1 Samuel 9:16-27
1 Samuel 9:16-27 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
«Mañana, a esta hora, te voy a enviar un hombre de la tierra de Benjamín. Lo ungirás como gobernante de mi pueblo Israel, para que lo libre del poder de los filisteos. Me he compadecido de mi pueblo, pues sus gritos de angustia han llegado hasta mí». Cuando Samuel vio a Saúl, el SEÑOR dijo: «Ahí tienes al hombre de quien te hablé; él gobernará a mi pueblo». Al llegar a la puerta de la ciudad, Saúl se acercó a Samuel y preguntó: —¿Podría usted indicarme dónde está la casa del vidente? —Yo soy el vidente —respondió Samuel—. Acompáñame al santuario, que hoy comerán ustedes conmigo. Ya mañana, cuando te deje partir, responderé a todas tus inquietudes. En cuanto a las burras que se te perdieron hace tres días, ni te preocupes, que ya las encontraron. Y agregó: —Lo que Israel más desea, ¿no tiene que ver contigo y con toda la familia de tu padre? —¿Por qué me dices eso? —respondió Saúl—. ¿No soy yo de la tribu de Benjamín, que es la más pequeña de Israel? ¿Y no es mi familia la más insignificante de la tribu de Benjamín? No obstante, Samuel tomó a Saúl y a su criado, los llevó al salón y les dio un lugar especial entre los invitados, que eran unos treinta. Luego Samuel dijo al cocinero: —Trae la ración de carne que te pedí que apartaras y que yo mismo te entregué. El cocinero sacó la ración entera y la sirvió a Saúl. Entonces Samuel dijo: —Ahí tienes lo que estaba reservado para ti. Come, pues antes de invitar a los otros, tu ración ya había sido apartada para esta ocasión. Así fue como Saúl comió aquel día con Samuel. Luego bajaron del altar que estaba en el lugar alto a la ciudad, y Samuel conversó con Saúl en la azotea de su casa. Al amanecer, a la hora de levantarse, Samuel habló con Saúl en ese mismo lugar: —¡Levántate! —dijo—; ya debes partir. Saúl se levantó, y salieron de la casa juntos. Mientras se dirigían a las afueras de la ciudad, Samuel dijo a Saúl: —Dile al criado que se adelante, pero tú quédate un momento, que te voy a dar un mensaje de parte de Dios. El criado se adelantó.
1 Samuel 9:14-27 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Un día antes de que Saúl llegara, Dios le había dicho a Samuel: «Mañana vendrá a buscarte un hombre de la tierra de Benjamín. Ese hombre reinará sobre mi pueblo y lo librará del poder de los filisteos. Ya he escuchado las quejas de mi pueblo, y he visto cómo sufre. Así que tú vas a derramar aceite sobre su cabeza, en señal de que será jefe de mi pueblo». Cuando Saúl y su sirviente iban entrando al pueblo, Samuel vio a Saúl. En ese momento Dios le dijo a Samuel: «Este hombre va a reinar sobre mi pueblo». Entonces Samuel se acercó a ellos, y Saúl le preguntó: —¿Podría usted decirme dónde está la casa del vidente? Y Samuel le contestó: —Yo soy el vidente. Adelántate al santuario del cerro, porque allí comeremos juntos, y mañana podrás regresar a tu casa. Ahora mismo voy a decirte lo que quieres saber: Deja de preocuparte por las burras que se perdieron hace tres días, pues ya las encontraron. Además, todo lo mejor de Israel será para ti y para tu familia. Saúl, sorprendido, le contestó: —¿Por qué me dice usted todo esto? La tribu de Benjamín, a la que pertenezco, es la más pequeña en Israel, y mi familia es la menos importante de esa tribu. En el comedor había como treinta invitados, pero Samuel hizo que Saúl y su ayudante se sentaran en el lugar más importante. Luego, Samuel le dijo al cocinero: «Trae la carne que te ordené que apartaras». Enseguida el cocinero trajo una pierna entera y se la sirvió a Saúl. Entonces Samuel le dijo a Saúl: «Esta es la mejor parte de la carne. Come, pues la aparté para que hoy la comieras junto con esta gente». Samuel y Saúl comieron juntos ese día. Cuando terminaron, bajaron del santuario y se dirigieron a la casa de Samuel, que estaba en el pueblo. Allí, Samuel habló con Saúl en la azotea de su casa. Como la azotea era el lugar más fresco para dormir, allí mismo le prepararon a Saúl una cama, y Saúl se durmió. Al día siguiente, por la mañana, Samuel subió a la azotea y le dijo a Saúl: «Levántate ya, que tienes que regresar a tu casa». Saúl se levantó y salió de la casa con Samuel. Cuando ya iban a salir de la ciudad, Samuel le dijo a Saúl: «Dile a tu sirviente que se adelante, pues tengo que darte un mensaje de parte de Dios».
