Ezequiel 22:1-17
Ezequiel 22:1-17 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
La palabra del SEÑOR vino a mí y me dijo: «¿Hijo de hombre, la juzgarás tú? ¿Juzgarás a la ciudad sanguinaria? ¡Denúnciala por todas sus prácticas abominables! Adviértele que así dice el SEÑOR y Dios: “¡Ha llegado tu hora! ¡Ciudad que derramas sangre en tus calles y te contaminas fabricando ídolos! ¡Cómo provocas tu ruina! Te has hecho culpable por la sangre que has derramado, te has contaminado con los ídolos que has fabricado; has hecho que se avecine tu hora, ¡has llegado al final de tus años! Por eso te haré objeto de deshonra y de burla entre las naciones y los pueblos. Ciudad caótica y de mala fama, ¡gente de cerca y de lejos se burlará de ti! »”Mira, ahí tienes a los príncipes de Israel, que en tus calles abusan del poder solo para derramar sangre. Tratan con desprecio a su padre y a su madre, oprimen al extranjero, explotan al huérfano y a la viuda. Menosprecian mis objetos sagrados, profanan mis sábados. En ti habita gente que con sus calumnias incita a derramar sangre; gente que come en los santuarios de los montes y que comete perversidades. Hay quienes deshonran la cama de su padre y obligan a la mujer a tener relaciones en su período de menstruación. Algunos cometen adulterio con la mujer de su prójimo, otros deshonran con lascivia a sus nueras y hasta hay quienes violan a su hermana, a la hija de su propio padre. También hay entre los tuyos quienes aceptan soborno para derramar sangre. Tú practicas la usura y cobras altísimos intereses; extorsionas a tu prójimo y te olvidas de mí, afirma el SEÑOR y Dios. »”Pero yo voy a golpear mis manos en contra de las ganancias injustas que has acumulado, y en contra de la sangre que se ha derramado en tus calles. Y cuando yo te haga frente, ¿podrá resistir tu corazón y tendrán fuerza tus manos? Yo, el SEÑOR, lo he dicho y lo cumpliré. Te dispersaré entre las naciones, te esparciré entre los pueblos y pondré fin a tu inmundicia. Serás una deshonra frente a las naciones, pero sabrás que yo soy el SEÑOR”». La palabra del SEÑOR vino a mí y me dijo
Ezequiel 22:1-17 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Tú, hijo de hombre, ¿no juzgarás tú, no juzgarás tú a la ciudad derramadora de sangre, y le mostrarás todas sus abominaciones? Dirás, pues: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ciudad derramadora de sangre en medio de sí, para que venga su hora, y que hizo ídolos contra sí misma para contaminarse! En tu sangre que derramaste has pecado, y te has contaminado en tus ídolos que hiciste; y has hecho acercar tu día, y has llegado al término de tus años; por tanto, te he dado en oprobio a las naciones, y en escarnio a todas las tierras. Las que están cerca de ti y las que están lejos se reirán de ti, amancillada de nombre, y de grande turbación. He aquí que los príncipes de Israel, cada uno según su poder, se esfuerzan en derramar sangre. Al padre y a la madre despreciaron en ti; al extranjero trataron con violencia en medio de ti; al huérfano y a la viuda despojaron en ti. Mis santuarios menospreciaste, y mis días de reposo has profanado. Calumniadores hubo en ti para derramar sangre; y sobre los montes comieron en ti; hicieron en medio de ti perversidades. La desnudez del padre descubrieron en ti, y en ti hicieron violencia a la que estaba inmunda por su menstruo. Cada uno hizo abominación con la mujer de su prójimo, cada uno contaminó pervertidamente a su nuera, y cada uno violó en ti a su hermana, hija de su padre. Precio recibieron en ti para derramar sangre; interés y usura tomaste, y a tus prójimos defraudaste con violencia; te olvidaste de mí, dice Jehová el Señor. Y he aquí que batí mis manos a causa de tu avaricia que cometiste, y a causa de la sangre que derramaste en medio de ti. ¿Estará firme tu corazón? ¿Serán fuertes tus manos en los días en que yo proceda contra ti? Yo Jehová he hablado, y lo haré. Te dispersaré por las naciones, y te esparciré por las tierras; y haré fenecer de ti tu inmundicia. Y por ti misma serás degradada a la vista de las naciones; y sabrás que yo soy Jehová. Vino a mí palabra de Jehová, diciendo
