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2 CRÓNICAS 29:20-36

2 CRÓNICAS 29:20-36 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

El rey Ezequías se levantó muy de mañana, reunió a los oficiales de la ciudad y se fue con ellos al Templo del SEÑOR. Llevaron siete novillos, siete carneros y siete corderos; además, como ofrenda para el perdón por el pecado del reino, del santuario y de Judá, llevaron siete machos cabríos. El rey ordenó a los sacerdotes descendientes de Aarón que los ofrecieran en holocausto sobre el altar del SEÑOR. Los sacerdotes sacrificaron los toros, recogieron la sangre y la rociaron sobre el altar; luego mataron los carneros y rociaron la sangre sobre el altar; después mataron los corderos y rociaron la sangre sobre el altar. Finalmente, a los machos cabríos de la ofrenda por el pecado los llevaron y los colocaron delante del rey y de la asamblea para que pusieran las manos sobre ellos; luego los mataron y rociaron la sangre sobre el altar como un sacrificio para obtener el perdón por el pecado de todo Israel, pues el rey había ordenado que el holocausto y el sacrificio por el pecado se ofrecieran por todo Israel. Ezequías instaló también a los levitas en el Templo del SEÑOR, con música de címbalos, liras y arpas, tal como lo habían ordenado David, Natán, el profeta, y Gad, el vidente del rey. Este mandamiento lo dio el SEÑOR por medio de sus profetas. Los levitas estaban de pie con los instrumentos musicales de David y los sacerdotes, con las trompetas. Entonces Ezequías ordenó que se ofreciera el holocausto sobre el altar. En cuanto comenzó el holocausto, comenzaron también los cantos al SEÑOR y el toque de trompetas, acompañados de los instrumentos musicales de David, rey de Israel. Toda la asamblea permaneció postrada hasta que terminó el holocausto, mientras los cantores entonaban los cantos y los trompetistas hacían resonar sus instrumentos. Cuando terminaron de ofrecer el holocausto, el rey y todos los que estaban con él se postraron para adorar. El rey Ezequías y los oficiales ordenaron a los levitas que cantaran al SEÑOR las alabanzas que David y Asaf el vidente habían compuesto. Los levitas lo hicieron con alegría y se postraron en adoración. Luego Ezequías dijo: «Ahora que ustedes se han consagrado al SEÑOR, acérquense y preséntenle en su Templo los sacrificios y las ofrendas de acción de gracias». Así que la asamblea llevó sacrificios y ofrendas de acción de gracias, y todos los que dispusieron su corazón llevaron holocaustos. Llevaron setenta bueyes, cien carneros y doscientos corderos, para ofrecerlos en holocausto al SEÑOR. También se consagraron seiscientos bueyes y tres mil ovejas y cabras. Pero como los sacerdotes eran pocos y no podían desollar todos los animales para el holocausto, sus parientes levitas tuvieron que ayudarlos para terminar el trabajo, a fin de que los otros sacerdotes pudieran consagrarse, pues los levitas habían sido más diligentes en consagrarse que los sacerdotes. Se ofrecieron muchos holocaustos, además de la grasa de los sacrificios de comunión y de las ofrendas líquidas para cada holocausto. Así fue como se restableció el culto en el Templo del SEÑOR. Y Ezequías y todo el pueblo se regocijaron de que Dios hubiera preparado al pueblo para hacerlo todo con rapidez.

