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Deuteronomio 31:1-18

Deuteronomio 31:1-18 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Cuando Moisés terminó de dar esas instrucciones a todo el pueblo de Israel, dijo: «Ya tengo ciento veinte años y no puedo seguir guiándote. El SEÑOR me dijo: “No cruzarás el río Jordán”. Sin embargo, el SEÑOR tu Dios sí cruzará delante de ti. Él destruirá a las naciones que viven allí, y tú tomarás posesión de esa tierra. Josué te guiará para cruzar el río, tal como el SEÑOR prometió. »El SEÑOR destruirá a las naciones que viven en esa tierra, tal como destruyó a Sehón y a Og, los reyes de los amorreos. El SEÑOR te entregará a los que viven allí, y tú tendrás que hacer con ellos lo que te ordené. ¡Así que sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni sientas pánico frente a ellos, porque el SEÑOR tu Dios, él mismo irá delante de ti. No te fallará ni te abandonará». Luego Moisés mandó llamar a Josué y, en presencia de todo Israel, le dijo: «¡Sé fuerte y valiente! Pues tú guiarás a este pueblo a la tierra que el SEÑOR juró a sus antepasados que les daría. Tú serás quien la repartirá entre ellos y se la darás como sus porciones de tierra. No temas ni te desalientes, porque el propio SEÑOR irá delante de ti. Él estará contigo; no te fallará ni te abandonará». Entonces Moisés escribió en un libro todo el conjunto de instrucciones y se lo dio a los sacerdotes que llevaban el arca del pacto del SEÑOR y a los ancianos de Israel. Luego Moisés les dio la siguiente orden: «Al final de cada séptimo año —el año de liberación— y durante el Festival de las Enramadas, leerán este libro de instrucción a todo el pueblo de Israel cuando se reúna ante el SEÑOR su Dios en el lugar que él elija. Convoquen a todos —a hombres, mujeres, niños y a los extranjeros que vivan en sus ciudades— para que oigan lo que dice el libro de instrucción y aprendan a temer al SEÑOR su Dios y a obedecer cuidadosamente todas las condiciones de estas instrucciones. Háganlo para que sus hijos que no saben nada de estas instrucciones, las oigan y aprendan a temer al SEÑOR su Dios. Háganlo mientras vivan en la tierra que van a poseer al cruzar el Jordán». Luego el SEÑOR le dijo a Moisés: «Ha llegado la hora de tu muerte. Llama a Josué y preséntate con él en el tabernáculo para entregarle mi encargo a Josué allí». Entonces Moisés y Josué fueron y se presentaron en el tabernáculo. Así que el SEÑOR se les apareció en una columna de nube que se detuvo en la entrada de la carpa sagrada. El SEÑOR le dijo a Moisés: «Estás por morir y vas a reunirte con tus antepasados. Cuando ya no estés aquí, los israelitas comenzarán a rendir culto a dioses ajenos, los dioses de la tierra a la cual se dirigen. Me abandonarán y romperán el pacto que hice con ellos. Entonces mi enojo arderá contra ellos. Los abandonaré, esconderé mi rostro de ellos, y serán devorados. Pasarán terribles dificultades y, en aquel día, dirán: “¡Estas calamidades nos han ocurrido porque Dios ya no está entre nosotros!”. En esos días esconderé mi rostro de ellos debido a toda la maldad que cometen al rendir culto a otros dioses.