Ezequiel 22:1-17 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
La palabra del SEÑOR vino a mí y me dijo: «¿Hijo de hombre, la juzgarás tú? ¿Juzgarás a la ciudad sanguinaria? ¡Denúnciala por todas sus prácticas abominables! Adviértele que así dice el SEÑOR y Dios: “¡Ha llegado tu hora! ¡Ciudad que derramas sangre en tus calles y te contaminas fabricando ídolos! ¡Cómo provocas tu ruina! Te has hecho culpable por la sangre que has derramado, te has contaminado con los ídolos que has fabricado; has hecho que se avecine tu hora, ¡has llegado al final de tus años! Por eso te haré objeto de deshonra y de burla entre las naciones y los pueblos. Ciudad caótica y de mala fama, ¡gente de cerca y de lejos se burlará de ti! »”Mira, ahí tienes a los príncipes de Israel, que en tus calles abusan del poder solo para derramar sangre. Tratan con desprecio a su padre y a su madre, oprimen al extranjero, explotan al huérfano y a la viuda. Menosprecian mis objetos sagrados, profanan mis sábados. En ti habita gente que con sus calumnias incita a derramar sangre; gente que come en los santuarios de los montes y que comete perversidades. Hay quienes deshonran la cama de su padre y obligan a la mujer a tener relaciones en su período de menstruación. Algunos cometen adulterio con la mujer de su prójimo, otros deshonran con lascivia a sus nueras y hasta hay quienes violan a su hermana, a la hija de su propio padre. También hay entre los tuyos quienes aceptan soborno para derramar sangre. Tú practicas la usura y cobras altísimos intereses; extorsionas a tu prójimo y te olvidas de mí, afirma el SEÑOR y Dios. »”Pero yo voy a golpear mis manos en contra de las ganancias injustas que has acumulado, y en contra de la sangre que se ha derramado en tus calles. Y cuando yo te haga frente, ¿podrá resistir tu corazón y tendrán fuerza tus manos? Yo, el SEÑOR, lo he dicho y lo cumpliré. Te dispersaré entre las naciones, te esparciré entre los pueblos y pondré fin a tu inmundicia. Serás una deshonra frente a las naciones, pero sabrás que yo soy el SEÑOR”». La palabra del SEÑOR vino a mí y me dijo
Ezequiel 22:1-17 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Dios también me dijo: «Ezequiel, hombre mortal, declara culpable a esa ciudad asesina. ¡Échale en cara todas sus repugnantes maldades! Dile de mi parte lo siguiente: “¡Te llegó la hora, ciudad de Jerusalén! ¡Pronto serás castigada! Has matado a tus habitantes, y te has rebajado al adorar a esos ídolos malolientes que tú misma has fabricado. Por eso voy a dejar que todos los pueblos y naciones se burlen de ti. Te has ganado la fama de ser una ciudad corrupta y llena de ídolos. Tus gobernantes abusan de su poder y asesinan a cuantos pueden. Tus habitantes no respetan ni a su padre ni a su madre, oprimen a las viudas y a los huérfanos, y maltratan a los extranjeros refugiados. Para colmo, no me adoran en sábado ni respetan los lugares sagrados. ”Hay quienes son culpables de la muerte de otros por haberlos acusado falsamente. Hay también quienes hacen fiestas en honor de los ídolos, y allí cometen las peores maldades. No faltan los que tienen relaciones sexuales con la esposa de su padre, ni los que abusan sexualmente de la mujer cuando está en su período de menstruación. Otros