Éxodo 2:23-24
Éxodo 2:23-24 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Mucho tiempo después murió el rey de Egipto. Los israelitas, sin embargo, seguían lamentando su condición de esclavos y clamaban pidiendo ayuda. Sus gritos desesperados llegaron a oídos de Dios, quien al oír sus quejidos se acordó del pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob.
Éxodo 2:23-25 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Muchos años después murió el rey de Egipto. Sin embargo, los israelitas seguían quejándose, pues sufrían mucho como esclavos. Pero Dios vio sus sufrimientos y escuchó sus gritos de dolor, y se acordó del pacto que había hecho con los antepasados de los israelitas, es decir, con Abraham, Isaac y Jacob.
Éxodo 2:23-24 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Después de mucho tiempo murió el rey de Egipto. Los hijos de Israel gemían por causa de su esclavitud, y clamaron a Dios. Por causa de su esclavitud, su clamor llegó hasta Dios, y cuando Dios oyó sus gemidos, se acordó de su pacto con Abrahán, Isaac y Jacob.
Éxodo 2:23-24 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Con el correr del tiempo, el rey de Egipto murió. Los israelitas, sin embargo, seguían quejándose y lamentando su esclavitud. Entonces Dios escuchó sus lamentos y atendió sus quejas, acordándose de la alianza que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob.
Éxodo 2:23-24 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.
Éxodo 2:23-24 La Biblia de las Américas (LBLA)
Y aconteció que pasado mucho tiempo, murió el rey de Egipto. Y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y su clamor, a causa de su servidumbre, subió a Dios. Oyó Dios su gemido, y se acordó Dios de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.
Éxodo 2:23-24 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Con el paso de los años, el rey de Egipto murió; pero los israelitas seguían gimiendo bajo el peso de la esclavitud. Clamaron por ayuda, y su clamor subió hasta Dios, quien oyó sus gemidos y se acordó del pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob.