me llevó luego a la puerta, a la puerta que mira hacia el oriente; y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria. Y el aspecto de lo que vi era como una visión, como aquella visión que vi cuando vine para destruir la ciudad; y las visiones eran como la visión que vi junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro. Y la gloria de Jehová entró en la casa por la vía de la puerta que daba al oriente. Y me alzó el Espíritu y me llevó al atrio interior; y he aquí que la gloria de Jehová llenó la casa. Y oí uno que me hablaba desde la casa; y un varón estaba junto a mí, y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre; y nunca más profanará la casa de Israel mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, ni con los cuerpos muertos de sus reyes en sus lugares altos. Porque poniendo ellos su umbral junto a mi umbral, y su contrafuerte junto a mi contrafuerte, mediando solo una pared entre mí y ellos, han contaminado mi santo nombre con sus abominaciones que hicieron; por tanto, los consumí en mi furor. Ahora arrojarán lejos de mí sus fornicaciones, y los cuerpos muertos de sus reyes, y habitaré en medio de ellos para siempre. Tú, hijo de hombre, muestra a la casa de Israel esta casa, y avergüéncense de sus pecados; y midan el diseño de ella. Y si se avergonzaren de todo lo que han hecho, hazles entender el diseño de la casa, su disposición, sus salidas y sus entradas, y todas sus formas, y todas sus descripciones, y todas sus configuraciones, y todas sus leyes; y descríbelo delante de sus ojos, para que guarden toda su forma y todas sus reglas, y las pongan por obra. Esta es la ley de la casa: Sobre la cumbre del monte, el recinto entero, todo en derredor, será santísimo. He aquí que esta es la ley de la casa. Estas son las medidas del altar por codos (el codo de a codo y palmo menor). La base, de un codo, y de un codo el ancho; y su remate por su borde alrededor, de un palmo. Este será el zócalo del altar. Y desde la base, sobre el suelo, hasta el lugar de abajo, dos codos, y la anchura de un codo; y desde la cornisa menor hasta la cornisa mayor, cuatro codos, y el ancho de un codo. El altar era de cuatro codos, y encima del altar había cuatro cuernos. Y el altar tenía doce codos de largo, y doce de ancho, cuadrado a sus cuatro lados. El descanso era de catorce codos de longitud y catorce de anchura en sus cuatro lados, y de medio codo el borde alrededor; y la base de un codo por todos lados; y sus gradas estaban al oriente.

Ezequiel 43:1-17 La Biblia de las Américas (LBLA)

Entonces me llevó a la puerta, la puerta que mira hacia el oriente; y he aquí, la gloria del Dios de Israel venía de la parte del oriente. Su voz era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía de su gloria. Y tenía el aspecto de la visión que vi, como la visión que había visto cuando Él vino a destruir la ciudad; y las visiones eran como la visión que yo había visto junto al río Quebar. Entonces me postré sobre mi rostro. La gloria del SEÑOR entró en el templo por el camino de la puerta que da hacia el oriente. Y el Espíritu me levantó y me llevó al atrio interior, y he aquí, la gloria del SEÑOR llenó el templo. Y oí a uno que me hablaba desde el templo, mientras el hombre estaba de pie junto a mí, y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar de las plantas de mis pies, donde habitaré entre los hijos de Israel para siempre. Y la casa de Israel no volverá a profanar mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus prostituciones y con los cadáveres de sus reyes cuando mueran, poniendo su umbral junto a mi umbral, y sus postes junto a mis postes con solo un muro entre ellos y yo. Ellos han profanado mi santo nombre con las abominaciones que han cometido; por eso los he consumido en mi ira. Que alejen ahora de mí sus prostituciones y los cadáveres de sus reyes, y yo habitaré entre ellos para siempre. Y tú, hijo de hombre, describe el templo a la casa de Israel, para que se avergüencen de sus iniquidades, y tomen las medidas de su plano. Y si se avergüenzan de todo lo que han hecho, enséñales el diseño del templo, su estructura, sus salidas, sus entradas, todos sus diseños, todos sus estatutos y todas sus leyes. Y escribe esto ante sus ojos para que guarden todas sus leyes y todos sus estatutos, y los cumplan. Esta es la ley del templo: todo su territorio sobre la cumbre del monte por todo alrededor será santísimo. He aquí, esta es la ley del templo. Estas son las medidas del altar en codos (cada codo de un codo y un palmo menor): la base, un codo, el ancho, un codo; su reborde en la orilla por todo alrededor, un palmo. Y esta será la altura del altar: desde la base en el suelo hasta el zócalo inferior será de dos codos, por un codo de ancho; y desde el zócalo menor hasta el zócalo mayor será de cuatro codos, por un codo de ancho. El hogar del altar será de cuatro codos, y del hogar del altar se extenderán hacia arriba cuatro cuernos. El hogar del altar será de doce codos de largo por doce de ancho, cuadrado por sus cuatro lados. Y el zócalo será de catorce codos de largo por catorce de ancho por sus cuatro lados; el borde alrededor será de medio codo, y su base, de un codo alrededor; sus gradas mirarán al oriente.