tienen relaciones sexuales con la mujer de su prójimo, o tienen relaciones sexuales con su nuera, o violan a su medio hermana. Hay también quienes matan por dinero, y quienes cobran altos intereses a los que les piden dinero prestado. ¡Por maltratar así a su prójimo, se han olvidado de mí! Les juro que así es. ”Tú, Jerusalén, te has hecho rica injustamente; tus asesinatos me ponen furioso. Cuando decida castigarte, no tendrás ánimo ni fuerzas para enfrentarte conmigo. Yo soy tu Dios, y lo que digo lo cumplo. Te dispersaré por todo el mundo, y así te limpiaré de tus pecados. Por tu culpa, todas las naciones hablarán mal de mí, pero al final reconocerás que yo soy el Dios de Israel”». Dios también me dijo
Ezequiel 22:1-17 Reina Valera Contemporánea (RVC)
La palabra del Señor vino a mí, y me dijo: «¿Acaso tú, hijo de hombre, no vas a dictar sentencia contra la ciudad que derrama sangre? ¿Acaso no le vas a señalar todos sus actos repugnantes? Dile que así ha dicho Dios el Señor: “¡Ciudad que en tus calles derramas sangre, ciudad que te contaminas con los ídolos que has hecho, con lo que has provocado tu ruina! Has pecado por la sangre que has derramado; te has contaminado con los ídolos que te hiciste; has hecho que te llegue el día, el fin de tu vida. Por lo tanto, te he puesto en vergüenza y ridículo entre todos los países. Tu nombre ha quedado mancillado, y las naciones cercanas y lejanas se reirán de ti, pues has quedado presa de gran confusión.” »Los príncipes de Israel hacen todo lo que pueden por derramar sangre. En tus calles se desprecia al padre y a la madre, al extranjero se le trata con violencia, y a las viudas y a los huérfanos se les despoja. A mis santuarios los menosprecias, y a mis días de reposo los profanas. Tus habitantes calumnian para derramar sangre, y celebran banquetes en la cumbre de los montes. ¡En tus calles cometen actos perversos! Se deshonra a los padres, y se viola a las mujeres, aun cuando estén menstruando. No hay nadie en ti que no cometa actos vergonzosos con la mujer de su prójimo, ni quien no manche el honor de su nuera, ni quien no viole a su hermana por parte de padre. Hay en ti quienes cobran para derramar sangre; otros prestan dinero con interés y por usura; otros más defraudan y explotan a su prójimo. ¡Te has olvidado de mí! —Palabra de Dios el Señor. »¡Mira cómo agito mis manos por causa de tus hechos de avaricia, y por la sangre que en ti se ha derramado! ¿Crees que tu corazón y tus manos podrán hacerme frente cuando yo proceda contra ti? Yo, el Señor, he hablado y voy a actuar. Voy a dispersarte por todas las naciones, voy a esparcirte por todos los países, ¡voy a acabar con tu inmundicia! ¡Tú misma te rebajarás a la vista de las naciones! Así sabrás que yo soy el Señor.» La palabra del Señor vino a mí, y me dijo
Ezequiel 22:1-17 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
El Señor se dirigió a mí, y me dijo: «Tú, hombre, vas a dictar la sentencia contra la ciudad criminal. La acusarás de todas las cosas detestables que ha hecho, y le dirás: “Esto dice el Señor: Ciudad que matas a tus habitantes y fabricas ídolos para contaminarte, ¡ya te va a llegar tu hora! Con los asesinatos que has cometido te has hecho culpable, y con los ídolos que has fabricado te has contaminado; has hecho que tu hora se acerque y que haya llegado el fin de tus días. Así pues, yo voy a hacer que los pueblos te insulten, que todas las naciones se burlen de ti. Los de cerca y los de lejos se burlarán de ti, ciudad famosa por tu idolatría y tu gran desorden. Allí están los gobernantes de Israel, que viven en medio de ti y cometen todos los crímenes que pueden. Tus habitantes no honran a su padre ni a su madre, maltratan