Amós 9:2-15
Amós 9:2-15 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Aunque caven hasta las profundidades del abismo, de allí los sacará mi mano. Aunque suban hasta el cielo, de allí los derribaré. Aunque se oculten en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los atraparé. Aunque de mí se escondan en el fondo del mar, allí ordenaré a la serpiente que los muerda. Aunque vayan al destierro cautivos por sus enemigos, allí ordenaré que los mate la espada. »Para mal y no para bien, fijaré en ellos mis ojos». El SEÑOR y Dios de los Ejércitos toca la tierra y ella se desmorona. Sube y baja la tierra como las aguas del Nilo, el río de Egipto, y se enlutan todos los que en ella viven. Dios construye su excelso palacio en el cielo y pone su cimiento en la tierra, llama a las aguas del mar y las derrama sobre la superficie de la tierra: su nombre es el SEÑOR. «Israelitas, ¿acaso ustedes no son para mí como cusitas? ¿Acaso no saqué de Egipto a Israel, de Creta a los filisteos y de Quir a los arameos?», afirma el SEÑOR. «Por eso los ojos del SEÑOR y Dios están sobre este reino pecador. Borraré de la faz de la tierra a los descendientes de Jacob, aunque no del todo», afirma el SEÑOR. «Daré la orden de sacudir al pueblo de Israel entre todas las naciones, como se sacude el trigo en una zaranda, sin que caiga a tierra ni un solo grano. Morirán a filo de espada todos los pecadores de mi pueblo, todos los que dicen: “No nos alcanzará la calamidad; ¡jamás se nos acercará!”. »En aquel día »restauraré la casa caída de David. Repararé sus grietas, restauraré sus ruinas y la reconstruiré tal como era en días pasados, para que ellos posean el remanente de Edom y todas las naciones sobre las que se ha invocado mi nombre», afirma el SEÑOR, quien hará estas cosas. «Vienen días», afirma el SEÑOR, «en los cuales el que ara alcanzará al segador y el que pisa las uvas, al sembrador. Los montes destilarán vino dulce, el cual correrá por todas las colinas. Restauraré a mi pueblo Israel; ellos reconstruirán las ciudades arruinadas y vivirán en ellas. Plantarán viñedos y beberán su vino; cultivarán huertos y comerán sus frutos. Plantaré a Israel en su propia tierra, para que nunca más sea arrancado de la tierra que yo le di», dice el SEÑOR tu Dios.
Amós 9:2-15 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
»No importa que se escondan en lo más profundo de la tierra: de allí los voy a sacar; no importa que se escondan en lo más alto del cielo: de allí los voy a bajar. Tal vez se escondan en lo más alto del monte Carmelo, pero yo mismo iré a buscarlos y de allí los voy a sacar. Tal vez se escondan de mi vista en lo más profundo del mar, pero yo mandaré una serpiente para que los muerda. Y si acaso sus enemigos los llevan presos a otro país, aun allí daré la orden: “¡Que los maten a filo de espada!” Voy a estar pendiente de ellos, pero no para hacerles bien sino para hacerles mal.» Y yo les digo: ¡Nuestro Dios es todopoderoso! Toca la tierra, y esta se desmorona; la hace subir y bajar como al agua del río Nilo, haciendo llorar a sus habitantes. Dios hizo su casa en el cielo, pero puso las bases en la tierra. Dios llama a las aguas del océano, y las derrama sobre la tierra. ¡Nuestro Dios es todopoderoso! Nuestro Dios ha dicho: «Para mí, ustedes los israelitas no son diferentes a otros pueblos: a ustedes los saqué de Egipto, a los filisteos los saqué de Creta, y a los arameos los saqué de Quir. Yo he visto que ustedes también son un pueblo pecador; ¡por eso los borraré del mapa! Pero salvaré a los descendientes de Jacob. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así lo haré. »Pueblo de Israel, ahora mismo daré la orden de que ustedes sean sacudidos, como se sacude el trigo para limpiarlo de basura, sin dejar caer un solo grano. Todos ustedes piensan que nada malo les pasará, pero al final sus pecados les causarán la muerte. »Cuando llegue ese día, haré que los descendientes de David, vuelvan a reinar sobre Israel. Volverán a ser fuertes como antes. Así, lo que quede de Edom y de las otras naciones volverá a ser de Israel, el pueblo que alaba mi nombre. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así será. »Ya está cerca el día en que tendrán abundantes cosechas. No habrán terminado de cosechar el trigo cuando tendrán que volver a sembrar; no habrán acabado de preparar el vino cuando tendrán que plantar más viñas. »¡En los cerros y en las colinas correrá el vino como un río! »Pueblo de Israel, cuando llegue ese día, los haré volver a su país. Entonces reconstruirán sus ciudades y volverán a habitarlas; plantarán viñedos y beberán su vino, sembrarán huertos y comerán sus frutos. Yo mismo los plantaré en su tierra, y nadie volverá a arrancarlos de la tierra que les di. Yo soy su Dios, y les juro que así lo haré.»
