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Ezequiel 37:1-10

Ezequiel 37:1-10 Reina Valera Contemporánea (RVC)

La mano del Señor vino y se posó sobre mí, y en el espíritu del Señor me llevó hasta un valle que estaba lleno de huesos, y me puso en medio de ese valle. Luego me hizo dar de vueltas y pasar cerca de los huesos, los cuales eran muchísimos y bastante secos, y estaban a flor de tierra. Y el Señor me preguntó: «Hijo de hombre, ¿cobrarán vida estos huesos?» Yo le contesté: «Señor y Dios, tú lo sabes.» Entonces el Señor me dijo: «Profetiza sobre estos huesos, y diles: “Huesos secos, oigan la palabra del Señor. Esto es lo que Dios el Señor les dice: ‘Huesos, voy a hacer que entre en ustedes el espíritu, y ustedes volverán a vivir. Voy a poner tendones en ustedes, y volveré a cubrirlos de carne y de piel; pondré también el espíritu en ustedes, y volverán a vivir.’ Así sabrán que yo soy el Señor.”» Yo profeticé, tal y como se me ordenó, y mientras yo profetizaba hubo un ruido y un temblor, y los huesos se juntaron el uno con el otro. Me fijé, y vi que ya tenían tendones, y que se cubrían de carne, y que se iban revistiendo de piel. Pero aún no había en ellos espíritu. Entonces el Señor me dijo: «Hijo de hombre, profetiza al espíritu. Háblale y dile que así ha dicho Dios el Señor: “Espíritu, ven de los cuatro vientos y sopla sobre estos huesos muertos, para que cobren vida.”» Yo profeticé, tal y como se me ordenó, y el espíritu entró en ellos y cobraron vida, y se pusieron de pie. Eran un ejército bastante numeroso.

Ezequiel 37:1-10 Nueva Traducción Viviente (NTV)

El SEÑOR puso su mano sobre mí y fui llevado por el Espíritu del SEÑOR hasta un valle que estaba lleno de huesos. El SEÑOR me condujo por entre los huesos que cubrían el fondo del valle. Estaban desparramados en el suelo por todas partes y completamente secos. Luego me preguntó: —Hijo de hombre, ¿podrán estos huesos volver a convertirse en personas vivas? —Oh SEÑOR Soberano —respondí—, solo tú sabes la respuesta. Entonces me dijo: —Anuncia un mensaje profético a estos huesos y diles: “¡Huesos secos, escuchen la palabra del SEÑOR! Esto dice el SEÑOR Soberano: ‘¡Atención! ¡Pondré aliento dentro de ustedes y haré que vuelvan a vivir! Les pondré carne y músculos y los recubriré con piel. Pondré aliento en ustedes y revivirán. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR’”. Así que yo anuncié el mensaje, tal como él me dijo. De repente, mientras yo hablaba, se oyó un ruido, un traqueteo por todo el valle. Se juntaron los huesos de cada cuerpo y volvieron a unirse hasta formar esqueletos enteros. Mientras yo observaba, vi que se formaron músculos y apareció carne sobre los huesos. Después se formó piel para recubrir los cuerpos, pero aún no tenían aliento de vida. Luego me dijo: «Hijo de hombre, anuncia un mensaje profético a los vientos. Anuncia un mensaje profético y di: “Esto dice el SEÑOR Soberano: ‘¡Ven, oh aliento, ven de los cuatro vientos y sopla en estos cuerpos muertos para que vuelvan a vivir!’”». Así que yo anuncié el mensaje como él me ordenó y entró aliento en los cuerpos. Todos volvieron a la vida y se pusieron de pie; era un gran ejército.