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Ezequiel 16:15-63

Ezequiel 16:15-63 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

”Pero esta ciudad se sintió orgullosa de sí misma. Llegó a confiar solo en su belleza y en su fama, y acabó como cualquier otra ciudad despreciable, pues adoró a cuanto ídolo quiso. Con las mismas riquezas que le di se fue a los cerros, y allí adoró a esos ídolos. ¡Nunca antes se había visto algo semejante! Con las joyas de oro y de plata que le regalé, hizo figuras de hombres, y las adoró; las vistió con finos vestidos y les rindió culto. Los ricos ungüentos y perfumes, y hasta los mejores alimentos que le di, los usó para adorar falsos dioses. Les juro que así fue. ”Pero no le bastó con portarse como una ciudad cualquiera. Sus habitantes tomaron a sus hijos y a sus hijas, y los quemaron como ofrenda en honor de esos ídolos. Esta ciudad cayó tan bajo en sus prácticas repugnantes que parecía una prostituta. Me traicionó con cualquiera, y se olvidó que fui yo quien la aceptó cuando todos la despreciaron. En aquel tiempo parecía un bebé abandonado en el suelo, revolcándose en su propia sangre. ”¡Jerusalén, qué lástima me das! ¡Yo soy quien te lo dice! Para colmo de todos tus males, en las plazas y en las esquinas de las calles los israelitas construyeron altares para adorar cuanto ídolo quisieron. Se hicieron amigos de los egipcios, y juntos adoraron a sus ídolos, creyendo que podían más que yo. Realmente me hicieron enojar. ¡Jerusalén, has perdido toda tu belleza! Por eso te castigué. Por eso permití que perdieras parte de tu territorio. Por eso te dejé caer en manos de los filisteos, tus enemigos de siempre, ¡y hasta ellos se avergonzaron de tu mal comportamiento! ”Siempre buscaste la amistad de los asirios, y tus habitantes adoraron a sus dioses, pero no quedaron satisfechos y siguieron buscando amigos con quienes adorar a otros dioses. Luego adoraron a los dioses de Babilonia, ¡y ni así quedaron satisfechos! ¡Tus habitantes no tienen cura! ¡Eres más desvergonzada que una prostituta! Te juro que así es. ”¡Jerusalén, te comportas como una mujer que engaña a su esposo! ¡Me engañaste! En realidad, te has portado peor que una prostituta. Porque la prostituta cobra por tener relaciones sexuales con alguien; tú, en cambio, cuando adoras a otros ídolos, lo haces a cambio de nada, más bien eres tú quien lo da todo. Obligas a la gente a venir de todas partes, para adorar juntos a los ídolos en los altares que construiste en las plazas y las esquinas. Y como ya nadie quiere venir, ni te da nada a cambio, eres tú quien les paga para que vengan. ¡Solo en eso eres diferente a una prostituta! ”Por lo tanto, ciudad infiel, presta atención a lo que voy a decirte: Como no te dio vergüenza adorar descaradamente a los ídolos de otras naciones, y como les ofreciste la sangre de tus hijos, voy a reunir a todas esas naciones, y delante de todas ellas te humillaré. ”Te voy a juzgar como a una prostituta y asesina. Es tanto mi enojo que te condenaré a morir, y serán esas naciones amigas tuyas las que cumplan la sentencia. Ellas derribarán todos los altares que hiciste para adorar a sus ídolos. Te quitarán tus joyas, te arrancarán tus riquezas y te dejarán en la pobreza. Luego, esas naciones le dirán a la gente que te acuchille y te mate a pedradas, y que les prenda fuego a tus casas. Así cumplirán tus amigas la sentencia contra ti, delante de muchas otras naciones. Solo así dejarás de portarte como una prostituta, y ya no les darás tus riquezas a los ídolos de esas naciones. Una vez que se me pase el enojo, y que se hayan calmado mis celos por ti, volveré a estar tranquilo. Pero yo te castigaré, porque has sido una ingrata. Tú, Jerusalén, te olvidaste de todo lo que hice por ti cuando no eras una ciudad importante. Me hiciste enojar con tus acciones tan repugnantes. Te juro que así es. ”La gente dirá que en ti se cumple el dicho: ‘De tal madre, tal hija’, pues eres igual que tus fundadores, los hititas y los amorreos. Ellos tampoco fueron fieles a sus fundadores, y nunca se preocuparon por sus descendientes. Tampoco a tus ciudades hermanas les importaban mucho sus fundadores y sus descendientes. Tu hermana mayor es la ciudad de Samaria, que está al norte, y sus descendientes son los pueblos que la rodean. Tu hermana menor es la ciudad de Sodoma, que está al sur, y sus descendientes son también los pueblos que la rodean. Pero ni ella ni sus pueblos se portaron como tú y tus pueblos, porque tú empezaste por seguir su mal ejemplo y cometer sus mismas maldades, pero acabaste siendo peor que ella. Te juro que así es. ”Sodoma y sus pueblos pecaron por creer que tenían demasiado, pues les sobraba comida y vivían sin preocupaciones; también pecaron porque nunca ayudaron a los pobres y necesitados. Era tanto su orgullo que delante de mí cometían maldades repugnantes. Por eso las destruí, y tú lo sabes. Pero ni Samaria ni sus pueblos llegaron a pecar como tú. Comparadas contigo, tus dos hermanas resultan dos blancas palomitas. ¡Así de graves son tus repugnantes acciones! Por todo eso, ahora tú tendrás que sufrir la vergüenza, y tu castigo será la humillación. ”Sin embargo, tu castigo les servirá de consuelo a Sodoma y a Samaria, y a sus pueblos, pues yo haré que ellas vuelvan a ser lo que antes fueron, ¡y lo mismo haré contigo y con tus pueblos! Hubo un tiempo en que te burlabas de tu hermana Sodoma; ¡tan orgullosa eras! Pero ahora son los pueblos edomitas los que se burlan de ti, junto con los filisteos y todos los pueblos vecinos, pues ya todo el mundo conoce tu maldad. Ahora tienes que sufrir las consecuencias de tus repugnantes maldades. Te juro que así será. ”Y también quiero decirte que te voy a castigar por no cumplir con tu parte de nuestro compromiso. Sin embargo, yo sí cumpliré mi compromiso contigo, lo mismo que las promesas que te hice cuando aún no eras una ciudad importante. ¡Jerusalén, mi amor por ti será siempre el mismo! Así reconocerás que yo soy tu Dios.