a los extranjeros, explotan a los huérfanos y a las viudas. No respetan mis lugares sagrados ni mis sábados. Por causa de sus mentiras, algunos de tus habitantes son los culpables de que otros mueran; asisten a los banquetes que se celebran en los montes en honor de los ídolos, y hacen cosas detestables. Algunos tienen relaciones sexuales con la esposa de su padre, o abusan de la mujer que está en su período de menstruación. Hay quienes cometen adulterio con la mujer de su prójimo, o tienen relaciones vergonzosas con su nuera, o hacen violencia a una media hermana. Algunos de tus habitantes se dejan comprar para matar a otros. Prestan dinero a usura e interés, explotan y hacen violencia a su prójimo, y se olvidan de mí. Yo, el Señor, lo afirmo. »”Yo estoy muy enojado por tus explotaciones y asesinatos. No pienses que vas a poder hacerme frente cuando yo tome medidas contra ti. Yo, el Señor, lo he dicho y lo voy a cumplir: te esparciré por todas las naciones, te dispersaré por todos los países y te limpiaré totalmente de tu impureza; me harás quedar mal a los ojos de las demás naciones, pero reconocerás que yo soy el Señor.”» El Señor se dirigió a mí, y me dijo
Ezequiel 22:1-17 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Tú, hijo de hombre, ¿no juzgarás tú, no juzgarás tú a la ciudad derramadora de sangre, y le mostrarás todas sus abominaciones? Dirás, pues: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ciudad derramadora de sangre en medio de sí, para que venga su hora, y que hizo ídolos contra sí misma para contaminarse! En tu sangre que derramaste has pecado, y te has contaminado en tus ídolos que hiciste; y has hecho acercar tu día, y has llegado al término de tus años; por tanto, te he dado en oprobio a las naciones, y en escarnio a todas las tierras. Las que están cerca de ti y las que están lejos se reirán de ti, amancillada de nombre, y de grande turbación. He aquí que los príncipes de Israel, cada uno según su poder, se esfuerzan en derramar sangre. Al padre y a la madre despreciaron en ti; al extranjero trataron con violencia en medio de ti; al huérfano y a la viuda despojaron en ti. Mis santuarios menospreciaste, y mis días de reposo has profanado. Calumniadores hubo en ti para derramar sangre; y sobre los montes comieron en ti; hicieron en medio de ti perversidades. La desnudez del padre descubrieron en ti, y en ti hicieron violencia a la que estaba inmunda por su menstruo. Cada uno hizo abominación con la mujer de su prójimo, cada uno contaminó pervertidamente a su nuera, y cada uno violó en ti a su hermana, hija de su padre. Precio recibieron en ti para derramar sangre; interés y usura tomaste, y a tus prójimos defraudaste con violencia; te olvidaste de mí, dice Jehová el Señor. Y he aquí que batí mis manos a causa de tu avaricia que cometiste, y a causa de la sangre que derramaste en medio de ti. ¿Estará firme tu corazón? ¿Serán fuertes tus manos en los días en que yo proceda contra ti? Yo Jehová he hablado, y lo haré. Te dispersaré por las naciones, y te esparciré por las tierras; y haré fenecer de ti tu inmundicia. Y por ti misma serás degradada a la vista de las naciones; y sabrás que yo soy Jehová. Vino a mí palabra de Jehová, diciendo
Ezequiel 22:1-17 La Biblia de las Américas (LBLA)
Y vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: Tú, hijo de hombre, ¿Vas a juzgar? ¿Vas a juzgar a la ciudad sanguinaria? Hazle saber todas sus abominaciones. Dirás: «Así dice el Señor DIOS: “Ciudad que derrama sangre en medio de sí misma para que llegue su hora, y que se hace ídolos para contaminarse, por la sangre que has derramado te has hecho culpable, y con los ídolos que has hecho te has contaminado. Has hecho acercar tu día y has llegado al término de tus años. Por tanto te he hecho oprobio de las naciones y objeto de burla de todas las tierras. Las que están cerca de ti y las que están lejos se burlarán de ti, ciudad de mala fama, llena de confusión. He aquí, los príncipes de Israel, cada uno según su poder, han estado en ti para derramar sangre. En ti despreciaron al padre y a la madre, en medio de ti trataron con violencia al extranjero y en ti oprimieron al huérfano y a la viuda. Has despreciado mis cosas sagradas y profanado mis días de reposo. En ti han estado calumniadores para derramar sangre, en ti han comido en los santuarios de los montes y en ti han cometido perversidades. En ti se ha descubierto la desnudez del padre, en ti han humillado a la que estaba impura por su menstruación. Uno ha cometido abominación con la mujer de su prójimo, otro ha manchado a su nuera con lascivia, y en ti otro ha humillado a su hermana, la hija de su padre. En ti se ha recibido soborno para derramar sangre; has tomado interés y usura, y has dañado a tus prójimos, extorsionándolos y de mí te has olvidado” —declara el Señor DIOS. “Y he aquí, bato palmas contra las ganancias deshonestas que has adquirido y contra el derramamiento de sangre que hay en medio de ti. ¿Aguantará tu corazón o serán fuertes tus manos en los días que yo actúe contra ti? Yo, el SEÑOR, he hablado y lo haré. Yo te dispersaré entre las naciones, te esparciré por las tierras y haré desaparecer de ti tu inmundicia. Y por ti misma quedarás profanada a la vista de las naciones; y sabrás que yo soy el SEÑOR” ». Y vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo
Ezequiel 22:1-17 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Entonces recibí este mensaje del SEÑOR: «Hijo de hombre, ¿estás listo para juzgar a Jerusalén? ¿Estás preparado para juzgar a esta ciudad de asesinos? Denuncia públicamente sus pecados detestables y dale este mensaje de parte del SEÑOR Soberano: “Ciudad de asesinos, condenada y maldita —ciudad de ídolos, inmunda y repugnante— eres culpable por la sangre que has derramado. Te has contaminado con los ídolos que hiciste. ¡Ha llegado el día de tu destrucción! Has llegado al fin de tus días. Te convertiré en objeto de burla en todos los países. Ciudad infame y llena de confusión, de ti se burlarán pueblos lejanos y cercanos. »”Cada uno de los líderes de Israel que vive dentro de tus murallas está decidido a derramar sangre. A los padres y a las madres se les trata con desprecio. Los extranjeros están obligados a pagar por protección. Los huérfanos y las viudas que viven en medio de ti son objeto de abusos y maltratos. Desprecias mis objetos santos y profanas mis días de descanso. Hay quienes acusan falsamente a otros y los envían a la muerte. Estás llena de gente que rinde culto a ídolos y hace cosas obscenas. Hay entre ustedes hombres que se acuestan con la esposa de su padre y que obligan a las mujeres a tener relaciones sexuales con ellos durante su período menstrual. Dentro de tus murallas viven hombres que cometen adulterio con la mujer de su vecino, que deshonran a sus nueras o violan a sus propias hermanas. Por todas partes hay asesinos a sueldo, prestamistas usureros y extorsionistas. Ni siquiera piensan en mí ni en mis mandatos, dice el SEÑOR Soberano. »”Sin embargo, ahora yo bato las palmas con indignación por tus ganancias deshonestas y tu derramamiento de sangre. ¿Qué tan fuerte y valiente serás en el día del juicio? Yo, el SEÑOR, he hablado y cumpliré lo que he dicho. Te esparciré por todas las naciones y te limpiaré de tu maldad; y cuando sea deshonrado entre las naciones a causa de ti, sabrás que yo soy el SEÑOR”». SEÑOR Luego recibí este mensaje del SEÑOR