Amós 9:2-15 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Aunque se escondan en el fondo del sepulcro, de allá los sacaré con mi mano. Aunque trepen hasta el cielo, de allí los bajaré. Aunque se escondan en la cumbre del Carmelo, hasta allá iré a buscarlos y a traerlos; aunque traten de esconderse de mi vista, y bajen a lo profundo del mar, hasta allá mandaré a la serpiente para que los muerda. Aunque marchen al cautiverio delante de sus enemigos, hasta allá mandaré la espada para que los mate. Para su mal, y no para su bien, no les voy a quitar la vista de encima.» Cuando el Señor de los ejércitos toca la tierra, esta se derrite y todos sus habitantes lloran. Y se hincha la tierra como un río, y luego decrece como el río de Egipto. El Señor extendió el cielo sobre la tierra, y en el cielo edificó sus cámaras. El Señor llama a las aguas del mar para derramarlas sobre la faz de la tierra. Su nombre es el Señor. «¿Acaso ustedes, israelitas, son ante mí diferentes a los etíopes? ¿No fui yo quien sacó de Egipto a Israel? ¿Y quien trajo de Caftor a los filisteos, y de Quir a los arameos? —Palabra del Señor. »Mis ojos están atentos y en contra de este reino pecador. ¡Voy a borrarlo de la faz de la tierra! Pero no destruiré del todo la casa de Jacob. —Palabra del Señor. »Voy a ordenar que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las naciones, como se zarandea el grano en la criba, sin que caiga a tierra un solo grano. A filo de espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, esos que dicen que el mal no se les acercará ni los alcanzará. »Cuando llegue el día, yo volveré a levantar el tabernáculo de David, que ahora está derribado, y repararé sus grietas y reedificaré sus ruinas. Volveré a edificarlo, como en el pasado, para que todos aquellos sobre los que se invoca mi nombre tomen posesión del resto de Edom, y de todas las naciones. —Palabra del Señor, que así lo hará. »Vienen días cuando los que aran alcanzarán a los que siegan, y los que pisan las uvas alcanzarán a los que siembran. Los montes destilarán mosto, y todas las colinas se derretirán. —Palabra del Señor. »Haré volver del cautiverio a mi pueblo Israel, y ellos reconstruirán las ciudades destruidas y volverán a habitarlas; plantarán viñas, y de ellas beberán el vino, y plantarán huertos, y de ellos comerán su fruto. Yo los plantaré sobre su tierra, y nunca más volverán a ser arrancados de ella, pues yo se la di en posesión.» —Palabra del Señor su Dios.