2 CRÓNICAS 29:20-36 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Al día siguiente, muy temprano, el rey Ezequías reunió a los jefes más importantes de la ciudad y se fue con ellos al templo de Dios. Llevaron como ofrendas siete toros, siete carneros y siete corderos. También llevaron siete cabritos para pedir perdón a Dios por los pecados de la familia del rey, por los pecados del pueblo de Judá, y para hacer del templo un lugar aceptable para Dios. El rey entregó los animales a los sacerdotes descendientes de Aarón, para que los sacrificaran sobre el altar de Dios. Y así lo hicieron los sacerdotes. Luego, con la sangre de los animales rociaron el altar. Como el rey les había ordenado que presentaran la ofrenda para el perdón del pecado de todo el pueblo, los sacerdotes tomaron los cabritos y le pidieron al rey y a los que estaban reunidos con él, que pusieran las manos sobre los animales. Entonces los sacerdotes mataron a los cabritos y derramaron su sangre sobre el altar. Mucho tiempo atrás, Dios les había indicado a David y a los profetas Gad y Natán, que los ayudantes de los sacerdotes debían adorarle con música. Entonces Ezequías les ordenó que se pusieran de pie en el templo de Dios, mientras que los sacerdotes tocaban las trompetas. Por eso, en cuanto Ezequías dio la orden de que los sacerdotes empezaran a presentar los sacrificios, sus ayudantes comenzaron a tocar los platillos y las arpas, y otros instrumentos de cuerdas. Mientras terminaban de presentar los sacrificios, el pueblo adoraba a Dios de rodillas, el coro cantaba y los demás sacerdotes tocaban las trompetas. Al terminar, el rey y todos los que estaban con él también se arrodillaron y adoraron a Dios. Entonces Ezequías y los principales jefes del pueblo ordenaron a los ayudantes de los sacerdotes que le cantaran a Dios los salmos de David y del profeta Asaf. Ellos obedecieron y cantaron con mucha alegría, y al final también se arrodillaron y adoraron a Dios. Después de esto, Ezequías animó a la gente para que también llevaran al templo de Dios sacrificios y ofrendas de gratitud, como señal de que se habían comprometido a obedecer a Dios. Y todo el pueblo le llevó a Dios, con toda sinceridad, sacrificios y ofrendas de gratitud. Esta fue la cantidad de animales que presentaron para honrar a Dios: setenta toros, cien carneros, y doscientos corderos. Además, presentaron como ofrenda un total de seiscientas reses y tres mil ovejas, para pedirle a Dios su bendición. Cuando Ezequías les ordenó a los ayudantes de los sacerdotes que se prepararan para adorar a Dios, ellos lo hicieron de inmediato; pero los sacerdotes no lo hicieron así. Por eso, y como no había suficientes sacerdotes para ofrecer los sacrificios, sus ayudantes, que eran de la misma tribu, tuvieron que ayudarlos. Así fue como se volvió a rendir culto a Dios en el templo. Y como Dios los había ayudado para que hicieran todo esto rápidamente, Ezequías y todo el pueblo se llenaron de alegría.

2 CRÓNICAS 29:20-36 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Entonces el rey Ezequías se levantó por la mañana y reunió a los principales de la ciudad, y subió al templo del Señor. Allí Ezequías ordenó a los sacerdotes descendientes de Aarón que ofrecieran sobre el altar del Señor siete novillos, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos, para la expiación del reino, del santuario y de Judá. Los novillos fueron sacrificados, y los sacerdotes recogieron la sangre y la esparcieron sobre el altar; luego mataron los carneros y esparcieron la sangre sobre el altar, y lo mismo hicieron con los corderos. Después acercaron al rey y a la multitud los machos cabríos para la expiación, y pusieron sobre ellos sus manos. Los sacerdotes los mataron, y con la sangre de ellos hicieron la ofrenda de expiación sobre el altar para reconciliar a todo Israel, pues por todo Israel mandó el rey que se hicieran el holocausto y la expiación. Ezequías también puso en el templo del Señor levitas con címbalos, salterios y arpas, en obediencia al mandamiento de David, de Gad, vidente del rey, y del profeta Natán, porque ese mandamiento procedía del Señor por medio de sus profetas. Los levitas tenían los instrumentos de David, y los sacerdotes, las trompetas. Entonces Ezequías ordenó ofrecer el holocausto en el altar; y cuando dio comienzo el holocausto, dio también comienzo el cántico del Señor, con las trompetas y los instrumentos del rey David de Israel. Toda la multitud adoraba, los cantores cantaban, y los trompeteros hacían sonar las trompetas. Todo esto duró hasta que el holocausto se consumió. Y cuando terminaron de ofrecer el holocausto, el rey se inclinó y adoró, y lo mismo hicieron todos los que estaban con él. Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabaran al Señor con las palabras de David y del vidente Asaf, y ellos alabaron con gran alegría, y se inclinaron y adoraron. Entonces Ezequías dijo: «Ahora ustedes se han consagrado al Señor. Acérquense, pues, y presenten sacrificios y alabanzas en el templo del Señor.» La multitud presentó sacrificios y alabanzas, y todos los de corazón generoso ofrecieron holocaustos. El número total de los holocaustos que ofreció la congregación fue de setenta bueyes, cien carneros y doscientos corderos, todo para el holocausto del Señor. Las ofrendas fueron seiscientos bueyes y tres mil ovejas. Pero los sacerdotes eran pocos, y no alcanzaban a desollar los holocaustos, así que sus parientes levitas los ayudaron hasta terminar la obra y hasta que los demás sacerdotes se santificaron. Y es que el corazón de los levitas fue más recto para santificarse que el de los sacerdotes. Y así, hubo abundancia de holocaustos, con la grasa de las ofrendas de paz y las libaciones para cada holocausto, y el servicio del templo del Señor quedó restablecido. Y Ezequías se regocijó con todo el pueblo de que Dios hubiera preparado al pueblo, porque todo fue hecho con rapidez.

2 CRÓNICAS 29:20-36 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

El rey Ezequías se levantó muy temprano, reunió a las autoridades de la ciudad y se fue al templo del Señor. Llevaban siete becerros, siete carneros, siete corderos y siete cabritos, como ofrenda por el pecado a favor de la familia real, del templo y de Judá. El rey ordenó a los sacerdotes, descendientes de Aarón, que los ofrecieran en holocausto sobre el altar del Señor. Los sacerdotes mataron los becerros, recogieron la sangre y rociaron con ella el altar. Luego hicieron lo mismo con los carneros, y también con los corderos. Después llevaron los cabritos de la ofrenda por el pecado delante del rey y de la comunidad, y ellos pusieron las manos sobre los animales. A continuación, los sacerdotes los mataron y derramaron su sangre sobre el altar como ofrenda por el pecado, para obtener el perdón de los pecados de todo Israel, pues el rey había ordenado que el holocausto se ofreciera por todo Israel. Ezequías también puso en el templo del Señor levitas con platillos, salterios y cítaras, según la norma que David, y Gad, vidente al servicio del rey, y el profeta Natán habían dado. Porque aquella norma la había dado el Señor por medio de sus profetas. Los levitas estaban de pie con los instrumentos musicales de David, y los sacerdotes con las trompetas. Entonces Ezequías dispuso que se ofreciera el holocausto sobre el altar. Y en el momento de comenzar el holocausto, empezaron también los cantos en honor del Señor y el toque de las trompetas, acompañados por los instrumentos musicales del rey David. La comunidad estaba de rodillas en actitud de adoración mientras el coro cantaba y los sacerdotes tocaban las trompetas. Todo esto duró hasta que se terminó el holocausto. Cuando este terminó, el rey y todos los que lo acompañaban se arrodillaron en actitud de adoración. Después el rey Ezequías y las autoridades ordenaron a los levitas que alabaran al Señor con los salmos de David y del profeta Asaf. Y ellos lo hicieron con mucha alegría, y también se arrodillaron en actitud de adoración. Luego Ezequías dijo a la gente: «Ya que ustedes se han consagrado ahora al Señor, acérquense y traigan sacrificios y ofrendas de acción de gracias para el templo del Señor.» Entonces la comunidad llevó sacrificios y ofrendas de acción de gracias, y los que tuvieron voluntad de hacerlo, ofrecieron holocaustos. Los animales que llevó la comunidad para los holocaustos fueron setenta toros, cien carneros y doscientos corderos. Todo era para ofrecerlo al Señor como holocausto. El total de animales que ofrecieron fue de seiscientas reses y tres mil cabezas de ganado menor. Pero como había pocos sacerdotes, y no alcanzaban a quitarles la piel a todos los animales para los holocaustos, tuvieron que ayudarles sus hermanos, los levitas, a terminar la labor, hasta que los otros sacerdotes se purificaron; porque los levitas se habían mostrado mejor dispuestos a purificarse que los sacerdotes. Además, había una gran cantidad de holocaustos que ofrecer, y la grasa de los sacrificios de reconciliación, y las ofrendas de vino que se hacían junto con los holocaustos. De este modo se restableció el culto en el templo del Señor. Y tanto Ezequías como todo el pueblo se alegraron de lo que Dios había hecho por el pueblo, pues todo había sucedido con gran rapidez.

2 CRÓNICAS 29:20-36 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Y levantándose de mañana, el rey Ezequías reunió los principales de la ciudad, y subió a la casa de Jehová. Y presentaron siete novillos, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos para expiación por el reino, por el santuario y por Judá. Y dijo a los sacerdotes hijos de Aarón que los ofreciesen sobre el altar de Jehová. Mataron, pues, los novillos, y los sacerdotes recibieron la sangre, y la esparcieron sobre el altar; mataron luego los carneros, y esparcieron la sangre sobre el altar; asimismo mataron los corderos, y esparcieron la sangre sobre el altar. Después hicieron acercar delante del rey y de la multitud los machos cabríos para la expiación, y pusieron sobre ellos sus manos; y los sacerdotes los mataron, e hicieron ofrenda de expiación con la sangre de ellos sobre el altar, para reconciliar a todo Israel; porque por todo Israel mandó el rey hacer el holocausto y la expiación. Puso también levitas en la casa de Jehová con címbalos, salterios y arpas, conforme al mandamiento de David, de Gad vidente del rey, y del profeta Natán, porque aquel mandamiento procedía de Jehová por medio de sus profetas. Y los levitas estaban con los instrumentos de David, y los sacerdotes con trompetas. Entonces mandó Ezequías sacrificar el holocausto en el altar; y cuando comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová, con las trompetas y los instrumentos de David rey de Israel. Y toda la multitud adoraba, y los cantores cantaban, y los trompeteros sonaban las trompetas; todo esto duró hasta consumirse el holocausto. Y cuando acabaron de ofrecer, se inclinó el rey, y todos los que con él estaban, y adoraron. Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen a Jehová con las palabras de David y de Asaf vidente; y ellos alabaron con gran alegría, y se inclinaron y adoraron. Y respondiendo Ezequías, dijo: Vosotros os habéis consagrado ahora a Jehová; acercaos, pues, y presentad sacrificios y alabanzas en la casa de Jehová. Y la multitud presentó sacrificios y alabanzas; y todos los generosos de corazón trajeron holocaustos. Y fue el número de los holocaustos que trajo la congregación, setenta bueyes, cien carneros y doscientos corderos, todo para el holocausto de Jehová. Y las ofrendas fueron seiscientos bueyes y tres mil ovejas. Mas los sacerdotes eran pocos, y no bastaban para desollar los holocaustos; y así sus hermanos los levitas les ayudaron hasta que acabaron la obra, y hasta que los demás sacerdotes se santificaron; porque los levitas fueron más rectos de corazón para santificarse que los sacerdotes. Así, pues, hubo abundancia de holocaustos, con grosura de las ofrendas de paz, y libaciones para cada holocausto. Y quedó restablecido el servicio de la casa de Jehová. Y se alegró Ezequías con todo el pueblo, de que Dios hubiese preparado el pueblo; porque la cosa fue hecha rápidamente.

2 CRÓNICAS 29:20-36 La Biblia de las Américas (LBLA)

Entonces el rey Ezequías se levantó temprano y reunió a los príncipes de la ciudad y subió a la casa del SEÑOR. Y trajeron siete novillos, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos como ofrenda por el pecado del reino, por el santuario y por Judá. Y el rey ordenó a los sacerdotes, los hijos de Aarón, que los ofrecieran sobre el altar del SEÑOR. Mataron los novillos, y los sacerdotes recogieron la sangre y la esparcieron sobre el altar. También mataron los carneros y esparcieron la sangre sobre el altar; asimismo mataron los corderos y esparcieron la sangre sobre el altar. Después trajeron los machos cabríos de la ofrenda por el pecado del rey y de la asamblea, y pusieron sus manos sobre ellos. Los sacerdotes los mataron y purificaron el altar con su sangre como expiación por todo Israel, porque el rey había ordenado el holocausto y la ofrenda por el pecado por todo Israel. Luego situó a los levitas en la casa del SEÑOR con címbalos, con arpas y con liras, conforme al mandamiento de David y de Gad, el vidente del rey, y del profeta Natán; porque el mandamiento procedía del SEÑOR por medio de sus profetas. Los levitas se colocaron con los instrumentos musicales de David, y los sacerdotes con las trompetas. Entonces Ezequías mandó ofrecer el holocausto sobre el altar. Cuando el holocausto comenzó, también comenzó el canto al SEÑOR con las trompetas, acompañado por los instrumentos de David, rey de Israel. Mientras toda la asamblea adoraba, también los cantores cantaban y las trompetas sonaban; todo esto continuó hasta que se consumió el holocausto. Después de consumido el holocausto, el rey y todos los que estaban con él se inclinaron y adoraron. Entonces el rey Ezequías y los oficiales ordenaron a los levitas que cantaran alabanzas al SEÑOR con las palabras de David y del vidente Asaf. Cantaron alabanzas con alegría, y se inclinaron y adoraron. Y Ezequías habló, y dijo: Ahora que vosotros os habéis consagrado al SEÑOR, acercaos y traed sacrificios y ofrendas de gratitud a la casa del SEÑOR. Y la asamblea trajo sacrificios y ofrendas de gratitud, y todos los que quisieron trajeron holocaustos. El número de los holocaustos que la asamblea trajo fue de setenta bueyes, cien carneros y doscientos corderos; todos estos fueron para el holocausto al SEÑOR. Y las cosas consagradas fueron seiscientos bueyes y tres mil ovejas. Pero los sacerdotes eran pocos, y no pudieron desollar todos los holocaustos; por eso sus hermanos los levitas los ayudaron hasta que se acabó la obra y hasta que los otros sacerdotes se hubieron santificado. Porque los levitas fueron más cuidadosos para santificarse que los sacerdotes. Y hubo también holocaustos en abundancia con grosura de las ofrendas de paz y con libaciones para los holocaustos. Así quedó restablecido el servicio de la casa del SEÑOR. Entonces se regocijó Ezequías con todo el pueblo por lo que Dios había preparado para el pueblo, pues todo sucedió rápidamente.

2 CRÓNICAS 29:20-36 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Temprano a la mañana siguiente, el rey Ezequías reunió a los funcionarios de la ciudad y fue al templo del SEÑOR. Llevaron siete toros, siete carneros y siete corderos como ofrenda quemada, junto con siete chivos como ofrenda por el pecado por el reino, por el templo y por Judá. El rey ordenó a los sacerdotes, descendientes de Aarón, que sacrificaran los animales en el altar del SEÑOR. Así que después de matar los toros, los sacerdotes tomaron la sangre y la rociaron sobre el altar. A continuación mataron los carneros y rociaron la sangre sobre el altar y por último, hicieron lo mismo con los corderos. Después, llevaron los chivos para la ofrenda por el pecado ante el rey y ante la asamblea, quienes pusieron sus manos sobre ellos. Luego los sacerdotes mataron los chivos como ofrenda por el pecado y rociaron su sangre sobre el altar para hacer expiación por los pecados de todo Israel. El rey había ordenado expresamente que esta ofrenda quemada así como la ofrenda por el pecado se hicieran por todo Israel. Luego el rey Ezequías ubicó a los levitas en el templo del SEÑOR provistos de címbalos, liras y arpas. Obedeció todos los mandatos que el SEÑOR le había dado al rey David por medio de Gad, el vidente del rey, y del profeta Natán. Después los levitas tomaron sus posiciones alrededor del templo con los instrumentos de David, y los sacerdotes tomaron sus posiciones con las trompetas. Entonces Ezequías ordenó que pusieran la ofrenda quemada sobre el altar. Mientras se presentaba la ofrenda quemada, comenzaron los cánticos de alabanza al SEÑOR, al son de las trompetas y de los demás instrumentos de David, rey anterior de Israel. Toda la asamblea adoró al SEÑOR mientras los cantores entonaban los cánticos y las trompetas sonaban, hasta que se terminaron todas las ofrendas quemadas. Luego el rey y todos los que estaban con él se inclinaron en adoración. El rey Ezequías y los funcionarios ordenaron a los levitas que alabaran al SEÑOR con los salmos escritos por David y por el vidente Asaf. De modo que ofrecieron alegres alabanzas y se inclinaron en adoración. Luego Ezequías exclamó: «Ahora que ustedes se han consagrado al SEÑOR, traigan sus sacrificios y ofrendas de acción de gracias al templo del SEÑOR». Entonces la gente llevó sus sacrificios y ofrendas de acción de gracias, y todos los que tenían el corazón dispuesto llevaron también ofrendas quemadas. El pueblo llevó al SEÑOR setenta toros, cien carneros y doscientos corderos para las ofrendas quemadas. También llevaron seiscientas cabezas de ganado y tres mil ovejas y cabras como ofrendas sagradas. Sin embargo, no había suficientes sacerdotes para preparar todas las ofrendas quemadas. Por eso sus parientes, los levitas, los ayudaron hasta terminar el trabajo, y hasta que se purificaran más sacerdotes, porque los levitas habían sido más cuidadosos en cuanto a purificarse que los sacerdotes. Hubo abundancia de ofrendas quemadas, junto con las ofrendas líquidas habituales, y una gran cantidad de grasa de las muchas ofrendas de paz. Así que se restituyó el servicio en el templo del SEÑOR. Ezequías y todo el pueblo se alegraron por lo que Dios había hecho por el pueblo, porque todo se había llevado a cabo con tanta rapidez.