1 Samuel 9:16-27 Reina Valera Contemporánea (RVC)
«Prepárate, porque mañana a esta misma hora te enviaré a un joven benjaminita. Vas a consagrarlo como rey de mi pueblo Israel, pues él lo va a salvar de los filisteos. El clamor de mi pueblo ha llegado a mis oídos, y yo he puesto en ellos mis ojos.» En cuanto Samuel vio a Saúl, el Señor le dijo: «Este es el hombre de quien te hablé. Este es el que va a gobernar a mi pueblo.» En cuanto Saúl vio que Samuel entraba en la ciudad, se acercó a él y le dijo: «Te ruego que me digas dónde vive el vidente.» Y Samuel le respondió: «Yo soy el vidente. Acompáñame al santuario allá arriba, y come hoy conmigo. Mañana, cuando te vayas, te diré todo lo que te está inquietando. Yo sé que hace tres días se perdieron las asnas de tu padre, pero no te preocupes, porque ya las encontraron. Ahora dime: ¿Quién merece tener lo mejor que hay en Israel? Te lo voy a decir. Lo merecen tú y la familia de tu padre.» Pero Saúl respondió: «Yo soy descendiente de Benjamín, que es la más pequeña de las tribus de Israel. ¿Por qué me dices estas cosas?» Entonces Samuel tomó a Saúl y a su criado, y los llevó a la sala y les ofreció la cabecera de la mesa, aun cuando Samuel tenía treinta invitados más. Luego le dijo al cocinero: «Trae la porción de carne que te dije que apartaras.» El cocinero llevó la espaldilla y todo lo que iba con ella, y la puso delante de Saúl. Entonces Samuel le dijo: «Esto estaba reservado para ti. Sírvete y come, pues se reservó para tu visita que ya esperaba, aun cuando todo el pueblo también estaba invitado.» Y Saúl comió aquel día con Samuel. Y cuando bajaron del cerro, fueron a la ciudad y Samuel habló con Saúl en la azotea de la casa. Al día siguiente, al despuntar el alba, Saúl estaba en la azotea; pero Samuel lo llamó y le dijo: «Levántate, para que te despida.» Saúl se levantó, y ambos salieron; y cuando se dirigían al otro lado de la ciudad, Samuel le pidió a Saúl que ordenara al criado adelantarse. El criado se adelantó, y entonces Samuel le dijo a Saúl: «Tengo un mensaje de Dios para ti.»
1 Samuel 9:16-27 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
«Mañana, a esta misma hora, te mandaré un hombre de la región de Benjamín, a quien deberás consagrar como gobernante de mi pueblo Israel. Él lo librará del dominio de los filisteos, porque me he compadecido de mi pueblo cuando sus quejas han llegado hasta mí.» Cuando Samuel vio a Saúl, el Señor le dijo: «Ahí tienes al hombre de quien te hablé. Este gobernará a mi pueblo.» Estando ya en la entrada del pueblo, Saúl se acercó a Samuel y le dijo: —Por favor, indíqueme usted dónde está la casa del vidente. —Yo soy el vidente —respondió Samuel—. Sube delante de mí al santuario, y come hoy conmigo allí. Mañana temprano te contestaré todo lo que me quieras preguntar, y luego te dejaré marchar. En cuanto a las asnas que se te perdieron hace tres días, no te preocupes por ellas porque ya las han encontrado. Además, todo lo más deseable de Israel será para ti y para tu familia. Saúl respondió: —¡Pero si yo soy de la tribu de Benjamín, la más pequeña de las tribus de Israel! Además, mi familia es la más insignificante de todas las familias de la tribu de Benjamín. ¿Por qué me dices todo eso? Entonces Samuel tomó a Saúl y a su criado, los llevó al salón y les ofreció el lugar principal entre los presentes, que eran unas treinta personas. Luego Samuel dijo al cocinero: —Trae la ración de carne que te entregué y que te dije que apartaras. Inmediatamente el cocinero sacó una pierna entera y se la sirvió a Saúl. Y Samuel le dijo: —Ahí tienes lo que estaba apartado para ti. Sírvete y come, porque yo la había apartado para ti en esta ocasión en que invité al pueblo. Saúl comió con Samuel aquel día. Y cuando bajaron del santuario a la ciudad, prepararon una cama en la azotea para Saúl, y Saúl se acostó. Al día siguiente, Samuel llamó a Saúl en la azotea y le dijo: —Levántate, y sigue tu viaje. Saúl se levantó. Después salieron él y Samuel a la calle, y cuando bajaban hacia las afueras de la ciudad, Samuel le dijo a Saúl: —Manda al criado que se adelante, y tú espera un poco, que tengo que comunicarte lo que Dios me ha dicho.
1 Samuel 9:16-27 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Mañana a esta misma hora yo enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel, y salvará a mi pueblo de mano de los filisteos; porque yo he mirado a mi pueblo, por cuanto su clamor ha llegado hasta mí. Y luego que Samuel vio a Saúl, Jehová le dijo: He aquí este es el varón del cual te hablé; este gobernará a mi pueblo. Acercándose, pues, Saúl a Samuel en medio de la puerta, le dijo: Te ruego que me enseñes dónde está la casa del vidente. Y Samuel respondió a Saúl, diciendo: Yo soy el vidente; sube delante de mí al lugar alto, y come hoy conmigo, y por la mañana te despacharé, y te descubriré todo lo que está en tu corazón. Y de las asnas que se te perdieron hace ya tres días, pierde cuidado de ellas, porque se han hallado. Mas ¿para quién es todo lo que hay de codiciable en Israel, sino para ti y para toda la casa de tu padre? Saúl respondió y dijo: ¿No soy yo hijo de Benjamín, de la más pequeña de las tribus de Israel? Y mi familia ¿no es la más pequeña de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me has dicho cosa semejante? Entonces Samuel tomó a Saúl y a su criado, los introdujo a la sala, y les dio lugar a la cabecera de los convidados, que eran unos treinta hombres. Y dijo Samuel al cocinero: Trae acá la porción que te di, la cual te dije que guardases aparte. Entonces alzó el cocinero una espaldilla, con lo que estaba sobre ella, y la puso delante de Saúl. Y Samuel dijo: He aquí lo que estaba reservado; ponlo delante de ti y come, porque para esta ocasión se te guardó, cuando dije: Yo he convidado al pueblo. Y Saúl comió aquel día con Samuel. Y cuando hubieron descendido del lugar alto a la ciudad, él habló con Saúl en el terrado. Al otro día madrugaron; y al despuntar el alba, Samuel llamó a Saúl, que estaba en el terrado, y dijo: Levántate, para que te despida. Luego se levantó Saúl, y salieron ambos, él y Samuel. Y descendiendo ellos al extremo de la ciudad, dijo Samuel a Saúl: Di al criado que se adelante (y se adelantó el criado), mas espera tú un poco para que te declare la palabra de Dios.
1 Samuel 9:16-27 La Biblia de las Américas (LBLA)
Mañana como a esta hora te enviaré un hombre de la tierra de Benjamín, lo ungirás para que sea príncipe sobre mi pueblo Israel, y él librará a mi pueblo de la mano de los filisteos. Porque yo he visto la aflicción de mi pueblo, pues su clamor ha llegado hasta mí. Cuando Samuel vio a Saúl, el SEÑOR le dijo: He aquí el hombre de quien te hablé. Este gobernará a mi pueblo. Entonces Saúl se acercó a Samuel en medio de la puerta y le dijo: Te ruego que me enseñes dónde está la casa del vidente. Respondió Samuel a Saúl y dijo: Yo soy el vidente. Sube delante de mí al lugar alto, pues hoy comerás conmigo, y por la mañana te dejaré ir y te declararé todo lo que está en tu corazón. En cuanto a tus asnas que se perdieron hace tres días, no te preocupes por ellas pues han sido halladas. Y ¿para quién es todo lo deseable en Israel? ¿No es para ti y para toda la casa de tu padre? Saúl respondió, y dijo: ¿No soy yo benjamita, de la más pequeña de las tribus de Israel, y no es mi familia la menos importante de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me hablas de esta manera? Entonces Samuel tomó a Saúl y a su criado, los llevó a la sala y les dio un lugar a la cabecera de los invitados que eran unos treinta hombres. Y dijo Samuel al cocinero: Trae la porción que te di, de la cual te dije: «Ponla aparte». Entonces el cocinero alzó el pernil con lo que estaba en él y lo colocó delante de Saúl. Y Samuel dijo: He aquí lo que estaba reservado. Ponlo delante de ti y come, porque ha sido guardado para ti hasta el momento señalado, ya que dije: He invitado al pueblo. Y Saúl comió con Samuel aquel día. Descendieron del lugar alto a la ciudad, y Samuel habló con Saúl en el terrado. Se levantaron temprano, y al romper el alba Samuel llamó a Saúl en el terrado, diciendo: Levántate, para que yo te despida. Saúl se levantó, y ambos, Saúl y Samuel, salieron a la calle. Mientras descendían a las afueras de la ciudad, Samuel dijo a Saúl: Di al criado que pase delante de nosotros y siga, pero tú quédate para que yo te declare la palabra de Dios.
1 Samuel 9:16-27 Nueva Traducción Viviente (NTV)
«Mañana a esta hora te enviaré a un hombre de la tierra de Benjamín. Úngelo para que sea el líder de mi pueblo, Israel. Él lo librará de los filisteos, porque desde lo alto he mirado a mi pueblo con misericordia y he oído su clamor». Cuando Samuel vio a Saúl, el SEÑOR le dijo: «¡Ese es el hombre del que te hablé! Él gobernará a mi pueblo». Justo en ese momento, Saúl se acercó a Samuel a las puertas de la ciudad y le preguntó: —¿Podría decirme, por favor, dónde está la casa del vidente? —¡Yo soy el vidente! —contestó Samuel—. Sube al lugar de adoración delante de mí. Allí comeremos juntos; en la mañana te diré lo que quieres saber y te enviaré de regreso. Y no te preocupes por esos burros que se perdieron hace tres días, porque ya los encontraron. Además, estoy aquí para decirte que tú y tu familia son el centro de todas las esperanzas de Israel. Saúl respondió: —¡Pero solo soy de la tribu de Benjamín, la más pequeña de Israel, y mi familia es la menos importante de todas las familias de la tribu! ¿Por qué me habla usted de esa manera? Luego Samuel llevó a Saúl y a su siervo al comedor y los sentó en la cabecera de la mesa, y así los honró más que a los treinta invitados especiales. Después Samuel dio instrucciones al cocinero para que le sirviera a Saúl el mejor corte de carne, la porción que había sido reservada para el invitado de honor. El cocinero trajo la carne y la puso frente a Saúl. «Adelante, come —le dijo Samuel—, ¡lo había apartado para ti aun antes de que invitara a los demás!». Así que ese día Saúl comió con Samuel. Cuando bajaron del lugar de adoración y regresaron a la ciudad, Samuel llevó a Saúl a la azotea de la casa y allí le preparó una cama. Al amanecer del día siguiente, Samuel llamó a Saúl: «¡Levántate! ¡Es hora de que sigas tu viaje!». Así que Saúl se preparó y salió de la casa junto a Samuel. Cuando llegaron a las afueras de la ciudad, Samuel le dijo a Saúl que mandara a su siervo que se adelantara. Después de que el siervo se fue, Samuel dijo: «Quédate aquí, porque he recibido un mensaje especial para ti de parte de Dios».