Deuteronomio 31:1-18 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

De nuevo habló Moisés a todo el pueblo de Israel y dijo: «Ya tengo ciento veinte años y no puedo seguir siendo su líder. Además, el SEÑOR me ha dicho que no voy a cruzar el Jordán, pues ha ordenado que sea Josué quien lo cruce al frente de ustedes. El SEÑOR su Dios marchará al frente de ustedes para destruir a todas las naciones que encuentren a su paso y ustedes se apoderarán de su territorio. El SEÑOR las arrasará como arrasó a Sijón y a Og, los reyes de los amorreos, junto con sus países. Cuando el SEÑOR los entregue en sus manos, ustedes los tratarán según mis órdenes. Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el SEÑOR su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará». Llamó entonces Moisés a Josué y en presencia de todo Israel le dijo: «Sé fuerte y valiente, porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que el SEÑOR juró dar a sus antepasados. Tú harás que ellos tomen posesión de su herencia. El SEÑOR mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes». Moisés escribió esta ley y se la entregó a los sacerdotes levitas que transportaban el arca del pacto del SEÑOR, y a todos los jefes de Israel. Luego ordenó: «Cada siete años, en el año del perdón de deudas, durante la fiesta de las Enramadas, cuando tú, Israel, te presentes ante el SEÑOR tu Dios en el lugar que él habrá de elegir, leerás en voz alta esta ley en presencia de todo Israel. Reunirás a todos los hombres, mujeres y niños de tu pueblo, y a los extranjeros que vivan en tus ciudades, para que escuchen y aprendan a temer al SEÑOR tu Dios, y obedezcan fielmente todas las palabras de esta ley. Y los descendientes de ellos, para quienes esta ley será desconocida, la oirán y aprenderán a temer al SEÑOR tu Dios mientras vivan en la tierra que vas a poseer al otro lado del Jordán». El SEÑOR dijo a Moisés: «Ya se acerca el día de tu muerte. Llama a Josué y preséntate con él en la Tienda de reunión para que reciba mis órdenes». Fue así como Moisés y Josué se presentaron allí. Entonces el SEÑOR apareció a la entrada de la Tienda de reunión, en una columna de nube. El SEÑOR dijo a Moisés: «Tú irás a descansar con tus antepasados y muy pronto esta gente me será infiel con los dioses extraños del territorio al que van a entrar. Me abandonarán y quebrantarán el pacto que hice con ellos. Cuando esto haya sucedido, se encenderá mi ira contra ellos y los abandonaré, ocultaré mi rostro y serán presa fácil. Entonces les sobrevendrán muchos desastres y adversidades, y se preguntarán: “¿No es verdad que todos estos desastres nos han sobrevenido porque nuestro Dios ya no está con nosotros?”. Y ese día, sin duda alguna, ocultaré mi rostro, por haber cometido la maldad de irse tras otros dioses.

Deuteronomio 31:1-18 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Moisés habló otra vez con el pueblo y le dijo: «Ya tengo ciento veinte años de edad, y no puedo seguir siendo el jefe de Israel. Por otra parte, Dios no va a dejarme cruzar el río Jordán. Pero él mismo los guiará, y destruirá a todos los países que ustedes encuentren a su paso. Así el territorio será de ustedes. Además, Dios ha ordenado que Josué sea su nuevo jefe. »A los países que se enfrenten con ustedes, Dios los destruirá como destruyó a los reyes Og y Sihón, y a sus países. Cuando ustedes los hayan vencido, harán con ellos todo lo que les he ordenado. Sean fuertes y valientes, pues Dios peleará por ustedes; no tengan miedo de esos países, porque Dios no los abandonará». Enseguida, Moisés llamó a Josué y, delante de todo el pueblo, le dijo: «Tú, Josué, tienes que ser fuerte y valiente, pues vas a llevar a este pueblo al territorio que Dios prometió dar a sus antepasados. Tú los harás conquistar ese territorio. Dios mismo será tu guía, y te ayudará en todo; él jamás te abandonará. ¡Echa fuera el miedo y la cobardía!» Moisés escribió todas estas enseñanzas, y entregó el texto escrito a los jefes israelitas y a los sacerdotes, que eran los encargados de transportar el cofre del pacto. Luego les dio esta orden: «Cada siete años se celebrará el año del perdón de deudas. Cuando llegue ese año, y todos los israelitas estén reunidos en el santuario de Dios para celebrar la fiesta de las enramadas, se leerán estas enseñanzas. Todos, sin falta, deben ir a esa fiesta: hombres, mujeres, niños y refugiados. Allí escucharán la lectura de estas enseñanzas, y aprenderán a respetar a Dios y a obedecer sus mandamientos. También los hijos que tengan, y que aún no conocen estos mandamientos, los oirán y aprenderán a obedecer a Dios. Esto lo harán mientras vivan en el país al otro lado del río Jordán, que ahora van a conquistar». Después de esto, Dios le dijo a Moisés: «Ya se acerca el día de tu muerte. Por eso quiero que tú y Josué vengan al santuario, para que yo les diga lo que deben hacer». Moisés y Josué fueron al santuario, y en la entrada misma Dios se hizo presente, en medio de una nube en forma de columna. Y Dios le dijo a Moisés: «Muy pronto morirás. Cuando eso suceda, los israelitas dejarán de obedecerme y adorarán a los dioses falsos de la gente que vive en este territorio. Me abandonarán y no cumplirán con el pacto que hemos hecho. Entonces yo me enojaré con ellos, y los dejaré solos; en vez de cuidarlos, les enviaré muchos castigos y sufrimientos. Y tendrán que admitir que los he abandonado. Aunque lo reconozcan, yo me alejaré de ellos más todavía. Así los castigaré por su maldad de adorar a dioses falsos.