Ezequiel 16:15-63 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre, y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras. Y tomaste de tus vestidos, y te hiciste diversos lugares altos, y fornicaste sobre ellos; cosa semejante nunca había sucedido, ni sucederá más. Tomaste asimismo tus hermosas alhajas de oro y de plata que yo te había dado, y te hiciste imágenes de hombre y fornicaste con ellas; y tomaste tus vestidos de diversos colores y las cubriste; y mi aceite y mi incienso pusiste delante de ellas. Mi pan también, que yo te había dado, la flor de la harina, el aceite y la miel, con que yo te mantuve, pusiste delante de ellas para olor agradable; y fue así, dice Jehová el Señor. Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que habías dado a luz para mí, y los sacrificaste a ellas para que fuesen consumidos. ¿Eran poca cosa tus fornicaciones, para que degollases también a mis hijos y los ofrecieras a aquellas imágenes como ofrenda que el fuego consumía? Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has acordado de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta, cuando estabas envuelta en tu sangre. Y sucedió que después de toda tu maldad (¡ay, ay de ti! dice Jehová el Señor), te edificaste lugares altos, y te hiciste altar en todas las plazas. En toda cabeza de camino edificaste lugar alto, e hiciste abominable tu hermosura, y te ofreciste a cuantos pasaban, y multiplicaste tus fornicaciones. Y fornicaste con los hijos de Egipto, tus vecinos, gruesos de carnes; y aumentaste tus fornicaciones para enojarme. Por tanto, he aquí que yo extendí contra ti mi mano, y disminuí tu provisión ordinaria, y te entregué a la voluntad de las hijas de los filisteos, que te aborrecen, las cuales se avergüenzan de tu camino deshonesto. Fornicaste también con los asirios, por no haberte saciado; y fornicaste con ellos y tampoco te saciaste. Multiplicaste asimismo tu fornicación en la tierra de Canaán y de los caldeos, y tampoco con esto te saciaste. ¡Cuán inconstante es tu corazón, dice Jehová el Señor, habiendo hecho todas estas cosas, obras de una ramera desvergonzada, edificando tus lugares altos en toda cabeza de camino, y haciendo tus altares en todas las plazas! Y no fuiste semejante a ramera, en que menospreciaste la paga, sino como mujer adúltera, que en lugar de su marido recibe a ajenos. A todas las rameras les dan dones; mas tú diste tus dones a todos tus enamorados; y les diste presentes, para que de todas partes se llegasen a ti en tus fornicaciones. Y ha sucedido contigo, en tus fornicaciones, lo contrario de las demás mujeres: porque ninguno te ha solicitado para fornicar, y tú das la paga, en lugar de recibirla; por esto has sido diferente. Por tanto, ramera, oye palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto han sido descubiertas tus desnudeces en tus fornicaciones, y tu confusión ha sido manifestada a tus enamorados, y a los ídolos de tus abominaciones, y en la sangre de tus hijos, los cuales les diste; por tanto, he aquí que yo reuniré a todos tus enamorados con los cuales tomaste placer, y a todos los que amaste, con todos los que aborreciste; y los reuniré alrededor de ti y les descubriré tu desnudez, y ellos verán toda tu desnudez. Y yo te juzgaré por las leyes de las adúlteras, y de las que derraman sangre; y traeré sobre ti sangre de ira y de celos. Y te entregaré en manos de ellos; y destruirán tus lugares altos, y derribarán tus altares, y te despojarán de tus ropas, se llevarán tus hermosas alhajas, y te dejarán desnuda y descubierta. Y harán subir contra ti muchedumbre de gente, y te apedrearán, y te atravesarán con sus espadas. Quemarán tus casas a fuego, y harán en ti juicios en presencia de muchas mujeres; y así haré que dejes de ser ramera, y que ceses de prodigar tus dones. Y saciaré mi ira sobre ti, y se apartará de ti mi celo, y descansaré y no me enojaré más. Por cuanto no te acordaste de los días de tu juventud, y me provocaste a ira en todo esto, por eso, he aquí yo también traeré tu camino sobre tu cabeza, dice Jehová el Señor; pues ni aun has pensado sobre toda tu lujuria. He aquí, todo el que usa de refranes te aplicará a ti el refrán que dice: Cual la madre, tal la hija. Hija eres tú de tu madre, que desechó a su marido y a sus hijos; y hermana eres tú de tus hermanas, que desecharon a sus maridos y a sus hijos; vuestra madre fue hetea, y vuestro padre amorreo. Y tu hermana mayor es Samaria, ella y sus hijas, que habitan al norte de ti; y tu hermana menor es Sodoma con sus hijas, la cual habita al sur de ti. Ni aun anduviste en sus caminos, ni hiciste según sus abominaciones; antes, como si esto fuera poco y muy poco, te corrompiste más que ellas en todos tus caminos. Vivo yo, dice Jehová el Señor, que Sodoma tu hermana y sus hijas no han hecho como hiciste tú y tus hijas. He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso. Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las quité. Y Samaria no cometió ni la mitad de tus pecados; porque tú multiplicaste tus abominaciones más que ellas, y has justificado a tus hermanas con todas las abominaciones que tú hiciste. Tú también, que juzgaste a tus hermanas, lleva tu vergüenza en los pecados que tú hiciste, más abominables que los de ellas; más justas son que tú; avergüénzate, pues, tú también, y lleva tu confusión, por cuanto has justificado a tus hermanas. Yo, pues, haré volver a sus cautivos, los cautivos de Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de Samaria y de sus hijas, y haré volver los cautivos de tus cautiverios entre ellas, para que lleves tu confusión, y te avergüences de todo lo que has hecho, siendo tú motivo de consuelo para ellas. Y tus hermanas, Sodoma con sus hijas y Samaria con sus hijas, volverán a su primer estado; tú también y tus hijas volveréis a vuestro primer estado. No era tu hermana Sodoma digna de mención en tu boca en el tiempo de tus soberbias, antes que tu maldad fuese descubierta. Así también ahora llevas tú la afrenta de las hijas de Siria y de todas las hijas de los filisteos, las cuales por todos lados te desprecian. Sufre tú el castigo de tu lujuria y de tus abominaciones, dice Jehová. Pero más ha dicho Jehová el Señor: ¿Haré yo contigo como tú hiciste, que menospreciaste el juramento para invalidar el pacto? Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto sempiterno. Y te acordarás de tus caminos y te avergonzarás, cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores que tú, las cuales yo te daré por hijas, mas no por tu pacto, sino por mi pacto que yo confirmaré contigo; y sabrás que yo soy Jehová; para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca, a causa de tu vergüenza, cuando yo perdone todo lo que hiciste, dice Jehová el Señor.

Ezequiel 16:15-63 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

»”Sin embargo, confiaste en tu belleza y, valiéndote de tu fama, te prostituiste. ¡Sin ningún pudor te entregaste a cualquiera que pasaba! Tomaste tus mismos vestidos para hacer altares paganos de vistosos colores y allí te prostituiste. ¡Algo nunca visto! Con las joyas de oro y plata que yo te había obsequiado, hiciste imágenes masculinas; con ellas te prostituiste ofreciéndoles culto. Les pusiste tus vestidos bordados, y les ofreciste mi aceite y mi incienso. Como ofrenda de olor grato les presentaste el alimento que yo te había dado: la harina refinada, el aceite de oliva y la miel, afirma el SEÑOR y Dios. »”Tomaste también a los hijos y a las hijas que tuviste conmigo y los entregaste como alimento a esas imágenes. ¡No te bastaron tus prostituciones! Sacrificaste a mis hijos y los pasaste por fuego como ofrenda en honor de esos ídolos. En todas tus prácticas abominables y prostituciones no te acordaste de los días de tu adolescencia, cuando estabas completamente desnuda y pisoteando tu propia sangre. »”¡Ay de ti, ay de ti!, afirma el SEÑOR y Dios. Para colmo de tus perversidades, construiste altares y un santuario en todas las plazas. ¡En cada esquina construiste santuarios y degradaste tu belleza! Te abriste de piernas a cualquiera que pasaba, y fornicaste sin cesar. Te prostituiste con los egipcios, tus vecinos de grandes genitales, y para enfurecerme multiplicaste tus fornicaciones. Yo levanté mi mano para castigarte y reduje tu territorio; te entregué al deseo de tus enemigos, las ciudades filisteas, que se avergonzaban de tu conducta depravada. Una y otra vez fornicaste con los asirios, porque eras insaciable. También creció tu promiscuidad para incluir a los comerciantes de Babilonia y ni así quedaste satisfecha. »”¡Qué mente tan depravada la tuya!, afirma el SEÑOR y Dios. ¡Te comportabas como una vil prostituta! Pero cuando en cada santuario armabas un prostíbulo y te exhibías en cada esquina, no te comportabas como una prostituta, ¡pues no cobrabas nada! »”¡Adúltera! Prefieres a los extraños, en vez de a tu marido. A todas las prostitutas se les paga; tú, en cambio, pagas a tus amantes. Los sobornas para que vengan de todas partes a acostarse contigo. En tu prostitución has sido diferente a otras mujeres: como nadie se te ofrecía, tú pagabas en vez de que te pagaran a ti. ¡En eso sí eras diferente a las demás! »”Por tanto, prostituta, escucha la palabra del SEÑOR. Así dice el SEÑOR y Dios: Has expuesto tu lujuria y exhibido tu desnudez al fornicar con tus amantes y con tus detestables ídolos; a estos has ofrecido la sangre de tus hijos. Por tanto, reuniré a todos tus amantes, a quienes brindaste placer; tanto a los que amaste como a los que odiaste. Los reuniré contra ti de todas partes y expondré tu desnudez ante ellos; ¡te verán completamente desnuda! Te juzgaré como a una adúltera y homicida; derramaré sobre ti mi ira y mi celo. Te entregaré en sus manos; ellos derribarán tus altares y demolerán tus santuarios. Te arrancarán la ropa y te despojarán de tus joyas, dejándote completamente desnuda. Convocarán a la asamblea contra ti, te apedrearán y te descuartizarán a filo de espada. Incendiarán tus casas y en presencia de muchas mujeres ejecutarán la sentencia contra ti. Yo pondré fin a tu prostitución; ya no volverás a pagarles a tus amantes. Así calmaré mi ira contra ti y se apaciguarán mis celos; me quedaré tranquilo y sin enojo. »”Yo te hago responsable de tu conducta por haberte olvidado de los días de tu adolescencia, por haberme irritado con todas estas cosas y por haber agregado infamia a tus prácticas abominables, afirma el SEÑOR y Dios. »”Los que acostumbran citar refranes dirán esto de ti: ‘De tal palo, tal astilla’. Tú eres igual a tu madre, que despreció a su marido y a sus hijos; eres igual a tus hermanas, que despreciaron a sus maridos y a sus hijos. La madre de ustedes era hitita y su padre, amorreo. Tu hermana mayor era Samaria, ubicada al norte de ti con sus aldeas. Tu hermana menor era Sodoma, ubicada al sur de ti con sus aldeas. No solo has seguido su conducta, sino que has actuado según sus prácticas abominables. En poco tiempo llegaste a ser peor que ellas. Yo, el SEÑOR y Dios, tan cierto como que yo vivo, declaro que: ni tu hermana Sodoma ni sus aldeas hicieron jamás lo que tú y tus aldeas han hecho. »”Tu hermana Sodoma y sus aldeas pecaron de soberbia, gula, apatía e indiferencia hacia el pobre y el indigente. Se creían superiores a otras y en mi presencia se entregaron a las abominaciones. Por eso, tal como lo has visto, las he destruido. ¡Pero ni Samaria ni sus aldeas cometieron la mitad de tus pecados! Te entregaste a más prácticas abominables que ellas, haciendo que ellas parecieran justas en comparación contigo. Ahora tú, carga con tu desgracia; porque son tantos tus pecados que has favorecido a tus hermanas al hacerlas parecer más justas que tú. ¡Avergüénzate y carga con tu desgracia! Has hecho que tus hermanas parezcan más justas que tú. »”Pero yo restauraré su fortuna, la fortuna de Sodoma y de Samaria, con sus respectivas aldeas, y haré lo mismo contigo. Así cargarás con tu desgracia, te avergonzarás de todo lo que hiciste y les servirás de consuelo. Tus hermanas, Sodoma y Gomorra, con sus respectivas hijas, volverán a ser como antes. Y tú y tus hijas regresarán al estado anterior. ¿Acaso no te burlabas de tu hermana Sodoma en tu época de orgullo, antes de que se hiciera pública tu maldad? Ahora te has vuelto motivo de burla de las aldeas edomitas y filisteas, que te desprecian. Sobre tus hombros llevas el peso de tu infamia y de tus prácticas abominables, afirma el SEÑOR. »”Así dice el SEÑOR y Dios: Te daré tu merecido, porque has menospreciado el juramento y quebrantado el pacto. Sin embargo, yo sí me acordaré del pacto que hice contigo en los días de tu adolescencia, y estableceré contigo un pacto eterno. Tú te acordarás de tu conducta pasada y te avergonzarás cuando acojas a tus hermanas, la mayor y la menor, para dártelas como hijas, aunque no participan de mi pacto contigo. Yo estableceré mi pacto contigo y sabrás que yo soy el SEÑOR. Cuando yo te perdone por todo lo que has hecho, tú te acordarás de tu maldad, te avergonzarás y en tu humillación no volverás a jactarte, afirma el SEÑOR y Dios”».

Ezequiel 16:15-63 Reina Valera Contemporánea (RVC)

»”Pero confiaste en tu hermosura, y tu fama te llevó a prostituirte. Te entregaste a todo el que pasaba, y le brindaste tus favores. Con tus propios vestidos hiciste altares paganos, y allí te prostituiste. ¡Nunca antes había sucedido algo así, ni jamás sucederá! Tomaste las alhajas de oro y plata que yo te había regalado, y con ellas te hiciste figuras masculinas para serme infiel. Además, las arropaste con tus finos vestidos de brocado, y les ofreciste el aceite y el incienso que eran para mí. También les presentaste, como ofrenda de grato aroma, el pan y la flor de harina, y el aceite y la miel, que yo te di como alimento. Eso es un hecho. —Palabra de Dios el Señor. »”¿Se te hace poco haberte prostituido tanto, que tomaste a los hijos y a las hijas que tuviste conmigo para ofrecerlos a esos ídolos como alimento? ¡Sacrificaste a mis hijos! ¡Los entregaste a esos ídolos para que el fuego los consumiera! Todos tus hechos repugnantes, y todas tus infidelidades te han hecho olvidar los días de tu juventud, cuando estabas del todo desnuda, ¡cuando estabas toda llena de sangre! ¡Ay de ti, ay de ti! —Palabra de Dios el Señor. »”Y resulta que, después de toda tu maldad, edificaste lugares altos y levantaste altares en todas las plazas. A la entrada de todo camino edificaste lugares altos, y rebajaste tu hermosura al ofrecerte a todo el que pasaba por allí, con lo que aumentaste tus infidelidades. Tuviste amoríos con los egipcios, tus vecinos de gran potencia viril, y para hacerme enojar te prostituiste más y más. Por eso yo descargué mi mano sobre ti y te reduje tu provisión ordinaria, y te entregué a la voluntad de las hijas de los filisteos, que te aborrecían y se avergonzaban de tu malvado proceder. Tan insaciable eres que también tuviste amoríos con los asirios, pero tampoco con ellos quedaste satisfecha. Tanto en Canaán como en Babilonia aumentaste tus prostituciones, ¡y tampoco quedaste satisfecha! Tienes un corazón inestable. ¡Todos tus actos solo son propios de una ramera desvergonzada! —Palabra de Dios el Señor. »”A la entrada de todo camino edificaste tus lugares altos, y en todas las plazas pusiste tus altares. Solo en algo no te portaste como ramera: ¡en que no te importaba la paga! Mujer infiel, relegaste a tu esposo por atrapar a otros hombres. Toda ramera recibe una paga, ¡pero tú les pagabas a tus amantes! Les dabas presentes para que de todas partes vinieran a prostituirse contigo. Contigo sucedió lo contrario de lo que hacen otras mujeres: como nadie te pedía acostarse contigo, eras tú quien se ofrecía, y quien pagaba, en vez de que le pagaran. ¡En eso fuiste diferente! »”Por lo tanto, ramera, oye lo que voy a decirte. Yo, tu Señor y Dios, te digo: ‘Puesto que tú has dejado al descubierto tu desnudez con tus prostituciones, y te has exhibido ante tus amantes y ante tus repugnantes ídolos, a los que has ofrendado la sangre de tus hijos, yo voy a convocar a todos tus amantes, con los que te regocijaste y tuviste placer, y también a todos los que aborreciste, y los reuniré alrededor de ti para exhibir tu desnudez. ¡Que te vean tal y como eres! Voy a aplicarte la ley que castiga a las adúlteras y a las asesinas. Voy a volcar sobre ti mi ira y mis celos. Voy a entregarte en manos de tus amantes, para que destruyan tus lugares altos y derriben tus altares, para que te despojen de tus vestidos y de tus alhajas, y te dejen completamente desnuda. Ellos te atacarán con una gran muchedumbre, y te apedrearán y despedazarán con sus espadas. Prenderán fuego a tus casas, y en presencia de muchas mujeres dictarán sentencia contra ti, para que dejes de prostituirte y no vuelvas a prodigar tus favores. Así apaciguaré mi enojo y mis celos por ti, y una vez calmado no volveré a enojarme. La verdad es que tú provocaste mi enojo con todo lo que hiciste; no te acordaste de cuando eras joven, ni pensaste siquiera en tu infame lujuria. Por eso voy a descargar sobre ti las consecuencias de tu conducta.’” —Palabra de Dios el Señor. »Todos los que hablan con refranes van a aplicarte aquel que dice: “De tal madre, tal hija.” Y es que tú eres hija de la madre que desechó a su marido y a sus hijos; también eres hermana de las hermanas que desecharon a sus maridos y a sus hijos. La madre de ustedes fue una hitita, y el padre de ustedes fue un amorreo. Tu hermana mayor es Samaria, y ella y sus hijas habitaron al norte de tu territorio. Tu hermana menor es Sodoma, y ella y sus hijas habitaron al sur de tu territorio. Pero tú no solo imitaste su conducta y cometiste los mismos actos repugnantes, sino que eso te pareció poco y tus hechos fueron peores que los de ellas. Puedo jurar por mí mismo, que ni tu hermana Sodoma ni sus hijas hicieron lo que hicieron tú y tus hijas. —Palabra de Dios el Señor. »Tu hermana Sodoma y sus hijas pecaron de soberbias. Era tanto el pan que tenían, y tanto el tiempo que les sobraba, que no se ocuparon de dar fuerzas a los pobres y menesterosos. Se llenaron de soberbia y, ante mis ojos, cometieron actos repugnantes; por eso decidí destruirlas. Sin embargo, ni Samaria ni sus hijas cometieron la mitad de tus