2 Crónicas 20:5-13
2 Crónicas 20:5-13 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
En el Templo del SEÑOR, frente al atrio nuevo, Josafat se puso de pie ante la asamblea de Judá y de Jerusalén y dijo: «SEÑOR, Dios de nuestros antepasados, ¿no eres tú el Dios del cielo y el que gobierna a todas las naciones? ¡Es tal tu fuerza y tu poder que no hay quien pueda resistirte! ¿No fuiste tú, Dios nuestro, quien a los ojos de tu pueblo Israel expulsó a los habitantes de esta tierra? ¿Y no fuiste tú quien les dio para siempre esta tierra a los descendientes de tu amigo Abraham? Ellos la habitaron y construyeron un santuario en honor de tu Nombre, diciendo: “Cuando nos sobrevenga una calamidad, o un castigo por medio de la espada, o la plaga o el hambre, si nos congregamos ante ti, en este templo que lleva tu Nombre, y clamamos a ti en medio de nuestra aflicción, tú nos escucharás y nos salvarás”. »Cuando Israel salió de Egipto, tú no le permitiste que invadiera a los amonitas, ni a los moabitas ni a los del monte de Seír, sino que lo enviaste por otro camino para que no destruyera a esas naciones. ¡Mira cómo nos pagan ahora, viniendo a arrojarnos de la tierra que tú nos diste como herencia! Dios nuestro, ¿acaso no vas a dictar sentencia contra ellos? Nosotros no podemos oponernos a esa gran multitud que viene a atacarnos. ¡No sabemos qué hacer! Pero en ti hemos puesto nuestra esperanza». Todos los hombres de Judá estaban de pie delante del SEÑOR, junto con sus mujeres y sus hijos, aun los más pequeños.
2 Crónicas 20:4-13 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
De todas las ciudades de Judá llegó gente a Jerusalén para pedir la ayuda de Dios. Al ver a la multitud, Josafat se puso de pie, frente al patio nuevo que está en la entrada del templo de Dios, y oró así: «Dios de nuestros antepasados, ¡tú estás en los cielos, y dominas a todas las naciones de la tierra! ¡La fuerza y el poder te pertenecen! ¡Nadie puede vencerte! »Dios nuestro, tú expulsaste a los pueblos que antes vivían en este territorio, y nos lo diste a nosotros, que somos descendientes de tu amigo Abraham. »Este ha sido nuestro país, y en él edificamos un templo para honrarte; allí hicimos esta oración: “Si en alguna ocasión nos castigas con toda clase de males, y en medio de nuestras angustias venimos a buscarte a este templo, escúchanos y ayúdanos”. »Cuando nuestros antepasados salieron de Egipto, tú no les permitiste entrar al territorio de Amón, Moab y Seír, sino que les mandaste que fueran por otro camino. Así evitaste que ellos destruyeran a esos pueblos. Pero ahora los ejércitos de esa gente nos están atacando, y nos quieren echar del territorio que tú nos diste. »Dios nuestro, ¡castígalos! Nosotros no podemos hacerle frente a un ejército tan grande. ¡Ni siquiera sabemos qué hacer! Por eso nos dirigimos a ti en busca de ayuda». Todo el pueblo de Judá, hombres, mujeres y niños, estaba de pie en el templo de Dios.
2 Crónicas 20:5-13 Reina Valera Contemporánea (RVC)
y Josafat se puso de pie en el templo del Señor, delante del atrio nuevo, y ante la asamblea de Judá y de Jerusalén dijo: «Señor y Dios de nuestros padres, tú eres Dios en los cielos, y dominas sobre todos los reinos de las naciones; en tus manos están la fuerza y el poder. ¡No hay quien pueda oponerse a ti! Tú, Dios nuestro, expulsaste de la presencia de tu pueblo Israel a los habitantes de esta tierra, y se la diste para siempre a los descendientes de Abrahán, tu amigo. Ellos la han habitado, y en ella te han edificado un santuario a tu nombre. Han dicho: “Si alguna vez nos sobreviene algún mal, o se nos castiga con la espada, o la peste, o el hambre, nos presentaremos ante este templo, y ante ti (pues tu nombre se halla en este templo), y clamaremos a ti por causa de nuestras aflicciones, y tú nos oirás y nos salvarás.” ¡Mira ahora a los amonitas y a los moabitas! ¡Mira a los del monte de Seír, por cuya tierra no dejaste pasar a Israel cuando venía de Egipto! Tú nos apartaste de ellos, para que no los destruyéramos, ¡y ahora ellos nos pagan tratando de arrojarnos de la tierra que tú nos diste en propiedad! ¡Dios nuestro!, ¿acaso no los vas a juzgar? Nosotros no tenemos la fuerza suficiente para enfrentar a ese gran ejército que viene a atacarnos. ¡No sabemos qué hacer, y por eso volvemos a ti nuestra mirada!» Todo Judá estaba de pie delante del Señor, con sus mujeres y sus hijos.