Deuteronomio 31:1-18 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Moisés fue y repitió ante todo Israel estas palabras. Les dijo: «Hoy cumplo ciento veinte años de edad. Ya no puedo salir ni entrar. Además, el Señor me ha dicho: “Tú no vas a cruzar este río Jordán.” Será Josué quien lo cruce delante de ustedes, como el Señor lo ha dicho. Con él lo cruzará el Señor su Dios, y será él quien destruya a estas naciones que tienen delante de ustedes, para que tomen posesión de ellas. El Señor hará con ellos lo mismo que hizo con Sijón y con Og, los reyes de los amorreos, a quienes destruyó, y con su tierra. El Señor los pondrá en sus manos, y ustedes harán con ellos conforme a todo lo que les he ordenado. Esfuércense y cobren ánimo; no teman, ni tengan miedo de ellos, porque contigo marcha el Señor tu Dios, y él no te dejará ni te desamparará.» Moisés llamó a Josué, y en presencia de todo Israel le dijo: «Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que el Señor juró a sus padres que les daría, y tú les darás posesión de ella. El Señor va delante de ti. Él estará contigo, y no te dejará ni te desamparará. No temas ni te intimides.» Moisés escribió esta ley y se la entregó a los sacerdotes hijos de Leví, los cuales llevaban el arca del pacto del Señor, y a todos los ancianos de Israel. Luego, Moisés les dio la siguiente orden: «Cada siete años, en el año de la condonación de deudas y durante la fiesta de las enramadas, cuando todo Israel se presente delante del Señor tu Dios en el lugar que él escoja, leerás esta ley en voz alta, a oídos de todo Israel. Congregarás a todo el pueblo, es decir, a hombres, mujeres y niños, y a los extranjeros que vivan en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman al Señor su Dios, y se dediquen a cumplir todas las palabras de esta ley. Así, los hijos de ellos que no conocieron esta ley la oirán, y aprenderán a temer al Señor su Dios todos los días que vivan en la tierra al otro lado del Jordán, que es adonde se dirigen para tomar posesión de ella.» El Señor le dijo a Moisés: «Mira, el día de tu muerte se acerca, así que llama a Josué, y espérenme en el tabernáculo de reunión para que le dé mis órdenes.» Moisés y Josué se dirigieron al tabernáculo de reunión, y allí esperaron. Entonces el Señor se apareció en el tabernáculo, en la columna de nube, y esta se detuvo sobre la puerta del tabernáculo. Allí el Señor le dijo a Moisés: «Tú vas ahora a dormir con tus padres. Pero este pueblo se rebelará y me será infiel con los dioses ajenos de la tierra a la cual van a entrar. Me abandonará y anulará el pacto que he concertado con ellos. Cuando eso suceda, se encenderá mi furor contra ellos, y los abandonaré; les daré la espalda y serán destruidos, y les sobrevendrán muchos males y angustias, y entonces dirán: “¡Todos estos males nos han sobrevenido porque nuestro Dios no está en medio de nosotros!” Lo cierto es que, cuando eso suceda, yo les daré la espalda por todas las maldades que ellos habrán cometido, y por haberse ido tras dioses ajenos.