pecados. Comparadas contigo, ellas resultan más justas, pues tus hechos repugnantes fueron más que los que ellas cometieron. Y ya que juzgaste a tus hermanas, carga ahora con la vergüenza de los pecados que cometiste, y que son más abominables que los que ellas cometieron. Carga con esa vergüenza y confusión, pues ellas han resultado ser más justas que tú. ¡Tú las has justificado! »Yo voy a hacer que vuelvan los cautivos de Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de Samaria y de sus hijas, y también haré que vuelvan tus cautivos, para que cargues con esa confusión y esa vergüenza, por todo lo que has hecho. Eso les servirá de consuelo. Tus hermanas Sodoma y Samaria volverán a ser lo que antes fueron, lo mismo que sus hijas, y también tú y tus hijas volverán a ser lo que antes fueron. En tus tiempos de grandeza, no considerabas a tu hermana Sodoma digna de que la mencionaras. Pero eso fue antes de que tu maldad quedara al descubierto. Así que ahora te toca soportar las ofensas de las hijas de Siria y de todas las hijas de los filisteos, que por todos lados te desprecian. ¡Te toca cargar con el castigo de tu lujuria y de tus hechos repugnantes!» —Palabra del Señor. Pero Dios el Señor ha dicho algo más: «¿Acaso yo voy a hacer contigo lo mismo que tú hiciste, de menospreciar el juramento para invalidar el pacto? No, porque yo sí me acuerdo del pacto que hice contigo cuando aún eras joven, así que estableceré contigo un pacto sempiterno. Tú te acordarás de tu mala conducta, y sentirás vergüenza, cuando recibas a tus hermanas mayores y menores, a las que te daré por hijas, aunque no participarán de mi pacto contigo. Mi pacto lo confirmaré contigo. Así sabrás que yo soy el Señor. Cuando yo te perdone por todo lo que hiciste, tú te acordarás y te avergonzarás, y tal será tu vergüenza que nunca más volverás a abrir la boca.» —Palabra de Dios el Señor.

Ezequiel 16:15-63 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

»”Pero confiaste en tu belleza y te aprovechaste de tu fama para convertirte en una prostituta, entregando tu cuerpo a todo el que pasaba. Con tus vestidos hiciste tiendas de culto pagano en las colinas, y te prostituiste en ellas. Tomaste las joyas de oro y de plata que yo te había regalado, e hiciste figuras de hombres para prostituirte con ellos; les pusiste tus vestidos de bellos colores y les ofreciste mi aceite y mi incienso. El pan que yo te había dado, que era de la mejor harina, y el aceite y la miel con que yo te había alimentado, se los ofreciste a ellos como ofrenda de olor agradable. Yo, el Señor, lo afirmo. »”Tomaste también a los hijos e hijas que tuve contigo, y los sacrificaste a esos ídolos como alimento para ellos. ¿Te parecía poco haberte convertido en prostituta, que además sacrificaste a mis hijos entregándolos a morir quemados en honor de esos ídolos? Con tu detestable vida de prostituta ya no te acuerdas de cuando eras niña y estabas completamente desnuda, pataleando en tu propia sangre. »”Esto afirmo yo, el Señor: ¡Ay de ti! Además de todos los males que hiciste, te construiste en todo sitio despejado un lugar donde dar culto a los ídolos y entregarte a la prostitución. Al término de todo camino construiste tales lugares, y convertiste tu belleza en algo detestable ofreciendo tu cuerpo a todo el que pasaba, en continuos actos de prostitución. Practicaste la prostitución con tus vecinos, esos egipcios de gran potencia sexual, y provocaste mi ira con tus continuos actos de prostitución. »”Entonces levanté la mano para castigarte: te hice pasar privaciones y te entregué a las ciudades filisteas, que te odian y que estaban disgustadas por tu conducta vergonzosa. Pero no contenta con eso, te entregaste a la prostitución con los asirios; y ni aun así quedaste satisfecha. Y seguiste entregándote a la prostitución en Babilonia, tierra de comerciantes; y ni aun así quedaste satisfecha. Yo, el Señor, afirmo: ¡Qué enfermo tenías el corazón para cometer todos esos actos propios de una prostituta desvergonzada! Al término de todo camino y en todo sitio despejado, te construiste un altar donde dar culto a los ídolos y entregarte a la prostitución. Pero tú no te portabas como las prostitutas: ¡tú no cobrabas! »”La mujer que es infiel a su marido, recibe a extraños. A toda prostituta se le da una paga; pero tú eras más bien la que dabas regalos a todos tus amantes y les pagabas para que vinieran de todas partes a pecar contigo. En tu prostitución has hecho lo contrario de lo que hacen otras mujeres: nadie te busca para pecar, ni ellos te pagan a ti, sino que tú les pagas a ellos. ¡Solo en eso eres diferente! »”Por eso, escucha, prostituta, mi palabra: Yo, el Señor, te digo: Tú has descubierto desvergonzadamente tu cuerpo para entregarte a la prostitución con tus amantes y con todos tus detestables ídolos, y has derramado la sangre de tus hijos que ofreciste en sacrificio. Por eso, yo voy a reunir a todos los amantes que has complacido, a todos los que amaste y a todos los que odiaste; los reuniré alrededor de ti, y delante de ellos descubriré tu cuerpo para que te vean completamente desnuda. Te juzgaré por adulterio y asesinato, y con ira y celo te entregaré a la muerte. Te dejaré en manos de ellos, para que destruyan tus lugares de prostitución y de culto a los ídolos. Te arrancarán tus vestidos y tus magníficos adornos, y te dejarán completamente desnuda. Levantarán al pueblo contra ti, te apedrearán y te matarán con sus espadas. Prenderán fuego a tus casas y ejecutarán la sentencia contra ti delante de muchas mujeres. Pondré fin a tu prostitución, y no volverás a pagar más a tus amantes. Entonces mi ira contra ti quedará satisfecha y mis celos se calmarán; me tranquilizaré y ya no estaré enojado. Tú te olvidaste de cuando eras joven, y me irritaste con todas tus acciones infames y detestables; por lo tanto, yo te castigaré por esa conducta tuya. Yo, el Señor, lo afirmo. »”Todos los amigos de decir refranes, dirán refiriéndose a ti: De tal madre, tal hija. Tú eres hija de una madre que odiaba a su marido y a sus hijos, y también tus hermanas odiaban a sus maridos y a sus hijos. La madre de todas ustedes era hitita, y su padre, amorreo. Al norte estaba tu hermana mayor, la ciudad de Samaria, con sus aldeas; al sur, tu hermana menor, la ciudad de Sodoma, también con sus aldeas. Y tú seguiste su ejemplo y cometiste sus mismas acciones detestables. Y no satisfecha con esto, tu conducta fue peor que la de ellas. Yo, el Señor, lo juro por mi vida: ni tu hermana Sodoma ni sus aldeas hicieron lo que tú y tus aldeas han hecho. Este fue el pecado de tu hermana Sodoma: ella y sus aldeas se sentían orgullosas de tener abundancia de alimentos y de gozar de comodidad, pero nunca ayudaron al pobre y al necesitado. Se volvieron orgullosas y cometieron cosas que yo detesto; por eso las destruí, como has visto. En cuanto a Samaria, no cometió ni la mitad de tus pecados. Tú has hecho más cosas detestables que ellas; tantas que, a tu lado, ellas parecen inocentes. Tú tendrás que soportar tu humillación, pues al cometer pecados más detestables que tus hermanas, las hiciste parecer inocentes. Tú tendrás que sufrir esa vergüenza y soportar tu humillación, pues hiciste parecer inocentes a tus hermanas. »”Yo devolveré la prosperidad a Sodoma y Samaria, y a sus aldeas; y también a ti volveré a darte prosperidad, pero tendrás que soportar tu humillación y avergonzarte de lo que hiciste, con lo cual tú serás para ellas motivo de consuelo. Y cuando Sodoma y Samaria y sus aldeas vuelvan a ser lo que antes fueron, también tú y tus aldeas volverán a serlo. Tú te burlabas del castigo de tu hermana Sodoma, cuando te sentías tan orgullosa y todavía no se había puesto al descubierto tu maldad; pero ahora las ciudades edomitas y filisteas, todas tus vecinas, te insultan; ¡todo el mundo te desprecia! Ahora tienes que soportar el castigo de tus acciones malas y detestables. Yo, el Señor, lo afirmo. »”Yo, el Señor, digo: Te voy a dar tu merecido, pues faltaste a tu juramento y no cumpliste la alianza. Pero yo sí me acordaré de la alianza que hice contigo cuando eras joven, y haré contigo una alianza eterna. Cuando yo te dé como hijas a tu hermana mayor y a tu hermana menor, a pesar de que la alianza no me obliga a ello, tú te acordarás de tu conducta pasada y sentirás vergüenza. Yo renovaré mi alianza contigo, y reconocerás que yo soy el Señor. Tú te acordarás, y sentirás tanta vergüenza y humillación que no volverás a abrir la boca cuando yo te perdone todo lo que has hecho. Yo, el Señor, lo afirmo.”»

Ezequiel 16:15-63 La Biblia de las Américas (LBLA)

“Pero tú confiaste en tu hermosura, te prostituiste a causa de tu fama y derramaste tus prostituciones a todo el que pasaba, fuera quien fuera. Tomaste algunos de tus vestidos y te hiciste lugares altos de varios colores, y te prostituiste en ellos, cosa que nunca debiera haber sucedido ni jamás sucederá. Tomaste también tus bellas joyas de oro y de plata que yo te había dado, y te hiciste imágenes de hombres para prostituirte con ellas. Tomaste tu tela bordada y las cubriste, y ofreciste ante ellas mi aceite y mi incienso. También te di mi pan, la flor de harina, el aceite y la miel con que yo te alimentaba, y lo ofrecías ante ellas como aroma agradable. Así sucedió” —declara el Señor DIOS. “Tomaste además a tus hijos y a tus hijas que habías dado a luz para mí, y se los sacrificaste como alimento. ¿Acaso eran poca cosa tus prostituciones, para que mataras a mis hijos y se los ofrecieras haciéndolos pasar por fuego? Y en todas tus abominaciones y prostituciones no te acordaste de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta y revolcándote en tu sangre. ”Y sucedió que después de toda tu maldad (‘¡Ay, ay de ti!’, —declara el Señor DIOS) te edificaste un santuario y te hiciste un lugar alto en todas las plazas. En toda cabecera de camino te edificaste tu lugar alto, y abominable hiciste tu hermosura; y te entregaste a todo el que pasaba y multiplicaste tu prostitución. También te prostituiste a los egipcios, tus vecinos de cuerpos robustos, y multiplicaste tu prostitución para provocarme a ira. Y he aquí, yo extendí mi mano contra ti y disminuí tus raciones. Y te entregué al deseo de las que te odiaban, las hijas de los filisteos, que se avergonzaban de tu conducta deshonesta. Además, te