2 Crónicas 20:5-13 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Josafat se puso de pie en medio del pueblo de Judá que se había reunido en Jerusalén, frente al atrio nuevo del templo del Señor, y exclamó: «Señor, Dios de nuestros antepasados, ¡tú eres el Dios del cielo, tú gobiernas a todas las naciones! ¡En tus manos están la fuerza y el poder: nadie puede oponerte resistencia! Dios nuestro, tú arrojaste de la presencia de tu pueblo Israel a los habitantes de este territorio y se lo diste para siempre a los descendientes de Abraham, tu amigo. Después de haberse establecido aquí, construyeron un templo para ti, y dijeron: “Si nos viene algún mal como castigo, sea la guerra, la peste o el hambre, nos presentaremos delante de este templo, porque tú estás en este templo, y en nuestras angustias te pediremos ayuda, y tú nos escucharás y nos salvarás.” Pues ahora, aquí están los amonitas, los moabitas y los de la montaña de Seír, en cuyos territorios no quisiste que entraran los israelitas cuando venían de Egipto, sino que se apartaron de ellos y no los destruyeron. En pago de eso, ahora nos atacan para arrojarnos de tu propiedad, la tierra que tú nos diste como propiedad. Dios nuestro, ¿no vas a castigarlos? Pues nosotros no tenemos fuerza suficiente para hacer frente a ese gran ejército que nos ataca. ¡No sabemos qué hacer; por eso tenemos los ojos puestos en ti!» Todo Judá estaba de pie delante del Señor, incluyendo sus mujeres y sus hijos, aun los niños más pequeños.
2 Crónicas 20:5-13 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo; y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista? Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre? Y ellos han habitado en ella, y te han edificado en ella santuario a tu nombre, diciendo: Si mal viniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta casa, y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y a causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás. Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y los del monte de Seir, a cuya tierra no quisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto, sino que se apartase de ellos, y no los destruyese; he aquí ellos nos dan el pago viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos diste en posesión. ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos. Y todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños y sus mujeres y sus hijos.
2 Crónicas 20:5-13 La Biblia de las Américas (LBLA)
Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa del SEÑOR, delante del atrio nuevo, y dijo: Oh SEÑOR, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos? ¿Y no gobiernas tú sobre todos los reinos de las naciones? En tu mano hay poder y fortaleza y no hay quien pueda resistirte. ¿No fuiste tú, oh Dios nuestro, el que echaste a los habitantes de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste para siempre a la descendencia de tu amigo Abraham? Y han habitado en ella, y allí te han edificado un santuario a tu nombre, diciendo: «Si viene mal sobre nosotros, espada, juicio, pestilencia o hambre, nos presentaremos delante de esta casa y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y clamaremos a ti en nuestra angustia, y tú oirás y nos salvarás». Y ahora, he aquí, los hijos de Amón y de Moab y del monte Seir, a quienes no permitiste que Israel invadiera cuando salió de la tierra de Egipto (por lo cual se apartaron de ellos y no los destruyeron), mira cómo nos pagan, viniendo a echarnos de tu posesión, la que nos diste en heredad. Oh Dios nuestro, ¿no los juzgarás? Porque no tenemos fuerza alguna delante de esta gran multitud que viene contra nosotros, y no sabemos qué hacer; pero nuestros ojos están vueltos hacia ti. Y todo Judá estaba de pie delante del SEÑOR, con sus niños, sus mujeres y sus hijos.
2 Crónicas 20:5-13 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Josafat se puso de pie ante la comunidad de Judá en Jerusalén, frente al nuevo atrio del templo del SEÑOR, y oró diciendo: «Oh SEÑOR, Dios de nuestros antepasados, solo tú eres el Dios que está en el cielo. Tú eres el gobernante de todos los reinos de la tierra. Tú eres fuerte y poderoso. ¡Nadie puede hacerte frente! Oh Dios nuestro, ¿acaso no expulsaste a los que vivían en esta tierra cuando llegó tu pueblo Israel? ¿Acaso no les diste esta tierra para siempre a los descendientes de tu amigo Abraham? Tu pueblo se estableció aquí y construyó este templo para honrar tu nombre. Ellos dijeron: “Cuando enfrentemos cualquier calamidad, ya sea guerra, plagas o hambre, podremos venir a este lugar para estar en tu presencia ante este templo donde se honra tu nombre. Podremos clamar a ti para que nos salves y tú nos oirás y nos rescatarás”. »Ahora mira lo que los ejércitos de Amón, Moab y del monte Seir están haciendo. Tú no permitiste que nuestros antepasados invadieran esas naciones cuando Israel salió de Egipto, así que las rodearon y no las destruyeron. ¡Mira cómo nos pagan ahora, porque han venido para echarnos de tu tierra, la cual nos diste como herencia! Oh Dios nuestro, ¿no los vas a detener? Somos impotentes ante este ejército poderoso que está a punto de atacarnos. No sabemos qué hacer, pero en ti buscamos ayuda». Mientras todos los hombres de Judá estaban de pie ante el SEÑOR junto con sus esposas, sus hijos y aun los niños pequeños