Deuteronomio 31:1-18 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Moisés habló de nuevo a todo Israel, y dijo lo siguiente: «Yo tengo ciento veinte años, y ya no tengo fuerzas para andar de un lado para otro. Además, el Señor me ha dicho que no cruzaré el Jordán. Pero el Señor su Dios marchará delante de ustedes, y al paso de ustedes destruirá estas naciones, para que ocupen su territorio. Josué irá al frente de ustedes, como jefe, tal como lo ha dicho el Señor. El Señor hará con estas naciones lo mismo que hizo con Sihón y con Og, reyes de los amorreos, y con sus países, a los cuales destruyó. Y cuando el Señor haga que estas naciones caigan en poder de ustedes, deben hacer con ellas todo lo que les he ordenado. Tengan valor y firmeza; no tengan miedo ni se asusten cuando se enfrenten con ellas, porque el Señor su Dios está con ustedes y no los dejará ni los abandonará.» Después llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: «Ten valor y firmeza, porque tú tienes que llevar esta gente al país que el Señor juró a los antepasados de ustedes que les daría, y tú serás quien los haga tomar posesión. El Señor mismo irá delante de ti, y estará contigo; no te abandonará ni te desamparará; por lo tanto, no tengas miedo ni te acobardes.» Moisés puso esta ley por escrito, y la entregó a los sacerdotes levitas encargados de llevar el arca de la alianza del Señor, y a todos los ancianos de Israel, dándoles también esta orden: «Cada siete años, al llegar el año del perdón de las deudas, durante la fiesta de las Enramadas, cuando todos los israelitas se reúnan delante del Señor su Dios en el lugar que él haya escogido, se leerá esta ley en presencia de todos ellos. Todo el pueblo deberá reunirse, tanto los hombres como las mujeres, y los niños y los extranjeros que vivan en sus ciudades, para que escuchen la lectura de la ley y aprendan a respetar al Señor su Dios, y pongan en práctica todo lo que se dice en ella. Así los hijos de ustedes, que nada saben de ella, podrán también oírla y aprenderán a respetar al Señor su Dios durante toda su vida en el país que ustedes van a ocupar después de cruzar el Jordán.» Luego el Señor dijo a Moisés: «Mira, ya se va acercando la hora de tu muerte; así que llama a Josué, y preséntense los dos en la tienda del encuentro, para que yo le dé mis órdenes.» Moisés y Josué fueron a la tienda del encuentro, y allí se les apareció el Señor en una columna de nube, la cual se colocó sobre la entrada de la tienda. Entonces el Señor dijo a Moisés: «Ya pronto vas a morir, y este pueblo se va a corromper con los dioses del país extranjero que va a ocupar; entonces me abandonará y romperá la alianza que he hecho con él. Pero mi furor se encenderá contra ellos, y los abandonaré; no me preocuparé de ellos para nada, y serán tantos los males y aflicciones que les vendrán, que finalmente dirán: “¿No será que estamos sufriendo estos males porque nuestro Dios ya no está con nosotros?” Pero cuando llegue ese momento, yo me apartaré de ellos aún más, por todo el mal que habrán hecho y por haber adorado a otros dioses.