prostituiste a los asirios porque no te habías saciado; te prostituiste a ellos y ni aun entonces te saciaste. También multiplicaste tu prostitución en la tierra de los mercaderes, Caldea, y ni aun con esto te saciaste” ». ¡Qué débil es tu corazón —declara el Señor DIOS— cuando haces todas estas cosas, las acciones de una ramera desvergonzada! Cuando edificaste tu santuario en toda cabecera de camino y te hiciste tu lugar alto en cada plaza, al desdeñar la paga, no eras como la ramera. ¡Mujer adúltera, que en lugar de su marido recibe a extraños! A todas las rameras les dan regalos, pero tú dabas regalos a todos tus amantes y los sobornabas para que vinieran a ti de todas partes para tus prostituciones. En tus prostituciones eras distinta de las otras mujeres: nadie te solicitaba para fornicar; tú dabas la paga, pero a ti ninguna paga se te daba. Eras distinta. Por tanto, ramera, oye la palabra del SEÑOR. Así dice el Señor DIOS: Por cuanto fue derramada tu lascivia y descubierta tu desnudez en tus prostituciones con tus amantes y con todos tus detestables ídolos, y a causa de la sangre de tus hijos que les ofreciste, por tanto, he aquí, yo reuniré a todos tus amantes con quienes te gozaste, a todos los que amaste y a todos los que aborreciste; los reuniré de todas partes contra ti, descubriré tu desnudez ante ellos y ellos verán toda tu desnudez. Te juzgaré como son juzgadas las adúlteras y las que derraman sangre, y traeré sobre ti sangre de furor y de celos. También te entregaré en manos de tus amantes y ellos derribarán tus santuarios, destruirán tus lugares altos, te despojarán de tus vestidos, te quitarán tus bellas joyas y te dejarán desnuda y descubierta. Incitarán contra ti una multitud, y te apedrearán y te harán pedazos con sus espadas. Prenderán fuego a tus casas y ejecutarán juicios contra ti a la vista de muchas mujeres. Y haré que dejes de ser ramera y no darás más paga a tus amantes. Desahogaré mi furor en ti; mis celos se apartarán de ti, me apaciguaré y no me enojaré más. Por cuanto no te has acordado de los días de tu juventud, sino que me has irritado con todas estas cosas, he aquí, también yo haré recaer tu conducta sobre tu cabeza —declara el Señor DIOS— para que no cometas esta lascivia con todas tus otras abominaciones. He aquí, todo aquel que cita proverbios repetirá este proverbio acerca de ti, diciendo: «De tal madre, tal hija». Eres hija de tu madre que aborreció a su marido y a sus hijos, y hermana de tus hermanas que aborrecieron a sus maridos y a sus hijos. Vuestra madre era hitita y vuestro padre amorreo. Tu hermana mayor es Samaria que con sus hijas habita al norte de ti, y tu hermana menor es Sodoma que habita al sur de ti con sus hijas. Pero no solo has andado en sus caminos y has hecho según sus abominaciones, sino que, como si eso fuera muy poco, te has corrompido más que ellas en todos tus caminos. Vivo yo —declara el Señor DIOS— que tu hermana Sodoma y sus hijas no han hecho como tú y tus hijas habéis hecho. He aquí, esta fue la iniquidad de tu hermana Sodoma: arrogancia, abundancia de pan y completa ociosidad tuvieron ella y sus hijas; pero no ayudaron al pobre ni al necesitado, y se enorgullecieron y cometieron abominaciones delante de mí. Y cuando lo vi las hice desaparecer. Ni aun Samaria ha cometido ni la mitad de tus pecados, pues tú has multiplicado tus abominaciones más que ellas, y has hecho aparecer justas a tus hermanas con todas las abominaciones que has cometido. También tú, carga con tu ignominia ya que has hecho juicios favorables de tus hermanas. A causa de tus pecados, en los que obraste en forma más abominable que ellas, ellas son más justas que tú. Tú pues, avergüénzate también y carga con tu ignominia, ya que hiciste parecer justas a tus hermanas. Y cambiaré su suerte, la suerte de Sodoma y de sus hijas, la suerte de Samaria y de sus hijas, y junto con ellas, tu propia suerte, para que cargues con tu humillación y te avergüences de todo lo que has hecho cuando seas consuelo para ellas. Y tus hermanas, Sodoma con sus hijas y Samaria con sus hijas, volverán a su estado anterior; también tú y tus hijas volveréis a vuestro estado anterior. El nombre de tu hermana Sodoma no era mencionado en tu boca el día de tu soberbia, antes que fuera descubierta tu maldad. Como ella has venido a ser tú el oprobio de las hijas de Edom y de todas sus vecinas y de las hijas de los filisteos que te desprecian por todos lados. Llevas sobre ti el castigo de tu lascivia y de tus abominaciones —declara el SEÑOR. Porque así dice el Señor DIOS: Yo haré contigo como has hecho tú, que has despreciado el juramento violando el pacto. Yo recordaré sin embargo mi pacto contigo en los días de tu juventud, y estableceré para ti un pacto eterno. Entonces te acordarás de tus caminos y te avergonzarás cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores que tú; y te las daré por hijas, pero no por causa de tu pacto. Estableceré mi pacto contigo; y sabrás que yo soy el SEÑOR; para que recuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca a causa de tu humillación, cuando yo te haya perdonado por todo lo que has hecho —declara el Señor DIOS.

