Ezequiel 3:1-3
Ezequiel 3:1-3 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Y me dijo: «Hijo de hombre, cómete este rollo escrito y luego ve a hablarle al pueblo de Israel». Yo abrí la boca y él me hizo comer el rollo. Luego me dijo: «Hijo de hombre, cómete el rollo que te estoy dando hasta que te sacies». Me lo comí y era tan dulce como la miel.
Ezequiel 3:1-4 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Entonces Dios me dijo: «Ezequiel, cómete este libro, y llena tu estómago con él». Yo tomé el libro y me lo comí, y su sabor era tan dulce como la miel. Después, Dios me dijo: «Quiero que lleves un mensaje para el pueblo de Israel.
Ezequiel 3:1-3 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Y me dijo: «Hijo de hombre, come lo que has hallado. Cómete este pergamino, y ve luego y habla con el pueblo de Israel.» Yo abrí la boca, y me hizo comer el pergamino, y me dijo: «Hijo de hombre, aliméntate, llena tus entrañas con este pergamino que te doy.» Yo lo comí, y su sabor en mi boca fue dulce como la miel.
Ezequiel 3:1-3 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Entonces me dijo: «Tú, hombre, cómete este escrito, y luego ve a hablar a la nación de Israel.» Abrí la boca y él me hizo comer el escrito. Luego me dijo: «Trágate ahora este escrito que te doy, y llena con él tu estómago.» Yo me lo comí, y me supo tan dulce como la miel.
Ezequiel 3:1-3 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel. Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo. Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel.
Ezequiel 3:1-3 La Biblia de las Américas (LBLA)
Y él me dijo: Hijo de hombre, come lo que tienes delante; come este rollo, y ve, habla a la casa de Israel. Abrí, pues, mi boca, y me dio a comer el rollo. Entonces me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu estómago y llena tu cuerpo de este rollo que te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como la miel.
Ezequiel 3:1-3 Nueva Traducción Viviente (NTV)
La voz me dijo: «Hijo de hombre, come lo que te doy, ¡cómete este rollo! Luego ve y transmite el mensaje a los israelitas». Así que abrí la boca y él me dio a comer el rollo. «Llénate el estómago con esto», me dijo. Al comerlo, sentí un sabor tan dulce como la miel.