Deuteronomio 31:1-18 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Fue Moisés y habló estas palabras a todo Israel, y les dijo: Este día soy de edad de ciento veinte años; no puedo más salir ni entrar; además de esto Jehová me ha dicho: No pasarás este Jordán. Jehová tu Dios, él pasa delante de ti; él destruirá a estas naciones delante de ti, y las heredarás; Josué será el que pasará delante de ti, como Jehová ha dicho. Y hará Jehová con ellos como hizo con Sehón y con Og, reyes de los amorreos, y con su tierra, a quienes destruyó. Y los entregará Jehová delante de vosotros, y haréis con ellos conforme a todo lo que os he mandado. Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará. Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar. Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides. Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehová, y a todos los ancianos de Israel. Y les mandó Moisés, diciendo: Al fin de cada siete años, en el año de la remisión, en la fiesta de los tabernáculos, cuando viniere todo Israel a presentarse delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere, leerás esta ley delante de todo Israel a oídos de ellos. Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley; y los hijos de ellos que no supieron, oigan, y aprendan a temer a Jehová vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella. Y Jehová dijo a Moisés: He aquí se ha acercado el día de tu muerte; llama a Josué, y esperad en el tabernáculo de reunión para que yo le dé el cargo. Fueron, pues, Moisés y Josué, y esperaron en el tabernáculo de reunión. Y se apareció Jehová en el tabernáculo, en la columna de nube; y la columna de nube se puso sobre la puerta del tabernáculo. Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para estar en medio de ella; y me dejará, e invalidará mi pacto que he concertado con él; y se encenderá mi furor contra él en aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro, y serán consumidos; y vendrán sobre ellos muchos males y angustias, y dirán en aquel día: ¿No me han venido estos males porque no está mi Dios en medio de mí? Pero ciertamente yo esconderé mi rostro en aquel día, por todo el mal que ellos habrán hecho, por haberse vuelto a dioses ajenos.

Deuteronomio 31:1-18 La Biblia de las Américas (LBLA)

Fue Moisés y habló estas palabras a todo Israel, y les dijo: Hoy tengo ciento veinte años; ya no puedo ir ni venir, y el SEÑOR me ha dicho: «No pasarás este Jordán». El SEÑOR tu Dios pasará delante de ti; Él destruirá estas naciones delante de ti y las desalojarás. Josué es el que pasará delante de ti, tal como el SEÑOR ha dicho. Y el SEÑOR hará con ellos como hizo con Sehón y con Og, reyes de los amorreos, y con su tierra cuando Él los destruyó. Y los entregará el SEÑOR delante de vosotros y haréis con ellos conforme a los mandamientos que os he ordenado. Sed firmes y valientes, no temáis ni os aterroricéis ante ellos, porque el SEÑOR tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará. Entonces llamó Moisés a Josué y le dijo en presencia de todo Israel: Sé firme y valiente, porque tú entrarás con este pueblo en la tierra que el SEÑOR ha jurado a sus padres que les daría, y se la darás en heredad. El SEÑOR irá delante de ti; Él estará contigo, no te dejará ni te desamparará; no temas ni te acobardes. Y escribió Moisés esta ley y la dio a los sacerdotes, hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto del SEÑOR, y a todos los ancianos de Israel. Entonces Moisés les ordenó, diciendo: Al fin de cada siete años, durante el tiempo del año de la remisión de deudas, en la fiesta de los tabernáculos, cuando todo Israel venga a presentarse delante del SEÑOR tu Dios en el lugar que Él escoja, leerás esta ley delante de todo Israel, a oídos de ellos. Congrega al pueblo, hombres, mujeres y niños, y al forastero que está en tu ciudad, para que escuchen, aprendan a temer al SEÑOR tu Dios, y cuiden de observar todas las palabras de esta ley. Y sus hijos, que no la conocen, la oirán y aprenderán a temer al SEÑOR vuestro Dios, mientras viváis en la tierra adonde vosotros vais, cruzando al otro lado del Jordán para poseerla. Entonces dijo el SEÑOR a Moisés: He aquí, el tiempo de tu muerte está cerca; llama a Josué y presentaos en la tienda de reunión para que yo le dé mis órdenes. Fueron, pues, Moisés y Josué y se presentaron en la tienda de reunión. Y se apareció el SEÑOR en la tienda en una columna de nube, y la columna de nube se puso a la entrada de la tienda. Y el SEÑOR dijo a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus padres; y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses extranjeros de la tierra en la cual va a entrar, y me dejará y quebrantará mi pacto que hice con él. Y se encenderá mi ira contra él en aquel día; los abandonaré y esconderé mi rostro de ellos. Será consumido, y muchos males y tribulaciones vendrán sobre él, por lo que dirá en aquel día: «¿No será porque mi Dios no está en medio de mí que me han alcanzado estos males?». Pero ciertamente esconderé mi rostro en aquel día por todo el mal que habrá hecho, pues se volverá a otros dioses.

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