Ezequiel 16:15-63 Nueva Traducción Viviente (NTV)

»”Pero pensaste que eras dueña de tu fama y tu belleza. Entonces te entregaste como prostituta a todo hombre que pasaba. Tu belleza estaba a la disposición del que la pidiera. Usaste los hermosos regalos que te di para construir lugares de culto a ídolos, donde te prostituiste. ¡Qué increíble! ¿Cómo pudo ocurrir semejante cosa? Tomaste las joyas y los adornos de oro y plata que yo te había dado y te hiciste estatuas de hombres y les rendiste culto. ¡Eso es adulterio contra mí! Usaste las ropas con bordados hermosos que te di para vestir a tus ídolos. Después usaste mi aceite especial y mi incienso para rendirles culto. ¡Imagínate! Ofreciste ante ellos en sacrificio la harina selecta, el aceite de oliva y la miel que yo te había dado, dice el SEÑOR Soberano. »”Luego tomaste a tus hijos e hijas —los que diste a luz para mí— y los sacrificaste a tus dioses. ¿No era suficiente con haberte prostituido? ¿También tenías que masacrar a mis hijos ofreciéndolos en sacrificio a ídolos? En todos tus años de adulterio y pecado detestable, no recordaste ni una sola vez los días pasados, cuando estabas desnuda y tirada en el campo, pataleando en tu propia sangre. »”¡Qué aflicción te espera!, dice el SEÑOR Soberano. Además de todas tus otras perversidades, edificaste un santuario pagano y levantaste altares a ídolos en la plaza de cada ciudad. En cada esquina contaminaste tu belleza ofreciendo tu cuerpo a todo el que pasaba, en una interminable ola de prostitución. Luego agregaste a tu lista de amantes al lujurioso Egipto y provocaste mi enojo con tu creciente promiscuidad. Por eso te golpeé con mi puño y reduje tu territorio. Te entregué en manos de tus enemigos, los filisteos, y hasta ellos quedaron horrorizados ante tu conducta depravada. También te prostituiste con los asirios. ¡Parece que nunca te cansas de buscar nuevos amantes! Después de prostituirte con los asirios, tampoco quedaste satisfecha. Por si fueran pocos tus amantes, también te abrazaste a Babilonia, el territorio de los mercaderes, pero ni aun así quedaste satisfecha. »”¡Qué enfermo tienes el corazón!, dice el SEÑOR Soberano, para hacer semejantes cosas comportándote como una prostituta desvergonzada. Edificas tus santuarios paganos en cada esquina y construyes en cada plaza los altares para tus ídolos. En realidad, has sido peor que una prostituta, tan desesperada por pecar que ni siquiera exigías que te pagaran. Sí, eres una esposa adúltera que recibe a extraños en lugar de a su propio marido. Las prostitutas cobran por sus servicios, ¡pero tú no! Les das regalos a tus amantes, los sobornas para que tengan sexo contigo. Así que haces lo contrario de las demás prostitutas; ¡tú les pagas a tus amantes en lugar de que ellos te paguen a ti! »”¡Por lo tanto, prostituta, escucha este mensaje de parte del SEÑOR! Esto dice el SEÑOR Soberano: por haber derramado tus deseos lujuriosos y haberte desnudado como prostituta ante tus amantes y por haber rendido culto a ídolos detestables y masacrado a tus hijos en sacrificio a tus dioses, ahora yo actuaré en consecuencia. Reuniré a todos tus aliados —los amantes con los que has pecado, tanto los que amaste como los que odiaste— y te desnudaré delante de ellos para que vean tu desnudez. Te castigaré por tus homicidios y tu adulterio. En mi celosa furia te cubriré con sangre. Luego te entregaré a todas esas naciones que son tus amantes y ellas te destruirán. Derrumbarán tus santuarios paganos y los altares de tus ídolos. Te arrancarán la ropa, se llevarán tus hermosas joyas y te dejarán completamente desnuda. Juntas formarán una turba violenta para apedrearte y despedazarte con espadas. Quemarán tus casas y te castigarán frente a muchas mujeres. Yo pondré fin a tu prostitución y haré que no les pagues más a tus numerosos amantes. »”Finalmente desahogaré mi furia contra ti, y se calmará el enojo de mis celos. Quedaré tranquilo y ya no estaré enojado contigo. No obstante, primero, te daré tu merecido por todos tus pecados, porque no recordaste los días de tu juventud, sino que me hiciste enojar con todas esas maldades, dice el SEÑOR Soberano. Pues a todos tus pecados detestables les sumaste actos depravados. Todos los que compongan refranes dirán de ti: ‘De tal madre, tal hija’. Pues tu madre despreció a su esposo y a sus hijos, y tú hiciste lo mismo. Eres igual a tus hermanas, que despreciaron a sus esposos y a sus hijos. Queda claro que tu madre era hitita, y tu padre amorreo. »”Tu hermana mayor fue Samaria, que vivía con sus hijas en el norte. Tu hermana menor fue Sodoma, que vivía con sus hijas en el sur. Ahora bien, tú no solo pecaste igual que ellas, sino que tu corrupción pronto las superó. Tan cierto como que yo vivo, dice el SEÑOR Soberano, Sodoma y sus hijas nunca fueron tan perversas como tú y tus hijas. Los pecados de Sodoma eran el orgullo, la glotonería y la pereza, mientras que afuera sufrían los pobres y los necesitados. Ella fue arrogante y cometió pecados detestables, por eso la destruí, como has visto. »”Ni siquiera Samaria cometió la mitad de tus pecados. Tú has hecho cosas mucho más detestables de las que hicieron tus hermanas; ahora ellas parecen rectas en comparación contigo. ¡Debería darte vergüenza! Tus pecados son tan terribles que haces que tus hermanas parezcan rectas, hasta virtuosas. »”Sin embargo, algún día restauraré el bienestar de Sodoma y de Samaria, y también te restauraré a ti. Entonces realmente te avergonzarás de todo lo que has hecho, pues tus pecados hacen que ellas se sientan bien al compararse contigo. Así es, tus hermanas, Sodoma y Samaria, serán restauradas junto con todos sus habitantes y en ese tiempo también te restauraré a ti. Cuando eras tan orgullosa, despreciabas a Sodoma; pero ahora tu peor perversidad quedó a la vista de todo el mundo y eres tú la despreciada, tanto por los edomitas y todos sus vecinos como por los filisteos. Este será el castigo por tu lascivia y tus pecados detestables, dice el SEÑOR. »”Por lo tanto, esto dice el SEÑOR Soberano: te daré tu merecido, pues tomaste tus votos solemnes a la ligera al romper el pacto. Sin embargo, recordaré el pacto que hice contigo cuando eras joven y estableceré contigo un pacto eterno. Entonces recordarás con vergüenza todo el mal que hiciste. Haré que tus hermanas, Samaria y Sodoma, sean hijas tuyas, aunque no formen parte de nuestro pacto. Reafirmaré mi pacto contigo y sabrás que yo soy el SEÑOR. Recordarás tus pecados y te cubrirás la boca enmudecida de vergüenza, cuando te perdone por todo lo que hiciste. ¡Yo, el SEÑOR Soberano, he hablado!”».