Ezequiel 43:1-17 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Después el hombre me llevó de regreso a la puerta oriental. De pronto, la gloria del Dios de Israel apareció desde el oriente. El sonido de su venida era como el rugir de aguas torrentosas y todo el paisaje resplandeció con su gloria. Esta visión fue igual a las otras que yo había tenido, primero junto al río Quebar y después cuando él vino a destruir Jerusalén. Caí con el rostro en tierra y la gloria del SEÑOR entró al templo por la puerta oriental. Luego el Espíritu me levantó y me llevó al atrio interior, y la gloria del SEÑOR llenó el templo. Entonces oí que alguien me hablaba desde el interior del templo, mientras el hombre que tomaba las medidas se ponía a mi lado. El SEÑOR me dijo: «Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono y el lugar donde pondré los pies. Viviré aquí para siempre, entre los israelitas. Ni ellos ni sus reyes volverán a profanar mi santo nombre cometiendo adulterio al rendir culto a otros dioses y honrando las reliquias de sus reyes ya muertos. Colocaron los altares para sus ídolos junto a mi altar, con solo un muro de separación entre ellos y yo. Profanaron mi santo nombre con ese pecado tan detestable, por eso los consumí en mi enojo. Que dejen ya de rendir culto a otros dioses y de honrar las reliquias de sus reyes, y yo viviré entre ellos para siempre. »Hijo de hombre, describe al pueblo de Israel el templo que te he mostrado, para que ellos se avergüencen de todos sus pecados. Deja que estudien el plano del templo y se avergonzarán de lo que hicieron. Descríbeles todas las especificaciones del templo —incluidas las entradas y las salidas— y todos los demás detalles. Háblales de los decretos y las leyes del templo. Escribe todas las especificaciones y los decretos mientras ellos observan, para que sin falta los recuerden y los sigan. Esta es la ley fundamental del templo: ¡santidad absoluta! Toda la cumbre del monte donde está el templo es santa. Sí, esta es la ley fundamental del templo. »Estas son las medidas del altar: alrededor del altar hay una zanja de cincuenta y tres centímetros de profundidad por cincuenta y tres centímetros de ancho, con un reborde de veintitrés centímetros de ancho. Esta es la altura del altar: desde la zanja, el altar se eleva un metro con diez centímetros hasta una saliente inferior de cincuenta y tres centímetros de ancho, que rodea el altar. Desde la saliente inferior, el altar se eleva dos metros con diez centímetros hasta la saliente superior, también de cincuenta y tres centímetros de ancho. La parte superior del altar —la plataforma para el fuego— se eleva otros dos metros con diez centímetros y tiene un cuerno hacia arriba en cada una de las cuatro esquinas. La parte superior del altar es cuadrada y mide seis metros con cuarenta centímetros de lado. La saliente superior también forma un cuadrado de siete metros con cuarenta centímetros de lado, tiene una zanja de cincuenta y tres centímetros, un reborde de veintisiete centímetros por alrededor y escalones para subir al altar por el lado oriental».