Amós 9:2-15 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
aunque se escondan en las profundidades de la tierra, de allí los sacaré; aunque suban a las alturas de los cielos, de allí los haré bajar. Si se esconden en la cumbre del monte Carmelo, aun allá los iré a buscar; si se esconden de mí en el fondo del mar, mandaré al monstruo marino que vaya y los destroce; y si van al destierro, llevados por sus enemigos, mandaré a la espada que vaya y los mate. ¡Para mal, y no para bien, los tendré siempre a la vista!» El Señor, el Dios todopoderoso, toca la tierra, y la tierra se derrite y lloran todos sus habitantes. La tierra sube y baja, como suben y bajan las aguas del Nilo. El Señor ha puesto su habitación en el cielo y la bóveda celeste sobre la tierra; él llama a las aguas del mar y las derrama sobre la tierra. El Señor, ese es su nombre. Esto afirma el Señor: «Israelitas, para mí no hay diferencia entre ustedes y los etiopes. Así como los traje a ustedes de Egipto, así traje también de Creta a los filisteos y de Quir a los arameos.» El Señor mira este reino pecador, y dice: «Lo voy a borrar de la tierra, pero no destruiré por completo la casa de Jacob. Yo, el Señor, lo afirmo. Voy a ordenar que la casa de Israel sea zarandeada como se zarandea el trigo en una criba, sin que un solo grano caiga a tierra. Todos los pecadores de mi pueblo morirán a filo de espada; todos los que dicen: “Nada de eso nos pasará; el mal no va a alcanzarnos.” »El día viene en que levantaré la caída choza de David. Taparé sus brechas, levantaré sus ruinas y la reconstruiré tal como fue en los tiempos pasados, para que lo que quede de Edom y de toda nación que me ha pertenecido vuelva a ser posesión de Israel.» El Señor ha dado su palabra, y la cumplirá. «Vienen días en que todavía se estará cosechando el trigo cuando ya será tiempo de arar el campo, y en que aún no se habrá acabado de pisar las uvas cuando ya será tiempo de sembrar el trigo. Por montes y colinas correrá el vino como agua. Entonces traeré del destierro a mi pueblo Israel. Reconstruirán las ciudades destruidas, y vivirán en ellas; plantarán viñedos, y beberán su vino; sembrarán huertos, y comerán sus frutos. Pues los plantaré en su propia tierra, y nunca más volverán a ser arrancados de la tierra que les di.» Dios el Señor lo afirma.
Amós 9:2-15 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Aunque cavasen hasta el Seol, de allá los tomará mi mano; y aunque subieren hasta el cielo, de allá los haré descender. Si se escondieren en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los tomaré; y aunque se escondieren de delante de mis ojos en lo profundo del mar, allí mandaré a la serpiente y los morderá. Y si fueren en cautiverio delante de sus enemigos, allí mandaré la espada, y los matará; y pondré sobre ellos mis ojos para mal, y no para bien. El Señor, Jehová de los ejércitos, es el que toca la tierra, y se derretirá, y llorarán todos los que en ella moran; y crecerá toda como un río, y mermará luego como el río de Egipto. Él edificó en el cielo sus cámaras, y ha establecido su expansión sobre la tierra; él llama las aguas del mar, y sobre la faz de la tierra las derrama; Jehová es su nombre. Hijos de Israel, ¿no me sois vosotros como hijos de etíopes, dice Jehová? ¿No hice yo subir a Israel de la tierra de Egipto, y a los filisteos de Caftor, y de Kir a los arameos? He aquí los ojos de Jehová el Señor están contra el reino pecador, y yo lo asolaré de la faz de la tierra; mas no destruiré del todo la casa de Jacob, dice Jehová. Porque he aquí yo mandaré y haré que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las naciones, como se zarandea el grano en una criba, y no cae un granito en la tierra. A espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, que dicen: No se acercará, ni nos alcanzará el mal. En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado; para que aquellos sobre los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom, y a todas las naciones, dice Jehová que hace esto. He aquí vienen días, dice Jehová, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán. Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos. Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho Jehová Dios tuyo.
Amós 9:2-15 La Biblia de las Américas (LBLA)
Aunque caven hasta el Seol, de allí los tomará mi mano; y aunque suban al cielo, de allí los haré bajar. Aunque se escondan en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los tomaré; aunque se oculten de mis ojos en el fondo del mar, allí ordenaré a la serpiente que los muerda. Aunque vayan al cautiverio delante de sus enemigos, allí ordenaré a la espada que los mate, y pondré sobre ellos mis ojos para mal y no para bien. ¶El Señor, DIOS de los ejércitos: el que toca la tierra, y esta se derrite, y se lamentan todos los que en ella habitan, sube toda ella como el Nilo y mengua como el Nilo de Egipto; el que edifica en los cielos sus altos aposentos, y sobre la tierra ha establecido su bóveda; el que llama a las aguas del mar y las derrama sobre la faz de la tierra: el SEÑOR es su nombre. ¶¿No sois vosotros para mí como hijos de Etiopía, oh hijos de Israel? —declara el SEÑOR. ¿No hice yo subir a Israel de la tierra de Egipto y a los filisteos de Caftor y a los arameos de Kir? He aquí, los ojos del Señor DIOS están sobre el reino pecador, y yo lo destruiré de sobre la faz de la tierra; sin embargo, no destruiré totalmente a la casa de Jacob —declara el SEÑOR. Porque he aquí, yo daré un mandato, y zarandearé a la casa de Israel entre todas las naciones, como se zarandea el grano en la criba, sin que caiga ni un grano en tierra. A espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, los que dicen: «No nos alcanzará ni se nos acercará la desgracia». ¶En aquel día levantaré el tabernáculo caído de David, repararé sus brechas, levantaré sus ruinas, y lo reedificaré como en tiempo pasado, para que tomen posesión del remanente de Edom y de todas las naciones donde se invoca mi nombre —declara el SEÑOR, que hace esto. ¶He aquí, vienen días —declara el SEÑOR— cuando el arador alcanzará al segador, y el que pisa la uva al que siembra la semilla; cuando destilarán vino dulce los montes, y todas las colinas se derretirán. Restauraré el bienestar de mi pueblo Israel, y ellos reedificarán las ciudades asoladas y habitarán en ellas; también plantarán viñas y beberán su vino, y cultivarán huertos y comerán sus frutos. Los plantaré en su tierra, y no serán arrancados jamás de la tierra que les he dado —dice el SEÑOR tu Dios.
Amós 9:2-15 Nueva Traducción Viviente (NTV)
»Aunque caven hasta el lugar de los muertos, allí descenderé y los sacaré. Aunque suban hasta los cielos, de allí los derribaré. Aunque se escondan en la cumbre del monte Carmelo, allí los buscaré y los capturaré. Aunque se oculten en el fondo del océano, enviaré tras ellos a la serpiente marina para que los muerda. Aunque sus enemigos los lleven al destierro, ordenaré a la espada que allí los mate. Estoy decidido a traerles desastre y no a ayudarlos». El Señor, el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, toca la tierra y esta se derrite, y todos sus habitantes lloran. La tierra sube como el río Nilo en tiempo de inundaciones, y luego vuelve a hundirse. El hogar del SEÑOR llega hasta los cielos, mientras que sus cimientos están en la tierra. Él levanta agua de los océanos y la vierte como lluvia sobre la tierra. ¡El SEÑOR es su nombre! «Israelitas, ¿son ustedes más importantes para mí que los etíopes? —pregunta el SEÑOR—. Saqué a Israel de Egipto, pero también traje a los filisteos de Creta y a los arameos de Kir. »Yo, el SEÑOR Soberano, estoy vigilando a esta nación pecaminosa de Israel y la destruiré de la faz de la tierra. Sin embargo, nunca destruiré por completo a la familia de Israel —dice el SEÑOR—. Pues daré la orden y sacudiré a Israel junto con las demás naciones como se sacude el grano en un cernidor; sin embargo, ningún grano verdadero se perderá. En cambio, todos los pecadores morirán a filo de espada, esos que dicen: “Nada malo nos sucederá”. »En aquel día restauraré la casa caída de David. Repararé sus muros dañados. De las ruinas, la reedificaré y restauraré su gloria anterior. Israel poseerá lo que quede de Edom y todas las naciones que he llamado a ser mías». El SEÑOR ha hablado y cumplirá estas cosas. «Llegará el día —dice el SEÑOR— en el que el grano y las uvas crecerán más rápido de lo que puedan ser cosechados. ¡Entonces los viñedos en las terrazas de las colinas de Israel destilarán vino dulce! Traeré a mi pueblo Israel de su cautiverio en tierras lejanas; reedificarán sus ciudades que están en ruinas y nuevamente vivirán en ellas. Plantarán viñedos y huertos; comerán sus cosechas y beberán su vino. Los plantaré firmemente allí en su propia tierra. Nunca más serán desarraigados de la tierra que yo les di», dice el SEÑOR tu Dios.